Los encantos de la Semana Negra
Hay dos señas de identidad de la Semana Negra de Gijón que no he encontrado en ningún otro sitio, ya sean ferias de libros o festivales de cine. La primera de ellas es la coexistencia de una dualidad insospechada. Basta ver el plano para hacerse un lío. Existe un espacio para actividades literarias, musicales y sociales que son las diferentes carpas culturales. También una feria del libro con sus casetas. Hasta aquí todo natural, pero después llegan los puestos de venta al puro estilo mercadillo, restaurantes, bares de copas, chiringuitos y recinto ferial con sus atracciones mecánicas. Públicos diferentes que se cruzan y se mezclan o no, que vienen y van, que se entienden o no se ven, que se paran y charlan y escuchan y se divierten o no. Polos opuestos que se tocan desde el respeto.
La segunda seña es la proximidad con los escritores, esa sensación de que todos formamos parte de una misma historia y que vamos hacia el mismo puerto empujando un barco en el que cada uno que lo elija puede subir. Si durante la charla te giras puedes ver en la silla de al lado, entre el público como tú, a Luis Sepúlveda, y si diriges los ojos hacia el fondo de la carpa tal vez veas a Tariq Alí ligeramente inclinado hacia un traductor que le va contando la tertulia que se desarrolla en el centro, o a Paco Ignacio Taibo II pidiéndote un bolígrafo para apuntar algo que le ha dicho Eduardo Monteverde. Cercanía convertida en naturalidad muy propia también de esta ciudad.
Esta tarde no he salido de la carpa del Encuentro. A las cinco de la tarde, puntual a su cita diaria, comenzó la tertulia. Hoy se discutía de «Historiadores/Historias», un tema que mañana se continuará. Se oyó decir que los historiadores escriben los libros para que los novelistas los cuenten. Como entre los escritores estaba Evelyn Mesquida, no pasaron por alto la frase de De Gaulle sobre que la Historia no se hace con la verdad, sino con una voluntad. Pero de lo que más se habló fue de la necesidad en los novelistas históricos de mantener un rigor, tanto histórico como narrativo con el que entretejer las Historias. A veces obliga a manipular, pero siempre destruye la acartonada imagen de la vieja y pesada Historia que hacen los historiadores.
Ese objetivo de poner la cultura al alcance de todos, se mantiene a diario. Al terminar la tertulia se repartieron entradas entre los asistentes para asistir este viernes al preestreno de la película «Enemigos Públicos» de Michael Mann. Un poco después se regaló el libro «El guardián de las esencias» novela póstuma del cubano Justo E. Vasco. Y Yampi cantó en inglés y también rindió un homenaje a Antonio Vega con «El patio de mi recreo».
Como dice Paco Ignacio Taibo II «ésta es la Semana Negra de Gijón y sigue».
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