viernes, 30 de noviembre de 2012

La denuncia del olvido

José Manuel Serrano Cueto recupera para el presente las historias de varios actores y actrices de reparto en el documental Contra el tiempo

¿Por qué? Por el entrañable deseo de conocer la historia de nuestro cine y recuperar rostros que habíamos olvidado.
Cartel de la película documental Contra el tiempo
Cartel de la película documental Contra el tiempo
Contra el tiempo es un documental de José Manuel Serrano Cueto que nos habla sobre todo de los que hacieron cine. Se centra en un puñado de actrices y actores que rodaron, aquí y allá, muchas películas, especialmente en los 60 y 70, época en la que por un lado vinieron los grandes estudios de Hollywood a nuestro país para realizar algunas de sus superproducciones y por otro Almería se convirtió en el mayor plató donde poder filmar un western. Fueron actores de reparto que rodaron con los más grandes y trabajaron por todo el mundo haciendo películas de género (del oeste, de terror, históricas, destape…), pero que nunca se convirtieron en estrellas.

El actor Antonio Mora visita a estas personas para entrevistarlas porque desea aprender de ellas y saber cómo era la profesión entonces. Una disculpa para dejarles hablar y filmarles de nuevo. Ese viaje sirve de hilo conductor principal del documental. Las preguntas de Mora les permiten a los actores contar su pasado y mostrar su presente para que sea el espectador el que complete el cuadro y saque sus propias conclusiones acerca de cómo ha ido cayendo el tiempo sobre ellos y ellas y cuál ha sido ese proceso de envejecimiento que les ha alejado de nuestras pantallas. Indagar en lo que fueron y en lo que se han convertido hace que en el aire flote un interrogante sobre si ese paso del tiempo y nosotros nos hemos comportado con justicia.

Pero Contra el tiempo es también un homenaje, un ajuste de cuentas, una revancha, un combate contra el olvido y una oportunidad de ver el lado entrañable del cine, el de las personas, el de carácter más humano. Cine dentro del cine. Ese prisma desde el que lo mira todo José Manuel Serrano Cueto se hace entrañable, vivo y logra impregnar el documental de un sabor que va variando, que a veces es dulce y otras amargo, a ratos nos sabe a pesimismo para después convertirse en optimismo y viceversa, pero que siempre destila un amor hacia el cine muy contagioso.

Lone Fleming, Antonio Mayans, Ricardo Palacios, Fernando García Rimada, Carlos Bravo, Mabel Escaño y Aldo Sambrell cuentan sus anécdotas y nos reímos con ellos. A todos les queda un cierto halo de misterio a su alrededor. Muchos de ellos aún mantienen intacto el encanto canalla o esa mirada inquietante que les llevó a las pantallas en su momento. Después de la anécdota, el recuerdo con el que se va reconstruyendo la importancia de una etapa del cine, va surgiendo el dolor del silencio y olvido que les recorre. Ahora tienen otras vidas, algunas alejadas, otras apegadas aún al mismo mundo del cine. Unos añoran ese pasado y volverían sin dudarlo. Otros no tanto, les gusta recordarlo eso sí, pero ya está, hace tiempo que decidieron pasar página para seguir adelante con sus vidas.

En el documental hay entrevistas, pero no se abunda en exceso sobre el recurso del «busto parlante», ese personaje que habla a cámara para contarnos todo y al que simplemente escuchamos. Tampoco se tira apenas de archivo. Es mejor acercarse hasta tocar la intimidad del personaje, donde las confesiones vayan más allá de las palabras. Esas decisiones tomada por el director le dan viveza a la película y un ritmo cinematográfico que transciende al género del documental. Ese toque diferente, como de nostalgia combativa que va más allá de sentarse a escuchar anécdotas, y que tiene intenciones, consigue el interés y la complicidad del espectador.

Hoy se estrena Contra el tiempo, lo hace en Artistic Metropol de Madrid, una nueva sala dedicada al cine independiente, clásico y sobre todo de re-estreno para poder recuperar todas esas buenas películas que se estrenaron en un mal momento y no tuvieron la oportunidad que se merecían.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Momoiro Sora o / About the pink sky, una fina crítica de la sociedad

Domingo 25 de noviembre de 2012. Festival Internacional de Cine de Gijón

Momoiro Sora o / About the pink sky es la película triunfadora del FICXixon

Toni Garrido, Dan Mirvish, Norma Ruiz y Diego García Cruz en la gala de clausura de anoche
Toni Garrido, Dan Mirvish, Norma Ruiz y Diego García Cruz en la gala de clausura de anoche
¿Cómo se miden los festivales de cine? La verdad es que hay muchas formas de hacerlo y en mi caso uso varias métricas. La primera es puramente numérica: el número de películas que compiten en la sección oficial, con eso se puede intuir la ambición. A esas películas hay que mirarles la nacionalidad y quien las firma para entender el riesgo que asumen los programadores de la edición. El número de secciones paralelas o el tipo de cine que traen explica la pasión cinéfila que se va a respirar esos días. Y la última, un tema de volumen, consiste en mirar cómo de llenas están las salas, que es algo que viene a explicar la implicación de la propia ciudad con su festival, si no están llenas es que la edición no puede ser buena.

También tengo métricas personales, como son el número de horas que paso en las salas viendo películas, los litros de pepsi con los que acompaño la escritura nocturna de las reseñas, las pocas horas de sueño en que los días que pasan de cinco están bien y el montón de entradas usadas que queda sobre la mesa. En todas esas categorías, el FICXixón ha hecho buenos números.

Ya sé que es simplista, pero al final la única medida que vale es la calidad de la película ganadora, ni siquiera quienes la acompañaron en el palmarés. En esta 50 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón el premio a la mejor película se la ha llevado la película japonesa Momoiro Sora o / About the pink sky, de Keiichi Kobayashi. Ella sola dirá si este año el festival se ha portado.

Cartel de la película Momoiro Sora o / About the pink sky de Keiichi Kobayashi
Cartel de la película Momoiro Sora o / About the pink sky de Keiichi Kobayashi
Sección oficial. Momoiro Sora o / About the pink sky. La maestría de contar el mundo sin que lo parezca.

El festival ofrecía la oportunidad de ver el domingo la película ganadora de este año. Reconozco que me acerqué hasta la taquilla aún con ciertos prejuicios; no soy un gran amante del cine asiático en general, ni de la escuela japonesa en particular. Culturalmente siento una distancia insalvable con su cine que la mayoría de las veces se me hace demasiado aburrido. Al salir de ver Momoiro Sora o / About the pink sky me encontré sin embargo con que era el único en mi alrededor al que la película le había gustado. Con ironía, detrás de mí alguien decía «estaba impaciente por saber como acababa». En la vida tampoco hay misterios, acaba siempre con la muerte, y sin embargo nos parece interesante vivirla.

¿Que por qué me gusto? Porque me encontré en ella una estupenda crítica social que no esperaba, por su calidad cinematográfica y por el excelente guion que trama historias en las que siempre podemos leer entre líneas e ir más allá. Ese guion esta maravillosamente impregnado de una maestría sublime que permite contar el mundo sin que lo parezca. Sus protagonistas son adolescentes, con problemas de adolescentes y con reacciones de adolescentes. Y sin embargo cada situación retrata a la perfección una realidad del mundo de los adultos, y nos la explica con una comparación natural. No hay una intención de juzgar, solo de mostrar.

Keiichi Kobayashi, en su debut como director, se toma su tiempo para hacer este retrato. Es cierto que a veces parece que no pasa nada, sin embargo es falso que vaya sin rumbo, hay detrás toda una estructura milimétrica que sostiene la película y que va haciendo encajar cada pieza. Por eso es un cine que hay que defender. Hecho en blanco y negro, con una cuidada fotografía y una naturalidad asombrosa para colocar la cámara, Kobayashi crea un universo cercano y emotivo. A eso hay que añadir ciertos toques de humor.

Me parece brillante la idea de leer cada día el periódico puntuando sus noticias por lo buenas o malas que son. Las buenas puntúan en positivo, las malas en negativo y hacer la suma total después. La protagonista de la película lo hace y todos los días le sale negativa, muy negativa, como de -537 o así. Es la lucha diaria entre el pesimismo y el optimismo, no una utopía.

Para cambiar el mundo hay que conocerlo, los códigos morales en la cultura japonesa están perfectamente imbuidos y todos saben lo que está bien. Pero un joven puede ir más allá, puede plantearse si lo correcto es lo justo, y si se puede aplicar una prórroga donde dar una oportunidad al ser humano. No dice dejar de cumplir, simplemente ayudar hasta que algo se solucione. Los códigos morales de la cultura japonesa funcionan por la confianza y porque ésta se coloca por encima de todo y no se rompe jamás.

La protagonista vagabundea un día de vacaciones escolares, se cruza con un hombre que quiere trabajar pero que tiene problemas y vemos como la película se plantea la cuestión del paro y la falta de empleo en una sociedad capitalista, le bastan un par de frases para explicarse. De la misma forma vemos el mecanismo empresarial que coloca jefes intermedios que forman los eslabones de la cadena que va desde la persona que manda hasta la que hace el trabajo. También nos enseña como el dinero viaja circularmente para llegar al mismo sitio y quedarse en las misma manos. No falta el honor de devolver lo prestado, cuando se toma dinero de otro se firma un pagaré que se romperá al devolver el dinero recibido. Habla de muchas más cosas: de las deudas, de los sueños, del amor, de la homosexualidad, de los videochats nocturnos, del trabajo infantil, del periodismo, del dinero sucio, de la amistad… Y sobre todo de esa mentalidad de trabajo, trabajo y trabajo.

No infantiliza a los adolescentes, al contrario nos los muestra fuertes y responsables, bien preparados, inteligentes y con capacidad para sopesar y decidir las mejores soluciones. Menos mal que la juventud es el futuro porque nuestra sociedad no aguanta mucho más tal y como está.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Se clausura la 50 edición del FICXixón con fuegos artificiales

Sábado 24 de noviembre de 2012. Festival Internacional de Cine de Gijón

La Pirogue / The Pirogue y Between Us, el mundo que sobrevive y el mundo de la opulencia.

Gil Parrondo durante la rueda de prensa del premio honorífico de la 50 edición
Gil Parrondo durante la rueda de prensa del premio honorífico de la 50 edición
Premio honorífico de la 50 edición a toda una carrera del director artístico Gil Parrondo

Para presentar a Gil Parrondo, Nacho Carballo dice que es historia viva del cine mundial y que darle este premio lo que hace es dar honor al festival. Gil Parrando es un hombre sentido, de corazón. El director le recuerda siempre dibujando a pincel. Para esta edición que cumple cincuenta años, el premio debía recaer en alguien tan grande como Parrondo, además es asturiano y ciudadano del mundo.

Gil Parrando habla bien de todos sus rodajes, más o menos igual cada uno dice para no elegir uno solo. Los trata como a sus hijos y todos los ha abordado con rigor y amor. Dice que el secreto de su felicidad está en que con los mimbres que tenía en cada momento hacía su trabajo sin necesitar más. Eso le ha producido mucha paz. Siempre se ha encontrado cómodo allí donde ha trabajado, ya sea en el extranjero como aquí. De todas formas cuando vuelve a España después de estar tanto tiempo fuera, trabajar de nuevo en su tierra le parece muy hermoso.

La pintura es uno de sus grandes placeres. Quería ser pintor, pero con catorce años ya había visto las películas de Hollywood y el veneno ya estaba dentro. Después llegó la guerra y a pesar de ella fue feliz porque iba a diario al cine. En las guerras no se para el mundo, son aterradoras y peligrosas. Recuerda que frente a esa realidad veía los decorados de las películas de Fred Astaire y Ginger Rogers tan fantásticos y empezó a enfriarse con lo de la pintura. Su fuerza la ponía en poder llegar a hacer películas.

Dice que el suyo ha sido un camino con suerte. Fue ayudante de Sigfrido Burmann en la productora ECESA durante diez años. Así que cuando le llegó firmar el primer trabajo en solitario, estaba tranquilo, preparado y sabiendo que esa era su profesión. Lo que realmente había sido emotivo le había ocurrido mucho antes, cuando entró por primera vez en un plató y descubrió la magia del cine.

Parrondo prefiere que le digan decorador antes que director artístico. Explica que decorador es una palabra que suena muy bonita en español. Sin embargo a él no le gusta dirigir, no es su aspiración y rechaza la palabra director. Tampoco le gusta la expresión que se usa ahora de diseñador de producción, dice que le horroriza pues es un término que al oírlo uno no sabe qué es. De su trabajo dice que primero lee el guion y lo disfruta -en su vida solo ha rechazado dos porque no se encontraba a gusto con aquellas palabras ni con el ambiente-. Después habla con el director. Para cada trabajo hay mil posibilidades para cada cosa y las mil son buenas. Prepara las ideas que tiene y suele presentar al director tres soluciones. Si el director le propone otra, él no se siente incómodo, abandona las suya y se pone a trabajar en la del director. Es capaz de prescindir de las ideas previas, las olvida para seguir la trazada por el director porque esa es la que vale para él y lo hace sin dolor.

La tecnología en lo suyo ha avanzado mucho estos años, nada que ver con lo del lápiz y el papel. Dice que no está en contra de aplicar esta tecnología en la profesión, pero que él no ha entrado. Después entretiene a la prensa hablando de los almacenes del atrezzista Julián Mateos. Se lo conoce de arriba abajo, cuando necesita algo le llama por teléfono y le puede explicar dónde está el objeto que le gusta. Le encanta ir en persona a buscar algo y charlar con Mateos. Recuerda otros almacenes en Londres donde estaba todo catalogado. Buscaba unas sábanas para una cama. Todo está ordenado y más resuelto fuera, pero en España resulta más encantador.

En su vida ha recibido muchos premios, pues son muchos años los que lleva trabajando, y todos le han dado alegría. Se sintió algo extraño cuando le dedicaron una calle en Luarca. Cuando se lo dijeron le entró un desasosiego por esa sensación de que los nombres de las calles eran personas que ya estaban muertas. Le dio miedo. Este premio lo disfruta porque es en su tierra. Aunque viva en Madrid, sus raíces siguen estando en Asturias. Ha llegado a querer el paisaje quemado de Castilla, pero no se olvida de Asturias. Señala que encontrarse con el Cantábrico es algo importante y que no se cansa de mirarlo cuando viene. Los que aquí viven no se dan cuenta de esa maravilla, casi ni lo miran

Almodóvar y él son los dos únicos españoles que pueden presumir de haber ganado dos Oscars, algo que les ha unido, aunque no hayan coincidido ni se conozcan. Una vez se saludaron a los dos lados de un paso de cebra. Recuerda que el primer Oscar fue emocionante. La noticia la recibió en Cataluña, le llamó su mujer a las cuatro de la mañana. A las cinco se vistió y se fue solo a la playa. El Oscar se lo mandaron por correo porque no pudo ir a recogerlo. Recuerda la emoción de abrir la cajita. El segundo tampoco pudo ir a recogerlo. No se las arregla para cortar un trabajo e irse a recibir algo. No es de actos, ni de estrenos.

Hablando de futuro desvela que tiene dos proyectos próximos y que después se retirará. Los dos son de personajes. El primero es la vida de Antonio Machado y el segundo trata de los 33 días que Picasso utilizó para pintar el Guernica. Lo hizo en 37 y en aquel año Parrondo estudiaba Bellas Artes en la Real Academia de San Fernando, por debajo de los obuses, cogiendo el tranvía y pintando. Dice que esas son las última vueltas del camino, pues hasta los decoradores jóvenes dicen que no les deja sitio, que no acaba nunca.

Cartel de la película La Pirogue / The Pirogue de Moussa Touré
Cartel de la película La Pirogue / The Pirogue de Moussa Touré
Llendes. La Pirogue / The Pirogue. Buscando un futuro, dejándose la vida.

¿Por qué tantos jóvenes se dejan la vida en el mar huyendo de sus países y buscando la costa del primer mundo? La respuesta es sencilla, necesitan, como todos, un futuro y si en sus países no hay expectativas tendrán que salir fuera, cruzando el mar si es preciso y muriendo en el intento en un punto impreciso del océano.

El senegalés Moussa Touré nos propone en La Pirogue / The Pirogue una road movie en cayuco en la que nos muestra el viaje interior rumbo a Europa. El barco es un universo en el conviven gentes de diferentes países, idiomas y trabajos. Todos han pagado su puesto en la piragua y al subirse a ella, cada uno de ellos deja atrás sus historias lanzados a perseguir su objetivo que no es el de un sueño sino el de una vida. En el mar verán la muerte y oiremos sus pensamientos que van repasando lo que quisieron ser y no serán. Nos contarán lo que dejan atrás, lo que son. Tendrán miedo, gritarán y muchos morirán extenuados durante ese viaje.

Uno de ellos no quería venir, lo hizo por su amigo y porque le ofrecieron el trabajo de ser el capitán del cayuco, de asumir la responsabilidad de las otras treinta personas que se embarcaron rumbo al bienestar de Europa.

Todavía me sobrecoge cuando ponen los pies en tierra, en las Canarias, arropados bajo mantas, temblando y asustados. El camino de vuelta es más rápido: una avión, un bocadillo y 15€. Cuando regresan deportados las miradas de estos hombres son diferentes, ya su carga es otra. La muerte les miró a la cara y sobrevivieron. Comprarán un souvenir a modo de regalo, como si todo hubiera sido un viaje convencional para hacer turismo. Se dejaron la piel y algunos la vida, y sin embargo volverán a intentarlo las veces que haga falta hasta que lleguen a las costas del primer mundo y puedan quedarse allí. La vida que les queda no les puede servir.


Foto de ganadores y jurados del 50 FICXixón
Foto de ganadores y jurados del 50 FICXixón
Gala de Clausura. Premios y premios y más premios

La novedad de esta edición son unos fuegos artificiales encargados a la Pirotécnica Pablo en la Universidad Laboral. El cielo se ilumina, el fuego purifica y los restallones nos dicen que el festival se acaba. Dentro nos recibe la misma banda que abrió el Festival. Toni Garrido y Norma Ruiz se encargan de presentar, lo hacen con soltura, especialmente Garrido y con varios toques de humor que parece que les sale natural, como si no estuviera escrito en cada una de las tarjetas que van leyendo.

Lo primero que hacen es recordar a Tony Leblanc que nos ha dejado hoy, y a José Luis Borau y Miliki hace unos días. Se entrega un premio a Juraj Jakubisko quien bromea con que lo que es un arte de verdad en estos tiempos es lo que hace su mujer, su productora, que se encarga de conseguir dinero para hacer las películas.

Otras caras de actores y actrices conocidas van saliendo para ir entregando los premios del palmarés. Juan Diego, Nerea Camacho, Lluvia Rojo, Elena Furiase, Xenia Tostado… Me quedo con unos cuantos momentos:

Lo más reivindicativo, o digamos con un cierto toque de izquierdas: recordar la huelga de cómicos del 75 y lo que con ella se consiguió. Sirve para presentar a Juan Diego que participó en ella y que luego nos habla de recortes y recortadores para que no demos nunca un aplauso al ministro Wert.

Lo más emotivo: la entrega del premio honorífico a Gil Parrondo. Se lo da Mario Camus y los dos se funden en una abrazo. Parrondo exclama «¡cuántas emociones en un día!».

Lo más divertido: Lee Sang-Woo recogiendo su premio, bailando, agradeciendo y gritando lo mucho que quiere a España. Y luego el traductor Diego García Cruz intentando poner el mismo tono al traducir y consiguiéndolo.

El mensaje más repetido: Son los ciudadanos de Gijón los que hacen el FICXixón.

Dan Mirvish juega a hacerse fotografías durante la rueda de prensa de presentación de su película Between Us
Dan Mirvish juega a hacerse fotografías durante la rueda de prensa de presentación de su película Between Us
Sección Oficial. Between Us. Discusiones de las que huiríamos en el mundo real.

Para clausurar esta edición, se eligió la película de Dan Mirvish Between Us. La presentó primero y mientras lo hizo se mostró simpático y juguetón, pues a la vez que le traducían aprovechó el tiempo con Toni Garrido haciendo fotos con su móvil.

En este festival me he dado cuenta de que el cine de la clase media me aburre cada día más. Necesito una buena historia, un mensaje y un compromiso político, cosas que este cine independiente está dejando de lado. Between Us es teatro introspectivo llevado a la pantalla.

El debate es qué hacer con el talento, ¿elegir arte o dinero? Soterradamente se puede trasladar esa misma discusión a tener que elegir entre cine independiente hecho en Nueva York o las grandes producciones de Los Ángeles. Ninguna de las opciones termina de ser la perfecta para las dos parejas, y eso que cada una se alinea en distinto bando. Unos, los del dinero y las grandes producciones, viven en una casa grande el Medio Oeste Americano, con una superpantalla y fotografías comerciales adornando las paredes. Los otros habitan un apartamento en Nueva York en el que les gustaría tener más espacio y las fotos colgadas con pinzas de alambres que bajan por la pared son más personales y artísticas.

El mensaje es que malgastar el talento produce crisis de pareja, pero no hacerlo y quedarse sin dinero también. A lo que asistimos es una fuerte discusión de pareja. Cuando estamos delante y somos espectadores en la vida real de una pelea de este tipo nos sentimos molestos, ¿por qué entonces en el cine no tendría que ser igual?

Dan Mirvish es uno de los cofundadores del Festival de Sundance. Por la mañana, en la rueda de prensa, Nacho Carballo explicó que Between Us podría haber estado en competición, pero como representa el tipo de película que el festival quería para clausurar los cincuenta años del festival, prefirieron que lo cerrase.

Mirvish habla del proceso de trasladar la obra teatral y a sus cuatro personajes al cine, manteniendo la intimidad de la pieza. Explica los métodos realizados con las lentes escogidas, o con el movimiento de cámara y el uso del tiempo de una manera más cinematográfica.

Trata tanto de la amistad como de los sueños rotos, pero la amistad es más importante, la que nos permite sobreponernos a los fracasos. Necesitamos a los amigos para salir adelante porque todos tenemos fracasos en nuestras vidas. Después cuenta anécdotas que no sé si tomármelas en serio o pensar que son inofensivas bromas del director con un sentido del humor peculiar. Lo cierto es que Mirvish es un excelente contador de historias, así como un infatigable tomador de fotos con su móvil. Sin duda quiere retratar el mundo y todo lo que le pasa en él.

Palmarés de la 50 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón

Sábado 24 de noviembre de 2012. Festival Internacional de Cine de Gijón

El jurado señala que fue una decisión reñida

Largometrajes de la Sección Oficial premiados en la 49 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón
Largometrajes de la Sección Oficial premiados por el Jurado Internacional en la 50 edición del Festival Internacional
de Cine de Gijón

SECCION OFICIAL DE LARGOMETRAJES:

El Jurado Internacional de la Sección Oficial de largometrajes del 50 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón, integrado por Dmitry Glujovsky, Ernesto Alterio, Lola Salvador, José Salcedo y Farid Bozorgmehr ha concedido los siguientes premios a los largometrajes participantes:

Premio Principado de Asturias al mejor largometraje: Momoiro Sora o / About the pink sky de Keiichi Kobayashi (Japón)

Premio al mejor director: Lee Sang-Woo por Barbie (Corea)

Premio al mejor actor: Yosef Carmon por Hayuta ve Berl / Epilogue (Israel)

Premio a la mejor actriz: Golshifteh Farahani por Syngué Sabour / The patience stone (Afganistan y Francia)

Premio al mejor guión: Amir Manor por Hayuta ve Berl / Epilogue (Israel)

Premio Gil Parrondo a la mejor dirección artística: Dragan Denda por Djeca / Children of Sarajevo (Bosnia-Herzegóvina, Alemania, Francia y Turquía)

Premio Especial del jurado: După dealuri / Beyond The Hills de Cristian Mungiu (Rumanía, Francia y Bélgica)

ANIMAFICX:

El Jurado Internacional de la Sección ANIMAFICX del 50 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón, integrado por Raúl García, Chelo Loureiro, Pablo Llorens Serrano y Luis da Matta ha concedido los siguientes premios a los largometrajes participantes:

Premio ANIMAFICX: Le chat du rabbin / The Rabbi's Cat de Joann Sfar y Antoine Delesvaux(Francia)

Mención especial: Le magasin des suicides / The Suicide Shop de Patrice Leconte(Francia, Canadá y Bélgica)

Primera mención honorífica: Le jour des corneilles / The Day of the Crows de Jean Christophe Dessaint(Francia)

Segunda mención honorífica: Un monstre à Paris / A Monster in Paris de Bibo Bergeron(Bélgica y Francia)

SECCION OFICIAL DE CORTOMETRAJES:

El Jurado Internacional de la Sección Oficial de cortometrajes del 50 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón, integrado por Fernando Marías, Miguel Ángel Vivas y Nadia de Santiago ha concedido los siguientes premios a los trabajos participantes:

Premio Principado de Asturias al mejor cortometraje: Abgestempelt / Punched de Michael Rittmannsberger (Austria)

Premio al mejor director: Jan Roosens y Raf Roosens por Rotkop (Bélgica)

Premio al mejor actor: Giorgio Colangeli por Terra (Italia)

Premio a la mejor actriz: Janis Vercaempst por Badpakje 46 / Swimsuit 46) (Bélgica)

Premio al mejor guión: Bert Vandael y Sanne Nuyens por Rotkop (Bélgica)

Premio a la mejor dirección artística: Diego Modino, David Benítez y Julio Torrecilla por Efímera (España)

RESTO DE PREMIOS:

Premio FIPRESCI de la Prensa Internacional: Syngué Sabour / The patience stone de Atiq Rahimi (Afganistan y Francia)

Premio del público a la sección Rellumes: Viagem a Portugal / Journey to Portugal de Sérgio Tréfaut (Portugal)

Premio Efants Terribles al mejor largometraje: Pinocchio de Enzo d’Alò (Italia, Luxemburgo, Francia y Bélgica)

Premio del jurado joven al mejor largometraje: Syngué Sabour / The patience stone de Atiq Rahimi (Afganistan y Francia)

Premio del jurado joven al mejor cortometraje: Abgestempelt / Punched de Michael Rittmannsberger (Austria)

Premio Día D'Asturies: (exaquo) Concejo Abierto de Carmen Comadrán (España) y Vía Tango de Adriana Navarro (España)

Premio Nuevos realizadores del Principado de Asturias al proyecto: Patatas presentado por David Barreiro Rodríguez (España)

Mención especial al Premio Nuevos realizadores del Principado de Asturias al proyecto: el trasgu presentado por Daniel Rodrígues Garrido (España)

Premio al proyecto corto Canal + 2011: El fin del mundo será en Brasil presentado por Bastian Films y dirigido por Sergi Portabella (España)

Farid Bozorgmehr, Dmitry Glujovsky, Nacho Carballo y Lola Salvador durante la lectura del palmarés
Farid Bozorgmehr, Dmitry Glujovsky, Nacho Carballo y Lola Salvador durante la lectura del palmarés
Tras la lectura de los premiados, Raúl García, miembro del jurado de ANIMAFICX explicó que le habían dado el premio a Le chat du rabbin / The Rabbi's Cat por su increíble plástica y por la brillante exposición de los conflictos religiosos.

Por su parte Dmitry Glujovsky, miembro del jurado internacional de la Sección oficial, señaló que la decisión había sido muy reñida, con un enfrentamiento encarnizado porque hubo dos bandos, el de la película ganadora apoyada por tres de sus miembros y otros dos que apoyaban otra película que no se le permite decir. La guerra se saldó con este resultado.

Lola Salvador defiende la decisión tomada como jurado. Explica que en Momoiro Sora o / About the pink sky ha visto cine por todos los costados, que tiene los valores más misteriosos e interesantes del cine. Es como un golpe. Añadió los adjetivos arriesgada, nueva y valiente, un cine que un día ves y te conmociona pero que otras personas pueden verla un día que no están receptivas y no valorarla de la misma manera. Es cine puro. Un festival no es un sitio donde se tenga que entrar en consideraciones al estilo de las carreras de caballos. Nacho Carballo, director de esta edición, zanja la cuestión antes de que la sangre llegue al río diciendo que «es la decisión del jurado y éste ha sido el palmarés».

viernes, 23 de noviembre de 2012

Barbie, del coreano Lee Sang-Woo, se convierte en favorita

Viernes 23 de noviembre de 2012. Festival Internacional de Cine de Gijón

Barbie, Hello, I must be going, Héritage / Inheritance y Viagem a Portugal / Journey to Portugal, entre el cine comercial y el de más opciones para ganar

Dentro de un festival hay muchos, tantos como espectadores que cuentan lo que ven desde su punto de vista. Un mismo festival es distinto para cada uno, yo no puedo mirarlo desde la visión de las personas que trabajan en él, o tal como lo ven los directores invitados, ni siquiera como público. Me acerco con una «mirada de prensa», entre la objetividad y lo subjetivo del que tiene sus gustos propios. Eso es hacer una crítica.

Ante el tamaño de un festival, un crítico ve un fragmento y trata de construir la foto completa, la que defina mejor el festival, aunque a veces solo sea una arista. Un festival es un conjunto de decisiones, lo que se elige básicamente. Como en toda elección el crítico se equivocará, elegirá algo que hasta a él mismo le horroriza y habrá películas para las que no encuentre la mirada adecuada. A veces el cansancio le hace perder la objetividad o la chispa necesaria para comprender el detalle crucial que esta vez se le ha pasado desapercibido.

Lee Sang-Woo, director de la película Barbie, durante la rueda de prensa de presentación
Lee Sang-Woo, director de la película Barbie, durante la rueda de prensa de presentación
Sección oficial. Barbie. Una gran película

Barbie merece estar en el palmarés de esta edición. La de hoy ha sido una gran película y lo es sobre todo por la inteligencia con la que está contada. Con pulso firme, a Lee Sang-Woo no le tiembla la mano para tratar un hecho verídico que ocurrió en su país hace 28 años. Una historia que deja en quien la ve un tremendo poso de amargura, que duele y que hace mirar callado hacia el suelo como buscando las palabras para esa sensación de vacío que se queda por dentro después de la última escena.

Las cosas casi nunca son lo que parecen y los sueños menos. En el país de las oportunidades todo tiene precio. Un padre y una hija viajan a Corea para adoptar una niña. La elegida se ocupa infatigable de un padre retrasado y una hermana de salud débil. Todo lo ha tramado su tío. Ella no quiere irse a América, pero su hermana es lo que más desea en este mundo. Algo extraño debe haber cuando los americanos se muestran distantes y esa inquietud plasmada en un instante es la que nos dejará sin aliento. Una inquietud marcada por los acordes de una guitarra española que suena para enfatizar y en las miradas de las niñas.

A la puerta del cine, tras el pase de prensa, se encuentra su director que va dando las gracias a cada uno de los asistentes. Junta las manos y agacha la cabeza en un gesto sentido. Uno a uno, sin saltarse a nadie. Se nota que es feliz cuando puede mostrar sus películas. Sang-Woo es un tipo particular, de un carácter diferente al que uno puedo imaginarse tras ver Barbie. Hace bromas que contrapone con una seriedad extrema y te hace dudar de cuándo habla en serio y cuándo no. Dice que su cine siempre trata de una manera u otra de la familia. Esta vez ha cambiado de estilo y su película no habla de sexo ni de violencia, sino de un hecho verídico. Cuenta que ahora, en Corea, no podría volver a darse, pero sí en otros países asiáticos. Después añade que la película no quiere ser una crítica a los Estados Unidos, ni aplastar el sueño americano. Estudió y vivió allí, así que le debe mucho a los Estados Unidos. Reconoce que le encanta aquel país. Lo que trata de decir la película es que la gente tiene que vivir su vida.

Decían en Corea que Sang-Woo es su director más pervertido. En realidad viene de una familia relativamente acomodada y sin mayores traumas. Pero para ser un cineasta hay que destacar. Él lo hizo rodando Mi madre es una puta o Mi padre es un perro, películas que retratan a los más inestables, a los que tienen problemas. Cuando se estrenó Mi madre es una puta, la primera de sus películas que lo hizo, tenía ya rodadas siete películas. Era 2010 y el éxito en cartelera le permitió estrenar alguna de las otras. Barbie se estrenó en Corea hace tres semanas y algunos espectadores se acercaron para decirle que era un traidor por abandonar su estilo. La verdad es que no quiere repetirse. Le gusta lo que hace y quiere seguir rodando. El año pasado realizó cuatro películas y ahora va a comenzar con una superproducción histórica y luego quiere volver al cine independiente otra vez. Para el año que viene tiene previsto que se estrenen seis de sus películas. Barbie es la décima en su carrera y en todas las anteriores siempre ha estado él por medio: guion, actor protagonista… Dice que es su forma de conseguir ahorrar dinero. Esta vez ha sido la primera que ha trabajado con actores profesionales que han trabajado gratis, la única manera de conseguir hacer cine independiente. Trabajar gratis no quiere decir sin costes. Para esta película se había reservado el papel del tío, pero la productora le dijo que si quería ser director tenía que dejar de ser actor. Bromea después con que tiene cara de pan, tan grande que no cabe en la pantalla. Dice que no le importa desnudarse en sus películas y que esa es otra de sus ventajas. Lo arriesgó todo para apostar por su carrera. Lo que tiene lo dedica a hacer películas.

La hermana mayor de Barbie es una actriz muy conocida en Corea y la pequeña es su hermana en la vida real. No es profesional, pero Sang-Woo lo tuvo claro, al verla supo que tenía que ser la otra niña porque le gustaban sus ojos, tenían algo terrorífico. Para el rodaje tuvieron muy poco tiempo, así que lo hicieron todo seguido en once días. Al noveno tuvieron que llevarle al hospital por agotamiento. Rodaban sin pausa y apenas si dormían una hora o dos al día.

Cuando le preguntan si ha conseguido distribuidora para su película en España bromea: si alguien le pone un dólar encima de la mesa le da los derechos de la cinta. No le interesa el dinero, lo que quiere es que sus películas se vean y que pueda seguir rodando. Anima a todos los festivales a que le inviten y promete que no va suponer ningún gasto para aquellos que lo hagan.

Cartel de la película Hello, I must be going de Todd Louiso
Cartel de la película Hello, I must be going de Todd Louiso
Sección oficial. Hello, I must be going. La terapia de nosotros mismos

Hubo un tiempo en que estuvieron de moda los programas sobre operaciones. Holanda los producía y las cadenas de televisión europeas se pegaban por emitirlos. Cinematográficamente puede ser interesante ver como una cámara desciende por nuestro esófago camino de filmar el interior de nuestro estómago. Pero el interés general no lo termino de ver y no es algo que atraiga. De la misma forma se nos invade con un cine-medicina, de esos de terapia propia que nos sirva para solucionar los malestares de nuestra psicología. Un cine que pretende curar nuestra alma o al menos enseñarnos a vivir. La sociedad, su ritmo especialmente, nos hace correr pero hacia ningún lado, descuidándonos como personas y haciéndonos infelices sin saberlo. Hace falta tiempo para encontrarnos a nosotros mismos y saber elegir el mejor camino para tomar. Es necesario elegir y tener cerca a aquellos que nos pueden escuchar, los que de verdad nos quieren tal y como somos. En realidad este tipo de películas me interesa tanto como aquellos documentales de los que empecé hablando.

La película es un drama suave, sin querer herir, con ciertas pinceladas de comedia. Habla de la confusión de una mujer que tras su divorcio se le desmorona toda su vida planificada. A salir de su estado le ayuda un jovencito que se ha enamorado de ella y con quien puede hablar de sus sentimientos. Esas charlas le sirven para repasar su vida y ver si eso que añora era tan bueno como pensaba. Es la reflexión y las preguntas contestadas con sinceridad las que nos llevan a encontrar la verdad, a medir la verdadera proporción de lo que se ha dejado atrás y encontrar que quizá aquella vida no era tan maravillosa ni tan completa.

Lo mejor de la película de Todd Louiso son las escenas en blanco y negro de las películas de los hermanos Marx que su protagonista ve por las noches en la televisión. Esas solas imágenes explican mejor que nada una película contada cientos de veces. Cuando Groucho juega a que el espejo se equivoque y no le devuelva su propia imagen sino otra construida y de la que sospecha como falsa, en realidad nos está desvelando todo el secreto de Hello, I must be going, esa necesidad de encontrarnos a nosotros mismos, el yo de dentro, de no admitir la falsificación de nuestra vida. La frase que da título a la película también la dice Groucho y sirve para señalar que siempre estamos en camino, yéndonos o quedándonos, pero siempre intentando encontrarnos.

Cartel de la película Héritage / Inheritance de Hiam Abbass
Cartel de la película Héritage / Inheritance de Hiam Abbass
Sección oficial. Héritage / Inheritance. Los problemas de una familia palestina

Al salir de ver Héritage / Inheritance lo primero que escucho es a un hombre respondiendo a la pregunta de sus amistades sobre si le ha gustado o no. Levanta los hombros y dice «una más». No puedo estar más de acuerdo, el film de Hiam Abbass, directora de origen palestino, no tiene nada de especial, ni de diferenciador. Es una película plana centrada en los problemas que atraviesa una familia musulmana que vive muy cerca de la frontera entre el Líbano e Israel. No juega a su favor que esta coproducción francesa-turco-israelí haya sido rodada con una visión tan occidental.

Como otras películas vistas en el festival trata de contarnos cómo se puede vivir la normalidad dentro de una guerra. Los helicópteros forman parte de la banda sonora y los israelíes bombardean varias veces, la primera deteniendo la celebración de la boda de una de las hijas. Es una película que dice que, en cualquier lugar, debemos tomar nuestras decisiones, si somos jóvenes. Si ya estamos más maduritos también se pueden tomar, pero hay que ser responsable con las costumbres del lugar y la implicación en los demás.

En cierta manera habla de la hipocresía, lo mismo da que sea la de un musulmán presentándose a alcalde con el apoyo de los israelís, que tener una amante judía, no trabajar, ser incapaz de pagar a los empleados, querer a alguien de otra cultura o ser impotente. Tiene algún buen momento, pero uno ya casi la ha olvidado al salir del cine.

Sérgio Tréfaut durante el encuentro con el público tras la proyección de su película Viagem a Portugal / Journey to Portugal
Sérgio Tréfaut durante el encuentro con el público tras la proyección de su película Viagem a Portugal / Journey to Portugal
Rellumes. Viagem a Portugal / Journey to Portugal. Cerrando los países a las personas

Desde el primer día que hojeé el programa apunté Viagem a Portugal / Journey to Portugal como una de las películas imprescindibles de esta edición. No compite en Sección oficial, pero participa en Rellumes, donde sí que hay un premio del público.

La película de Sérgio Tréfaut está basada en hechos reales, aunque puedan parecer increíbles. Narra una historia de inmigración en un aeropuerto con una estética personal que obliga al espectador a reflexionar y madurar lo que está viendo. Los trámites burocráticos de toda aduana son terriblemente fastidiosos, pero hay veces que se convierten en una auténtica pesadilla. Hay normas absurdas que se aplican de forma mecánica y a quienes las ejecutan les van convirtiendo en inhumanos. Esta sociedad preventiva que vivimos hace daño y, sobre todo, resulta injusta. Se olvida de las personas y penaliza sus comportamientos más normales. Una duda se convierte en sospecha y ésta crea una ley que a su vez se erige como una barrera que criminaliza un conjunto amplio por una posibilidad escasa. Todos somos culpables. Todos somos ladrones. Esas leyes preventivas permiten que sin pruebas ni juicios se pueda tratar a personas como criminales, simplemente por el olfato de un guardia o porque alguien ve negro lo que no tiene color.

Tras la proyección, su director explica que Viagem a Portugal / Journey to Portugal es su primer largometraje de ficción. Lo rodó en once días. Señala que antes había hecho documentales y que por eso, para esta película quería un tratamiento plástico diferente, que indicase que no se trata de una realidad hecha para televisión. Así que decidió realizar un trabajo un tanto experimental que lo alejase del realismo de la propia historia. Para ello usa una retórica propia, con una especie de visión fotográfica en blanco y negro, con los claros como páginas de libros y con repeticiones para que podamos observar el punto de vista tanto de quien interroga como del interrogado. Lo hace con dos intenciones, la primera la de mostrar algo que resulta violento y que por tanto hay que oír más de una vez y por otro para jugar con el concepto del tiempo que puede tener una persona retenida contra su voluntad. En esos casos el tiempo pasa a otro ritmo, oyes como doble, no entiendes… Por eso la primera parte es rápida y la segunda más lenta, representando ese hastío de la impotencia y el deseo de que acabe de una vez.

Lo que narra la película no es un hecho aislado, es algo cotidiano. Las personas a quienes les ocurren estas situaciones se han sentido tan humilladas que no se les pasa por la cabeza protestar contra los gobiernos o los policías. A finales de los años 90, que es cuando ocurre el hecho en que se basa la película, Portugal no estaba preparada para recibir a tantos extranjeros como llegaron. Sólo de Ucrania llegaron 600.000 una cantidad importante para un país como Portugal, de apenas 10 millones de habitantes. Ahora las cosas han empezado a mejorar en aspectos como los de la traducción. Con la Expo cambió la mentalidad del país, «ahora somos europeos» decían como si no lo fueran de antes. Portugal no se siente particularmente intolerante, pero los que vinieron se van porque las dificultades económicas son enormes. Aquella mano de obra inmigrante que llegó ha sido absorbida y otros se han ido porque la mala economía hace lo que tiene que hacer. De los ucranianos deben quedar unos 35.000.

A Tréfaut le interesa explorar dos aspectos. El primero tiene que ver con la aplicación mecánica y lo que eso supone frente a la gente. El otro aspecto fundamental que se plantea es cómo actúan los portugueses y de qué forma ven ellos mismos esa actuación. Dice que tienen la impresión de que son gente amable. Recuerda que en un documental sobre inmigración que hizo con anterioridad, a los portugueses les molestaba la violencia con la que se realizaban los interrogatorios. Y sin embargo gentes de otras nacionalidades al verlos decían «¡qué simpáticos estos portugueses!».

jueves, 22 de noviembre de 2012

El cine de nuestros miedos

Jueves 22 de noviembre de 2012. Festival Internacional de Cine de Gijón

Mejor no hablar de ciertas cosas, 88 y Nije ti zivot pjesma Havaja / Family meals, acomodados del mundo y también un poco insatisfechos

Ya ha quedado atrás mucho FICXixón y antes de que nos demos cuenta habrá echado su telón. Es un buen momento para ofrecer una opinión general de esta edición. Cuando uno asiste a un festival sabe que verá muchas películas, que las habrá infumables, pero que considerará que mereció la pena pasar por ellas si encuentra una sola que le parezca una verdadera joya. Son esas escasas películas las que dan la medida de todo festival. Colarlas entre la selección elegida es tarea, y obligación, de los buenos programadores del festival. Suele ser un asunto de intuición –llamamos intuición a pasarse muchas horas viendo películas– y una cuestión de asumir cierto riesgo a la hora de escoger. Este año los programadores del FICXixón se han movido por un espacio intermedio, de menos riesgo, con películas que se dejan ver con facilidad y con muy pocas de esas que citaba como infumables –que también forman parte de toda programación que se precie–. El cine arriesgado es lo que tiene, que unas veces se acierta y otras no, pero ¡qué sería de un festival sin nada de cine malo! Yo aún busco esa perla escondida y que este año no he sabido encontrar. Faltan dos días, todavía hay tiempo.

Javier Andrade, director de la película Mejor no hablar de ciertas cosas, durante la rueda de prensa de presentación
Javier Andrade, director de la película Mejor no hablar de ciertas cosas, durante la rueda de prensa de presentación
Sección oficial. Mejor no hablar de ciertas cosas. Por los méritos de su familia

Confiesa Javier Andrade que los directores filman lo que conocen para poder hablar con autoridad. Así que para su primera película de ficción optó por un estrato que entiende bien y del que conoce sus leyes. Dos son las ideas principales que quiso abordar con Mejor no hablar de ciertas cosas: el príncipe que no quiere ser rey y el destino del que no se puede escapar. En el fondo lo que ha querido es hablar de lo difícil que es vivir. Para ello ha contado la historia de dos hermanos de una familia acomodada, con sus vicios y su vida, que un día roban una figura de un caballo de porcelana de la casa familiar y eso lo cambia todo, les lleva por un camino con pendiente de descenso.

Este año en Ecuador se han hecho siete películas, el mayor número de su historia. La sociedad está viviendo un proceso de cambio a través del cine. Antes iban a las salas a ver españoles, argentinos, norteamericanos… pero no tenían la costumbre de verse a sí mismos. Del sabor local que tiene su película dice que no le quita universalidad porque se planteó contar un cuento que interesase en cualquier lugar. Se ha visto obligado a mezclar actores profesionales con otros que no lo son. Explica que se debió a que quería hacer una película en la región ecuatoriana de Manabí (la primera que se hace en esa zona) y que necesitaba que los actores fueran de allí. Eso limitaba, y no les fue posible cubrir dos de los tres papeles principales. En ninguno de los intérpretes vistos aparecía la esencia que buscaban, así que tuvieron que mirar hacia otros lugares. Cuando vieron a las dos personas que terminarían haciendo estos papeles la decisión fue instantánea y funcionó; la frescura de los no profesionales motivo a los profesionales porque las dos partes se necesitaban.

Comenta Andrade que en un momento de su vida estaba muy politizado, entendió como funcionaba la política de su país y además tenía perspectiva pues se encontraba lejos. Le preocupó en qué tipo de personas dejamos la capacidad de tomar decisiones que nos afectan a todos. Habla de la clase pudiente en Ecuador, pero también en Suiza o en España o en cualquier lugar. Hay gente de esas clases que vale mucho, pero también otros que tienen un perfil elevado por los méritos de su familia y no por los suyos. A Javier Andrade le aterroriza que esos últimos puedan llegar al poder. Personas cargadas de vicios y sin valía que deciden el futuro de todos. Al director le pareció interesante contarlo en la película, pero decidió saltárselo y colocarlo al final, como una especie de epílogo, una manera de decir algo. Opina que las películas no deben tener mensaje, pero sí mostrar una postura personal del director que explique su opinión.

La música es parte fundamental de la película, explica su director que es una forma de expresión y con ella trataba de externalizar la vida interior de los personajes. Andrade fue músico mucho tiempo, pero ahora le interesa más hablar en lenguaje cinematográfico, explorarlo y contar las historias a través de él.

En mi opinión es una película interesante, en la que hay una cierta acción y deja verse en ella un propósito. En realidad hay dos hermanos que deben salir del cascarón para ser las personas que quieren ser porque el futuro ya está llegando. Dudan y van de un lado a otro, en cierta manera sometidos por sus vicios y protegidos por la figura poderosa del padre. Frente a ellos un mundo cuadrado donde cada cual juega el papel que le corresponde. Los demás tienen posturas tajantes ante la vida, sus principios y su sentido. La película juega entre esos dos bordes y se recrea en quienes les ven a los dos hermanos como niños consentidos, con más suerte que la propia y sin asumir la menor responsabilidad de sus actos. Frente a esa visión, también encontramos la propia de los hermanos que sufren incapaces de gobernar la vida que han decidido. Lo malo es que la mayoría de los otros no ha podido elegir la vida que les gustaría. Pero al final, cuando la película acaba, cada cosa está en su sitio, ocupando el lugar que le corresponde, como si ya hubiese terminado el proceso de maduración. En ese sentido nos habla de un inmovilismo social, de un clasismo que decide gobiernos locales y de un saber perdonar a los de la propia clase. Da lo mismo cuántas veces hayan elegido el camino equivocado.

Me gusta especialmente el giro último, el que señala el camino final del desastre y ese tomar las riendas definitivo.

Cartel de la película 88 de Jordi Mollà
Cartel de la película 88 de Jordi Mollà
Sección oficial. 88. Sin escapatoria.

Jordi Mollà ha traído su película al FICXixón. Es uno de los tres largometrajes españoles que compiten en la sección oficial. A mí 88 me parece una cinta angustiosa, tanto en el contenido como en sus formas, y también bastante inconexa. Dos parejas que pueden ser la misma, o no, pasan por la habitación número 88 del mismo hotel con seis años de diferencia, una habitación para experiencias extremas. Lo que allí viven tiene pocas explicaciones. Pero lo cierto es que tras alojarse en ella la vida cotidiana de pareja les termina pareciendo aburrida y rutinaria. Los que fueron antes aún tienen vivos recuerdos de entonces que les siguen aterrando. Lo cierto es que no pudieron restablecerse de aquello. Su vida acomodada ahora renquea.

Reconozco, eso sí, que es una apuesta más estética que racional. Gran parte transcurre en un pasillo de acceso a las habitaciones del hotel que sabe recordar a la película El resplandor y que sin que llegue a salir, uno se imagina al niño Danny Torrance pedaleando a toda velocidad en su triciclo.

Más que angustia, los dos sádicos, el gordo y el flaco del miedo, lo que hacen es producir algo de risa floja. No asustan por duros que se muestren. Y el teléfono, de timbrazos como chirridos, que no para de sonar. No es que quiera ser críptico, es que eso es todo lo que pude sacar en limpio de las imágenes de la película. Me fui de la sala pensando que no había entendido nada.

Dana Budisavljevic durante el encuentro con el público tras la proyección de su película Nije ti zivot pjesma Havaja / Family meals
Dana Budisavljevic durante el encuentro con el público tras la proyección de su película Nije ti zivot pjesma Havaja / Family meals
Llendes. Nije ti zivot pjesma Havaja / Family meals. Recuperando el diálogo familiar en las comidas

La tertulia feminista Les Comadres lleva 15 años participando en el Festival Internacional de Cine de Gijón. Comenta Nacho Carballo, director de esta edición, que fue una buena idea del anterior director, José Luis Cienfuegos. Dicen la mujeres que la idea surgió porque había muy pocas detrás de las cámaras, dirigiendo. Comenzaron con unas jornadas de cortometrajes hechos por mujeres: «pantallas para un debate». Reivindican la lucha por la igualdad en derechos de hombres y mujeres. Hoy lo han hecho trayendo aquí esta película valiente y con mucha fuerza, de las que saca el alma al exterior.

Los documentales se están convirtiendo en un valor seguro en esta edición. Nije ti zivot pjesma Havaja / Family meals es a ratos comedia y a ratos drama. La directora y protagonista establece una pauta de diálogo con su familia que les va acercando, primero individualmente y luego todos juntos, para recorrer todo aquello que les duele y de lo que no suelen hablar. Es un hermoso proceso de intentar entenderse los unos a los otros, conocer las decisiones que les marcaron como familia y por qué se tomaron. Es especialmente bella la transparencia con la que se cuenta la película, desde lo más adentro y a corazón abierto. Igual de sorprendente resulta el hecho de que sea la más absoluta sencillez la que desencadena momentos tan intensos y emotivos. No hay artificios ni secretos. Es la realidad de una familia que se entiende hablando y que haciéndolo descubre lo mucho que se quieren.

Tras la proyección hubo un encuentro-debate entre la directora croata Dana Budisavljevic y el público. Dice que se ha quedado a la proyección entre el público pues tenía mucha curiosidad por conocer la reacción de los espectadores hacia su película. Nije ti zivot pjesma Havaja / Family meals es un trabajo muy personal que nos muestra a la propia directora y a su familia. Especialmente le interesa saber la opinión que su madre, una mujer visceral de un carácter muy mediterráneo, que su madre despierta. Añade que admira a su madre porque es una mujer excepcionalmente valiente, pero que eso lo descubrió haciendo la película. Su madre es economista, habla tres idiomas y ha viajado mucho por todo el mundo. Dice que se negaba a aparecer en la película y Budisavljevic esperó a que se jubilara para proponérselo de nuevo. Dice que de la familia es la que más relación tiene con la realidad, pues su padre es arquitecto, su hermano intérprete y ella está con esto del cine.

Al principio quería hacer una película desde el punto de vista de la víctima, pero al rodarla fue saliendo del círculo. Las heridas se traspasan de una generación a otra y se entra en una espiral viciosa en la que nos vamos haciendo daño. Con la película, el puzzle familiar encajó de repente. Habla después de las mujeres y esa especie de culpabilidad con la que cargan por cada decisión que toman. No sabe de dónde les viene, si de la Iglesia, de la Educación… Pero de lo que está segura es que las mujeres serían más felices sin esa carga. Cuando estudiaba cine las directoras croatas escaseaban, hasta hace dos años en su país solo había un largometraje hecho por una mujer. Así que se formó sin referencias femeninas.

A la directora no le gusta que no se hable en las familias y sabe que las conversaciones importantes se han ido perdiendo, que lo que queda es hablar del tiempo, la salud, la política y otros pocos temas circunstanciales más. Los años pasaban y ella veía que las preguntas fundamentales estaban sin resolver. Eligió hacerlo durante las comidas, pues al haberse independizado eran éstas el único momento que pasaba con la familia. En ese sentido Nije ti zivot pjesma Havaja / Family meals es una película difícil pues aparte de comer y hablar no tiene otros elementos para construirla. Explica que no hay un guion pactado, que las conversaciones fueron surgiendo.

Esas charlas le han servido de mucho, han funcionado como una especie de terapia y han servido para recuperar el diálogo familiar. A nivel personal, al mostrar su homosexualidad de una forma abierta ha conseguido la libertad que ansiaba y además las reacciones del entorno familiar han sido buenísimas.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

El cine enfocado a contar lo personal

Miércoles 21 de noviembre de 2012. Festival Internacional de Cine de Gijón

California Solo, Djeca / Children of Sarajevo y DOS. Una historia de amor, al revés..., viajes interiores

Hay una cosa que echo mucho de menos en esta edición del FICXixón. Quizá lo que más. Es algo que los primeros días criticas, dices incluso que te parece fea, pero que con el paso de la proyecciones le vas cogiendo cariño y al final, cuando el festival ha avanzado y empiezas a ver que ya no queda tanto cine por ver como el que ya llevas visto, miras ya con profunda nostalgia. Hablo de la cortinilla del festival, esos pocos segundos que resumen la imagen de una edición y que se proyecte previamente a las películas.

Marshall Lewy, director de la película California Solo, durante la rueda de prensa de presentación
Marshall Lewy, director de la película California Solo, durante la rueda de prensa de presentación
Sección oficial. California Solo. Rock de malditos

Suena Robert Carlyle en todas las quinielas para llevarse el premio de interpretación masculina por su papel en California Solo, una película que en palabras de Marshall Lewy, su director, está orquestada en torno al personaje. Cuenta en la rueda de prensa que el punto de partida fue su interés por aunar en una película varias ideas que tenía rondándole la cabeza: música, mostrar la parte de la ciudad de Los Ángeles que no se suele ver y tocar el tema de la inmigración. El personaje que interpreta Carlyle, un tipo encantador que a su vez puede explotar un cariz más oscuro y agresivo que podría llegar hasta la violencia como una corriente subterránea, le permitió escribir el guion. Confiesa que desde el principio pensó en éste actor para el personaje, e incluso era su voz la que escuchaba al ir escribiéndolo.

Cuenta su director que el motor de la película es un viaje exterior para recorrer el camino inverso de la inmigración que se produce tras una deportación. Ese camino por parte del personaje hacia la aceptación de la situación en la que se encuentra y su redención final no se recorrería sin esa amenaza exterior que es la que rompe la burbuja que se había fabricado el protagonista. Sin esa resistencia del personaje y ese viaje real no existiría la película pues no habría ningún viaje interior en el personaje que mostrar. El protagonista decide irse voluntariamente antes de que empiece el proceso judicial que terminaría deportándole. Es el reflejo de la política de inmigración de los Estados Unidos un tanto farragosa, aplicada de forma desigual y que produce casos sangrantes y dolorosos.

Preguntado sobre el cine independiente en su país explica que empezamos a ver actores más conocidos en este tipo de películas, algo que achaca a dos motivos. El primero es puramente creativo y se produce porque esos actores están cansados de las superproducciones de los grandes estudios y quieren interpretar personas de carne y hueso. El segundo tiene que ver con lo económico y el negocio, porque aunque tienen presupuestos más bajos estamos hablando de showbusiness. Para la industria cinematográfica una película independiente y de poco presupuesto también necesita de un gancho, una cara conocida, que permita completar su financiación.

En mi opinión es una película que se deja ver, sencilla, emotiva y con un guion bien escrito. De acentos y matices, que suenan secos como sonaría un escocés temperamental en mitad de Los Ángeles. Ese quizá sea su mayor encanto. El otro podría ser la forma con la que está tratado el tema de la inmigración saliendo de los tópicos. Bien lo resume uno de los personajes: «con la granja llena de trabajadores mexicanos, tenía que ser un escocés el que tuviera problemas con inmigración».

La música tiene un gran peso. El rock es algo de malditos, de condenados a morir jóvenes y vivir deprisa, de inconformistas, de corazones rotos en mil pedazos y de hombres que nunca quisieron. Los que sobreviven cayeron por una pendiente y apenas si pasados unos años han podido levantar la cabeza. Nuestro protagonista es un ser derrotado que ahora vive de su trabajo en una granja y que tiene un programa sobre las muertes trágicas de las estrellas de la música que se emite en una radio de internet. Pronto entrevemos que hay una historia oscura detrás que no quiere contar y un motivo para no querer regresar a su país.

Cartel de la película Djeca / Children of Sarajevo de Aida Begic
Cartel de la película Djeca / Children of Sarajevo de Aida Begic
Sección oficial. Djeca / Children of Sarajevo. Batallas perdidas

Me aburren esas películas que no quieren contar nada, que simplemente se apoyan en una oportunidad política para existir. Me disgusta el cine que lo único que me provoca es pereza. Djeca / Children of Sarajevo es de esas, de las hiperrealistas, de las de cámara espía que se cuela en los hogares con la promesa de contarnos una realidad social y que sin embargo se queda a medio camino, conformándose con mostrar la cotidianidad de una vida y confundiendo una cosa con la otra. Que la película se plantee como principal cuestión el porqué ha decidido su protagonista cubrirse el pelo, algo que ni ella misma sabe responder, lo dice todo.

La guerra es un decorado que sigue allí, que se cruza con sus sonidos en las vidas de los personajes, que se puede ver en los agujeros de bala en sus fachadas... Sus secuelas son tangibles a nivel exterior y también dentro de las personas, con un interior amedrentado y arrastrando un enorme peso psicológico. Pero eso también es secundario para Aida Begic, aunque haya usado a los niños (djeca es una palabra croata que significa niños) como símbolos de las víctimas de una guerra como título y como reclamo. Esa promesa de cine social no cumplido es la que me duele.

Cartel de la película DOS. Una historia de amor, al revés... de Stathis Athanasiou
Cartel de la película DOS. Una historia de amor, al revés... de Stathis Athanasiou
Rellumes. DOS. Una historia de amor, al revés.... Conexiones emocionales

Antes de empezar la proyección, Stathis Athanasiou, el director de DOS. Una historia de amor, al revés..., en un perfecto castellano nos dice que no es una película en la que tengamos que querer saber, sino de las que hay que sentir porque tiene que ver con nuestras emociones y, aunque no son totalmente iguales las de españoles y griegos, sí que están hechas con la misma base.

DOS. Una historia de amor, al revés... es una película rodada en dos idiomas que confluyen: griego y castellano. A ratos la cinta resulta interesante y es especialmente bella en su apuesta estética y visual, elementos que nos indican una gran visión cinematográfica de su director.

La película arranca con el fin de una relación de pareja y va transcurriendo hasta terminar con lo que fue el principio de otra pareja. Está pensada en dos niveles diferentes a los que se suma un plano un tanto transversal. El primero de los niveles corresponde con la relación de la pareja griega, es la historia del destino, la mitológica, o si preferimos la más intelectual, poética o literaria, donde la palabra es quien describe. Frente a ella la otra historia, la de la pareja española que es más llana, más directa y en la que es el gesto quien se levanta por encima de la palabra para narrar. En esta parte vemos más claras las decisiones y sus efectos. El plano transversal que cruza la película se corresponde con unas pocas escenas de un rodaje que protagoniza uno de los personajes. Lo cierto es que esa parte se convierte en lo más confuso, lo que emborrona y lo que quiere fijar la parte sensorial de la película.

Ambas relaciones son pasado y en el presente, aunque está extinguido, han dejado ciertas brasas que quemaban al principio pero que ahora se han asimilado y vuelven a suponer momentos de felicidad. Son relaciones estancadas, agotadas en sí mismas para uno de los miembros de cada pareja y un camino que de seguir conduciría hacia la frustración. Ambas relaciones están contadas por el peso de lo que sienten los hombres, más que por el de las mujeres, que se limitan a guardar silencio conteniendo un mar que se desbordaría. Los cuatro son náufragos en busca de su tabla de salvación.

Tras la proyección se realizó un encuentro con el público en el que participaron Stathis Athanasiou y el actor David Fernández Fabu. Confiesa el director que por motivos económicos construyeron la Barcelona interior en Atenas porque resultaba más barato llevar allí a los actores españoles. Preguntado sobre el origen de la película, dice Athanasiou que no se trató de una idea, sino que fue algo intelectual; en griego las palabras «fin» y «perfecto» tienen la misma raíz y se dice que cuando algo termina es perfecto, en el sentido de que contiene toda la información. Al finalizar una relación ya lo sabes todo y te puede llegar un momento de iluminación en que te das cuenta de lo que contenía. Entonces los momentos que tienes en la cabeza cobran más significado y vas saltando de uno a otro porque están conectados emocionalmente. La memoria no es lineal, funciona de la misma manera que los sueños, cuando los cuentas no tienen sentido, pero sí cuando están ocurriendo. Hace un tiempo el director tuvo una sensación en su vida de que todo se había conectado y todo tenía sentido. De ella le surgió la necesidad de comunicar esa sensación al público y con ella la película.

martes, 20 de noviembre de 2012

La 50 edición del FICXixon cruza su ecuador

Martes 20 de noviembre de 2012. Festival Internacional de Cine de Gijón

Hemel, God Bless America y O Som ao redor / Neighbouring Sounds, cine que llega de Holanda, Estados Unidos y Brasil

Los martes son días puentes en cualquier festival, propicios a los experimentos. Y es así porque la programación baja: ya ha pasado la selección más importante del primer fin de semana, la que da el pulso de la edición, y se está preparando la pólvora que queda para la traca final del segundo fin de semana, la munición que quiere impresionar. Raro es encontrar una ganadora o favorita cuyo primer pase en un festival haya sido en martes. Un día para fiascos.

Cartel de la película Hemel de Sacha Polak
Cartel de la película Hemel de Sacha Polak
Rellumes. Hemel. Nada más que promiscuidad

Hemel es una joven promiscua. Quizá lo sea por estar hecha un lío por dentro o quizá no y simplemente se enfrente a las cosas corrientes de su edad. Es hermosa, caprichosa, no le suele resultar difícil conquistar a los hombres y todo en su vida está lleno de sexo que unas veces le resulta más placentero y otras menos, pero eso no se lo plantea. Una especie de lolita que sin embargo va cargándose de frustración y de fragilidad.

Hemel viene a significar cielo y tal vez esa sea la metáfora que Sacha Polak quiere esconder en su película: un cuerpo como paraíso prometido, ese cielo donde van todos los beatos buenos, pero que aquí se reparte entre los malos. Hemel siente que no es feliz. Vive su vida, pero por el rabillo del ojo vigila la de su padre. Esa relación paterno-filial chirría, pues es por un lado el punto de comparación entre los comportamientos de ambos y por otro nos muestra a una protagonista celosa con las parejas que su padre va teniendo, como si sufriera un complejo psicológico de Electra que no trabaja bien para narrar la historia, pues es una forma de descargar la conciencia, de otorgar cierto permiso a la irresponsabilidad.

Como película es aburrida, por ser demasiado introvertida, repetitiva y porque pasados los diez primeros minutos deja de resultar interesante. Hemel se llevó el premio de la prensa especializada (FIPRESCI) en Berlín. La película es holandesa, pero nos toca un poco, pues hay producción española y algunas escenas se rodaron en Andalucía. Esas imágenes españolas terminan siendo algo inconexo y parecen más un pegote que una parte de la historia que se está narrando.

Cartel de la película God Bless America de Bobcat Goldthwai t
Cartel de la película God Bless America de Bobcat Goldthwait
Géneros Mutantes. God Bless America. Una película moral de soluciones inmorales

Cuando alguien ve God Bless America la primera palabra que le vendrá a la cabeza es «irreverente». A veces un arma y un tiro entre ceja y ceja parecen la mejor solución a la hora de arreglar este mundo, esa es su irreverencia parodiar las películas de asesinos en serie, francotiradores veloces y matanzas en universidades.

Que el mismo día pierdas el trabajo y te diagnostiquen un tumor cerebral podía parecer lo peor que le puede ocurrir a alguien. Pero en realidad no es así, lo peor es aguantar tanta estupidez en la televisión, lo peor es que nos reímos del débil, lo peor es que no sabemos señalar con el dedo en un mapa dónde está Nueva Zelanda, lo peor son las tertulias fachas de Intereconomía, lo peor es que no hay un periodismo crítico que nos informe, lo peor es que elegimos el entretenimiento zafio a diario, lo pero es que no somos personas sino consumidores, lo peor es que nos hemos convertido en una sociedad sin educación ni inteligencia…

Los protagonistas de God Bless America son un cincuentón divorciado y una joven de instituto que se siente rara entre sus compañeros porque no es tan tonta como ellos. Juntos van a poner remedio a esta sociedad de hoy en día. Van a matar a todo aquel que se lo merezca. No es una solución moral y sin embargo la película está cargada de razones morales para hacerlo. Me gusta su cinismo, pero sobre todo lo que me encanta son sus discursos, esa argumentación seria y rotunda que explica en qué se ha convertido esta sociedad occidental y cómo ha sido el camino que le ha llevado allí. Ese contraste entre lo disparatado de la decisión tomada por los protagonistas y la razón de su sentido común perfectamente crítico y sensato es lo que mantiene la coherencia y hacen que esta parodia sea una buena película.

Cartel de la película O Som ao redor / Neighbouring Sounds de Kleber Mendonça Filho
Cartel de la película O Som ao redor / Neighbouring Sounds de Kleber Mendonça Filho
Rellumes. O Som ao redor / Neighbouring Sounds. Necesitados de seguridad

Kleber Mendonça Filho nos retrata un barrio en Recife (Brasil), un microcosmos extrapolable a muchos otros sitios, para tejer sobre él una serie de relaciones humanas que conforman una sociedad en la que el miedo está latente (perros guardianes, servicios de seguridad, vigilancia…). Arranca con buen pulso cinematográfico y consigue atraer el interés del espectador en los primeros minutos. Queremos saber más, que nos siga contando para ver a dónde llegamos.

Hay muchas historias interesantes entre las paredes de esas viviendas, en las que se podría profundizar y de las que al espectador le gustaría saber más, pero cada una de ellas no progresa y la película se queda en un querer transmitir una sensación más que en lanzar un mensaje o dar una explicación. A su director le basta con generar una instantánea en la que podamos respirar el aire de un barrio. No hay una figura sino un desdibujo. Las cosas pasan y ya está, unas veces se explican y otras no. Y sin embargo esa concepción en la película es una estafa, pues juega con reglas convencionales para crear un giro final inesperado. Es decir sí hay una historia que se quiere que conozcamos, algo que ocurrió en un pasado y que se queda en el aire al no explicarse, otro runrún más para el miedo.

La película fue premio FIPRESCI en Rotterdam.

domingo, 18 de noviembre de 2012

El cine se construye con paciencia

Lunes 19 de noviembre de 2012. Festival Internacional de Cine de Gijón

Shadow dancer, Manhattan by numbers, Müll im Garten Eden / Polluting Paradise, 21x12 y Haute tension, puntos opuestos en la diversidad del cine

Arrancaron hoy varias actividades que van a desarrollarse durante el resto de la semana. Por la mañana, en el Acuario de Gijón se iniciaron las jornadas de escrituras de guion patrocinadas por el sindicato de guionistas ALMA. Por la tarde y en el patio del Antiguo Instituto se estrenaron las tertulias cinéfilas con Fernando Marías, una novedad de esta edición en la que el escritor modera una tertulia a la que invita a un escritor y a un cineasta. Hoy esos papeles les correspondían a Cristina Fallarás y a Tristán Ulloa y el tema que debatieron fue el Sexo en pantalla y en papel. Resultó un placer escucharles pues los tres son excelentes maestros en el uso de la palabra y en saber contarnos historias. Al cine y a la literatura vamos a que nos narren historias, a escuchar embelesados lo que fue o lo que pudo haber sido. Especialmente entretenido fue escucharles relatar la primera punción sexual que recordaban haber tenido relacionada con el libro y la pantalla.

No es la única novedad de esta edición, también se ha incorporado una sección nueva con jurado y premio. Se trata de AnimaFICX donde participan trece películas, doce de ellas en competición.

Cartel de la película Shadow dancer de James Marsh
Cartel de la película Shadow dancer de James Marsh
Sección oficial. Shadow dancer. Agentes del MI5, terroristas del IRA y topos

James Marsh nos propone una historia sobre el IRA y el MI5, una narración fría de espías que trabajan con la cabeza porque saben que si interviene el corazón y los sentimientos entonces perderían. La película juega a intentar sorprender al espectador, a darle una vuelta y llevarle a un terreno que no espera. Pero los personajes se terminan comportando como los arquetipos que son, las máscaras que esconden cualquier atisbo de un gesto.

Hay una cosa que me gusta especialmente de Shadow dancer y que creo que es su mayor valor. Se trata de la sensación de cansancio que muestran los familiares más cercanos de los terroristas. No es suficiente la simpatía a una causa para mantenerse en la misma postura inquebrantable de apoyo, para no cambiar la mirada con cada una de sus acciones que en el fondo ya no se comparten. Es la sangre que les une la que aún les sostiene, pero están a punto de romperse, de no poder más después de sentirse mutilados por dentro de tanto silencio. Ese peso de la familia, lo que se acepta por obligación, es lo que produce los remordimientos y cuando aparecen se descubre lo que ya no tiene sentido.

No hay buenos ni malos, ni tampoco juicios de valor porque no existe en toda la película un solo plano que intente hablarnos del asunto acercándose desde una perspectiva política. Ya no hay honor en ninguno de los bandos, toda ideología se perdió por el camino y solo queda una guerra sucia que causa muertos. La venganza se restringe a un ámbito más reducido, el familiar. Las cuestiones morales sobre las que la película se pregunta son exclusivamente personales, por lo que el entramado terrorista y policial es simplemente una disculpa para colocar a los personajes en una situación. No hay intención por tanto de profundizar en lo que no es otra cosa que un decorado para la película.

Al salir de la sala me crucé con una conversación típica sobre dos interpretaciones diferentes para el final de la película. Era algo habitual en el Festival que este año no abunda tanto y que ya empezaba a echar de menos.

Amir Naderi en la rueda de prensa
Amir Naderi en la rueda de prensa
Amir Naderi. Manhattan by numbers. Un capitalismo atroz

Amir Naderi es el tipo más feliz de este festival. Le apasiona el cine. Está contento de que le hayan invitado y de que se ofrezca una retrospectiva sobre su cine. Acude a cada pase de sus películas y se queda a verlas entre el público pues dice que hace demasiado tiempo que no ve sus viejas películas proyectadas en una pantalla grande. Disfruta como un niño. Cada una de las proyecciones se la dedica a Luis Buñuel. Naderi nació en Irán y allí rodó nueve películas. Fue un niño de la calle, de los que sufrieron un país en guerra. Escapó, más por ambición personal que por temas políticos confiesa, y no ha podido regresar a su patria. En Nueva York hizo seis películas, y también una en las Vegas. La última la ha rodado en Japón, donde ahora vive y trabaja. A los japoneses les imparte un seminario sobre cine japonés, a los italianos de cine italiano y a los estadounidenses de western y de cine de género. El mundo no tiene fronteras, es un lugar perfecto para correr. Lo recorre enseñando y a la vez absorbiendo otras culturas, bebiendo de la calle. Es un hombre inquieto, un «sobreviviente» que aprende por su cuenta y de una manera muy rápida. De la misma forma que aprendió el alfabeto. Cuando empezó en la escuela hizo dos cursos en año y medio. Así es él, su forma de vivir es la misma que la de rodar películas.

De él dice Nacho Carballo, director de esta edición, que le apasionan las imágenes morales, esas que colocan al espectador ante la realidad social. Recoge historias de la calle, de la pobreza y la indigencia, lo que los norteamericanos no quieren ver. Un director honesto que no se vendió al capitalismo.

Dice el propio Naderi que sus películas tienen un cariz político, aunque él no sea una persona reivindicativa. Lo político en el cine envejece y los regímenes cambian. Lo que quiere es hacer un cine con imágenes evocadoras, que llegue al corazón del espectador y que tenga un toque humano. Le gustan las películas que quieren comunicar algo. Su cine no es comercial, al contrario es básicamente personal. Dice que sus películas les gustan sobre todo a otros cineastas. Cada película le lleva mucho tiempo porque se deja mucho de sí mismo en ellas, están hechas desde su experiencia vital. Las seleccionadas para esta retrospectiva repasan veinte o veinticinco años de su carrera y aún se acuerda de como era entonces, en cada uno de aquellos rodajes. El cine te da oportunidades para vivir las historias que hay en él.

Antes de ver Manhattan by numbers agradece al público que haya venido al pase. Dice que no es una película entretenida, ni tiene mucho argumento, ni nos echaremos unas risas, pero para él representa lo que es Manhattan y lo que allí vivió. Muchas de las localizaciones ya no existen. La película surge de todos los paseos que se daba por allí, yendo siempre de un lado para otro, cuando vivía como un indigente durmiendo en los túneles del metro. Dramatizó su experiencia y la metió dentro de la película. Así que cuando se puso a rodar la tenía totalmente interiorizada.

La película nos muestra muchas vidas horribles. Su protagonista es un periodista al que han despedido hace tiempo y que no encuentra ningún trabajo. No paga su alquiler y el casero le ha dado un ultimátum, si mañana no paga lo que debe le desahucia. Buscando dinero se acuerda de un amigo que quizá le pueda ayudar y que parece haber desaparecido. Ese peregrinar es una excusa para ir encontrándose con un Manhattan feo y duro, con una población sometida, explotada y conducida hacia los estercoleros del sistema. Es una crítica directa a un capitalismo feroz que oprime a la clase trabajadora, usándola y decidiendo su propia vida. Un capitalismo que se va deshaciendo de lo que le sobra, que ha olvidado a las personas y que solo piensa en el beneficio. Algo que ahora también estamos viviendo también en España. Aunque no pase nada como aviso su autor, le encuentro algo especial a la película, un susurro que me habla, coincidencias y una cercanía que no me esperaba.

Cuando las luces se encienden se escucha a Naderi decir en voz alta «Thank you» y se levanta, se coloca en pie en el pasillo y asiente con la cabeza a cada espectador que pasa a su lado con una sonrisa o una palmada o «gracias por tu cine».

Cartel de la película Müll im Garten Eden / Polluting Paradise de Fatih Akin
Cartel de la película Müll im Garten Eden / Polluting Paradise de Fatih Akin
Rellumes. Müll im Garten Eden / Polluting Paradise. Vertederos que matan.

Fatih Akin es un gran director. Sabe lo que quiere contar y tiene muy claro de qué forma hacerlo. Müll im Garten Eden / Polluting Paradise es un excelente documental de mensaje rotundo y construido con una buena historia, con paciencia y elaborando un guion perfecto que vaya llevando al espectador por un viaje inquietante. Cuando uno decida ir a ver un documental sobre un vertedero, supone lo que le van a contar, y en cierta medida ya tiene en la cabeza toda una historia. No hay vertederos seguros, sin filtraciones y que no produzcan una degradación ambiental del entorno que les rodea. Contaminan allí donde se colocan, envenenan la vida de la población y destruyen la sociedad a cambio de un progreso falso. Debemos tomar conciencia del peligro de un vertedero a las puertas de nuestras casas, pero más aún debemos ser conscientes de que obligatoriamente tendremos que hacer algo con nuestras basuras pues no es sostenible el modelo actual. El primer paso debería ser reducir la cantidad que producimos, pues no resulta un volumen tolerable con la naturaleza.

Akin no da lecciones, enciende su cámara y graba. Le basta enfocar a un animal muerto, un conjunto de residuos médicos, el color del agua, la espuma de su canalización para entender el nivel de contaminación. Basta una mujeres tapándose la nariz para saber lo mal que huele. Basta la mirada de un anciano o la impotencia de un alcalde ante los muros de la burocracia. La destrucción de un paraíso nos la cuenta su director con las imágenes, con un pedir explicaciones de los vecinos, y también con el argumentar estúpido que escuchamos de quienes mandan y defienden lo indefendible más allá de lo sensato. Le da el tiempo que cada toma necesita, sin precipitarse y así el espectador va construyendo con las imágenes el mensaje. Lo cotidiano de las vidas se ve alterado y comienza un camino sin retorno. No hay futuro ni para ese pueblo ni para sus habitantes. Van a ser dos generaciones perdidas, la de los que ya se fueron y la de los que también se tendrán que ir. Un vertedero no trae progreso, ni puestos de trabajo, lo que sí hace es reducir las inversiones, pues nadie en su sano juicio quiere ir a vivir o crear un puesto de trabajo allí.

Somos responsables de las malas decisiones que tomamos. No estamos por encima de la naturaleza, al contrario somos inquilinos en ella y no sus propietarios.

Carátula de la película 21x12 de Moisés Álvarez
Carátula de la película 21x12 de Moisés Álvarez
Esbilla Asturiana. 21x12. Las deudas pendientes con quienes murieron defendiendo la legitimidad de la República

Veintiuno por doce es el tamaño que tiene la fosa común de Oviedo. 21x12 es un documental asturiano de la Memoria Histórica que nos habla de los represaliados de la Guerra Civil y el franquismo. Nos habla de víctimas y verdugos, estos últimos sin la menor piedad a pesar de ser católicos practicantes de misa diaria y comunión. «Matar con justicia no es pecado» explica un sacerdote cuando un niño le pregunta si fusilar lo es.

Si el primer objetivo del documental es el recuerdo de lo que sucedió, el segundo es avisar del peligro de la extrema derecha en toda Europa.

El documental de Moisés Álvarez nos habla de aquellos años a través de los testimonios de quienes lo sufrieron, de sus familiares, de un historiador que va pintándonos el contexto y de los libros educativos que editaba el régimen para la correcta formación de sus ciudadanos. Al trabajo le falta quizá un poco más de profundidad y algo menos de Iglesia.

Cartel de la película Haute tension de Alexandre Aja
Cartel de la película Haute tension de Alexandre Aja
Crueldad francesa. Haute tension. Un asesino anda suelto.

Haute tensión, arranca con dos truenos que suenan como dos disparos. A partir de ahí se convierte en una película angustiosa, de un terror físico que termina siendo producto de una psicología enferma. Destaca por su guion, no en vano ganó en Sitges, que está lleno de giros y sorpresas, que sabe contenerse o incrementar su poder con la fuerza de la música. Un guion que no deja respiro al espectador y que está excelentemente interpretado por los actores de la película y especialmente por las dos actrices protagonistas.

Hay sangre pero no abunda casi nunca en exceso. En realidad pocas cosas son exageradas en ella y solo se aparta la mirada de la pantalla, por lo desagradable, un par de veces. Es cierto que juega con elementos tópicos del género: maizal, asesino callado, jóvenes atractivas, motosierra, furgoneta antigua, casa en mitad del campo, personajes que nada más verles sabemos que van a morir… Y sin embargo el director, Alexandre Aja, sabe darles otro sentido, una dimensión paralela en la que tienen la misma utilidad pero con diferente intensidad. Si no fuera por algunas concesiones para enmarcar dentro del gore, podría ser una película inquietante de miedo.