Ciudad Santa, una historia armada para contar Buenos Aires y sus eternos conflictos
Jueves 15 de julio de 2010. Semana Negra. Playa del Arbeyal. La Calzada. Gijón
Guillermo Orsi
Jesús Lens, de la Andalucía Conection que se ha formado en esta Semana, la presentó con cariño, señalando que es una de las novelas importantes, no sólo por lo que tiene sino también por ser candidata al premio principal. También informó al auditorio de la existencia de una página en facebook que está pidiendo el nobel de literatura para Guillermo Orsi, de quién dijo que también se merece el de la Paz. Habló con ternura de Orsi, describiéndole como a una persona contracorriente, que se compromete con los más débiles y lo hace con cariño, amor y respetando su dignidad. Y después avisó: «prácticamente todo lo que escribe se lleva un premio».
Tomó la palabra el autor para empezar echando un vistazo hacia Buenos Aires, ciudad que tiene su historia y de la que quiere explicar su idiosincrasia. Lugar de confluencias migratorias fue fundada dos veces porque la primera resultó un fracaso. Bajo la dominación de la corona española se convirtió en un puerto que cobraba impuestos. Al avanzar el proceso político y económico, Buenos Aires crece, pero no pierde ninguna oportunidad de seguir siendo el conflicto permanente. Con las nuevas migraciones de la primera mitad del siglo XX desembarcan españoles e italianos que traen teorías comunistas, anarquista y socialistas, un factor antagónico al espíritu burgués que impera. Viene la Semana Trágica, una represión feroz que se cobró la vida de decenas de trabajadores y que marcó el estilo de sindicalismo que se iba a seguir desde principios del XX. Llegó el peronismo sin que ningún argentino pueda explicárselo a un extranjero y Buenos Aires se convierte en una urbe enorme y vinieron nuevos flujos migratorios, esta vez desde los campos argentinos y empezaron a poblar la periferia, lo que se llamaron villas miserias. En la segunda mitad del siglo la división entre las clases pudientes y el resto se acentúa haciéndose a todas luces insalvable. Surje otra duda imposible de responder: ¿cómo un país tan rico no logra colocar a toda la gente en el proceso productivo?
Hay en la capital un parque temático que es un réplica en cartón piedra de la ciudad de Jerusalén, construida para ser visitada por los turistas. Es un medio oriente falso, sin disputas, ni guerras. Es la Tierra Santa que se puede disfrutar en Buenos Aires, un reflejo de la novela.
Jesús Lens y Guillermo Orsi
Detalló también que hay un triángulo de tres policías, cuyas personalidades se irán conociendo a lo largo de la trama. Uno de ellos es un corrupto con un pasado de torturador. Sigue porque la policía Federal no se limpió tras la última dictadura y ellos continúan liados con las mismas corruptelas. Hay otros dos con personalidades ambiguas, dónde uno es un tanto mejor que el otro y se irá viendo quién de lo dos se acerca más a descubrir o acertar la trama. Por si alguien pudiera pensar que esta historia molestase a las autoridades turísticas de Argentina, Orsi aclara que no lo cree porque es un autor que vende muy poco.
Preguntado por la forma en la que inventa a sus personajes comienza hablando de una reina de la belleza que se ve envuelta en la trama, «las reinas sabemos como acaban todas, destronadas». También explica a uno de los policías que le salió uruguayo, lo cual significa ondas diferencia culturales con el carácter de un argentino. Trabaja en la Federal y, aunque algo desencantado, va respetando las reglas, no se cuestiona su trabajo, pues forma parte de tantos policías que no se arrepienten de sus acciones, aunque se lleven por delante la vida de inocentes. Conoce a una psicoanalista de la que se enamora, pero mientras coquetea con el fantasma de otro amor que vuelve cíclicamente y es quien le mantiene en pie.
Lens tiene una curiosidad: ellos, los argentinos están una situación de postcrisis pero que sigue siendo crisis, ¿es cierto que España va hacia la argentinización? Bromea Orsi al responder con rapidez que supone que entonces España va a un buen lugar. Enseguida retoma la seriedad del economista que también es y señala que esta apocalipsis solo existe en la mente recalentada de algunos gobernantes y eclesiásticos. Tendría que suceder un enorme cataclismo porque España ha sido gobernada con cierta cabeza y con la vigilancia de la comunidad europea. El camino para seguir viviendo es apostar por el crecimiento y seguir manteniendo la libertad, sin hacer mucho caso a los grandes organismos financieros. Hay que apostar por el futuro.
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