jueves, 21 de julio de 2011

Arranca la república de los escritores

La Casa América acoge un año más el prólogo de la Semana Negra


Jueves 21 de julio de 2011. Casa América. Madrid


Autores de la Semana Negra en el prólogo de esta edición en Casa América
Autores de la Semana Negra en el prólogo de esta edición en Casa América
La Semana Negra de Gijón arranca oficialmente en Madrid, con la primera tertulia de los escritores invitados. Han llegado desde muchos puntos, de España, de Europa, de América e incluso de Irán. Es oírles hablar y ya se recuperan los sonidos de siempre. Rompe el fuego Juanmi Aguilera. Dice que la Semana Negra es una república de escritores donde se mezclan autores de diferentes géneros.

Los escritores están sueltos, como en una reserva natural, donde conviven libros y olor a fritanga. Tienen la oportunidad de mostrar que los autores son gente normal como dice Susana Vallejo y también les permite ser durante diez días, como cuenta Rafa Marín, ser lo que quieren ser más que lo que son.

Coinciden casi todos contando en cómo esta conjunción de escritores crea sinergias, un punto de encuentro mágico en el mundo donde compartir historias, mesa. Casi ninguno imagina ya su vida sin la Semana Negra, son una gran familia que comparte ese espacio donde se crea la literatura, donde está viva, ese lugar de alegría y juventud recuperada. Es también un momento donde autores y lectores se encuentran y establecen un contacto directo, un festival que inventó una forma diferente de relacionarse quién escribe con quien es su lector, más allá de las que establece el mercado. Los escritores destacan que el ambiente que se crea les hace sentirse arropados, en su casa. Prima la humanidad, el compañerismo y el amor, encontrarse con autores a los que se admira y hablar con ellos en confianza. No en vano, la literatura empieza con la vida.

Autores de la Semana Negra en el prólogo de esta edición en Casa América
Autores de la Semana Negra en el prólogo de esta edición en Casa América
Casi nadie entiende la oposición de la Universidad de Oviedo a su celebración en el formato actual, de festival popular y horizontal. No sé si les duele esa lucha emprendida por la Semana Negra desde su primera edición por la dignidad de la literatura de género y la riqueza cultural que termina, tras cada edición, revertida en la sociedad que la acoge. Gracias a la Semana Negra se han escrito centenares de libros. La huella que deja en la literatura negra es universal, un referente. Por poner un ejemplo, dicen los argentinos que en su país muchos saben señalar dónde queda Gijón por la Semana Negra.

Naïry Nahapétian, la escritora iraní, explica que ya le habían hablado de la Semana Negra antes de haber sido invitada. Supone que aquí será la primera vez que van a hablar de una novela policiaca en Irán, una sociedad muy diferente, la única teocrácia,. Una sociedad extraña y llena de peculiaridades. Sin embargo, se da cuenta de que es una novela que también habla de otras sociedades donde hay conservadores que intentan evitar que la gente se exprese y otros que, por el contrario, lo que buscan es dar voz a esas mismas personas.

Zarate hace una comparación ingeniosa de su profesión: «escribir es como contar chistes por la radio», no sabes el efecto que hace en quien los escucha. Esta es la oportunidad de observar las reacciones, algo que agradece quien ha dedicado su vida a contar sus historias y las de los que viven a su lado.

Naïry Nahapétian en los jardines de Casa América
Naïry Nahapétian en los jardines de Casa América
Hay autores que vienen por primera vez y los hay que llevan ya muchas ediciones. Fritz Glocker, escritor y librero mexicano, ha acudido a las veinte últimas ediciones, le resulta imposible faltar. Kike Ferrari es de los nuevos, y dice sentirse entre estos autores como medio de colado y destaca la generosidad de tantos compañeros. Lo cierto es que el que va una vez a la Semana Negra quiere volver siempre.

Cierra Taibo diciendo que esto no ha sido más que un prólogo. Arrancan diez días de Semana Negra donde se van a regalar muchos libros, donde habrá más autores, más libros y más atracciones de feria. Se niega, a pesar de las presiones, a abandonar la idea de que esto es una gran fiesta. Es uno de los reductos del pensamiento crítico. Ante las presiones propone una nueva edición donde ser más listos, más simpáticos y mostrarse más sonrientes que nunca. Ese Taibo mola, vamos a hacerle una ola.

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