¿Cómo es un tren negro sin Taibo?

La Semana Negra va camino de Gijón

Viernes 5 de julio de 2013. Tren Negro. De Madrid a Gijón

Cartel de la Semana Negra

Este año la Semana Negra se reinventa una vez más. Los recortes, que también visitan este festival de la Literatura, han de ser transparentes, pero están ahí, a poco que se escarbe se hacen visibles, sobre todo en algunas miradas que tienen algo de perdidas, como si se hubieran quedado en lo posibilista mientras que la mente siguiera dándole vueltas a todo aquello otro que pudo ser pero no fue. De lejos oigo hablar de números, de personal y de ilusión, que como cada edición se desborda. No hemos madrugado como otros años porque este año el tren negro se cuela entre el resto de pasajeros. Tomamos dos vagones: autores, invitados, prensa, organizadores… A Ángel de la Calle le toca asumir los galones en este primer viaje que no comanda Taibo. Lo hace a su manera y eso es suficiente. El criterio elegido para hacer el puzzle de autores ha sido escoger entre aquellos que tuvieran novela nueva. De la Calle explica que cuando «la Semana Negra invita a alguien se está mandado un mensaje».

Quizá sea Leonardo Padura el autor más renombrado que viaja hoy en esta maravillosa caravana de amantes de la literatura. La Semana Negra engancha. Cuenta de la Calle que Padura, las dos primeras veces que vino, fue a cubrir el festival como periodista, que a la siguiente llegó para presentarse a un concurso. Ahora sus novelas hablan por él. Así les ha ocurrido a muchos, como si el propio Festival fuese un caldo de cultivo.

A la cabeza del segundo vagón están los chicos de Mongolia, a ellos les toca la parte más lúdica, poner el buen humor que siempre viaja en el tren. Spiderman va a ratos sentado entre ellos, y sonríe, pero no sé le nota, la máscara oculta el gesto. Comparten asiento con un hombre joven con el que charlan amistosamente. En un momento determinado le preguntan en qué trabaja y como duda un instante a la hora de responder, los de Mongolia, asumiendo la situación de nuestra economía y la vergüenza que da confesarla, le tienden una cuerda «estás en el paro como tanta gente, ¿no?». El hombre se ríe y les responde que en realidad se dedica a la política, es Alejandro Calvo, el viceconsejero de Cultura y Deporte del Principado de Asturias.

Guillermo Saccomanno y Leonardo Padura conversan en el Tren Negro

En el primer vagón Félix de la Concha ha sacado sus pinceles y comienza sus entrevistas pintadas. Retrata a Ángel de la Calle mientras le pregunta. Elia Barceló se anima con las respuestas de Ángel y le va tirando de la lengua para ir recorriendo su pasado, hilando una historia. Usan los asientos de cuatro y alrededor nos agolpamos la prensa para no perder ningún detalle. De la Concha deja hablar mientras pinta, no interrumpe, deja tiempos muertos para que el personaje construya su discurso. De la Calle dice que después de Rayuela ya no se pueden escribir novelas. De la Concha le perfila los labios. De la Calle habla de lo importante que es para un artista encontrar el mejor punto de vista, si no das con él, si te equivocas de elección, todos sabrán que falta ese punto de vista, el bueno. De la Concha va eligiendo los colores de su paleta para otro recreo y asume que con el ajetreo del tren el retrato no podrá ir mucho más lejos de hasta donde ha llegado. Los imprevistos forman parte del juego.

En el otro grupo de cuatro asientos del vagón empieza la primera rueda de prensa. Son Silvio Galizzi y Rodolfo Santullo para hablarnos de la historieta gráfica uruguaya y el auge que está viviendo. Se habla de varios motivos: renovación, apoyo estatal, la crisis del 2003 que cerró la industria del sector en Argentina, la Asociación Uruguaya de Creadores de Historietas Gráficas, Montevideo Comics y la gran profesionalización del medio en los últimos años. Hay que adaptarse, buscar nuevas maneras de producción –como pueden ser los blogs– y seguir negociando con las empresas privadas la financiación de la obra. Allí, el Estado tiene Fondos Concursables a los que los artistas presentan sus proyectos y compiten por esa financiación. Pero también tienen el modelo de la Ley de Mecenazgo donde el Estado figura como un intermediario que te califica para recibir dinero de las empresas y a éstas para que puedan desgravar por su financiación.

Al cruzar la frontera que separa León de Asturias da inicio la segunda rueda de prensa. La protagoniza Juan Bolea que presenta su novela Pálido Monstruo y la antología Aragón Negro. Recuerda que fue en 2003 la primera vez que le invitaron a la Semana Negra. Conocer a los grandes maestros del género y la fraternidad literaria que se vive durante el Festival le resultó un shock que le abrió un campo nuevo. Cada uno va encontrando su camino y su línea es la policiaca. Hace género, acostumbra a escribir novelas de serie, pero entre ellas intercala otras en las que se da mayor libertad. Es el caso de Pálido Monstruo.

Juan Bolea y Jesús Egido leen el A Quemarropa

Dice que los celos son el trasfondo de Pálido Monstruo, una novela negra que arranca con el asesinato en su bufete de una abogada. Cuenta que en sus obras suele partir de la ficción para llegar hacia la realidad, sin embargo, esta vez ha sido al revés. Ha utilizado varios casos reales y desde ellos se ha dirigido hacia la ficción. La novela la resume como un rompecabezas narrativo resuelto con un juicio teatral. Usa en ella lenguaje sumarial, autos, informes judiciales… trasladando la forma de pensar de un abogado penalista, fotografiando con palabras la escena de un crimen. Dice que esas piezas cimentan la novela a modo de vigas de la realidad, como si todo fuese real. Reconoce estar muy satisfecho de la parte técnica de la novela y explica que su escritura responde a su deseo de no etiquetarse y abrir caminos donde probar la capacidad. Esa es su aportación.

De la antología Aragón Negro explica que es una iniciativa con Jesús Egido, de la editorial Rey Lear, para apoyar a la gente que está empezando. Son personas que han contactado con ellos en talleres literarios o directamente, haciéndoles llegar sus escritos y que el sábado van a cumplir el sueño de todo autor: poder estar presentando su obra en la carpa de A Quemarropa. Bolea explica que en la antología abarcan todos los subgéneros, una especie de magma disperso y con desparpajo.

Después de comer no hay siestas en el tren como otras veces, sin duda el hecho de no madrugar las hace innecesarias. Con el retrato acabado charlan de nuevo el asturiano Ángel de la Calle y el leonés Félix de la Concha, pero ahora las tornas han cambiado, quien pregunta es el asturiano y quien responde el leonés. La idea de hacer entrevistas mientras pinta le surgió en un barrio de Estambul con un conflicto urbano grande. Para visibilizarlo les propuso que la gente le contara los problemas mientras les pintaba un cuadro. No eran escritores, eso vino en 2003 y sobre todo 2005. Mantenía una conversación con ellos de dos horas a la vez que les retrataba. Cuando le preguntan sobre si le afecta lo que le cuentan mientras pinta responde que sí. Todo lo hace. No es un retrato a la vieja usanza, mientras posan se mueven, se emocionan y van dando su testimonio. Como pintor no se puede dominar la situación, se pierde el control, pero a cambio se encuentran momentos expresivos únicos. Lo que sí asegura es que cada entrevista es diferente. Hizo una serie con supervivientes del holocausto nazi. Cuenta que su mujer le acompañó en algunas de las entrevistas. Le caían lágrimas a ella escuchando. En ese sentido piensa que el cuadro le protege, que lo visual y lo verbal pueden ir por caminos diferentes.

Félix de la Concha pinta y entrevista a Ángel de la Calle

Sobre cómo surgió la idea dice que se preguntó qué tipo de retrato se podría realizar cuando tienes la atención en la conversación. Ese era el experimento que quería hacer, pero el resultado fue tan intenso que quiso seguir. Como se va a encargar de realizar una serie de retratos a escritores durante la Semana Negra, el leonés se ha traído con él a un director artístico para que se encargue de la iluminación. «El demonio está en los detalles» dice cuando le preguntan por ese tema y aquí lo va hacer sin red, en directo.

Al preguntarle sobre novelas dice que cuando las lee no trata de clasificarlas. Eso del género y la gran literatura pasa como con la pintura y la fotografía. Cada una traslada una realidad, son campos diferentes dentro de un mismo universo que se conecta. Lee sin prejuicios y disfruta.

No queda mucho viaje cuando Yampi saca su guitarra y el vagón se hace una fiesta. Elia Barceló le acompaña con las palmas, González con la voz. Son unas pocas canciones que ponen el punto festivo de la Semana Negra y la comunión entre todos, independientemente de a qué se dediquen.

Los autores de la Semana Negra posan en Madrid