Libros, proyectos, música, política, movimiento asambleario, juristas, fuegos de campamento… Pasado, presente y futuro
Miércoles 26 de julio de 2011. Gijón
Paco Ignacio Taibo II charla con Gisbert Haefs. Foto Toni Gutiérrez
Te sientas en la carpa de A Quemarropa y está hablando Fernando Iwasaki de sus libros. Tiene muchos relatos cortos, pero dice que llegó a eso de los microrrelatos antes de que se pusieran de moda. Ahora le invitan constantemente a eventos relacionados con este microgénero, aunque señala que también tiene textos más largos. Por lo que cuenta parece que el terror se lo toma con humor. Tiene un bonito hablar, tanto en las palabras que va usando como en el acento de un peruano afincado en Sevilla.
En la carpa del Encuentro Yampi se acuerda de Antonio Vega, así que toca y canta El sitio de mi recreo. No le da tiempo a más, Taibo se acerca con Gisbert Haefs que nos va a presentar, tal como lo hiciera hace unos días Andreu Martín, sus nuevos proyectos que saldrán publicados en los próximos meses. El alemán es un tipo curioso que habla castellano a la perfección. Sobre todo escribe novela histórica de calidad, de esa que nos trastoca la historia. Anibal y Troya son dos de sus novelas más conocidas de este género. También se dedica a traducir, por ejemplo a Borges. Y aún le queda tiempo para escribir novelas policíacas como La carcajada del general y Asesinato en la colina. Con el género policíaco cambia de registro, introduce el sarcasmo y se enfrenta al poder.
Me gusta escuchar a Haefs decir que los escritores escriben lo que quieren leer, pero no pueden comprar. Así que si quieren leerlo deben escribirlo primero. Lo que tiene entre manos, para otoño e invierno, son dos nuevos libros. El primero es una novela policiaca que se titulará Y en lo alto un cuervo. El segundo es histórico, La venganza del emperador, y nos llevará por oscuros sucesos que ocurrieron en el Renacimiento: la Reforma de Lutero, la guerra de los campesinos en Alemania, el saqueo de Roma y el asedio de Viena por los turcos. Explica que tuvo que encontrar primero el personaje que pudiera querer ver todas esas cosas horribles y pasar por esos decorados. Lo encontró y también el móvil: la venganza.
Al terminar la charla, vuelve Yampi a su silla al final del escenario, enchufa su guitarra y se arranca por Sabina.
En el A Quemarropa, Alfonso Mateo Sagasta interroga a Luis García Jambrina sobre su novela El manuscrito de nieve. Sigue con Fernando Rojas y esta vez se cruza con el Lazarillo de Tormes. La picaresca y los bajos fondos de Salamanca y de su Universidad están presentes en esta novela histórica.
Miguel Presno, de pie con el micro, en la carpa de la Asamblea 15-M. Foto Toni Gutiérrez
Regreso a la carpa del Encuentro porque hay un fuego de campamento, simbólico, para contar historias de terror. Patricia Erlés rompe el fuego con su relato. Después vienen José Luis Zarate, Elia Barceló y Fernando Iwasaki. No dan mucho miedo, pues falta el ambiente necesario, esa oscuridad rota por una hoguera, la voces profundas salidas de lo más hondo de la tierra y las linternas que iluminen lo más tétrico mientras que nos insinúan que lo peor está fuera de ese haz de luz.
En el escenario central tocan Los Berrones, el grupo de agro-rock asturiano por excelencia. Suenan muy bien, ya son muchos los años que llevan sobre el escenario. No puedo creerme la cantidad de gente que se ha reunido para verlos. Sus canciones suenan potentes, con la fuerza de la experiencia. El público se divierte coreando cada uno de los temas que van haciendo, se los saben todos.
A las once de la noche empieza la Asamblea conjunta del 15-M entre escritores y participantes. Muchos escritores y también muchas personas de la Acampada Gijón. Van surgiendo distintos puntos de vista, encuentros, desencuentros. Hay exposiciones más dialécticas y otras más directas y sencillas. Hay una búsqueda de puntos de confluencia y se va oyendo de todo, opiniones y anécdotas. El sueño de participar en la vida y en las decisiones, el de cambiar este mundo para hacerlo más justo, se van haciendo realidad. Apenas son dos meses, hay que dar tiempo al tiempo, pero el camino está iniciado. La gente se reúne y habla, se escuchan los unos a los otros, se aprenden los mecanismos de moderación, y se avanza sin prisa.
Así contadas parecen muchas cosas para una tarde, pero lo cierto es que apenas si ha sido un pequeño porcentaje de todo lo que la Semana Negra ofrecía para el miércoles.
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