miércoles, 7 de abril de 2010

Estreno de PSY, el circo loco

La compañía canadiense Les 7 doigts de la main (Los 7 dedos de la mano) presenta en Madrid su nuevo espectáculo de circo moderno


Martes 6 de abril de 2010. Teatro Circo Price. Madrid


Cartel del espectáculo PSY de la compañía Les 7 doigts de la main
Cartel del espectáculo PSY de la compañía Les 7 doigts de la main
Ayer, día 6 de abril, se presentó a la prensa PSY de la compañía canadiense Les 7 doigts de la main. Es un espectáculo de circo moderno programado en el Teatro Circo Price desde el día 7 al 18 de abril y que supone su estreno en Europa. La compañía describe lo que vamos a ver de una forma muy poética diciendo que es «una obra que trata de nuestras almas y mentes, exquisitamente frágil. Las compulsiones, miedos y peculiaridades que nos gobiernan a todos son abrazadas por la belleza y el humor inherente a estas idiosincrasias. En PSY, es el cuerpo el instrumento que expresa las visiones y la meditaciones del alma y el que, finalmente, triunfa». No son solo palabras, sus movimientos y disciplinas siguen al pie de la letra dicha intención buscando una unión acrobática entre la mente, el cuerpo y el alma.

Para ello se han basado en la psique humana. Sus números son retratos de aspectos psicológicos de personas que sufren algún trastorno, paisajes que muestran los senderos retorcidos de cada uno y sesiones de terapia en grupo. Se viaja a través de cuadros mentales cambiantes que también proponen visiones deformadas, sueños borrosos y recuerdos fragmentados.

El artista Naël Jammal realizando sus equilibrios
El artista Naël Jammal realizando sus equilibrios
Se trata de presentar un espectáculo de circo contemporáneo, audaz, pero que a la vez es capaz de transmitir una historia íntima, que abandona las escalas portentosas circenses para quedarse en lo humano.

Durante la rueda de prensa se presentaron tres de los números del espectáculo. En primer lugar Naël Jammal interpretó al hipocondríaco Jacques a través de sus equilibrios. Le siguió Julien Silliau dando vida al adicto Johnny sobre la rueda alemana y finalmente una sesión de terapia en grupo que se escenificó a través de una sugerente coreografía de malabares. Todos ellos realizados con habilidad y destreza física, pero a la vez con un trabajo introspectivo de interpretación por detrás que a la larga termina fundiéndose.

No falta la música que se mueve entre lo divertido y lo sombrío, según el número que corresponda, mostrándose participativa con las acrobacias. Sin duda hay una gran labor coreográfica que supone una dificultad añadida a la sincronización de los malabares, lo que implica una clara apuesta por el trabajo en equipo. Es un desafío que trasciende lo físico y una excelente puesta en escena en los ejemplos vistos.

Shana Carroll (dirección artística de PSY), Claudia (traductora) y Pere Pinyol (director del Circo Price) durante la rueda de prensa de presentación
Shana Carroll (dirección artística de PSY), Claudia (traductora) y Pere Pinyol (director del Circo Price) durante la rueda de prensa de presentación
Tras los números toma la palabra Pere Pinyol, director del Circo Price, para decir que es normal que un circo estable apueste por una compañía estable, así que tras ver su anterior espectáculo conversaron para poder presentar esta nueva obra, antes incluso de que existiera. Añade que Les 7 doigts de la main es una compañía con mucha fuerza, pero que además coreografía los movimientos, que cantan, bailan y que hacen las artes tradicionales circenses. Para Pinyol son el futuro del circo.

Shana Carroll es una de las fundadoras de Les 7 doigts de la main, uno de sus siete dedos. Ella se ha encargado de la dirección artística de PSY, así como de la puesta en escena, el escenario y las coreografías. Comenta que este espectáculo es el más ambicioso de los que han emprendido, ya que para representarlo han contado con un mayor número de artistas que en los anteriores y se han preparado coreografías más complejas. Aunque la motivación es la emoción y los impulsos psicológicos, no todo es intimista, también hay lugar para la celebración de la alegría y la vitalidad, como son los números que se convierten en terapia de grupo.

Sobre el proceso de creación Carroll habla de que establecieron un taller de improvisación durante seis semanas donde monitorizaron cada uno de los temas (enfermedades) y les sirvió de estímulo a la investigación enfocando cada disciplina y aparato a esa enfermedad. A partir de aquí comenzó la creación. Cada personaje tiene un trastorno y también una energía que proyecta y que está vinculada al aparato que trabaja, lo que supone un gran esfuerzo desde el punto de vista emocional para los intérpretes. Se realizó un guión previo a través del cual se establecían números, orden... para así ir desarrollando cada uno de los personajes durante la obra.

Los artistas de la compañía realizando un número de malabares durante el espectáculo
Los artistas de la compañía realizando un número de malabares durante el espectáculo
Preguntada sobre que reacción esperan despertar en el público dijo que su intención es emocionar y conmover al espectador. Se trata de una línea muy frágil la que separa cada arte de circo como celebración de algo frente a un trabajo más oscuro, que se mueve entre sombras, en lo más íntimo de las personas, en su psique. En ese aspecto se establece un contraste entre esa interioridad y el circo tomado como camino para superar los miedos y neurosis, como estímulo para sobrepasar los límites de lo humano. Shana Carroll confía en que el público se identifique con los personajes en alguna pequeña parte, que puedan sentir que no están solos en sus sentimientos y, de esta forma, ver que las personas tenemos una gran capacidad de superación de nuestros traumas. El objetivo es algo así como «pertubar la comodidad y confortar la perturbación».

PSY ha supuesto convertir en intérpretes que muestran su alma y su mente a un grupo de artistas que realizan un entrenamiento muy físico porque están acostumbrados a expresarse a nivel del cuerpo. Son personas que no tienen detrás una preparación actoral, pero que aún así han logrado desplegar ese lado artístico con un estupendo trabajo que ha merecido la pena.

Lo que se ve sobre el escenario es a once personajes, cada uno de ellos con una patología, pero que a su vez son figurantes en las escenas y recuerdos de los demás, participan en las terapias de grupo y se convierten en psicólogos. Su estructura no es lineal desde el punto de vista de que no hay un acto por patología. No no todas las enfermedades tienen su solo, y además existen tres números que son escenas de interacción que no reflejan ningún trastorno.

Las once patologías que aparecerán sobre el escenario son la esquizofrenia, los trastornos del sueño, la agorafobia, la personalidad múltiple, el trastorno maníaco-depresivos, la hipocondría, la amnesia, el trastorno explosivo intermitente, la adicción, la paranoia y los trastornos obsesivos compulsivos. Las artes circenses sobre los que se van a desenvolver los personajes que padecen estas enfermedades son el trapecio fijo y balance, los equilibrios, los malabares solos y en grupo, el mano a mano, la báscula, la recepción de saltos y acrobacias, el mástil chino, la manipulación y lanzamiento de cuchillos, la cuerda lisa y la rueda alemana.

A modo de pequeño anecdotario: El nombre de Les 7 doigts de la main representa la estrecha relación que puede unir la partes distintas de un todo, que al moverse en armonía logran un objetivo común y a la vez mantienen su independencia como partes o individuos. Siete son sus fundadores, quienes han querido combinar sus personalidades, talentos y experiencias para conseguir la destreza de una mano con siete dedos.

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