Markaris fue recibido como una estrella en la Semana Negra
Sábado 6 de julio de 2013. Semana Negra. Gijón
Petros Markaris durante la rueda de prensa en el Hotel Don Manuel
Desde 2010 el autor solo se ocupa de la crisis y ya le resulta agotador. Le produce incluso una cierta sensación de desesperanza. Dentro de su familia también está instalada la crisis. Es crítico con los griegos. Ellos dicen que los errores los han cometido los alemanes, pero algunos son errores propios. El objetivo que tiene en mente es explicar estos fallos para que la gente los conozca y así se puedan subsanar. Las explicaciones nunca son fáciles.
A Markaris le preocupa mucho que está viendo en Europa una realidad muy preocupante: el odio. Se ha transmitido el mensaje de que todos los griegos son corruptos y allí impera la afirmación de que todos los alemanes son nazis. Esas generalizaciones conducen al odio y cuando pase esta crisis, ese odio va a seguir ahí, instaurado. Desde los cincuenta se han hecho esfuerzos para unificar Europa y ahora la crisis puede deshacerlos. Grecia, España y Portugal salieron de una dictadura y fueron buscando a Europa como destino. Igual les pasó a los países del Este tras la caída de la URSS. Si les preguntas a las gentes de estos países si quieren volver a la moneda propia que tenían antes, dicen que no, que sería peor. Pero no es así, en realidad seguir con una moneda única solo resulta menos malo. Se necesita otra visión, que se nos diga que no estamos por el buen camino. No debemos confiar en que la única senda es la que marcan las cifras, es solo una imagen. La Cultura tiene que ocuparse de la crisis porque es la única que puede explicarla y hacer que la gente actúe de otra manera. La gente se podrá defender si entiende y comprende. Quizá la construcción europea debió plantearse primero desde la política y la cultura común, más que como la reunificación económica que se planteó.
La traductora Lourdes Pérez y el autor Petros Markaris durante la charla del escritor en la Carpa del Encuentro
Por la tarde, la Carpa del Encuentro está a rebosar, a Petros Markaris le acompañan el librero Paco Camarasa y el reportero Víctor García Guerrero. Guerrero, gran conocedor de la realidad griega, hace un retrato de la situación política y social de aquel país como introducción para preguntar a Markaris «cuándo se jodió Grecia». Le responde que en 2009 vivían una situación de alternancia política entre Nueva Democracia y el PASOC. Ocultaban la realidad porque les servía para mantener esa alternancia. Cuando la Troika les intervino, utilizaron la medida para descargarse de las decisiones, diciendo que venían impuestas. El gobierno no hizo esfuerzos para resolver la crisis y en 2010 la situación empezó a deteriorarse para la gente de la calle y aún no ha tocado techo. En cierta manera, la celebración de los Juegos Olímpicos fue el inicio de la crisis. Markaris reconoce que aplaudió la entrada de Grecia en el euro. Fue un error, pero ahora es tarde. Sin embargo siempre estuvo en contra de que Grecia organizase los Juegos porque consideraba que superaba con creces las posibilidades del país y solo serviría para tender redes de clientelismo que ahora siguen pagando.
También Europa cometió con Grecia un gran error, pensó que era el único país en crisis, que era una excepción. Ahora la crisis se ha instalado también en otros lugares europeos. El problema es estructural. Europa está formada por muchos países y las decisiones deben llegar por concesiones y compromisos comunes. Cuando hay crisis, el modelo de Europa salta por los aires porque no es posible encontrar una solución entre todos y los acuerdos no llegan.
Petros Markaris firmando libros tras su presentación en la Carpa del Encuentro
El pueblo perdió la confianza en la clase política y no esperan nada de sus políticos. Esas personas, que abarcan todas las edades, luchan por sus propios medios y mantienen una distancia entre su trabajo y la política. Los partidos tampoco se acercan a la gente. Este alejamiento es algo diferente a lo que la generación de Markaris vivió, ellos siempre estaban en partidos políticos de izquierda. Respecto a la juventud, el autor señala que hay que convencerla para que se quede en Grecia, pero que lo haga para luchar y cambiar la situación porque son gente muy bien formada. Si el pueblo quiere luchar hay que desarrollar la alternativa. Las marchas y las manifestaciones son formas de resistencia, pero no son las únicas. Hay jóvenes que van a los barrios más pobres para ayudarles a mejorar su escolarización. Otros buscan pisos vacíos para la gente que no tiene casa. Cuanto más elaboradas estén estas formas de resistencia mayor será su eficacia. Es cierto que son una minoría, pero existen. En Europa no podemos hacer una revolución, la resistencia es una forma de luchar poquito a poco.
Con la crisis se planteó escribir una trilogía y una periodista en su país le preguntó si pensaba que la crisis iba a durar tanto como para que pudiera escribir tres libros. Ahora tiene un problema, ya ha terminado las tres novelas y no se siente con fuerzas para iniciar una nueva trilogía porque está agotado. Ha empezado con un epílogo. No sabe lo que aún va a durar la crisis, pero él la va a darla por finiquitada con esta novela. En septiembre se publicará en España Pan, educación y libertad. Markaris nos anticipa que trata de la llamada generación «Politécnica», la de quienes estudiaban durante la dictadura militar griega y se enfrentaron a ella; esos mismos que luego pasaron a la vida pública en ámbitos políticos, educativos, sindicales… Durante estos 30 años, esa generación ha cometido muchos errores y ahora, las nuevas generaciones de griegos, las que sufren el paro, tratan de pedirles cuentas. Es el reproche hacia sus padres y abuelos. El título se corresponde con el lema que los estudiantes coreaban ante la dictadura.
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