El arte de integrar los elementos históricos en la trama

Luis García Jambrina, un nuevo autor que llega con fuerza y rigor

Cuando en la Semana Negra de Gijón presenta un libro Fernando Marías hay que ir. Su imaginación no deja nunca de tramar historias, por lo que resulta todo un espectáculo escucharle y una incógnita saber cómo va a resolver el entuerto que va creando. En este caso se trataba de presentar en la carpa de A Quemarropa la novela «El manuscrito de piedra», primera novela de Luis García Jambrina y publicada por Alfaguara. Para ello urdió una historia basada en «Extraños en un tren» en la que Fernando Marías, seis meses atrás, había coincido camino de Zaragoza en el AVE con un tipo muy parecido a Luis García Jambrina. Este hombre le había contado, por el simple desahogo que supone narrarle a un desconocido que piensas que nunca más volverás a ver, que estaba escribiendo una primera novela y que creía que funcionaría bien. Le hizo a demás ciertas premoniciones de que sería publicada por una gran editorial, que le traería prestigio y que también obtendría al menos un premio. Marías dejó pasar la historia hasta que viniendo hacia la semana negra encontró en la contraportada de El País un faldón que indicaba que la novela de García Jambrina iba por la quinta edición con unas estupendas frases de mucho halago por parte de varios críticos y que además había ganado el quinto premio de novela histórica de Zaragoza. De una forma maravillosa y amena había vendido el libro al público, a Luis García Jambrina no le quedaba más que dar la puntilla.

El autor define la obra como una novela negra de época. Explica que el protagonista es un Fernando de Rojas -autor de La Celestina y personaje del que realmente se sabe muy poco- joven y convertido en detective. En realidad fue un personaje que se le impuso para cobrar vida a través de la ficción y después le fue guiando durante el proceso de escritura. No vino sólo, le acompañaba una época, la de finales del siglo XV y una ciudad, la Salamanca de aquel momento.

Los pilares sobre los que se sustenta el éxito de la novela son la intriga y la agilidad narrativa que aquí se consigue integrando los elementos históricos dentro de la trama. Sirve también a la obra la cara oscura de la sociedad castellana del momento que se refleja con fidelidad a lo conocido.