Una de las autoras que más interés esta despertando esta Semana Negra es la iraní Naïry Nahapétian
Viernes 22 de julio de 2011. Tren Negro. Madrid - Castilla y León - Asturias
Paco Ignacio Taibo II presenta a Naïry Nahapétian en el tren negro
Cuando Nahapétian toma la palabra lo hace en inglés. Escribir es una expresión de libertad, en las novelas puedes vivir lo que no has hecho en la vida real. En su caso siempre quiso matar a un ayatolá, saber que se sentiría al hacerlo. Confiesa que su vida cambió con la llegada al poder de los ayatolás, pero ella se fue enseguida, así que imagina el sufrimiento de los que se quedaron. Ella quería hablar de la dictadura corrupta que establecieron, analizarla.
Este libro será el primero de una serie. En todos ellos participará un personaje que es un periodista franco-iraní, pero también habrá una protagonista femenina. En la primera ha sido una feminista e islamista de Teherán, un personaje tradicionalista, creyente en el Islam, que piensa que puede la religión puede imprimir una fuerza revolucionaria. A pesar de su religiosidad, se opone a los clérigos que están en el poder pues ve en ellos corrupción. Nahapétian quería incluir esta mujer para reflejar la cultura iraní y extraer un punto de vista, muy diferente al suyo propio, ya que con veinte años fuera de su país su perspectiva se ha occidentalizado. Está escrita en francés, la lengua que utiliza a diario, pues no podría hacerlo en parsi. Sin embargo si que ha intentado mantener la musicalidad de esa lengua, sonidos que ha querido reflejar en la novela.
La novela negra permite hablar de muchas cosas que de otra forma no se podría hacer. Contar como los poderes religiosos se ha convertido en mafia, como muchas mujeres se ven abocadas a la prostitución y cómo la drogadicción está en alza. Son todos aspectos de los que sólo se pueden tratar en una novela negra.
Melinda Gebbie y Naïry Nahapétian charlando durante la comida en Mieres
Las repúblicas islámicas siempre se muestran muy atentas a la información sobre sus países, pues quieren controlar la imagen que sobre ellos se da, pero lo cierto es las cosas son diferentes a como se muestran, no es cierto que todas las mujeres vistan de negro. En Irán hay veinticinco millones de personas con acceso a Internet, las mujeres pueden estudiar en la universidad, aunque luego les resulta casi imposible encontrar un trabajo. Su opinión es que el problema de su país es el petróleo, si no lo hubiese, hace ya años que tendrían democracia. Lo justifica diciendo que el régimen utiliza el dinero del petróleo en beneficio de su propio poder. Del movimiento verde añade que son millones las personas que se han unido a las marchas. Irán es un país moderno en muchos sentidos, pero a la vez con demasiadas leyes absurdas.
Sobre la siguiente novela, que ya está escribiendo, dice que también será una novela de género que comienza con el asesinato de una serie de mujeres cantantes. Es la historia de un asesino en serie fundamentalista. En su país, las mujeres tienen prohibido cantar en público siempre que haya hombres delante.
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