El arquetipo de escritor de novela negra: una persona de izquierdas con un deseo de realizar denuncia social
La tarde en la Semana Negra de Gijón comienza puntualmente -los hay que califican esta puntualidad extrema como prusiana-, a las cinco, en la carpa del Encuentro con una nueva tertulia: «La novela negra al abordaje de la política». No he explicado estos días pasados como funcionan las tertulias, voy a ver si lo soluciono hoy. Los contertulios se sientan construyendo un círculo en el centro de la carpa y alrededor de ellos el público. Hay dos micrófonos que se van pasando entre los autores para que lo que ellos expresen se pueda oír por todos. La tertulia la abre Paco Ignacio Taibo II y, al final, también la cerrará. Cuando alguno de ellos quiere intervenir pide el turno al moderador que lo tiene en cuenta para uno de los micrófonos que están circulando. Así durante una hora. Ya sé por qué no lo había contado hasta hoy, es un mecanismo demasiado sencillo como para entretenerse dando vueltas alrededor de él.
La de esta tarde ha sido la tertulia más concurrida hasta el momento, y lo ha sido tanto por parte de los escritores como del público. Lo primero se explica porque el segundo fin de semana es más intenso. Lo segundo porque llovió. Comenzó con un leve repiquetear sobre el techo plástico de la carpa que rápidamente se convirtió en un diluvio.
Volviendo a lo literario, se habló que la novela negra es un género de izquierdistas, por lo tanto política o al menos ideológica, y que suele suponer una denuncia social. Consiste básicamente en montar una estructura que mediante técnicas explicativas cuente las relaciones de poder de una sociedad. Luego ya entraron en matices, pues hay autores que utilizan la novela negra con humor para ridiculizar o como vehículo de sátira de nuestras sociedades enfermas y sus puertas traseras por la que desfila su basura. Los hay justicieros de lo que no les gusta, aquellos que buscarán una venganza sobre aquellos corruptos a los que la realidad jamás sentará ante un tribunal. Se habló mucho sobre que la novela continúa lo que el periodismo calla, para desvelar a modo de ladrido la corrupción política que no es posible explicar en los medios de comunicación convencionales. Estas realidades paralelas, que son espejos sobre los que se refleja nuestra cotidianidad, presentan un juego deductivo que permite desvelar todo lo que se le oculta detrás, siempre que se conozcan sus claves. Dicho de otra manera, se escribe novela negra para trasladar al lector algo que no sabe, pero que con seguridad le interesará y sin duda le habrá hecho más libre.
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