Una crónica de cómo viví la Huelga General del 14N
Miércoles 14 de noviembre de 2012. Calles de Madrid
Europa contra la Troika (Foto: Toni Gutiérrez)
La noche del martes, en twitter se veía ambiente de huelga. Piquetes informativos en los turnos de noche señalaban que el paro en la industria, la recogida de basuras y el transporte se estaba produciendo. El consumo eléctrico bajaba de manera perceptible. Las fotos que recibía de Asturias indicaban que el seguimiento allí iba a ser masivo. Mis amigos de León me señalaban que la ciudad secundaba con fuerza la convocatoria de la Huelga General.
Después puse la televisión para ver un ratito de La noche en 24 horas. Hace tiempo que el programa ha perdido todo interés para mí, pues han desaparecido de él todas aquellas voces que han expresado la más mínima crítica hacia las políticas del gobierno. Lo han convertido en una tertulia más, de tinte monocromático, y en un programa de becarios agradecidos y tertulianos con la bandera de España y el logo del PP tatuados en su piel. No me parecen ni objetivos, ni imparciales y les falta todo signo de periodismo. Los tertulianos hablaban de que la huelga era un mecanismo arcaico, de que no la iba a secundar nadie y que además tampoco serviría para nada. Andaban alegando esto y lo hacían con prisa, pues aunque habitualmente finalizan hacia las doce y cuarto o y veinte, decidieron no sobrepasar la medianoche, no vaya a ser que esa huelga que tanto minimizan les fuera a afectar. Así fue, a las doce en punto pasaron a emitir espacios enlatados y ya emitidos en el propio canal. Telemadrid se fue a negro (entiéndase, a una foto fija) y yo me fui a dormir porque los días de huelga siempre terminan siendo muy cansados.
Policía Nacional protegiendo el Corte Inglés de Preciados y el tráfico en Cibeles (Foto: Toni Gutiérrez)
Sigo con un piquete pequeño que se dirige a Cibeles. No me gusta lo que veo, muchos furgones policiales y demasiados policías. Pasan un grupo numeroso de ciclistas reivindicativos que cortan la plaza, los que estamos en las aceras intentamos secundarles y unirnos, pero la policía se da prisa para desalojar a los que han bajado de la acera. Nos cogen del brazo entre los ciclistas y no llevan a nuestro lugar. Miran mal, con agresividad. De nuevo codo a codo hacen un cordón policial y todos cruzan los brazos en un gesto aprendido para tapar su identificación. Uno de ellos busca a quien provocar. Empuja a una mujer, el hombre que hay a su lado le recrimina el gesto. El policía le propina un cabezazo y el hombre reacciona forcejeando e intentado quitarse al policía de encima. Resultado, también se lo llevan detenido y al policía provocador le sale una sonrisilla mientras vuelve a ocupar su sitio en la fila. Veo que se siente orgulloso de empujar mujeres y provocar, supongo que piensa que le pagan para eso y no para que baje el índice de delincuencia en nuestras calles. Allí no hay nada que hacer, es evidente la orden que tienen de evitar a toda costa una posible instantánea del tráfico cortado en Cibeles por la Huelga, que no haya imágenes que contradigan su sacrosanta «normalidad». Esa es su única prioridad, ganar una guerra de símbolos, aunque tenga que ser aplicando una violencia tan injustificada como desproporcionada.
Vuelvo a Sol con otro grupo, pero nos detenemos en Alcalá, a la altura del Ministerio de Educación donde unos cuantos padres y madres juegan en el suelo con sus hijos pequeños. Han desplegado sus juguetes y varias tiendas de campaña. Así con lo más cotidiano reivindican una educación pública de todos y para todos. Hay un oficial de policía al que no le gusta la imagen, sabe que no va a poder desalojarles porque teme que si lo intenta pueda haber después unas fotos atestiguándolo y que estas lleguen a la prensa no domesticada o que circulen libremente por internet. No aguanta más y agarra un cochecito vacío utilizado para llevar los juguetes y lo lanza unos metros más allá con verdadera repulsión. Así se lame su impotencia de perro servil. Los ciudadanos le piden educación porque se ve que no tiene ninguna. El oficial se encara, sus compañeros se apartan, es el jefe del grupo pero se ve que no apoyan su actitud. Un ciudadano le pide que le muestra su número de identificación porque va a denunciarle. El oficial muestra su lado más chulesco y responde pidiéndole a su vez la documentación. El ciudadano se la muestra tranquilo mientras anota el número. El oficial pasa el D.N.I. a uno de los policías pidiéndole que tome nota él, que quede claro ante todo quién manda allí. Esperamos a ver que hace. Parece que se ha calmado y que las cosas no van a ir a más. Es curioso como les duele esa forma pacífica que tiene el pueblo de enfrentarse a ellos y lo que les cuesta tragarse un orgullo vacuo.
Cerrado por Huelga General
El telediario de TVE hace un seguimiento de la huelga con una equidistancia de libro que deja en los márgenes demasiadas cosas importantes. Lo que más me sorprende es que muestran algunas cargas policiales, pero que todas son en Cataluña y están protagonizadas por los Mossos d'Esquadra.
A las seis de la tarde Atocha y Madrid están llenas de gente que se va uniendo a la manifestación. Hace mucho tiempo que no hay un clamor tan grande en la calle, pero el gobierno ha dicho que le da lo mismo, que no va a cambiar su política económica. Le importamos poco los ciudadanos, seamos 35.000 o más de un millón. Ahora no hay policía y lo cierto es que no se respira la mínima tensión. Caminamos todos, cantamos, coreamos eslóganes y sabemos que si peleamos puede haber una esperanza. Circulamos despacio, pacíficamente, sabiendo que estamos en nuestro derecho de reclamar otras políticas diferentes con las que salir de esta crisis generada por el propio sistema capitalista. Somos conscientes de que el camino es difícil, pero no podemos dejar en la cuneta ni la dignidad, ni los valores, ni los principios con los que lucharon nuestros padres y abuelos… Preferimos comprar menos en el Corte Inglés, o que el tráfico en Cibeles pueda estar cortado en un día de Huelga General porque creemos que esa no es la libertad que mide la calidad de una Democracia. Queremos un estado del bienestar justo, que se preocupe de que sus ciudadanos puedan tener un empleo, vivir en una casa, educar a sus hijos, informarse a través de una televisión pública, desarrollar una cultura con la que se siente identificado y disponer de una sanidad universal que nos trate y nos cure cuando caemos enfermos. Para eso pagamos impuestos. No lo hacemos para enriquecer a especuladores, banqueros y políticos. Por eso pedimos que quien gestiona el dinero público, nuestro dinero, tenga claras nuestras prioridades y las aplique. También queremos que paguen más los que más tienen.
Foto de la Plaza de Colón durante la Manifestación en Madrid
En las noticias de Telecinco informan con mayor detalle de la huelga. Televisión Española sigue repitiendo la misma pieza de la mañana a la que ha añadido algún detalle de las manifestaciones. En twitter empiezo a enterarme de las cargas de la policía en Neptuno y Atocha. Sé que estas imágenes son las que han esperado muchos durante todo el día, las que utilizarán para justificar una «normalidad» en el beneficio de unos pocos. Yo lo que veo en ellas es la violencia desmedida de la policía que reprime la voz de un pueblo.
Releo la crónica antes de subirla. Quería hablar de una jornada de huelga y sin embargo la policía se ha hecho la protagonista. Mal va el país en que sus dirigentes, para esconder sus miserias, acuden a la fuerza para proteger una razón que no tienen.
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