domingo, 11 de julio de 2010

Vaquerizo cuenta una historia de fanatismo en busca del poder político

Eduardo Vaquerizo, con la ayuda de Cristina Fallarás, presenta su novela La última noche de Hipatia, candidata a los premios Celsius de este año


Domingo 11 de julio de 2010. Semana Negra. Playa del Arbeyal. La Calzada. Gijón


Eduardo Vaquerizo y Cristina Fallarás
Eduardo Vaquerizo y Cristina Fallarás
Cristina Fallarás es la encargada de presentar a Eduardo Vaquerizo y su novela La última noche de Hipatia en la Semana Negra de Gijón. La cuenta en unas pocas palabras, pero con mucha pasión. Es la historia de Marta, una mujer de nuestro tiempo que se convierte en una erudita sobre la Edad Antigua. Alguien llega con una máquina del tiempo y Marta decide irse a Alejandría. En la segunda parte, ya en el pasado, se narra la historia de Hipatia a través de los ojos de Marta. La novela se sustenta en tres pilares: Marta, un personaje femenino muy interesante, Hipatia, lo que aquella mujer un tanto adelantada a su tiempo representa, y el crecimiento del cristianismo más bestia que es quien gana. En palabras de Fallarás se trata de un alegato contra la religión y un canto a la tolerancia. La historia se encuentra muy bien documentada y deja espacio para desarrollar en paralelo una tremenda historia de amor muy valiente en la que hay un descubrimiento del cuerpo y de la sexualidad.

Vaquerizo señala que ha utilizado personajes muy complejos porque quería contar una historia de amor y también de fanatismo. Para ello se ha documentado mucho y ha encontrado detalles curiosos. En su novela los cristianos se retiran a las cuevas de Nitria para cocer su fanatismo. Es un lugar donde vemos el deseo de estas personas en radicalizarse como forma de conseguir el poder político. El libro va desgranando este proceso y muestra el mecanismo de deshumanizar al contrario, marcando a todo aquel que no es cristiano como no humano. El desarrollo es muy simple, si se venden las ideas de una forma racional, el otro puede discutirlas y rebatirlas. Si por el contrario se basa en sentimientos no hay posibilidad de desmentirlos. En este camino de fanatización lo único que surge es el odio, se busca crear conflictos que generen mártires que sustenten esos sentimientos. Para explicar los mecanismos de la destrucción y cómo se viven desde el momento actual, es necesario contar la historia por alguien de nuestros días, así que recurrió al viaje en el tiempo como herramienta. La novela está narrada en primera persona por la voz de Marta, pero incluye notas de Orestes y cartas de Cirilo cuando está en el desierto dedicado a su religiosidad.

A Fallarás le sorprende que un escritor hombre se atreva a narrar el descubrimiento de la sexualidad de una mujer. En la novela llega a atreverse a hacerlo para dos de sus personajes. Lo hace de una manera culta, perfectamente verosímil y profundamente tierna. Vaquerizo responde que su planteamiento del tema es prescindir de los sexos, pensar en dos seres humanos sin más, porque aunque la sexualidad entre hombres y mujeres es distinta, hay algo común en ambos cuando lo llevamos al plano de los sentimientos. Lo demás se puede intuir.

Cartel de la 23 edición de la Semana Negra de Gijón
Cartel de la 23 edición de la Semana Negra de Gijón
Fallarás comenta que está escrita sin renunciar a ser una novela culta, usando el lenguaje y las ideas. Se puede leer de un tirón porque resulta muy fácil de leer. Vaquerizo sonríe, señala que le gustaría escribir peor, porque el mercado mayor es el de un público que no suele leer, «pero tengo ese inconveniente comercial». Señala que al escribir tiene que usar todo lo que tiene dentro, con todos sus recursos y su esfuerzo.

Hipatia se ha puesto de moda tras la película de Amenábar. En el caso de Vaquerizo comenta que este libro se basa en una novela corta que él escribió hace quince años, impresionado por el capítulo de la serie Cosmos en el que Sagan nos descubría la biblioteca de Alejandría y a Hipatia. Aquella pérdida de riqueza cultural le supuso una postura política frente a quienes van contra la cultura, sean quienes sean.

Las últimas palabras son para Cristina que señala que el autor está muy presente en toda la novela y que según vas avanzando en ella te vas dando cuenta de que es un hombre bueno quién la ha escrito.

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