viernes, 16 de abril de 2010

La noche de estrenos del PNR se acerca a la realidad

La Plataforma de Nuevos Realizadores presenta en su cita mensual con el público dos cortometrajes documentales


Martes 13 de abril de 2010. Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes. Madrid


Cartel del corto documental Los hijos de los pastores
Cartel del corto documental Los hijos de los pastores
La Plataforma de Nuevos Realizadores volvió a tomar el Cine Estudio del Círculo de Bellas Artes para presentarnos dos obras de sus socios. Se proyectaron Los hijos de los pastores del realizador Luis Alfaro y Ultima parada: Tánger de Enrique Bocanegra.

El documental Los hijos de los pastores es una historia rural, de abandono de un pueblo y una profesión que los tiempos modernos van apartando. Habla con dureza de una forma de vida que se extingue. Cuentan los protagonistas, los hermanos Pedro y José, que desde su infancia se dedican a cuidar sus rebaños de cabras y ovejas en un pueblo albaceteño que se llama Santa Ana de la Sierra. El documental está hecho a la medida del propio campo, y para un urbanita madrileño contemplarlo es sorprenderse de la distancia temporal que existe con una aldea situada tan solo a unos cientos de kilómetros. El reloj se paró en ella hace mucho tiempo.

Luis Alfaro nos habla de las costumbres y de la naturaleza, con sus ritmos. Y es la soledad del pastor la que traspasa la pantalla, la duda de un destino incierto, la inseguridad de que las cosas pudieron haber sido de otra manera y sobre todo el dolor de una sociedad que va viendo desaparecer los valores que tenían y que se encuentra indefensa a lo que vendrá, sin modelos establecidos de antemano a los que acogerse. Es ése su punto fuerte, el que la conciencia de saber que un estilo de vida muere irremediablemente. Un trabajo excelente que sirve de testimonio de un presente que rápidamente se ha de convertir en pasado.

Cartel del corto documental Última parada: Tanger
Cartel del corto documental Última parada: Tanger
Última parada: Tanger, es lo contrario. Una búsqueda compleja de lo humano en un colectivo de inmigrantes que espera un día poder cruzar a Europa. Tal vez la televisión ha mostrado ya demasiadas veces el tema. Tal vez Bocanegra se equivoca al centrar la historia sobre el motivo que hace soportar espiritualmente a estos jóvenes la espera: la religión. Tal vez el uso de la cámara que parece que persigue a los protagonistas no haya sido un acierto. Tal vez es demasiado corto para conseguir completar la historia que se queda con muchas puertas abiertas. Lo cierto es que no produce le mismo impacto que el anterior documental proyectado.

Al finalizar, la actriz Amanda Guadamillas presentó un debate con ambos directores y con Nacho Bernaldo de Quirós, el guionista de Los hijos de los pastores.

Alfaro comentó que había urgencia en rodar esta historia, porque Santa Ana se vaciaba y este podía ser el último año con pastores en la zona. Su intención era dejar un testimonio de la vida de estos dos hermanos y para ello convivieron con ellos durante muchos fines de semana de un año. Los dos pastores se sentían orgullosos de que fuese a quedar un rastro de su trabajo y de su forma de ver la vida. La intención era grabar una cadena que se rompía, donde la profesión y las pertenencias ya no van a pasar de padres a hijos como venía ocurriendo en el pasado. Sienten cierta nostalgia porque no han sido capaces de tener sucesores. Ahora, después del documental, los dos hermanos siguen intentando irse del pueblo. Aunque vendieron el ganado, como se ve en la película, siguen cuidando un puñado de ovejas.

Sobre las dificultades habla de que los pastores son personas con muchas manías, solitarios, poco acostumbrados a que alguien les lleve la contraria. Pero eso no fue un obstáculo. Lo que sí resultó al equipo más difícil fue el hecho de tener que compartir las costumbres de su hospitalidad.

Respecto al hecho de que en el corto no haya música es por el interés de retratar el paisaje y sobre todo que se pudiera percibir el abandono que sufre el campo. Resultó que el sonido directo transmitía mejor esta sensación y cualquier música que probaron estorbaba para mantener la fidelidad que buscaban.

Por su parte Bernaldo de Quirós añadió sobre Los hijos de los pastores que Pedro y José tenían una historia y las ganas de contarla. Son dos personas solteras, que sólo salieron del pueblo para hacer la mili, mayores y conscientes de que se encuentran al final de su vida. Charlamos horas y horas con ellos y luego grabamos. Con Pedro resultó muy fácil, pero con José resultaba más complicado porque pasaba el día entero en el campo. Nadie mejor que ellos podía contar su historia.

Director y guionista cuentan la obsesión de los hermanos por ver el documental en la tele, que ponían a todas horas a ver si lo echaban. Les avisaron de que no iba a ser así, que se hacía para proyectar en salas, pero no les hicieron caso, semana tras semana seguían fijos en verlo en la tele. No tuvieron una idea concisa del trabajo hecho. Pedro asistió al estreno en Albacete, pero ni siquiera atendió a la proyección. De lo que sí se quejaron fue de que salían poco sus cabras.

Bocanegra narra lo que se encontró al llegar a Tánger. Inmigrantes que sólo pueden mendigar a las afueras, que piden dinero y hablan poco. Un día se encontró con Godspower, un liberiano, que en lugar de dinero le pedía comida. Le acompañó a una tienda y esperaron a la cola unos diez minutos en los cuales se fueron conociendo. Le llevó a la comunidad de desheredados en la que vivía y después a una misa que duró cuatro horas. Aquello fue una de las mayores experiencia que tuvo el director, quien unos meses más tardes decidió volver y grabarlo. Tuvo dificultades, pues a estas personas no les gusta hablar con los medios de comunicación, porque son conscientes que cada vez que son noticia en los medios vienen los gendarmes marroquíes y les desarman el campamento.

A Enrique Bocanegra le sigue doliendo ver el documental, pues no puede olvidar que dos de las personas que salen en él ahora están muertos. Respecto a Godspower consiguió entrar en Ceuta y estuvo en un centro donde tenía comida, techo y hasta clases de informática. Luego le echaron y terminó vagando por los montes ceutís de la misma forma que lo hacía en Tanger.

El festival de cine de Madrid - PNR ha abierto recientemente la convocatoria para este año que se extenderá hasta el 31 de mayo. Al igual que en la edición anterior la participación está abierta tanto para cortometrajes como largometrajes, independientemente del sistema de registro utilizado en la captación de imágenes.

2 comentarios:

miau dijo...

¡¡Pero qué bien lo cuentas todo!!

Javi Álvarez dijo...

¡¡Guau, menudo piropo!!