martes, 27 de abril de 2010

Algo más inesperado que la muerte, la peripecia de los trepas

Josep María Mestres dirige la adaptación al teatro de la novela de Elvira Lindo


Domingo 25 de abril de 2010. Teatro Lara. Madrid


Cartel de la obra Algo más inesperado que la muerte
Cartel de la obra Algo más inesperado que la muerte
La propia Elvira Lindo, con la colaboración de Borja Ortiz de Gondra se ha encargado de adaptar su novela para convertirla en un texto dramático. Cuenta ella que al principio lo que circulaba por su cabeza eran los diálogos entre los personajes y que pensaba hacer una pieza teatral. Pero la historia se fue agrandando, se le escapó de las manos y terminó convertida en una novela. Por eso acoge con satisfacción esta oportunidad de devolverla a sus inicios.

Se trata de una obra divertida, nada que ver con La ley de la selva, obra de Elvira Lindo con la que coincidió en las carteleras teatrales madrileñas. Lo que aquella tenía de burda, ésta lo tiene de sofisticada.

La trama de Algo más inesperado que la muerte arranca con Eulalia (Esperanza Elipe) una atractiva periodista de cuarenta y tantos años que está casada con Samuel (Juan Antonio Quintana), un prestigioso escritor de ochenta. Es una mujer ambiciosa, inteligente y segura de sí misma, que cree que ha conseguido todos sus objetivos en la vida. En una entrevista de su marido se reencuentra con Jorge (David Luque), también periodista y antiguo amante, con el que compartió un idealismo hoy ya olvidado. En el otro extremo está Tere (Carmen Ruiz), su criada, que un día llama a la señora para contarle un suceso inesperado, algo que puede hacer que esa vida por la que ha luchado Eulalia se desmorone.

La obra es a la vez divertida y mordaz. ¿Dónde radica el truco? Pues sin duda en el gran acierto de saber combinar los discursos de la gente corriente con los de la élite cultural. Tere es una mujer que se ha criado en la calle, sin apenas estudios, y que nos va a contar sus peripecias con su lenguaje cotidiano y directo. El resto son ilustrados personajes que se ganan la vida usando las palabras para transformar los hechos. Y este contraste estupendo es el que mantiene en pie la obra. Así lo inesperado puede surgir y encajar, pues la vida establecida, razonada y conseguida, se tambalea si miramos desde debajo de la mesa. Barcos que chocan, sería el símil más correcto.

Esperanza Elipe y Carmen Ruiz en una escena de la obra Algo más inesperado que la muerte
Esperanza Elipe y Carmen Ruiz en una escena de la obra Algo más inesperado que la muerte
Al principio, en una entrevista que le hacen a Samuel para una cadena de televisión, éste explica que toda novela tiene un punto de verdad. Así que sin querer nos está planteando el juego de quiénes son los verdaderos Samuel, Eulalia y Jorge, los personajes reales, de carne y hueso, sobre los que la autora ha construido el artificio. De la misma forma, hablando tanto de libros y de escritores, me pregunto qué hay de la pareja Muñoz Molina - Lindo en el texto. Las respuestas son un juego más, el de intentar adivinar, el de comparar semejanzas, el de buscar el prisma desde el que la autora observa el mundo cultural que refleja. No sé qué hay de divertimento y qué de terapia, pero lo cierto es que Elvira Lindo ironiza sobre un ambiente en el que ella se podría mostrar como claro ejemplo.

El trasfondo que con más claridad percibo es el que trata de responder si todo es lícito para buscar el mejor camino que nos favorezca en lo personal. Es una lectura del «trepa» hecha con sorna, para que nos produzca gracia su tragedia. Lo hace muy bien, especialmente con unos diálogos que son dinámicos, rápidos y certeros. La risa surge con facilidad y se alarga ya fuera del teatro con la sonrisa que se queda impregnada en los labios.

Si los diálogos son buenos, las actrices son mejores. Ellas ponen en pie una guerra en la que los actores se convierten en mera comparsa: destino y principio del éxito. Tanto Esperanza Elipe como Carmen Ruiz ponen en pie dos mujeres poderosas, sobradas de humor, soberbias, irónicas, capaces de ser hirientes. Dos trabajos excepcionales que permiten el fluir del texto con naturalidad, como si fuera imposible que las conversaciones se pudieran desarrollar con otras palabras. Son ellas las que consiguen toda la veracidad.

Otro pequeño buen detalle es la música que acompaña a la obra. Se trata de unos temas que ha compuesto Josemi Carmona y que resumen e intensifican la esencia de la obra en los momentos en que suenan. Parecen que pasan desapercibidos, hasta que en un descuido te ves silbándolos. La verdad es que se trata de un montaje en el que todo encaja a la perfección.

A modo de pequeño anecdotario: Cuando Algo más inesperado que la muerte se estreno y comenzó a caminar por los escenarios, allá por junio del 2009, el papel del viejo escritor Samuel lo interpretaba el actor Álvaro de Luna. La obra se estrenó oficialmente en el Festival de Teatro de San Javier (Murcia), se representó en Luxeburgo y antes de llegar al madrileño teatro Lara realizó una gira por Colombia, donde también participó en el Festival Vivamérica de Bogotá.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Crítica acertada. Reflexión que ennoblece la obra dejando tus señas de identidad inteligentes y sin prepotencia sobre lo que ves.
Un saludo Javi Alvarez.

Javi Álvarez dijo...

Muchas gracias. Me alegra escuchar que compartes mi opinión.