Charla con Ian Watson, entre el sentido del humor y el surrealismo
Domingo 11 de julio de 2010. Semana Negra. Playa del Arbeyal. La Calzada. Gijón
El escritor Ian Watson
Ian Watson es una persona difícil de catalogar, pues está lleno de una inquietud que le lleva a explorar la vida constantemente. Lo suyo es la ciencia ficción, pero una muy particular. Se mueve entre el humor y lo más trágico sin perder la sonrisa, siempre con afecto. Le presenta Cristina Macía. Sobre la mesa hay tres libros: Hijo del Caos, The beloved of my beloved y Orgasmachine. Dos de ellos no se pueden comprar en España y de éstos, uno, tampoco en casi ningún país.
Sabiendo el día que es dice en castellano: «Rezamos al dios del fútbol para que el equipo español ganara esta noche. Hablaré en inglés porque se me da mejor -de vez en cuando-». En una charla con Macías va desgranando algunos de sus libros, acercando al lector las anécdotas que tienen detrás. Juega con todo, incluso con Diego García Cruz, el traductor, haciendo gestos con sus manos explicativos para ver luego como los resuelve Diego.
Arranca con ese libro tan difícil de encontrar, se titula The beloved of my beloved, lo ha escrito a cuatro manos con el escritor italiano Roberto Quaglia. Lo escribieron en inglés y es un conjunto de relatos para leer antes de irse a la cama, pero en lugar de contárselo a un niño, el protagonista se lo cuenta a un tumor que se ha llevado por delante la vida de la amada. Ahora, por fetichismo, por quedarse con algo de ella, ha guardado el tumor que ha seguido creciendo hasta tener el tamaño de una mujer que él ha moldeado, y sobre el cual va tatuando cada uno de los cuentos. Watson dice que quería escribir una historia de terror nada tradicional.
Cristina Macía e Ian Watson
En 1980, con el escritor Michael Bishop, escribió el primer libro a cuatro manos de ciencia ficción y trasatlántico: Under Heaven's Bridge. Todo a golpe de máquina de escribir, de sellos y de sobres. Dice que fue una de esas ideas locas que tiene de vez en cuando y que todo comenzó porque le interesaba conocer algunas de las culturas alienígenas que Bishop había concebido.
Watson tiene el raro privilegio de haber escrito un cuento que ha sido votado el mejor y el peor cuento a la vez, y lo más curioso es que las misma personas lo votaron para ambas cosas. Es la historia de un escolar al que ataca y viola un monstruo en una cueva y del que se queda embarazado. Lo eligieron el mejor cuento por su argumento y escritura y el peor por su temática.
Cristina Macía, Diego García Cruz e Ian Watson
Le gusta escribir historias que parten de una premisas muy tontas, así que aceptó la propuesta de Games WorkShop para preparar una novela basada en el juego Warhammer 40K. Se leyó la enciclopedia del juego y quiso experimentar, así que cada mañana lo que hacía era pillarse una especie de colocón y escribir la historia en ese estado. Así surgió Warhammer 40.000: Inquisidor (Draco) donde había unos rudos hombres vestidos de marineros a los que se les marcaba el trasero con un hierro al rojo vivo al alistarse. A Games WorkShop no le gustaron muchas de las partes y le pidieron hacer unos cambios. Mientras, la editorial que iba a publicarlo quebró y la nueva no se enteró de ésto, así que publicó el libro original. Cuanto más se cabreaban con él, más les sonreía Watson y con más humor les respondía. Games WorkShop lo prohibió, pero ahora se puede conseguir con el modelo de impresión bajo demanda.
Orgasmachine lo escribió cuando vivía en Tokio. Es su primera novela escrita y sin embargo ha tardado cuarenta años en publicarse. No tuvo suerte, cuando se intentó editar en su país, las dos compañías que lo intentaron quebraron. La novela muestra una fuerte influencia del erotismo japonés y terminó siendo publicada en Japón por un editor de porno al que le gusta mucho la ciencia ficción. En el Reino Unido llegó a hacerse una edición muy limitada y los derechos en castellano, informa, están libres. Lo describe como un libro bastante revolucionario acerca de la liberación de la mujer.
El tiempo pasó volando, por él seguiría contando sus historias, pero detrás viene otro autor con otro libro al que hay que dejar sitio.
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