Nicolás Sartorius presenta su libro Siempre a la izquierda en la Semana Negra
Viernes 12 de julio de 2013. Semana Negra. Gijón
Francisco Prado Alberdi, Nicolás Sartorius y Alejandro Gallo. Foto Toni Gutiérrez
Cuenta el escritor Alejandro Gallo que son ya muchos años los que llevan asistiendo a esta Semana Negra desde la Fundación. Que llegaron con una charla sobre literatura minera, que al año siguiente regresaron para tratar el tema de la guerrilla y así durante todo este periodo en el que, de su mano, no han dejado de subir a la palestra las cuestiones sociales. Sartorious es de sobra conocido en Asturias, pero Gallo no se resiste a dar unas breves pinceladas de su biografía. Habla de los tiempos de la clandestinidad donde fue una figura indiscutible. Ahora es el vicepresidente de la Fundación Alternativas. De Francisco Prado Alberdi señala que es un sindicalista histórico y luchador, muy conocido en Gijón donde le han concedido la medalla de plata de la ciudad. Respecto al libro que hoy se presenta recoge 85 artículos de Nicolás Sartorius publicados en El País desde 1980 hasta 2013 y repartidos entre 9 bloques temáticos. Parece que el capitalismo ya no necesita a la democracia y que ha secuestrado a los ciudadanos. Siempre en la izquierda nos hace pensar en las inquietudes de nuestro tiempo y plantearnos el tipo de izquierda que necesitamos.
Francisco Prado Alberdi, presidente de la Fundación Juan Muñiz Zapico y un gran devorador de novela negra, explica que la Fundación viene un año más a la Semana Negra como hay que venir, con un libro debajo del brazo. En las huelgas del 62, Sartorius era un joven abogado sindicalista que hizo su trabajo en la Cuenca del Nalón para que la huelga se extendiera. Acabó, como ocurría entonces, detenido. Es una figura clave del sindicalismo y muy destacada por el proceso 2001, junto con Marcelino Camacho y Juan Muñiz Zapico. De los tres, Sartorius sobresalía por la capacidad de decir lo que todos pensaban de una manera clara y sencilla, reflejando el intento de crear un sindicalismo de otro tipo. La realidad se impone. Entonces la clave era la correlación de fuerzas: las cosas se cambian alterando la correlación de fuerzas. Aunque a Alberdi no le gustan los libros que recopilan artículos, la lectura del libro de Sartorius le hace rememorar la historia reciente de este país. Dice que la ha obligado a reflexionar sobre cosas que pasaron hace muy poco y que ya habíamos olvidado.
Alberdi conoció a Sartorius en el sindicato, luego en el Partido Comunista. En toda su trayectoria hay un rasgo común y es el que da título al libro, siempre ha estado en la izquierda. A eso mismo reconoce que aspira Alberdi, a siempre estar en la izquierda, aunque la izquierda sea otra. Confiesa que cuando era joven se sentía radical, que con los años se evoluciona, pero que ahora, frente a la mala realidad que nos toca, cada día se hace más radical todavía. Señala que «la izquierda es plural o no es». Pide una izquierda sin exclusiones, que explique que somos diversos y hasta opuestos en algunas cuestiones, pero con una misma raíz. Nos toca la defensa de la democracia como principal bandera y presentar una alternativa desde la diversidad del pensamiento. Eso se hace sumando.
Nicolás Sartorius presentado su libro en la Semana Negra. Foto: Toni Gutiérrez
En el primer bloque se realiza una mirada a nuestro mundo, que está muy revuelto se mire donde se mire. Hay movimientos que revelan el malestar profundo en las sociedades de todo el planeta. No hay un reparto equitativo de la riqueza y al final pequeñas chispas terminan encendiendo grandes manifestaciones. Si queremos que las cosas cambien solo hay un método: movilizarse. Si no nos movemos no habrá transformación. Esa es la lección que ha aprendido en su vida. Debemos conocer lo que tenemos enfrente y darle la vuelta. Nuestro gran reto es ver si vamos a ser capaces de que la globalización sea controlada por la ciudadanía a través de la democracia en lugar de que sigan haciéndolo las multinacionales económicas. Ahora deciden poderes que no se corresponden con los gobiernos que hemos elegido y por tanto no son democráticos. El problema que tiene que resolver la izquierda es la lucha por una democracia expansiva, que penetre en todos los tejidos de la sociedad y que nos plantee la realidad de elegir entre democracia o poderes financieros. Sartorius ha llegado a la conclusión de que el capitalismo especulador, el que se ha impuesto, es incompatible con los sistemas democráticos. Debemos superar este capitalismo depredador con la naturaleza y las personas para recuperar nuestras democracias.
El segundo de los bloques habla de Europa, nuestro espacio natural. Sartorius no comparte la idea de irse de Europa y abandonar el euro como moneda porque piensa que fuera de la Unión Económica Europea no hay futuro. «Europa o barbarie» dice. Añade también que no le gusta nada la construcción que se está haciendo y que nos toca pelear por una Europa más democrática, social y desarrollada desde la unión política. En ese sentido pide que los sindicatos y partidos se organicen a nivel europeo para demostrar nuestras fuerzas y articular una lucha más inteligente. No se trata de que cada país vaya por su lado. El 75% de las decisiones que nos afectan se toman en Europa.
La austeridad se está imponiendo en muchos países europeos con gobiernos de derechas. Esos gobiernos intentan privatizar la sanidad y la educación amparándose en la situación insostenible. No hacen política social sino desmontar el estado del bienestar. El capitalismo siempre sale de sus crisis de la misma forma: recomponiendo su tasa de beneficios y lo hace a través de despidos y bajando salarios y pensiones. Esa es su manera de resolver la crisis, la que tenemos que combatir oponiéndonos. Pero no hay que olvidar que la crisis empezó en el sistema financiero norteamericano, paso a Europa y de la economía financiera se trasladó a la real. Si nos olvidamos del origen la culpa será nuestra, el mensaje que recibiremos será la gran mentira que estamos escuchando: hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Nosotros, que sostenemos los estados, hemos dado billones de euros al sistema financiero para sacarlo a flote y ninguno para las cuestiones sociales. Esa es la realidad, todos los recursos se ha enfocado a salvar el sistema financiero. Con el dinero que llega del BCE los bancos han preferido el beneficio seguro y rápido de prestarlo a los estados. No ha llegado a los ciudadanos, ni a las pequeñas y medianas empresas. Si los bancos no cumplen su función, aquella para la que han sido creados, desde el poder político tendrán que ponerse serios y por ejemplo crear una banca pública desde la que realizar estas funciones. Fue un disparate desmantelar la banca pública.
Francisco Prado Alberdi, Nicolás Sartorius y Alejandro Gallo. Foto Toni Gutiérrez
El tercero de los bloques del libro está dedicado a la corrupción, algo que Sartorius ya denunció hace 20 años como un cáncer para la democracia y avisando que había que tener cuidado con ella. Hay que luchar contra la corrupción a sangre y fuego. Pero tiene truco, si hablas tanto tiempo de la corrupción política la gente se olvida de dónde empezó la crisis. El dinero que está en los paraísos fiscales no es en su mayoría el de los partidos y los políticos, es el de la gente rica que no paga impuestos. Hay una campaña para combatir la corrupción política, pero nos olvidamos de la que está en el sistema financiero. Esa otra gran corrupción también tenemos que denunciarla.
El cuarto bloque trata de lo que Nicolás Sartorius llama el avance de la no política, ese mensaje que dice que toda la política es una basura y que los políticos son iguales. Algunos se han corrompido y otros lo han hecho mal, cierto. Sin embargo la generalización de esa campaña antipolítica es letal y solo nos puede llevar a diferentes tipos de dictaduras modernas. Debemos reivindicar el valor de la política honesta. Vivimos un momento en el que los políticos tienen la sensación de que deben esconderse fuera de la esfera pública. Reconoce que está harto de que digan que no hay derecha e izquierda. Él defiende lo público, un sistema fiscal potente y la solidaridad internacional. Eso no lo defiende la derecha. Cada día se siente más de izquierdas debido a que se ha radicalizado la realidad.
De los sindicatos señala que no va a decir nada, pero que tienen que espabilar en dos direcciones. La primera es en ser más europeos e internacionales. Se pregunta para cuándo una huelga general europea, pues hasta que no paremos Europa la Comisión Europea no se va a sentar a negociar nada. La segunda de las direcciones que debe tomar es la de entrar en los nuevos problemas sociales.
La derecha de este país no es igual que en el resto de Europa, no puede seguir en posiciones retrógradas y debe modernizarse. Sobre la izquierda indica que debe formar una pantalla común, coordinarse para hacer avanzar a este país hacia adelante. Avisa que para colaborar hay que ceder. En Europa también hay que formar una izquierda que tenga peso en la toma de decisiones. O vamos todos juntos o lo vamos a pasar muy mal.
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