domingo, 15 de julio de 2012

Paco Taibo cierra una etapa al ceder la dirección a Ángel de la Calle

Queda clausurada la 25 edición de la Semana Negra de Gijón. Se abre la 26.


Domingo 15 de julio de 2012. Gijón

Autores leyendo el último A Quemarropa de este año
Autores leyendo el último A Quemarropa de este año
El día está soleado y la mar tranquila, así que muchos asturianos lo han aprovechado para pasar un día de playa. La de San Lorenzo empieza a llenarse. La bordeo desde arriba, por el paseo, hasta llegar a la Plaza Mayor, donde se celebra el mercadillo mensual de artesanía. Bollos preñaos, quesos, casadielles, sidra, fabes, cuero, cremas... Salgo hacia el puerto deportivo donde veo, como siempre, gente fotografiándose con las letronas de Gijón detrás. Miro al lado contrario y me encuentro el Don Manuel, hotel cómplice de la Semana Negra de Gijón. Aparcados en uno de sus laterales están los dos autobuses que dicen que esta fiesta de la cultura se acaba hoy. La playa de Poniente está algo menos concurrida que la de San Lorenzo, quizá porque tengan más arena por la que distribuirse. Detrás del Acuario está la entrada a los Astilleros de la Naval ahora decorada con el mural que ha venido realizando estos días el artista Alejandro «Mono» González para regalar a la ciudad de Gijón. Me entretengo haciendo las últimas fotos y al llegar a la carpa del Encuentro veo que los autores ya han llegado. Están sentados leyendo el último A Quemarropa de esta edición, haciendo tiempo antes de la dolorosa despedida.

Es una mañana de domingo atípica la que cierra esta semana combativa, donde se ha respirado una sintonía similar entre los escritores. Mucho se ha escuchado hablar de los excluidos que genera el neoliberalismo globalizado que se nos ha impuesto como único camino de futuro. Los autores han denunciado un mundo para unos pocos, sin justica social, y han querido de dar voz a quienes el pensamiento único que tanto defiende nuestro gobierno se la niega. Es tiempo de crisis, pero eso no significa que mermen las ideas, ni las ganas, porque también es el momento de las soluciones, de tomar otros caminos diferentes donde todos nos podamos sentir más humanos.

Dice José Luis Paraja, gerente de la Semana Negra, que el ciclo de la 25 edición se habrá cerrado cuando esta noche la noria dé su última vuelta. La feria con sus atracciones capta a mucho público, pero existe como una articulación más cuya columna vertebral son los autores invitados. Toca entregar los premios literarios. Se empieza por el Hammett. Su ganadora, Cristina Fallarás, aprovecha para solicitar a los escritores e intelectuales que realicen un papel social más activo para denunciar la situación que atravesamos perpetrada por los políticos que nos gobiernan y que está terminando con todo lo público. Señala que el poder nos está dejando en lo huesos y que quien escribe tiene una responsabilidad que ha de cumplir. Claudio Cerdán recoge el premio de relato; es el único que tiene que firmar al recibir el Rufo y el diploma, pues su premio lleva una cuantía económica. Emilio Bueso suelta un sonoro «gracias» que explica su emoción y el agradecimiento a sus compañeros escritores por elegir su novela. Guillermo Saccomanno no dice nada, solo levanta el Rufo con la mano izquierda y el diploma con la derecha. Los de los ganadores no presentes los recogen amigos que se los llevarán a Monterrey, Buenos Aires o Zaragoza.

Cartel de la Semana Negra, realizado por Jacques de Loustal
Cartel de la Semana Negra, realizado por Jacques de Loustal
Retoma la palabra Paraja para empezar hablando de la ubicación de la Semana Negra, no entra en polémica y afirma que allá donde van, la ciudadanía de Gijón les sigue. Mientras eso siga siendo así ellos continuarán haciéndola. Agradece el apoyo del Ayuntamiento de Gijón, al servicio de obras públicas que en muy poco tiempo e improvisando ha logrado tener todo listo a tiempo. Reconoce que el espacio tiene algunas incomodidades, pero el que quiera una feria de moqueta tiene que ir a otro lado. Reconoce también el trabajo de la empresa municipal de limpieza, la de aguas y la de autobuses. Cuando empezaron a montar esta Semana Negra se encontraron con un erial y ahora es un espacio reconvertido a la espera de un destino. No se olvida de bomberos, policías, ni de patrocinadores como Consejería de Cultura del Principado, Coca Cola, Mahou y los demás. Añade que los festivales los hacen personas que tienen nombres y apellidos y a todos ellos quiere agradecer su trabajo y especialmente su compromiso. Sin ese compromiso, solo con trabajo, este Festival no podría salir.

Alejandro Calvo, viceconsejero de Cultura del Principado, parece que habla poco. Simplemente indica que son tiempos para dar las gracias y pedir colaboración. Le sigue Eva Illán, concejala de Bienestar Social del ayuntamiento de Gijón, que también da las gracias a los organizadores. Señala que la Semana Negra ha demostrado que el binomio diversión-cultura está más vivo que nunca, una frase que resulta una novedad en la política cultural que está siguiendo el Foro en Gijón. Después expresa su deseo de que nos volvamos a encontrar aquí para la 26 porque el evento se ha consolidado como un referente del verano gijonés.

Cierra Taibo. Se siente vinculado emocionalmente a la propuesta de la Semana Negra de estos 25 años. Y es que no se puede construir un festival como éste desde otra perspectiva que no sea la emoción. A las personas que forman el equipo humano que hay detrás de la Semana Negra les basta un gesto para entenderse porque caminan juntos. Cada uno siente amor por lo que está haciendo, independientemente de la importancia de su labor. Se trata de un festival absolutamente democrático donde todos comen con los mismos vales y en las mismas mesas. Taibo no entiende las jerarquías verticales, solo la democracia de base. Dice que esta estructura ha creado puestos inusitados. Sí nos cuenta algunos secretos: «el programa es Dios, el director San Pedro y los demás el resto de santos». Cada uno es el amo de su parcela, donde ejerce su responsabilidad y nadie se la discute.

Eva Illán, José Luis Paraja, Alejandro Calvo y Paco Taibo clausurando la 25 edición de la Semana Negra de Gijón
Eva Illán, José Luis Paraja, Alejandro Calvo y Paco Taibo clausurando la 25 edición de la Semana Negra de Gijón
Han sido años de guerra constante, pero Taibo reconoce que ha gozado de las polémicas, de los floridos insultos y de los eternos debates por la incomprensión hacia este modelo de fiesta y cultura que defiende. Todas las peleas tienen que ver con ese modelo y también por el contenido progresista que los libros que se presentan ponen a debate. La Semana Negra es un punto de convocatoria, debate y encuentros de una sociedad viva. Se necesita espíritu crítico. No se puede dejar que este país siga así y desparezca.

Paco Ignacio Taibo II anuncia que se va formalmente. José Luis Paraja tomará el mando de la Semana Negra desde la gerencia, apoyándose en Ángel de la Calle como director literario. Aunque se despide oficialmente, reconoce que no va a dejar de venir nunca a la Semana Negra, que incluso acudirá a la edición 81 en silla de ruedas. Dice que él pasará a ser colaborador y que el título que lleve –auxiliar de redacción, colaborador indispensable o el que sea– poco importa, es un tema de la cocina interna. Se cierra una etapa. La razón que esgrime para hacerlo es la existencia de un fraude electoral en México que no puede permitir. Para luchar por ese motivo, ha decidido aumentar su implicación en la política a favor del candidato López Obrador.

Lo que queda de este tiempo pasado es la memoria, el estilo, el espíritu y la voluntad. Lo que él mantiene son unos recuerdos sueltos y un anecdotario que algún día promete escribir. Atrás ha dejado la idea de que Gijón tiene un festival muy consolidado que continuará. «Nos vemos pues, compañeros, en la 26».

Cuando termina rompe la emoción. Los escritores, prensa y políticos como Paz Felgueroso y Vicente Álvarez Areces se ponen en pie para aplaudirle desde el corazón. La ovación es larga. Taibo se levanta con los ojos humedecidos y hace un gesto con las manos juntas de agradecimiento. Se abraza con Paraja en un momento que podría representar simbólicamente el relevo. Después va pasando el resto porque nadie quiere dejar de darle las gracias por estos 25 años. Es quizá su abrazo con Cristina Macía el más emotivo de todos, donde difícilmente se pueden contener las lágrimas.

Este año no se han dado cifras oficiales, quizá cansados de que el pasado año el equipo de gobierno del ayuntamiento de Gijón que dirige la alcaldesa Moriyón negase el rotundo éxito de asistencia. No son necesarios los números ahora que parece que hay puntos comunes de encuentro.

Después los autores se suben a los dos autobuses que les llevan a Moreda para la espicha de cierre. Otro momento que la organización ha querido compartir con los mineros y su lucha de dignidad.

Parte del equipo organizador de la Semana Negra (Foto: Semana Negra)
Parte del equipo organizador de la Semana Negra (Foto: Semana Negra)

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