Viernes 27 de marzo de 2009. En la Sala Cuarta Pared. Madrid
«Siempre fiesta» es una comedia que quiere llevarnos hacia una reflexión sobre la búsqueda de la felicidad. Hay muchas maneras de encontrarla, pero quizá, para una familia conservadora y católica a ultranza, el paradigma perfecto sea repetir la cena de Nochebuena a diario. Cierto que no lo hacen por gusto, la hermana pequeña ha entrado en una depresión y la única forma de sacarla a flote es a través de esta pantomima.
Arranca con sorpresa, pues un narrador se mueve entre los personajes con el objeto de presentarles e ir contando al público lo que va pasando, a modo de acotaciones que se entrelazan y cruzan con los diálogos. Resulta original dicha anticipación, como también lo es la forma de interactuar con el resto de personajes: a través de los detalles, observando, con amabilidad, a imagen y semejanza del mayordomo silencioso de Balay. Se consigue con estos gestos gran dinamismo, algo que siempre está en los espectáculos de la Compañía Cuarta Pared.
El suyo es un teatro bien trabajado, mimando con esmero todos los aspectos visibles para el público, con mucha originalidad. Así ocurre en este caso con la escenografía que utiliza carteles de papel blanco sobre los que se va dibujando el decorado, o un multiusos sofá-acordeón, o reutilizables besugos de cartón, o especialmente las fotografías dibujadas a tamaño natural para que los actores las completen.
Otra característica importante es que enfrenta al espectador a textos sociales, donde el compromiso con la realidad está presente en primer plano. La crisis se dibuja en cada frase, los valores mercantilistas y desalmados de los empresarios aparecen descarnados en sus discursos. Pero el elemento sobre el que plantea la crítica es el consumismo como promesa de felicidad y que si arañamos un poco podemos ver convertido en el factor de adormecimiento de nuestras conciencias, el que nos ha llevado a un conformismo paralizante.
Buenas interpretaciones, aunque el texto se trabe alguna vez por la velocidad que trata de imponer el narrador y algún que otro personaje, como es el caso de la hermana mayor, se haya quedado en un esbozo que no termina de explotar. Muy inteligente el cambio de papeles de los actores cuando interpretan a actores, sobre todo porque les permite un cambio de registro sorprendente muy bien realizado que logra transmitir esa intención de los autores de hablar entrelíneas, desde el prisma de los obreros, los diálogos más sociales.
A pesar de todo lo dicho, la obra no termina de funcionar, se encuentra lastrada en exceso por la estructura, ya que aunque cada una de las cenas presenta grandes diferencias y se perciben la decadencia y los cambios, no pueden dejar de resultar repetitivas. También es cierto que el ritmo decae a partir de la segunda cena, no volviendo a conseguir las risas con la misma facilidad en el resto de la obra.
A modo anecdótico: «Siempre fiesta» cierra la trilogía que inició «Café» y que continúo «Rebeldías posibles». Curiosamente el elenco se repite íntegramente entre la anterior y esta última obra y de la primera sólo falta la actriz Esperanza Elipe, una de las caras reconocibles de «Cámara café». Se trata de una compañía con gran estabilidad.
Compañía: Compañía Cuarta Pared Autores: Luis García-Araus, Susana Sánchez y Javier G. Yagüe | Reparto: María Antón, Frantxa Arraiza, José Melchor, Javier Pérez-Acebrón, Asu Rivero y José Sánchez Dirección: Javier G. Yagüe Espacio escénico y vestuario: María Luisa de Laiglesia Ayudante de vestuario: Carolina Rodríguez Maquillaje: Esther Quijada Realización de escenografía: Richard Vázquez, URLOAN Realización del muñeco: Manuel Ramudo y Pilar Arriola Iluminación: Eduardo Vizuete Edición de sonido: Carlos Bercial Fotografía: Alberto Soler Diseño gráfico: José Antonio Aguado Producción, Comunicación y Distribución: Cuarta Pared Ayudante de producción: Encarna Guijarro Ayudante de dirección: Elvira Sorolla |
1 comentario:
Creo que no hemos visto la misma obra. Es simplemente brillante.
Publicar un comentario