miércoles, 30 de junio de 2010

La vida empieza hoy: Sexo y humor en la tercera edad

Con La vida empieza hoy de Laura Mañá, la diversión está asegurada


Cartel de la película La vida empieza hoy
Cartel de la película La vida empieza hoy
La vida empieza hoy es una película imprescindible, pues siempre estamos faltos de poder reírnos en una sala oscura de cine; necesitados de abandonar por unos minutos la seriedad de la vida cotidiana y acercarnos a quienes tenemos cerca pero nunca vemos. La vida empieza hoy trata de un grupo de hombres y mujeres de la tercera edad que asiste a unas clases de sexo para continuar teniendo una vida sexual plena. El sexo es una excusa, interesante eso sí, para contar cómo se relacionan nuestros mayores.

La vida empieza hoy es una película coral. Los personajes viven en Barcelona, una ciudad grande que apenas les deja sitio. Una ciudad ajetreada, de tráfico denso contra el que su directora, Laura Mañá, debe tener algo en contra, pues siempre que alguien cruza en una escena lo hace por el medio de la calle. Una ciudad hermosa, hecha para disfrutar recorriéndola en un autobús, mirando por la ventana el transitar de sus gentes y apagando el audífono para que nada nos interrumpa. Así lo hace Juanita (Pilar Bardem) cuando por fin deja atrás lo que considera su deber. Es la suya la historia de mayor soledad, la de una viuda que carga sobre sus espaldas con el peso que supone la presencia de su marido muerto en cada quehacer de su vida. No vive, sino que espera como ocurre con muchas personas mayores que se han quedado sin compañía.

La película ahonda en las relaciones que se establecen en la madurez de esas personas que rondan los 70 con sus hijos y sus nietos. Son relaciones que se deforman, como le ocurre a Herminia (Sonsoles Benedicto), a quién se le ha colado en el piso su hija Nina (María Barranco) con la intención de cuidarla. No hablan claro porque las dos quieren hacer lo que la otra espera sin preguntar, así que se van llenando de sobreentendidos y se van cargando la una a la otra de cadenas que acaban con su libertad como personas. Hacen lo que menos necesitan y se quedan añorando lo que tendrían la una sin la otra. De la misma forma Julián (Osvaldo Santoro) mantiene una relación básicamente enfermiza con su hijo Alfredo (Eduardo Blanco), su nuera (Silvia Sabaté) y su nieto (Fernando Tielve) tras abandonar su vida en Argentina y colarse con sus muebles en la casa de Alfredo. Rompe el funcionamiento de la familia y las decisiones de su acobardado hijo que no logra imponerse. Sin embargo con el nieto encuentra afinidad al hablar de temas universales que nunca cambian. De éstas dos historias se ve que la compañía de la familia termina asemejándose a una especie de cárcel. Es siempre una compañía mal entendida, sobre todo porque el rol de padres y madres no se abandona nunca.

Pilar Bardem en una escena de la película La vida empieza hoy
Pilar Bardem en una escena de la película La vida empieza hoy
Algo similar le ocurre a Rosita (Mariana Cordero) que se ha convertido en la cuidadora de sus nietos pequeños. Su marido Pepe (Luís Marco) acaba de jubilarse y es incapaz de asumir su nuevo estatus. La relación de Pepe y Rosita como pareja va por mal camino, él todo el día fuera, haciendo deporte porque siente que el cuerpo, por mucho ejercicio que realice, se va deteriorando y además ya no le resulta atractivo a su amante que le ha dejado. Rosita que se había adaptado y que ya tenía una vida completa, se da cuenta que necesitan modernizarse en cuánto a eso del sexo, que tienen que reiventarse ahora con tanto tiempo para ellos.

Olga (Rosa María Sardá), la profesora de las clases de sexo, funciona como detonante ya que es quien les pide a los mayores que se lancen, pues con su edad todavía les queda el tramo más dulce de sus vidas. Les va enseñando cosas de sexo, pero también va sacando la humanidad que les queda, para que exploren sus sentimientos y vivan plenamente. Es decir, les proporciona el empujón que necesitan para recobrar su libertad y las ganas de seguir viviendo.

Este es el catálogo que nos presenta: soledad, libertad, placer, sexualidad, tiempo por delante, crisis de la jubilación, adecuación de nuevos roles, relaciones familiares, asumir el desgaste físico pero superarlo como impedimento mental... Y todos estos temas se tratan desde el optimismo. A la larga, La vida empieza hoy se transforma en una película jovial -porque se dispone del mismo tiempo libre que en la adolescencia y además se tiene dinero- y contagiosa. Es hora de tirar por la ventana el qué dirán, de disfrutar y de ser un poco egoístas.

No sólo destila optimismo, también está llena de escenas de humor que todo el público, de todas las edades y condiciones, reía a carcajadas y con ganas.

Las interpretaciones del elenco son la piedra angular de la historia. Todos están maravillosos. Desde la sobria Rosa María Sardá que va abriendo puertas con su personaje a que los demás rompan su caparazón, a Pilar Bardem, María Barranco, Sonsoles Benedicto, Luís Marco, Osvaldo Santoro y Eduardo Blanco. Mariana Cordero saca aquí una vis cómica excelente, eso sí, sin perder un ápice de dignidad o perdiéndola toda.

Sin duda todos ellos son culpables con sus interpretaciones de nuestras risas, independientemente de la extensión de su personaje. Por ejemplo, el actor Ferrán Rañé tiene un papel muy corto, de una sola escena y una única frase, pero resulta tan expresivo que provoca una risa compulsiva, tal vez la mayor de todas. O Pilar Bardem cuando inicia el trámite de separación de su difunto, el comienzo de un lento proceso de desvincularse de quien aún le aprisiona la vida y su decisión de empezar a ocuparse de sí misma. O la hilarante escena cuando Mariana Cordero lanzada a las nuevas experiencias, perdido ya todo el ridículo, le dice a su marido con intención mientras le propone un juego sexual que «esto te va a doler, pero te va a gustar».

A modo de pequeño anecdotario: Laura Mañá, la directora de La vida empieza hoy es una barcelonesa muy polifacética. Estudió Técnica de Empresas Turísticas e interpretación en el Colegio de Teatro de Barcelona. Trabaja como actriz, dentro y fuera de España, tanto en cine como en televisión. Publica sus relatos, como Un mundo numérico que gana el premio nacional Gabriel Aresti en 1994, y después el libro Falsas apariencias. Escribe guiones, se lanza a dirigir el cortometraje Paraules y finalmente dirige los guiones que había escrito: Sexo por compasión y Morir en San Hilario. Entre ambas dirige también la versión cinematográfica de Palabras encadenadas.

El año pasado escribió un nuevo guión, Entre tres y realizado el documental La familia para la serie 50 años de TVE. Acaba de finalizar un cortometraje titulado A+B+C que trata de la educación de las mujeres en Mozambique y ha comenzado a escribir otro guión S.O.S.

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