Los autores de la Semana Negra viajan a Gijón en el tren negro
Viernes 22 de julio de 2011. Tren Negro. Madrid - Castilla y León - Asturias
Los autores viajan en el tren negro leyendo el A Quemarropa
No está Yampi en este viaje y se le echa de menos, se incorporará en unos días. A falta de su guitarra y su voz rasgada, algunos se atreven a cantar, y entonces salen enseguida las primeras notas de Asturias. Alguien se atreve a dormir, aún es temprano y queda mucho desgaste de la noche de ayer. Otros repasan el primer A Quemarropa, el periódico de la Semana Negra. Al aire de las conversaciones va pasando el paisaje castellano al otro lado de las ventanas.
Para los sedientos hay Pepsi, Kas y algo de agua. Para los fumadores se habla de ir al vagón de cabeza. Otros vicios sólo se contemplan de palabra. Avanza la mañana entre charlas, se afianzan amistades y se comparte la vida como filosofía. A las once la primera rueda de prensa. Luego habrá más. Sin darnos cuenta hemos llegado a Mieres, la parada para comer. En la estación nos recibe el alcalde, Aníbal Vázquez, que obtuvo mayoría absoluta en las últimas elecciones con las listas de IU. También esperan dos músicos vestidos con el traje típico, uno que toca la gaita y otro el tambor. Al son que marca la comitiva les sigue por la ciudad. El de la gaita lleva rastas largas que se escapan de la montera picona. Lo comentamos, más por curiosidad y admiración que por otra cosa. Picamos entre charlas y hablamos. Algún «culín» de sidra, no es la mejor y está algo «vieja» pero ayuda a pasar la comida.
De Mieres a Gijón queda una hora más. No paramos en Oviedo, las autoridades autonómicas no reciben este año a la comitiva. Se charla sobre la continuidad, es un tema recurrente que está en la cabeza de la mayoría. Nadie duda de que la Semana Negra seguirá adelante. Se habla del recinto ferial de Gijón y de Avilés, por hacer conjeturas.
Al poner el pie en Gijón, a Taibo le asaltan las cámaras. Le piden unas declaraciones, le hacen preguntas. Después, ya lejos de las luces un tierno beso con Paloma, su mujer, para borrar el cansancio del viaje. Unos pasos más adelante, la banda de música espera a la comitiva. Como no hay música de literatura recurren a las piezas cinematográficas. El aire que respiramos ya es el de la Semana Negra.
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