viernes, 20 de septiembre de 2013

«Se nos va a atrofiar la parte de leer libros de más de cien páginas»

Pascual Serrano presenta su libro La comunicación jibarizada en la Fiesta del PCE

Viernes 20 de septiembre de 2013. Fiesta del PCE. San Fernando de Henares. Madrid

Pascual Serrano presentando su libro La comunicación jibarizada. (Foto: Toni Gutiérrez)
Pascual Serrano presentando su libro La comunicación jibarizada. (Foto: Toni Gutiérrez)
No suele haber Fiesta del PCE sin que Pascual Serrano presente un libro. Este año, el periodista trae bajo el brazo La comunicación jibarizada. Cómo la tecnología ha cambiado nuestras mentes, editado por Península. Le acompañan en la mesa Ginés Fernández, director de Mundo Obrero, y el actor Willy Toledo. El primero de ellos dice que Pascual siempre va contracorriente. Ahora, cuando parece que todos los formatos de comunicación valen, aborda una labor de desmitificación explicando las desventajas de las Redes Sociales. Desinformar no se queda solo en no dar información, también lo es dar tanta que la información valiosa se pierda entre el resto.

Willy Toledo cuenta que Pascual ha vuelto a escribir un libro imprescindible en el que habla de las Redes Sociales, unos medios de información que la ciudadanía piensa que controla y en los que en teoría es libre para expresarse. Pero lo cierto es que estos medios también están absoluta y totalmente controlados. Vivimos, como se ha visto en informaciones aparecidas en estos días, en un entramado tremendo de espionaje por parte de EE.UU. sobre todos los ciudadanos del planeta. El libro da un toque de atención: los espacios que antes existían para pensar, dialogar, compartir o reflexionar se han reducido. Ahora, todo eso se debe hacer en los 140 caracteres que caben en un tweet, para contar pequeños titulares que nunca llegan al fondo. También explica el actor que La comunicación jibarizada nos alerta sobre el ciberactivismo porque parece que la gente se siente satisfecha con posicionarse en Internet, restringiéndose así su capacidad de lucha en la calle. Estas posiciones nos llevan al conformismo, a seguir dominados y absorbidos por tanta información y dejamos de estar haciendo escratches, ya no vamos a la puerta de la casa de Billy el Niño a llamarle torturador.

Pascual Serrano, en su intervención, nos dice que para asumir pensamientos complejos y elaborados se necesitan dos condiciones: que el emisor disponga de espacio para desarrollar sus tesis y el receptor pueda concentrarse para asimilarlos. La verdad es que estamos abrumados por la cantidad de información. Tanta hay que nos impide interiorizarla, que se destierra la profundidad y la capacidad de reflexión.

Serrano forma parte de la generación de periodistas que más ha utilizado Internet. Sabe que meterse con la Red supone romper con un estereotipo de la izquierda, porque llegó en su momento con la aureola de democratización barata e igualitaria, incluso con capacidad para superar el obstáculo del poder de los grandes medios. Con Internet nació el periodismo alternativo y la posibilidad de una publicación directa por parte del propio autor. Esto es bueno, pero hay que advertir de los efectos secundarios. Internet exige brevedad y simplicidad en el pensamiento porque mentalmente estamos reduciendo nuestra capacidad para leer. A esto se añade el consumo simultáneo, picotear de todo a la vez, algo que nos hace parecer superdotados pero que en realidad lo que señala es que no tenemos capacidad de concentración. El problema es cuando mentalmente nos han creado una incapacidad y eso es irrecuperable. Se nos va a atrofiar la parte de leer libros de más de cien páginas. Pascual Serrano remarca que estamos involucionando.

Willy Toledo durante la presentación del libro La comunicación jibarizada. (Foto: Toni Gutiérrez)
Willy Toledo durante la presentación del libro La comunicación jibarizada. (Foto: Toni Gutiérrez)
Cita una viñeta del Roto: «me informo al segundo y me olvido al instante» para decir que hemos dejado de pensar, quien va a reflexionar sobre una noticia si ya tiene una nueva delante. La inmediatez es un problema. En el periodismo, ser el primero es importante, pero ahora ya no hay tiempo de contrastar las noticias y se publica sin investigar. La inmediatez se ha convertido en una obsesión del telespectador, que toma muchas noticias, les desempaqueta y pasa a la siguiente, sin «desentrañar» cada una de ellas. Estamos aplastados por la saturación. Ya nadie selecciona, jerarquiza, ni clasifica la información. Así que, como no paran de llegar novedades, para enterarse de todo hay que surfear entre la información, y ese es un mecanismo superficial. «En tiempo de inundaciones, escasea el agua» es el refrán que usa Serrano para señalar la falta de profundidad en la información.

Es cierto que se han roto las barreras para publicar. Todo el mundo puede publicar su información. Hemos vencido en ese sentido. Pero ahora tenemos un nuevo problema: la gente no sabe separar la verdad de la mentira. La censura no es necesaria, basta con enterrar lo verdadero con paja y mentiras. Lo cierto es que no sabemos quién nos está contando las historias. La participación es un descoñe en el que interviene todo el mundo. Hay una ausencia de rigor, circulan muchos bulos por la red… Eso se ha contagiado también a los grandes medios que están recurriendo a estos informadores ciudadanos desconocidos.

Para terminar, Serrano indica que podríamos estar ante un problema tecnológico, pero que lo cierto es que detrás hay una ideología que gana y otra que pierde. El mensaje de la clase dominante, el que no quiere cambiar nada, no necesita mucho espacio. Pero el mensaje de quien quiere cambiar el sistema necesita reflexión y espacio. Es por tanto una cuestión política y salimos perdiendo. La izquierda debe acabar con esa ilusión y fascinación que han creado las redes sociales. Debemos usarlas, incluso ocuparlas, pero tenemos que hacerlo no cayendo en la superficialidad, elaborando el argumento para permitir comprender su complejidad y manteniendo la profundidad de nuestro mensaje. Usarlas sí, pero también recuperar las calles, porque los recortes no son virtuales, sino físicos.

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