domingo, 8 de julio de 2012

Escribir y leer son dos sinónimos de imaginar

Los autores de la Semana Negra tratan de dar respuesta a lo que les atormenta de nuestra realidad


Domingo 8 de julio de 2012. Gijón

El sábado liberaron a la escritora mexicana Sanjuana Martínez. Taibo lo comunicó en la Semana Negra de Gijón cumpliendo su compromiso de mantenernos informados de esta noticia. La propia Sanjuana Martínez se ha puesto en contacto con varios semaneros para decir que se encuentra bien y agradecer el apoyo que le han prestado. Cuenta Juan Ramón Biedma que la mexicana le envió un correo del que extrae una de las frases: «La presión ejercida desde la Semana Negra fue finalmente lo que me liberó».

Ana Colchero, Los hijos del tiempo

Juanmi Aguilera y Ana Colchero durante la presentación (Foto: Toni Gutiérrez)
Juanmi Aguilera y Ana Colchero durante la presentación (Foto: Toni Gutiérrez)
Ana Colchero es una mujer comprometida que ha participado en muchos movimientos sociales en México. Antes de empezar la charla ha desplegado una camiseta negra de apoyo a los mineros. Se sujeta abierta bajo uno de los ejemplares de su novela Los hijos del tiempo para que en todo momento de la presentación se pueda leer la frase «No al cierre de la minería del carbón». Ella también llega reivindicativa, viste una camiseta negra con la leyenda «Rebélate!». Lo primero que comenta cuando toma la palabra es que se siente afortunada de estar en el lugar donde está pasando la historia. Lo dice por los mineros y aclara que son la vanguardia de las luchas sociales. Estar aquí le produce una profunda emoción, sobre todo por la gente entrañable y el recuerdo imborrable de haberlos conocido mientras luchan por la dignidad de toda la sociedad. Añade que por su experiencia ha visto que somos un todo y lo que hiere a una parte nos hiere a todos.

Destaca Juan Miguel Aguilera de la novela de Ana Colchero su capacidad de hablar de nosotros mismos y de los problemas de ahora; que lo hace desde una sociedad no muy futura que bien podría ser el mundo en el que podría devenir nuestro planeta si las cosas no cambian. El origen de ese nuevo mundo se produce tras la caída de las Torres Gemelas en Nueva York. En él se desarrollan solamente dos razas, la de quienes viven en la superficie de una manera cómoda aprovechando la tecnología, y la de los que viven en el subsuelo porque son los que sobran en la sociedad cuando ya no se necesita la fuerza de trabajo. Añade el escritor que vivimos una época en la que predomina una idea sobre que el futuro que nos espera solo puede ser de color negro y la Ciencia Ficción se está empleando para señalar los problemas que nos están conduciendo hacia esa calamidad.

Ana Colchero explica que no sabía de qué forma abordar lo que estaba mirando, ese momento a partir del principio de siglo donde ocurrían cosas que hacían cambiar el eje del mundo: las Torres Gemelas, la tecnología… Reconoce que su formación como economista le permitía ver hacia dónde podían llegar esos cambios y quería dar una respuesta de por qué están pasando. La Ciencia Ficción le dio el pretexto para escribir del mundo de hoy desde otro lugar, y hacerlo sin perder su contenido social. Es la propia realidad quien nos está obligando a escribir estas historias, añade. Dice luego que en sus páginas abundan la ciencia y la tecnología porque son las que han ayudado a crear la sociedad de la novela. Para nombrar y describir a los personajes ha unido varias mitologías porque todas vienen a reflejar lo mismo, una corriente que nos une, una especie de conexión.

Su experiencia como actriz le ha servido para construir sus personajes tratando siempre de encontrar en ellos las acciones que marcan la vida de sus personajes. Los que viven en el subsuelo han tenido que desarrollar su inteligencia mucho más y el hecho de tener que sobrevivir cada día les ha dotado de una fuerza tremenda. Añade que la novela necesitaba de un impulso amoroso como motivo por el cual tuviera sentido querer salir del subsuelo. Confiesa que Los hijos del tiempo no cuenta lo que pasa después de la revolución.

Juan Guinot, 2022, La guerra del gallo

Juan Guinot presentando su libro (Foto: Toni Gutiérrez)
Juan Guinot presentando su libro (Foto: Toni Gutiérrez)
2022, La guerra del gallo, de Juan Guinot, es una de las novelas candidatas de este año al premio Celsius. Rodolfo Martínez comparte mesa con el autor y confiesa que si él fuera miembro del jurado, esta novela sería su favorita. Luego da sus motivos: es una historia sorprendente y a la vez curiosamente cotidiana en la que convivimos con un personaje inocente que no ha perdido su ilusión. Añade que es una epopeya contada en tono realista, pero con pequeñas pinceladas fantásticas. Nos recomienda que no nos leamos la sinopsis y acto seguido nos dice que su protagonista es un argentino que, a raíz de la invasión de los ingleses de las Malvinas, se ha creado un trauma profundo y que cuarenta años después desemboca en la idea de querer quitarles el peñón de Gibraltar.

El tema es el colonialismo y la territorialidad. Guinot revela que con trece años se anotó para pelear en la guerra de las Malvinas. Afortunadamente nunca le llamaron porque el haberse inscrito fue uno de sus mayores errores. Aunque el autor lo ha superado, su protagonista ha acrecentado esa locura, se ha preparado y se ha convertido en un hombre monotemático con un odio profundo a los ingleses y al colonialismo. Se ha creado traumas de guerra cuando él es un ex-no-combatiente. Ha crecido con las series americanas en las que el bueno nunca pierde y por tanto se pregunta cómo es que siendo él el bueno perdieran en las Malvinas. Se contesta a sí mismo diciendo que falta una segunda guerra. Le internan y uno de sus compañeros del hospicio le cuenta que él participó en la operación Algeciras, en la que cinco argentinos, cuando la guerra de las Malvinas, intentaron poner una bomba en un submarino británico que se encontraba en el Peñón de Gibraltar. Esa historia que le cuentan, el protagonista la convierte en la señal que esperaba.

2022, La guerra del gallo es un ejemplo de la manera en que trabaja Guinot. Lo hace sobre el dolor y la bronca que le produce lo que no le gusta, sufriendo con lo que escribe, costándole hacerlo. El autor confiesa que a él definitivamente le jode el imperialismo y también el onanismo del consumo a través del que se nos maneja a gusto de quien tienen el poder. Nos dominan con acciones de marketing. Lo sabe porque trabajó como gerente de marketing. Dice que en la novela hay muchas pinceladas autobiográficas, algunas reales que le sucedieron a él y otras que tocan a los personajes, como su propia abuela. Explica también que quería escribir una novela ágil porque a él lo que le gusta es el género de aventuras y el cine. Se ha preocupado especialmente en que tenga ritmo, algo que busca en la música que está en el texto. En su país, la novela ha dado origen a una obra de teatro que se estrenará en poco tiempo. Para ello le toco a Guinot pasarla de tercera persona a primera persona por petición del director.

Fernando Marías y Javier Olivares, Prisioneros de Zenda

Javier Olivares y Fernando Marías presentado su libro (Foto: Toni Gutiérrez)
Javier Olivares y Fernando Marías presentado su libro (Foto: Toni Gutiérrez)
El escritor Fernando Marías y el ilustrador Javier Olivares charlan animadamente ante el público para hablar de uno de sus proyectos que se ha convertido en el libro titulado Prisioneros de Zenda.

Para el desarrollo de este libro, Fernando Marías reconoce el influjo de la mítica película El prisionero de Zenda y de la no menos mítica novela que la inspiró. Cuando los dos autores coincidieron en un proyecto anterior, pronto se pusieron a hablar de cine mientras hacían aquel otro libro. Se sintieron de nuevo aquellos niños que soñaban con las películas que veían. Se preguntaron qué podían hacer que tuviera que ver con aquello. Marías escribió cuatro relatos y Olivares les dio la mano de ilustración. Sin embargo el escritor resalta que no es un libro ilustrado, ni tampoco un cómic, ni una novela gráfica. Es una cosa diferente a todo esto. Es Prisioneros de Zenda. Cada doble página funciona como una pantalla de cine.

Javier Olivares explica que le gusta el proyecto porque no viene de una editorial, sino porque lo crearon y lo armaron ellos dos, en un proceso creativo entre ellos. La ilustración y el texto se interconectan y hablan entre sí. Reconoce que es el libro más ilustrado que ha hecho nunca. Cada historia tiene su estructura cromática y un color predominante. Mientras dibujaba pensaba siempre en hacer evocaciones gráficas, como si de una película de la Metro de los años cincuenta se tratase. Dice que el resultado final es mucho más que la suma de las partes.

Los relatos de Marías se potencian con las imágenes de Olivares. Todos tienen una característica común, y es que son historias de aventuras donde importa el corazón humano y el drama de los personajes. Hay una de piratas, otra de zombies y otra que ocurrió el 2 de mayo de 1808 y se titula El preso de la cárcel del olvido. Los dos cuentan el origen del relato: cuando comienza el 2 de mayo, los presos quieren luchar contra los franceses. El director del penal les dice que les deja salir si compromenten su palabra de honor de que volverán a la noche, tras la batalla. Salieron 55 y volvieron 54. Del que no regresó no se supo nada y es el que les ha servido para su relato.

La cuarta historia es Xekt y las sombras. Reconoce Marías que como todos los relatos comenzaba con una frase, pero que Olivares le hizo la propuesta de que empezara sin palabras, algo más abierto al cinemascope. Los dos van contando la historia mientras nos enseñan los dibujos en grande de los que han eliminado el texto. Narra la historia de un militar del que no se sabe ni el ejército al que pertenece, ni el país al que sirve, solo se conoce que va en busca de un monstruo: el terrible trepador del bosque del norte. En la búsqueda cae en una sima donde solo hay oscuridad total, momento que les sirve para hacer un flashback con una historia que refleja los terrores personales que la oscuridad nos producen. Cuentan que la idea les vino de una historia que contó Marías: Un hombre es capturado por sus enemigos. Para torturarle le encierran en un recinto que se mantiene siempre en la oscuridad total. El prisionero no se atreve a moverse al principio. Luego, muy despacio, va tocando para descubrir que se encuentra en un espacio mínimo y rectangular. En un momento intenta acercarse al centro y descubre una masa: una cosa grande, peluda e inmóvil. No sabe lo que es, pero está aterrorizado. Solo cuando lo liberan descubre que es en verdad la cosa peluda. Contada la historia vuelven a Xekt, al que habían dejado en la sima y que ya va sintiendo como el trepador desciende. Saca su revolver preparándose para defenderse, su pierna está rota y no puede huir. Desfallece. Aquí dejan la historia para que sea el lector quien descubra su final.

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