Almudena Grandes y Juan Valderrama tienen su noche flamenca. Se celebra en el Complejo el Aguila que acoge los cuatro días del ciclo La música de los espejos del festival Suma Flamenca
Jueves 24 de junio de 2010. Complejo el Águila. Madrid
Juan Valderrama y Almudena Grandes en el cartel del concierto
Sin duda se trata de un espectáculo diferente que va desvelando con lentitud el misterio. Almudena Grandes toma la palabra y recuerda el poder especial que tienen alguna músicas como es el caso del flamenco. Habla de su vinculación a la poesía y más tarde a Granada por su marido Luis García Montero. Se acuerda de Enrique Morente. Valderrama, al quite, acompañado por el guitarrista Daniel Casares, interpreta una serie de granaínas, abriendo así la parte musical.
Vuelve Almudena a sus recuerdos y se planta escuchando a Morente una letra que la dejó marcada: «Deseando una cosa / parece un mundo, / luego que se consigue / tan sólo es humo». Cuenta la emoción que le transmitió el verso y la sorpresa que le causó saber que no tiene un autor sino que forma parte del repertorio popular. El verso lo utilizó en El corazón helado, una de sus novelas, de la que leyó el fragmento que lo acompaña. Valederrama interpretó la estrofa y ya que estábamos con una nana, continúo con Las nanas de la cebolla.
Cartel de Suma Flamenca
Suenan truenos a lo lejos, se ven los rayos que caen anticipando una tormenta que llegará. Nadie se mueve, el viento pasa bajo los arboles, mueve sus hojas, las llamas de las velas tiemblan pero siguen alumbrando. Almudena lee un fragmento, en el que el flamenco está presente, de lo que será su próxima novela que espera ver publicada en septiembre de 2011. Valderrama canta unas alegrías de Cádiz.
Las primeras gotas ya están aquí, no respetan nada. Son suaves y apenas mojan las hojas que le sirven de guión a la escritora. Habla ahora de lo difícil que es saber acompañar con palmas o pies el flamenco. Cuenta varias anécdotas más alrededor de este tema. Valderrama canta vidalitas, milongas y guajiras. Con la última nota comienza el chaparrón, así que los artistas abandonan a la carrera, sin tiempo para bises, el escenario y el público corre también para refugiarse.
Dulce sabor el que queda en la boca, ganas de más en el corazón, en una noche memorable que se llenó de hermosas anécdotas.
A modo de pequeño anecdotario: Tras el concierto, mientras nos refugiábamos de la lluvia en la cafetería del complejo el Águila, la organización de Suma Flamenca tenía preparada una tarta para Juan Valderrama por tres motivos: su santo, su cumpleaños y que se cumple un año con un repertorio exclusivamente de flamenco. Mientras soplaba las velas el público le cantó el Cumpleaños feliz.
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