sábado, 28 de septiembre de 2013

La RSP, una oportunidad para levantar la cabeza con dignidad y tomar el control

La Red de Solidaridad Popular está tejiendo redes en todo el estado español

Logo de la Red de Solidaridad Popular
Logo de la Red de Solidaridad Popular
Ayer tuve la ocasión de hablar de la Red de Solidaridad Popular (RSP) con otras personas que queremos arrancar la RSP de Madrid-Centro. En nuestro diálogo se fueron cruzando las palabras claves, tomando conciencia cada cual del profundo significado que hay detrás de ellas. Hablamos de solidaridad, autoorganizarse contra la precariedad, poner en valor a las personas, paliar el sufrimiento de quienes peor lo pasan, mirar desde la izquierda, defendernos en esta situación de emergencia, señalar a los culpables, formar red, sumar, ni caridad ni beneficencia, participación, dar y recibir, primar lo colectivo, situarse frente al capitalismo, crear conciencia, organizarnos como respuesta ante la crisis…

Pero debajo de todas esas palabras hay algo más que le da sentido y convierte el proyecto de la RSP en una necesidad. Quizá sea el sentimiento colectivo a flor de piel que fluye debajo y que está surgiendo imparable. La crisis nos ha dejado en un estado de shock lamentable, haciendo que las personas se sientan rotas, abatidas, torpes, adormecidas, desilusionadas, enfermas e incapaces de tomar decisiones. Pero ha llegado el momento de quebrar esa situación y darnos cuenta de qué camino hemos seguido para llegar hasta la deplorable situación que nos domina. Nos han engañado y estafado. La crisis no ha sido inevitable como se empeñan en hacernos creer. Tampoco ha sido casual, sino que ha venido como resultado de las políticas neoliberales que han aplicado quienes nos gobiernan y que han sido dictadas para favorecer unos intereses determinados. Unas políticas que crean exclusión social, que nos condenan y que matan para enriquecer a los más ricos. Pero eso se va a acabar, la RSP es ese despertar enrabietado en el que nos quitamos la venda de los ojos y decidimos levantar la cabeza con dignidad y tomar el control porque sabemos que en una sociedad organizada y solidaria la humanidad de las personas debe ser siempre lo primero, en cualquier circunstancia.

Quienes estábamos en esa reunión, nos hemos encontrado con que teníamos prisa por arrancar, por hacer actividades reales, por poner freno a la situación injusta que ha establecido el neoliberalismo donde la economía ha dejado a las personas al margen, por ser ya un bálsamo desde el que poder intentar revertirlo todo. Nuestra sociedad se encuentra demasiado mal como para esperar a que un gobierno ajeno a su ciudadanía mire hacia ella. Nos toca obligarles. La RSP lo hará.

Bienvenidos a la solidaridad.

sábado, 21 de septiembre de 2013

La Irlanda profunda retratada por un diputado aragonés

Chesús Yuste presenta su primera novela La mirada del bosque en la Fiesta del PCE

Sábado 22 de septiembre de 2013. Fiesta del PCE. San Fernando de Henares. Madrid

Chesús Yuste presentando La mirada del bosque. (Foto: Toni Gutiérrez)
Chesús Yuste presentando La mirada del bosque. (Foto: Toni Gutiérrez)
Chesús Yuste forma parte de la Chunta Aragonesista y es diputado del grupo parlamentario Izquierda Plural. Dice Raúl Ariza, para presentarle, que nos representa bien. Es un político ocasional y muy trabajador, tanto que lo citan en los medios como el diputado más activo del Congreso durante esta legislatura. A finales de julio llevaba 2.075 iniciativas y 367 intervenciones. A Rajoy, hablando del caso Bárcenas, le dijo «de la mafia no esperamos la regeneración democrática» y le pidió que dimitiera para convocar elecciones porque después de mentir tanto no era digno de seguir ocupando el cargo de Presidente del Gobierno. Pero Chesús no ha venido a la Fiesta del PCE por esto, sino para presentar su primera novela, La mirada del bosque. De la novela explica Raúl Ariza que es de intriga policíaca, escrita con socarronería aragonesa, y con un profundo conocimiento de Irlanda, no en vano el autor mantiene Innisfree, uno de los blogs sobre Irlanda más importantes en lengua castellana.

Yuste cuenta que en el primer párrafo de su novela ya hay una muerta, la cartera del pueblo. En el segundo, con los vecinos haciendo apuestas sobre a quién detendrán primero, se crea el tono que va a tener. Explica que ha tratado de escribir una novela enigma pero con elementos distintos: sentido del humor, costumbrismo irlandés, erotismo y gastronomía. Una novela muy mediterránea porque los irlandeses son los mediterráneos del norte. Eligió contarla en clave de novela policiaca, pues es el género más entretenido para explicar una sociedad y mandar un mensaje. No olvida que la novela negra es novela social y que la escriben gentes de izquierda. Añade que La mirada del bosque tiene varios niveles de lecturas. El primero es una sencilla novela policiaca. En los siguientes se pueden ir encontrando distintos guiños; unos cinematográficos; otros políticos hacia ese sistema único de bipartidismo entre nacionalistas en el que no se sabe qué partido está más a la derecha del otro y un tercero, éste no nacionalista, que les hace de bisagra; algunos aragoneses que ahora se han convertido en madrileños con la promesa de Eurovegas y ese tipo de proyectos que, en tiempo de crisis, se ponen para engañar a los incautos.

Está ambientada en la Irlanda de 1992 y transcurre en un municipio ficticio que le ha servido al autor para resumir esa esencia irlandesa que se niega a desaparecer ante la modernidad inglesa. Lo sitúa en la costa oeste, en uno de los tres condados del Ulster católico de la República de Irlanda donde se produce la escisión. Ese territorio de la frontera, con su contrabando, en el que transcurre un conflicto armado y donde se está produciendo una guerra sucia, es un personaje más.

Chesús Yuste y Raúl Ariza presentando La mirada del bosque. (Foto: Toni Gutiérrez)
Chesús Yuste y Raúl Ariza presentando La mirada del bosque. (Foto: Toni Gutiérrez)
Hay en La mirada del bosque un protagonismo coral, pues son seis los personajes que han decidido ayudar al sargento de la policía a resolver el crimen y ninguno de ellos acapara más protagonismo que los demás. Se trata de usar el esfuerzo colectivo, el que surge de personas deductivas que van intercambiando información que va desvelando todos los secretos del pueblo. Prima, por tanto, la capacidad de deducción de los investigadores. También hay un gran abanico de personajes secundarios. De esta forma construye Yuste una visión calidoscópica de Irlanda.

Confiesa el autor que le preocupaba lo que pudieran pensar los irlandeses de ese tipo de Zaragoza que se había puesto a escribir de Irlanda en una novela. Le han dicho que se han reído, les ha gustado y que se han visto identificados. Yuste dice que no hay en la novela una visión idealizada de Irlanda, que en ella no se oculta nada y que aparecen las luces y las sombras, por terribles que éstas sean. En 1992, el conflicto irlandés está vivo y comienza a aparecer la patita del proceso de paz. Algo a lo que Yuste quisiera darle continuidad en próximas novelas hasta llegar al 98.

El título de la novela, ese momento clave para todo autor, se lo puso hacia el final. Buscó proverbios irlandeses que le pudieran servir, pero no terminó valiéndole ninguno, así que se inventó un refrán para la novela y lo escribió en función del título que buscaba.

Para acabar, Yuste leyó unas cuantas páginas del libro que abrieron el apetito del público y le hizo ganar un cariñoso aplauso de despedida.

Organizando la solidaridad de forma activa, política y colectiva

Se presenta la Red de Solidaridad Popularidad en la Fiesta del PCE

Sábado 21 de septiembre de 2013. Fiesta del PCE. San Fernando de Henares. Madrid

Nelson Restrepo, Enrique Santiago, Ismael González e Isabel Crespo presentando la Red de Solidaridad Popular (Foto: Toni Gutiérrez)
Nelson Restrepo, Enrique Santiago, Ismael González e Isabel Crespo presentando la Red de Solidaridad Popular (Foto: Toni Gutiérrez)
¿Cuál es la realidad de nuestro país?, se pregunta Ismael González, coordinador estatal de la Red de Solidaridad Popular (RSP). Se responde con números: un 27% de paro, un 57% de paro juvenil y más de diez millones de personas viviendo en el umbral de la pobreza. Son números que constatan la situación de emergencia social que vivimos. La RSP es un proyecto que surge para organizar la solidaridad de forma colectiva, proponiendo una auto-organización que empodere a la clase trabajadora.

Enrique Santiago explica que se trata de un proyecto necesario, impulsado por IU, para coordinar iniciativas que hagan solidaridad, no caridad. Pero no es una organización de IU, sino que está abierta a que participen otros grupos de la izquierda alternativa, porque, en tiempos de crisis, es una obligación poner todas las herramientas posibles para paliar el sufrimiento. Pero también lo es construir activismo político, organización social y confrontación del conflicto social.

Esta situación de precariedad no se ha dado por casualidad. Tiene responsables: las políticas neoliberales que han desmantelado el estado social. A esta exclusión generalizada que propone la derecha, la izquierda debe enfrentarse. Para que esta confrontación de clases pueda darse, primero hay que garantizar las necesidades básicas, como hizo el Socorro Rojo.

Los colectivos que más sufren la crisis son precisamente los menos organizados. La RSP está trabajando en la línea de que sean las personas que están en situación precaria las que se organicen y forzando a que los recursos públicos se utilicen de otra forma, al servicio de los ciudadanos. No basta con cubrir las condiciones mínimas de dignidad, sino que hay que explicar por qué se ha llegado a esta situación, organizando la resistencia contra esas políticas y siendo un germen de poder popular que construya un estado alternativo socialista.

Nelson Restrepo explicando la Plataforma Hoy por ti – Red de Solidaridad de Fuenlabrada (Foto: Francisco Lavado)
Nelson Restrepo explicando la experiencia de la Plataforma Hoy por ti. Red de Solidaridad de Fuenlabrada (Foto: Francisco Lavado)
Santiago señala que hay multitud de iniciativas solidarias que se han organizado en los barrios para dar soluciones a sus vecinos, pero ninguna tiene un planteamiento global. Esa visión es lo que aporta la RSP, la voluntad de conectar con estas iniciativas para cooperar y garantizar una mayor capacidad.

La televisión pública ha convertido la beneficencia en un espectáculo. Si la RSP se consolida será el mayor problema para el PP, Cáritas o la derecha católica, cuya idea es la de dar una ayuda puntual a cambio de conformismo con la situación de precariedad.

Nelson Restrepo, de la Plataforma Hoy por ti – Red de Solidaridad de Fuenlabrada, explica las contradicciones sociales, económicas, políticas y culturales de Fuenlabrada. La situación insostenible ha llevado a que unos cuantos colectivos de la localidad se hayan declarado en solidaridad permanente, confrontarse para sobrellevar la crisis y organizarse como respuesta.

No son una franquicia de Cáritas, ni del PP. Quieren un nuevo país, un mundo diferente a éste. Se han constituido en una asamblea de participación ciudadana y democrática que se conecta con los grupos de trabajo. Se autogestionan y autofinancian para ser independientes. Apoyan a los vecinos facilitándoles los medios para que puedan continuar la lucha de confrontación a las políticas de recortes. Toman las calles de forma organizada. Están peleando porque no quieren que se recorten derechos. La tarea es ardua y compleja, pero han elegido el camino de la resistencia popular para enfrentarse al capitalismo del PP y de los explotadores, convirtiéndose en los luchadores que quieren ser, multiplicando la respuesta colectiva… Llevan siete meses y han conseguido avanzar. Cada dos semanas logran llevar una bolsa de alimentos a más de 150 familias de la localidad. Los que entran siguen porque creen en el proyecto, y por eso se comprometen a participar en los grupos de trabajo, encuentran a su lado a personas que les entienden, que les dan la oportunidad que el régimen les niega.

Isabel Crespo explicando la experiencia de la Red de Solidaridad Popular de Cantabria (Foto: Toni Gutiérrez)
Isabel Crespo explicando la experiencia de la Red de Solidaridad Popular de Cantabria (Foto: Toni Gutiérrez)
Isabel Crespo, de la RSP de Cantabria, explica que no arrancaron por los demás, sino por sí mismos. Han puesto en marcha dos proyectos: una despensa solidaria y un huerto. La necesidad primera a cubrir es la de alimentarse. Vieron que a quienes podían ayudar no eran socialistas, así que tuvieron que adaptar el lenguaje hacia uno más blanco, sin sustrato rojo. Tienen claro que el criterio es el de la colaboración, así que todo el que entra debe participar. De esta forma ponen en valor a las personas. Las normas se fijan por consenso y todo se hace por la vía experimental del ensayo y el error. El resultado es que las personas se van autogestionando, empoderando y creando conciencia política.

Funcionan con una entrevista inicial que les sirve para adaptarse a las personas y también para adecuar su perfil al trabajo que van a desarrollar en la Red. Cultivan las relaciones cotidianas de confianza día a día. Los alimentos de la despensa los suministran los vecinos. También tienen bonos de cestas solidarias a 5€ para las verduras del huerto.

Así es la solidaridad que practica la RSP.

viernes, 20 de septiembre de 2013

«Se nos va a atrofiar la parte de leer libros de más de cien páginas»

Pascual Serrano presenta su libro La comunicación jibarizada en la Fiesta del PCE

Viernes 20 de septiembre de 2013. Fiesta del PCE. San Fernando de Henares. Madrid

Pascual Serrano presentando su libro La comunicación jibarizada. (Foto: Toni Gutiérrez)
Pascual Serrano presentando su libro La comunicación jibarizada. (Foto: Toni Gutiérrez)
No suele haber Fiesta del PCE sin que Pascual Serrano presente un libro. Este año, el periodista trae bajo el brazo La comunicación jibarizada. Cómo la tecnología ha cambiado nuestras mentes, editado por Península. Le acompañan en la mesa Ginés Fernández, director de Mundo Obrero, y el actor Willy Toledo. El primero de ellos dice que Pascual siempre va contracorriente. Ahora, cuando parece que todos los formatos de comunicación valen, aborda una labor de desmitificación explicando las desventajas de las Redes Sociales. Desinformar no se queda solo en no dar información, también lo es dar tanta que la información valiosa se pierda entre el resto.

Willy Toledo cuenta que Pascual ha vuelto a escribir un libro imprescindible en el que habla de las Redes Sociales, unos medios de información que la ciudadanía piensa que controla y en los que en teoría es libre para expresarse. Pero lo cierto es que estos medios también están absoluta y totalmente controlados. Vivimos, como se ha visto en informaciones aparecidas en estos días, en un entramado tremendo de espionaje por parte de EE.UU. sobre todos los ciudadanos del planeta. El libro da un toque de atención: los espacios que antes existían para pensar, dialogar, compartir o reflexionar se han reducido. Ahora, todo eso se debe hacer en los 140 caracteres que caben en un tweet, para contar pequeños titulares que nunca llegan al fondo. También explica el actor que La comunicación jibarizada nos alerta sobre el ciberactivismo porque parece que la gente se siente satisfecha con posicionarse en Internet, restringiéndose así su capacidad de lucha en la calle. Estas posiciones nos llevan al conformismo, a seguir dominados y absorbidos por tanta información y dejamos de estar haciendo escratches, ya no vamos a la puerta de la casa de Billy el Niño a llamarle torturador.

Pascual Serrano, en su intervención, nos dice que para asumir pensamientos complejos y elaborados se necesitan dos condiciones: que el emisor disponga de espacio para desarrollar sus tesis y el receptor pueda concentrarse para asimilarlos. La verdad es que estamos abrumados por la cantidad de información. Tanta hay que nos impide interiorizarla, que se destierra la profundidad y la capacidad de reflexión.

Serrano forma parte de la generación de periodistas que más ha utilizado Internet. Sabe que meterse con la Red supone romper con un estereotipo de la izquierda, porque llegó en su momento con la aureola de democratización barata e igualitaria, incluso con capacidad para superar el obstáculo del poder de los grandes medios. Con Internet nació el periodismo alternativo y la posibilidad de una publicación directa por parte del propio autor. Esto es bueno, pero hay que advertir de los efectos secundarios. Internet exige brevedad y simplicidad en el pensamiento porque mentalmente estamos reduciendo nuestra capacidad para leer. A esto se añade el consumo simultáneo, picotear de todo a la vez, algo que nos hace parecer superdotados pero que en realidad lo que señala es que no tenemos capacidad de concentración. El problema es cuando mentalmente nos han creado una incapacidad y eso es irrecuperable. Se nos va a atrofiar la parte de leer libros de más de cien páginas. Pascual Serrano remarca que estamos involucionando.

Willy Toledo durante la presentación del libro La comunicación jibarizada. (Foto: Toni Gutiérrez)
Willy Toledo durante la presentación del libro La comunicación jibarizada. (Foto: Toni Gutiérrez)
Cita una viñeta del Roto: «me informo al segundo y me olvido al instante» para decir que hemos dejado de pensar, quien va a reflexionar sobre una noticia si ya tiene una nueva delante. La inmediatez es un problema. En el periodismo, ser el primero es importante, pero ahora ya no hay tiempo de contrastar las noticias y se publica sin investigar. La inmediatez se ha convertido en una obsesión del telespectador, que toma muchas noticias, les desempaqueta y pasa a la siguiente, sin «desentrañar» cada una de ellas. Estamos aplastados por la saturación. Ya nadie selecciona, jerarquiza, ni clasifica la información. Así que, como no paran de llegar novedades, para enterarse de todo hay que surfear entre la información, y ese es un mecanismo superficial. «En tiempo de inundaciones, escasea el agua» es el refrán que usa Serrano para señalar la falta de profundidad en la información.

Es cierto que se han roto las barreras para publicar. Todo el mundo puede publicar su información. Hemos vencido en ese sentido. Pero ahora tenemos un nuevo problema: la gente no sabe separar la verdad de la mentira. La censura no es necesaria, basta con enterrar lo verdadero con paja y mentiras. Lo cierto es que no sabemos quién nos está contando las historias. La participación es un descoñe en el que interviene todo el mundo. Hay una ausencia de rigor, circulan muchos bulos por la red… Eso se ha contagiado también a los grandes medios que están recurriendo a estos informadores ciudadanos desconocidos.

Para terminar, Serrano indica que podríamos estar ante un problema tecnológico, pero que lo cierto es que detrás hay una ideología que gana y otra que pierde. El mensaje de la clase dominante, el que no quiere cambiar nada, no necesita mucho espacio. Pero el mensaje de quien quiere cambiar el sistema necesita reflexión y espacio. Es por tanto una cuestión política y salimos perdiendo. La izquierda debe acabar con esa ilusión y fascinación que han creado las redes sociales. Debemos usarlas, incluso ocuparlas, pero tenemos que hacerlo no cayendo en la superficialidad, elaborando el argumento para permitir comprender su complejidad y manteniendo la profundidad de nuestro mensaje. Usarlas sí, pero también recuperar las calles, porque los recortes no son virtuales, sino físicos.

«Ser revolucionario se concreta en la práctica»

Pablo Iglesias y el Nega (Los ChiKos del Maíz) presentan su libro Abajo el régimen en la Fiesta del PCE con un lleno absoluto.

Viernes 21 de septiembre de 2013. Fiesta del PCE. San Fernando de Henares. Madrid

Carpa de Las Trece Rosas durante la presentación del libro Abajo el régimen. (Foto: Toni Gutiérrez)
Carpa de Las Trece Rosas durante la presentación del libro Abajo el régimen. (Foto: Toni Gutiérrez)
No cabía nadie más. La carpa que había dedicado el Partido en su Fiesta a las Trece Rosas se había quedado pequeña, llenándose de jóvenes, pero también de gente con algún año más que se muestra fascinada con las nuevas dialécticas. Nega y Pablo Iglesias bien podían ser las nuevas estrellas mediáticas de la izquierda. La editorial Icaria les ha sentado para escribir un libro a dos manos: Abajo el régimen, que ahora presentan. Al Nega le gustan los escenarios como lugar desde el que establecer un diálogo con su público. Confiesa, sin embargo, que le disgusta este tipo de presentaciones porque parece que tiene la obligación de animar a comprar el libro a quienes vienen. «Sería mejor robarlo», dice. Pablo Iglesias disfruta peleando. Lo suyo es crear polémica, ofreciendo el matiz que haga girar la conversación. En el libro, ninguno de los dos ha ido a buscar el lugar de encuentro de sus ideas, sino el que les separa.

Iglesias y Nega van contando sus anécdotas para que veamos de dónde surge su amistad y de qué forma se forjó. Que son buenos amigos es indiscutible. Que les va la marcha, discutir y provocar, también. Que van a seguir siendo amigos, seguro. Explican que hay una especie de corriente que les une, pues su repercusión mediática ha ido creciendo en paralelo.

Comenta Jefferson Cárdenas, responsable de Relaciones Internacionales de la UJCE y moderador de la presentación, que el libro habla del «Poder», y lo hace en un momento en el que los movimientos de izquierda vuelven a avanzar después de muchos años de retroceso, justo cuando es necesario plantearse cómo nos organizamos para que las fuerzas populares –estudiantes, obreros y campesinos- hagan caer al régimen y tomen el poder. Si queremos tener una oportunidad en este mundo articulado por los bloques imperialistas, debemos saber qué es el poder, quién lo ejerce y qué objetivo tiene.

El Nega explica el proceso creativo del libro que estableció la editorial Icaria y que sirvió para escribirlo en tres o cuatro días. Les sentó a los dos en un parque, les dieron unos cuantos temas (15-M, procesos de Latinoamérica, la URSS, Santiago Alba Rico…) y les dejaron hablar de ellos durante cinco horas mientras lo grababan todo en vídeo. Después lo transcribieron todo y se lo dieron para corregir. Así, con la base de aquellas conversaciones, se gestó el libro rápidamente.

Pablo Iglesias, el Nega y Jefferson Cárdenas. (Foto: Toni Gutiérrez)
Pablo Iglesias, el Nega y Jefferson Cárdenas. (Foto: Toni Gutiérrez)
Dice Pablo Iglesias que la izquierda siempre ha tenido el problema de que somos gente muy educada, demasiado correcta y muy poco malvados. Rechazamos hablar en los mismos platós que utiliza la derecha para crear su imaginario, esa corriente de opinión que les conviene sobre cada uno de los asuntos, porque no queremos rebajarnos a su altura y así perdemos la oportunidad de explicar el conflicto en la esfera pública. El poder tiene que ver con la ideología, con lo que nos enseñan a pensar desde esos lugares o sino como vamos a explicar que los obreros voten a la derecha. Es necesario no rehuir el combate dialéctico en los medios, esa es la forma de que la gente pueda pensar de otra manera. Iglesias afirma que una hora al día en Canal Sur vale mucho más que una consejería o una vicepresidencia. Los medios son determinantes para entender lo que se vota.

La segunda parte de la presentación se abrió al público, a que cada cual hiciese sus preguntas, y cuanto más cabronas, mejor.

De lo sindicatos mayoritarios, Nega responde que no va a ser él quien los defienda, que ve en ellos mucha gente acomodada, pero que está harto de que se les critique sin ofrecer nada. Lo que hay es que proponer y competir. El sindicalismo es una buena herramienta que no falla, lo que fallan son las personas. Iglesias tampoco va a defender a los sindicatos, así que habla del síndrome de estar buscando siempre al traidor que tiene la izquierda radical y de que ese síndrome nos sirve para decir que perdimos porque llegó el malvado dirigente que nos engañó a todos. Pero no es así, los dirigentes de los sindicatos son la expresión de sus bases que les eligen. El mal momento que viven tiene que ver con la transformación que experimenta el mundo donde las estructuras sociales y políticas han cambiado. A partir de los años sesenta, el neoliberalismo creó un movimiento que ataca a la clase trabajadora y que ha debilitado el poder sindical. Las recetas que funcionaron en otro tiempo, ya no sirven ahora. Se necesita otras formas de sindicalismo y reconocer que nos van ganando en esta guerra. Los sindicatos, en este momento, son una barrera de control contra los recortes.

Iglesias habla de la dificultad de que aquí surja «una cosa» de la nada que agrupe a la izquierda y que arrase en las elecciones. Explica que fue posible en Venezuela, en Ecuador y en Bolivia. Pero aquí los estados son más fuertes y tienen sus instrumentos. Pronostica que si ganásemos, en tres meses nos habrían desalojado. Habla de Cayo Lara, de su frase diciendo que la Syriza española ya existe y es IU, y añade un matiz: «Es IU, con más cosas, no con más siglas». Explica que es un espíritu que nos debe conectar y que podíamos empezar con la decencia como elemento aglutinador. Por decencia debemos enfrentarnos al sistema carcomido. Tenemos que construir una serie de símbolos y una alternativa de cambio porque ahora sí el momento para convertir la izquierda en el pueblo. Debemos apoyarnos en el lenguaje de la indignación.

Carpa de Las Trece Rosas durante la presentación del libro Abajo el régimen. (Foto: Toni Gutiérrez)
Carpa de Las Trece Rosas durante la presentación del libro Abajo el régimen. (Foto: Toni Gutiérrez)
Ante la disyuntiva lucha armada sí, lucha armada no, Nega responde lucha armada, por supuesto. Cualquier método que funcione, vale. Pero otra cosa es el martirio. En España, con las condiciones subjetivas, es un suicidio. Iglesias subraya que no se trata de una cuestión moral ni de un debate teórico; es más bien un tema de números, de cuántas divisiones se tienen, porque los mártires, los que se autoinmolan, no le interesan. No podemos permitirnos perder con nuestras ideas. Ser revolucionario no es ponerlo en los documentos. Ser revolucionario se concreta en la práctica. Los enemigos no lo son por tener una teoría, son la realidad.

Iglesias regresa al tema que le obsesiona, los medios. «Los programas de televisión son circos». Pero hay dos opciones. La primera es decir no voy a rebajarme a participar en ellos. La segunda consiste en asumir que en esos programas se forma la opinión de las mayorías y que debes traducir tu mensaje para que llegue a ellas.

Nega y Pablo Iglesias, forman parten de las nuevas voces de la izquierda que no rehúye el enfrentamiento dialéctico con nadie y que controlan con la misma soltura las nuevas tecnologías y los espacios tradicionales.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Convénzasen gentes del PP, el COI no quiere unos JJOO en Madrid

Hasta aquí llegó otra vez la política de las falsas ilusiones que practica el PP

Cobri
La mascota Cobri
Las gentes del COI son como esos adivinos y esas brujas con bolas de cristal a las que nuestros gobernantes acuden para saber el futuro que nos espera como país, donde van a preguntar si mañana nos irá bien, si seremos una nación de primera... Pero los servicios de nigromancia, además de dudosos, siempre han resultados caros, muy caros. Éstos no iban a ser menos, así que cada vez que se quiere postular a Madrid como capital del mundo hay que pasar por caja. La bromita deja siempre una factura elevada en lo monetario, no basta con un poco de calderilla, y eso que según nuestros propios gobernantes no están los tiempos como para derrochar un dinero que no tenemos, ese que dicen que nos prestan los banqueros alemanes y que tenemos que ir devolviendo con sus correspondientes intereses. Después de la regañina, con un rostro muy serio de mayores y moviendo el dedo indice en un gesto de no, añaden que además va siendo hora de volver a acostumbrarnos a vivir según nuestras posibilidades, sin sobrepasarlas. Pero lo cierto es que ellos vuelven a la consulta de la bruja o del adivino, seguros que en una de éstas les sale el naipe que dice que «nos dan el premio gordo». Tal vez la economía mundial funcione así, entre un reflejo y un tira y afloja de «favores» que se terminan convirtiendo en una hipoteca insalvable. De hipotecas insalvables empezamos a ser expertos aquí, tanto como para que una gran parte de la ciudadanía vaya abriendo los ojos a nuestra realidad.

También sabemos que en esos sitios de adivinación no te dicen toda la verdad, que se desviven en mostrarse amables y que te suavizan hasta cuando te sale la famosa carta de la guadaña. Parece evidente que los miembros del COI no quieren que Madrid sea la capital olímpica que nuestros políticos del PP sueñan. Yo personalmente agradezco la sinceridad que se puede leer después de cada votación, la forma indirecta con la que hasta en tres ocasiones les han dicho a nuestros gobernantes que mejor dediquen los recursos del país a otras cosas, que seguro que nos hacen más falta. Pero nuestros líderes políticos de la derecha son tan duros de oído como rancios, y no sé si esta vez habrán captado el mensaje o si necesitarán una negación más directa. Señores y señoras del PP, España no está para organizar nada. Así que bájense a la realidad y dedíquense a gobernar para los ciudadanos porque ya está bien de vender irrealidades fastuosas detrás de las que esconder una nefasta gestión de lo público. No es de recibo que toda su política sea una rifa, un no hay de qué preocuparse porque nos van a dar los Juegos Olímpicos y a partir de ahí todo va a ser coser y cantar con nuestra economía, o un vamos a esperar que llegue el «filántropo», yo prefiero llamarle «jeta», de Adelson a «llenarnos» Alcorcón de puestos de trabajo con los que llenarse él sus bolsillos. Que ese hombre no es trigo limpio lo sabe todo el mundo, que su negocio es un bluf también.

Por cierto, de dónde salían esos números y esas estadísticas con las que se medía el apoyo ciudadano y los votos comprometidos de los miembros del COI. ¿Quién construyó esas mentiras?, ¿a quiénes les convenían? La ciudadanía ha vuelto a ser engañada, manipulada para que mirase hacia otro lado, lejos de los problemas reales del país mientras el dinero de todos se iba invirtiendo en unos pocos. Nos tratan como a bebés sin la menor capacidad de raciocinio, a los que la realidad podría cegarnos si nos la desvelan, que somos incapaces de comprender siquiera pues nuestro conocimiento va en zapatillas y no sabe de números fuera de casa. Ya deberíamos estar acostumbrados, los gobernantes que tenemos mienten a sabiendas y sin que les responsabilicemos por ello. Lo hacen sin la menor vergüenza y lo hacen por sus propios intereses, en su beneficio. Pero alguna vez será la última mentira, la que sirva para que la ciudadanía diga hasta aquí basta y les eche de vuelta a sus casas. Ésta bien puede ser es última mentira que toleramos.

El estado real de país
El estado real del país
Con un primer vistazo hubiera bastado para saber donde estábamos. La terna la formaban Tokio, capital del primer mundo, del que manda, del que de verdad tiene el poder en sus manos; Estambúl, capital de un estado emergente, de los que admiten el nuevo orden mundial económico y esperan florecer con su incorporación; y Madrid, capital de un país decadente que quiere seguir con los ojos cerrados y que insiste con pesadez insoportable en la pataleta del hermano celoso que quiere también ser sede olímpica. La votación podía tener su complejidad, pero solo entre las otras dos candidaturas, la de Madrid estaba descartada de mano, por puro sentido común. ¿Quién estando en sus cabales votaría por un país como el nuestro? Un país hipotecado que solo gana en paro y corrupción, que elege políticos obedientes que no saben gobernar, que ha perdido toda soberanía para tomar sus decisiones políticas y económicas al cederlas a la Troika, que hace gala del famoso que «inventen otros», que echa a la juventud mejor formada fuera de sus fronteras para que trabajen lejos y manden sus divisas, que se enroca en el estúpido «Gibraltar español», que se ha vendido al turismo incapaz ya de producir nada, desinformado, engañado, quebrado y que quiere desmantelar su educación, su sanidad y su ciencia. Esa es la fotografía real, la que aquí no se muestra, pero que en el resto del mundo conocen.

¿Qué sentido tendría dar unas olimpiadas, un evento ocioso, a Madrid? Aquí ya han venido, ya nos conocen y se han ido dando cuenta que hemos perdido toda identidad cultural por otra mercantilista y servil. Nuestra política turística no busca la calidad, ni fomenta nuestras costumbres, ni reivindica una forma de vivir. Solo quiere hacer caja mientras se pueda, con la mínima inversión, sin pensar en mañana. El turismo mayoritario que llega a España viene buscando el sol, las playas, pero sobre todo el desparrame de una diversión barata que se sustenta en beber y follar. Y lo peor, ahora que hemos desmantelado toda industria, es que precisamente ese sector es en el que se basa toda nuestra política económica. Vamos a salir de la crisis con despedidas de solteras y borracheras de fin semana y a bajo precio. Ese es nuestro modelo de turismo y a todas luces no casa con el «espíritu olímpico».

En realidad el COI ha hecho un favor a los deportistas, ¿quién en su sano juicio se le ocurre salir en pleno agosto a correr por las calles de Madrid, si hasta en los telediarios del PP lo desaconsejan cada verano? También nos han hecho un favor a quienes vivimos aquí, todo ese dinero lo podremos utilizar en Sanidad, Educación, Cultura, Ciencia, Empleo, a crear tejido industrial, a luchar contra el fraude fiscal para que de verdad paguen impuestos los que deben y según lo que ganan… y a todas esas otras necesidades que de verdad tenemos, esas en las que todo buen gobernante debe pensar cada día y por la que debe desvivirse. Los nuestros, los gobernantes del PP, sin embargo lo que tienen en su cabeza son fatuos juegos malabares, falsas mentiras y especulaciones que favorecen a los mismos pocos de siempre, los que ya hace tiempo que lo tienen todo. Y otro consejo a esos políticos del PP que quieren ir por ahí representándonos, fórmensen, mejoren su curriculum y aprendan inglés, como bien piden a los demás, así harán mucho menos el ridículo cada vez que salen fuera y nosotros nos tendremos que avergonzar menos.

viernes, 6 de septiembre de 2013

¿Por qué mantenemos un sistema injusto e inmoral?

Israel Elejalde recupera el monólogo La fiebre de Wallace Shawn


Viernes 6 de septiembre de 2013. Sala Cuarta Pared. Madrid

Cartel de la obra de teatro La fiebre
Cartel de la obra de teatro La fiebre
¿Por qué? Porque está bien que empecemos a hacernos las preguntas correctas
Vivimos nadando entre contradicciones y guardando la ropa. Este desasosiego que sentimos como ciudadanos del mundo moderno no es algo nuevo. Wallace Shawn escribió La fiebre en 1991, tras volver de un viaje a Nicaragua. Sus dudas sobre cómo es posible que se pueda mantener a lo largo del tiempo un sistema inmoral y las reflexiones que este debate le produjeron entonces siguen vigentes con la misma fuerza. No podía ser de otra manera, los privilegios de una clase social se sustentan sobre las privaciones de aquella otra que forman los desfavorecidos, quienes no tuvieron suerte a la hora de nacer, ni a la hora de vivir. Plantearnos la pobreza como resultado de una prolongada injusticia social es un dilema conocido, pero no resuelto. El ciudadano occidental asume la desigualdad como irremediable y ya está, sin profundizar en lo que puede aportar como individuo. Esa introspección interior, la de cada uno, es el primer paso para tomar conciencia y poder asumir un debate social. La sociedad cambia si cambian de forma de pensar los individuos que la componen.

El actor Israel Elejalde, en un trabajo impresionante, sostiene este monólogo en el que se van cruzando las anécdotas con las revelaciones interiores y el sarcasmo del hombre occidental, viajado y a vuelta de todo. El texto es duro, combativo, y el actor lo sabe, así que añade a la dramaturgia elementos que puedan servir de salvavidas al espectador cuando se canse, pequeños oasis que aflojen la tensión y atornillen el discurso. El primero de esos elementos es la presencia de Alba Celma, en una esquina, con su violonchelo. Es más que una mera acompañante y su función va más allá de recalcar algunas de las historias con sus notas musicales; ella tiene que dar réplicas silenciosas a Elejalde, interactuar con él y hasta darle un par de bofetadas si se tercia. El segundo de los elementos es el uso de multimedia para enfatizar el texto, convirtiéndose así en memoria visual y apoyo didáctico. El tercero tiene que ver con la escenografía, las luces y la forma de interpretar, tres componentes con los que quebrar cada fragmento de la obra, entre luces o sombras, en tonos de intimidad o de discurso, con vanalidades o ante la más absoluta profundidad, con rabia desesperada o pareciendo incapaz de tomarse nada en serio. Y así, entre extremos, nos van dando la justa medida del personaje que tenemos enfrente, de sus acciones, sus pensamientos y sus decisiones.

¿Es un cínico?, ¿nos puede enseñar algo? El personaje nos muestra pegada a su piel la decadencia de la cultura occidental y el capitalismo, su impotencia ante los problemas que el sistema ha decidido dejar al margen, como daños colaterales. Esos asuntos, que en realidad son los pilares del capitalismo, resultan inhumanos, egoístas. El personaje ha descubierto la ecuación y conoce por tanto el valor en sangre humana que cuesta mantener la desproporción. Le atormenta el dilema ante la pobreza y la injusticia social. Traza una gruesa línea que divide a las personas en dos grupos: los ricos y los pobres y no repara en reconocer que dicha separación es una injusticia. Pero, ¿es salvable? Asume el lado del que está en ese dibujo, el de quienes tienen dinero para comprar todo lo que se le antoje, lo necesiten o no. Lo ha ganado trabajando y tiene todo el derecho a gastarlo como quiera, pero eso, tal vez sea una falacia. Los pobres trabajan las mismas horas que él, pero su esfuerzo no vale el mismo dinero en la sociedad capitalista que en cierta forma les ha condenado. Hay algo más, algo que mantiene ese estatus inmoral: la conveniencia de los que mandan. La pobreza que genera la defensa del derecho fundamental de unos pocos a derrochar no es un tema a enfocar desde la empatía, ponerse del lado del pobre, entenderlo o incluso ofrecerle una solución individual no son una respuesta global al problema. No es un asunto de caridad que compense un mínimo grado la desigualdad mitigando una conciencia.

El cambio gradual como solución no existe, solo sirve para constatar y aumentar la separación entre los dos bandos, para que el más perjudicado asuma como temporal esa situación definitiva y no se revele contra ella. Al igual que la caridad, el mensaje de «te podré dar algo cuando me sobre más, así que ayúdame a que a mí me vaya mejor para que yo pueda hacer algo por ti» son respuestas baldías, y, en cierta forma, un retroceso más. En realidad el cambio gradual significa no modificar nada, ponerlo todo al servicio de una situación decidida por quienes pueden hacerla empeorar a su voluntad, o mejor, a su propio interés. Parece que de aquí solo se sale con una revolución violenta que altere la situación y reviente la injusticia, lo inmoral.

Quizá para terminar con la injusticia, con lo inmoral, bastaría con que los ciudadanos privilegiados renunciasen a lo innecesario y comenzaran a vivir solo con lo imprescindible. Es un tema de decisiones individuales, pero, ¿quién está dispuesto a hacerlo? Estamos paralizados. Entendemos el mundo, su desproporción y aún así defendemos el modo de vida occidental carente de ética y depredador con el resto de sociedades. ¿Cómo aceptarla si no es una forma de vida válida, si se rompe a la primera comparación? Reduciendo la vida a contradicciones, a mentirnos diciendo que «nos va bien así» o que «no hay otro modelo mejor». Simplificamos para no asumir responsabilidades, para que todo siga de la misma forma, pensando en que el sistema nos beneficia, aunque no sea cierto. Los valores que rigen nuestro mundo están en crisis, pero, en lugar de trabajar por construir un nuevo conjunto de ellos que cambie sustancialmente la condición humana, nos quedamos inmovilizados como si estuviéramos en un estado profundo de una inanición que nos conduce a una muerte a todas luces evitable. La culpa es nuestra, de cada uno, y cambiar nuestro mundo exige coraje.

Dos son los remordimientos que nos acosan, el de conocer la injusticia y el de no querer acabar con ella. Nuestra sociedad está enferma y nosotros también, padeciendo una especie de fiebre que convierte en nebulosos nuestros pensamientos y en la que va creciendo una angustia insoportable que somos incapaces de saciar. El horror que conocemos cuando comprendemos de qué forma funciona el mundo para sostener nuestros privilegios no nos hace más responsables, simplemente nos coloca en un estado pasajero de indisposición del que se sale con el olvido, recuperando nuestra insulsa felicidad e ignorancia.