Dominique Manotti, Maruja Torres y Elia Barceló en la Semana Negra
Jueves 10 de julio de 2014. Semana Negra. Gijón
A media tarde, camino de la Semana Negra me crucé con una manifestación. Asturias sigue siendo una tierra combativa que no se cansa de salir a la calle a pelear por unos derechos que nos están robando. Lanzan petardos, gritan consignas, agitan sus pancartas… La forma reivindicativa de la clase obrera asturiana es un ejemplo y un aldabonazo para muchas conciencias que se han dormido. No cabe la resignación.
Dominique Manotti: la frontera entre las empresas capitalistas y las empresas criminales se ha disuelto
La francesa Dominique Manotti tampoco se ha resignado. Fue organizadora sindical y ahora escribe novela negra. La última que ha aparecido en castellano se titula Conexión Lorena y la última que ha aparecido en catalán es Un habitual en la comisaría. No es la primera vez que viene a la Semana Negra. Recientemente ha publicado en su país una novela ubicada en la Italia de los años de plomo y otra obra más corta que es el monólogo de Madoff cuando está en la cárcel. Tiene dos ejes de trabajo. Uno trata de recuperar la memoria –bromea con que a sus 70 años tiene edad para recordar muchas cosas- de las luchas políticas y sociales, especialmente en Francia. El otro eje lo define sobre los nuevos aspectos del capitalismo y cómo la frontera entre las empresas capitalistas y las empresas criminales se diluye. De esto último puede poner miles de ejemplos. El último de ellos es el de la introducción en el cálculo del PIB de los beneficios que producen la prostitución y la venta de drogas. Este ejemplo resulta una muestra inequívoca de la disolución de esa frontera. Si se interceptan drogas en la aduana y no se dejan circular, baja el PIB del país. Madoff creo el NASDAQ y lo presidió durante 10 años. Mientras lo hacía estaba construyendo sus negocios ilegales y lo sabía todo el mundo. La multa a la banca francesa de 10 millones de euros también está ahí para que la tengamos en cuenta. Hay otro tema al que los periodistas no han prestado aún demasiada atención. Los embargos sobre Irán, Cuba y Sudán están decretados por los EEUU, no son internacionales, ni tampoco franceses. Pero en la medida que el Banco Central Francés opera en dólares está autorizando a los EEUU para que controlen sus operaciones. Las excepciones al embargo pasan por el gobierno americano exclusivamente, que las concede a sus empresas, pero no a las extranjeras. En Irán, antes del embargo, Francia estaba muy presente. Ahora, cuando vuelva a levantarse y puedan competir de nuevo, las empresas francesas ya no están, solo las americanas. Es un robo organizado, una relación económica basada en la fuerza y con el consentimiento político. Manotti dice que podría seguir poniendo muchos más ejemplos. El mundo económico está cambiando, pero sin reglas, así que es la situación ideal para la novela negra porque hay mucho que contar. La literatura negra nos dice que el crimen no es una excepción, sino que forma parte de los engranajes de la vida cotidiana. Ahora esto cada vez es más claro y lo ve todo el mundo.
Su etapa como sindicalista mantiene una relación profunda con sus novelas. Insiste en que es muy mayor aunque sus gestos vivos y su mirada lúcida dicen que sigue siendo joven. En Francia, su generación conoció la política con la guerra de Argelia. Su historia militante empezó en los 60 y luego llegó el mayo del 68 donde estableció lazos con la intelectualidad francesa. La mayoría de ellos se fueron a partidos muy politizados como los trotskistas y maoístas. Manotti viene de una tradición marxista con una veta de Gramsci y Rosa de Luxemburgo y su deriva fue hacia el sindicalismo donde se significó. Estuvo muy vinculada con el sindicalismo italiano y mantuvo contactos con el español en los 70. Cuando llegó al poder Mitterrand decidió que la izquierda estaba jodida por un largo tiempo y empezó a escribir.
Al preguntarle sobre el éxito del Frente Nacional en Francia responde que es una cuestión complicada. Es novelista y no está en política, así que lo que puede ofrecer es su punto de vista individual. Su ascenso está relacionado con el hundimiento de las élites, tanto en sentido ideológico como moral. Lo que no sabe es cómo va a evolucionar esto. Los jóvenes están igual de podridos que los viejos. Sonríe y mirando a la prensa afirma que quizá tenga una visión pesimista.
Si le preguntan por la elección entre trabajo o ecología reconoce que también es algo complicado entrar a analizarlo. Nos transmiten que si separamos la basura vamos a salir de esto. Obviamente es una caricatura. En una sociedad dirigida fundamentalmente para buscar beneficios, no cree que sea probable el pensamiento ecológico. A no ser que haya una revolución que proyecte objetivos y valores distintos a los que hay. El esfuerzo individual, el que se plantea con la separación de las basuras, no sirve para nada. Es un asunto muy grave que hay que diseñar bien y correctamente. Añade que en Francia se ha descubierto que los insectos están desapareciendo, lo que va a afectar en gran medida a la agricultura del país.
La caída del muro de Berlín fue un hito importante de un proceso muy largo, ya cuando había empezado en política sabían que caería. Los jóvenes comunistas franceses hablaban de abandonar el stalinismo para volver al leninismo, pero perdieron y el partico comunista francés no se movió. Después de la Segunda Guerra Mundial hubo un compromiso fuerte, pero que se fue rompiendo con los años. En su opinión hubo dos momentos importantes que fueron el paso del oro al dólar y los gobiernos de Margaret Thatcher, pero la izquierda no supo analizar la situación, no elaboró un discurso y perdió.
Dominique Manotti reconoce que también hay novela negra de derechas, pero que un buen libro rico en contenido es 50% del autor y 50% del lector, por lo que es posible darle la vuelta.
Maruja Torres: «no voy a hacer el paseíllo por los periódicos, ya los conozco a todos»
La SER se ha derechizado, pero sus trabajadores siguen donde tienen que estar, dice nada más empezar Maruja Torres. Tenía otra frase preparada para arrancar, añade, «perdonadme que no venga con un novela negra, pero sí con un libro que habla de un intento de asesinato, el mío». De la que habla es de la escena del sofá con un director -al que le dan la patada hacia arriba al año siguiente- despidiéndola de El País. La novela se titula Diez veces siete. Una chica de barrio nunca se rinde. Hay muchas formas de resistir con las cartas de la baraja que te han tocado en la vida, esta es la manera de Maruja Torres, sus naipes. Explica que sintió un gran disgusto por dejar de trabajar en un medio en el que llevaba más de 30 años. Cuando has estado tanto tiempo te sientes muy cómoda. Ahora tocaba reinventarse. Se dio cuenta que su vida, cada siete años, había dado un giro. La novela cuenta este despido y también sus historias de infancia que se van metiendo por el medio. Señala que ajusta cuentas con su madre. No somos por casualidad lo que somos. Ella no es como su madre quería que fuera precisamente porque su madre lo quería.
Estamos en un momento grave afirma sin tapujos. Cuando la despiden siente que no va a ser ella la que le quite el puesto a alguien que lo necesite más. Está en una edad de dar opinión y tiene su pensión. La decisión que debe tomar se resume en «opinión o nada». No iba a hacer el paseíllo por los periódicos, ya los conocía a todos. Mongolia también tiene una parte seria, esa línea que dice que si a partir de ella te ríes es cosa tuya. Cuando escribía en El País, Maruja Torres ya hablaba bien de esta revista. Así que cuando la llamaron se unió. Dice que porque le gustan los jóvenes, ver que es gente que da la batalla, que tienen la necesidad de rebelarse con mucho humor e ironía. Lo que viene ahora es lo digital y para el papel se queda lo más valiente, como Mongolia. La proclamación ha servido para ver que todos los medios eran iguales. El papel se va a quedar para las cosas originales porque para topicazos ya hemos tenido 30 años, y treinta años más. El que haga las cosas en papel debe saber que no va a competir en digital. Maruja Torres reconoce que pensaba que era libre a la hora de escribir pero en eldiario.es se siente mucho más. Explica que al no tener un tamaño determinado sus columnas se ha hecho más libre, republicana y anticlerical. Aunque en El País no se cortaba, añade. Ahora en El País están con los malos, antes no era así. Respecto a lo digital señala que se ha vuelto en poco tiempo muy aficionada a las redes sociales. Maruja Torres lee en internet y retuitea lo que cree que debe ser leído. Es un renacer, un estar en el mundo real.
La misma noche que la sacan de El País, deja la novela negra que está escribiendo y empieza con este libro que presenta. Quería hacer una segunda parte de sus memorias, que éstas no se quedasen solo en contar la época de vacas gordas. El hacerlo le ha servido para tirar hacia arriba y sentirse revivida de nuevo. Confiesa que ahora retomará aquella novela que interrumpió. Va a ser más dura. Su protagonista vuelve a España y la realidad le va a dar en los morros. Dice que habrá muchos muertos y que el besamanos real le ha dado muchas ideas. Se va a titular Laureles amargos.
Su charla da para muchísimo más llenándose de anécdotas y titulares como cuando reconoce que no se le dan bien las relaciones estables, pero que es excelente para las inestables. Juega sobre una línea frívola, pero cuando le preguntan de política habla claro. Dice que los que mandan son los mismos, que siguen. Nos hemos ido conformando. En nuestro país se ha creado un miedo sibilino y subterráneo a quedarse fuera del sistema, sin trabajo. Comenta que como persona mayor tiene la sensación que hemos tragado mucha mierda. Explica que lo nuestro no fue una Transición porque no nos llevó a otra parte, sino al mismo lugar. Que la llamen la Permanente. Uno de los padres de la Constitución es el abogado que defiende a la infanta imputada, ¿qué imagen les estamos dando a los jóvenes? Los políticos que han subido o bien han trincado o se han adocenado. Los partidos nuevos y los que se reciclan se deben ocupar de escuchar. Van a tener que comunicarse con la gente, mantener un diálogo fluido entre los políticos y la calle. ¿Vamos camino de pelearnos entre nosotros?, le preguntan. Nunca se está seguro de nada, ella ha visto países estables disolverse en dos semanas. No cree que nos peleemos, el miedo en los 70 estaba mucho más visible, hubo muertos. Ahora hay otras cosas. Tenemos un gobierno central inmovilista y muchas fricciones locales. El auténtico problema debemos resolverlo nosotros en las urnas. Es fácil señalar la violencia, culpabilizar al otro que es la política en la que se ha quedado el gobierno. Reprimen manifestaciones y piquetes de huelga. El derecho a la huelga está desapareciendo. La represión contra los movimientos sociales es fuerte. Señala que contra la represión solo queda la desobediencia. Si ella hubiese sido Felipe VI habría bajado a la manifestación y sin embargo la respuesta política la dio Cifuentes mandando a la policía a reprimir a los que llevaban símbolos republicanos. Están recurriendo a la porra y a la cruz, y a veces las mezclan. Es carcundia. Los recortes les han venido al pelo para volvernos pobres.
Maruja Torres en vez de Podemos les llama Debemos. No le parece que sean flor de un día, señala que después de sus resultados electorales abdicó un rey. No les votó, lo hizo a EQUO, pero reconoce que tenía tres papeletas en la mano: IU, EQUO y Podemos, y que el joven que estaba a su lado también. Se alegró mucho por Podemos. Además su presencia en las instituciones va a permitir verlos en acción y según lo que haga decidirá su voto la próxima vez, porque hay que votar a alguien que se comprometa y que sepa explicar también la parte idealista de su programa que no van a poder cumplir y por qué. Ella ha vuelto a salir a la calle a manifestarse contra la nueva ley del aborto. Cuando Gallardón se presentaba por primera vez a la alcaldía de Madrid, ella ya pudo darse cuenta que estaba lleno de beatería y que era de «superderechas». Hay algo vengativo en él, solo tenemos que ver con qué saña nos quiere constreñir y castigar. El aborto es un medio para su venganza. Recuerda su cara de agobio cuando las chicas de Femen irrumpieron en el parlamento. Su mal está entre las tetas y lo sagrado.
Elia Barceló: Nos manipulan, nos matan y nos destruyen y aún así seguimos admirándoles porque son guapos
Marta Menéndez presenta a Elia Barceló. Se nota que son amigas cómplices porque cuando reviso las fotografías que he tomado durante la charla, me doy cuenta de que en todas ellas parpadean las dos a la vez.
Elia Barceló explica que empezó con la Ciencia Ficción, pero que no se dedica a ese género en exclusiva como se dice en Internet. Lo que pasa es que en la red se ponen pequeñas informaciones que se cortan y pegan y al final lo que se hace es repetir lo que dijo el primero. Presenta Hijos de Atlantis que es la segunda entrega de la trilogía Anima Mundi. Ella dice que Hijos de Atlantis es la parte central de una novela gordísima, porque en realidad forma parte de una historia más grande. A la editorial le propuso que salieran en un solo tomo y fue la propia editorial la que decidió que se publicasen por separado. Dice gordísimo porque cuando escribe un libro como este hay que darle espacio para que los personajes piensen. También quiere que cuando llegan a un sitio el lugar quede descrito de tal forma que si un lector va allí pueda reconocerlo. Por eso no puede cortar páginas.
En esta novela terminamos de conocer a todos los clanes y vemos sus luchas de poder y de control. Añade que tiene un punto de partida fácil y que luego se va complicando. Para los que no leyeron la primera entrega, Hijos del Clan Rojo, cuenta que en Anima Mundi hay 21 personas que parecen humanas pero que no lo son. No se sabe de dónde viene aunque hay muchas leyendas y mitología alrededor. Son diferentes, regenerables, envidiosos, rejuvenecen o envejecen a voluntad, muy discretos y, como viven más de mil años, han tenido tiempo para hacerse muy ricos e influyentes. Son los que controlan el mundo, pero su egoísmo les lleva a estar enfrentados. En Hijos de Atlantis van a salir a buscar si sus leyendas son reales, lo que permite a la autora tratar ese otro plano de realidad del que creen que proceden. Es una novela de descubrimientos, todo el mundo encuentra cosas de sí mismo que no sabía. Para los que empiezan con Hijos del Clan Rojo señala que arranca con una especie de larga crónica rosa juvenil, les pide que no se asusten, que confíen en ella y que ya entenderán los motivos más adelante.
Respecto al género de su libro dice que es híbrido, una novela mestiza, psicológica, de Ciencia Ficción, con escenas de terror y sobre todo de aventuras y de personajes. Hay que unir mitologías para que con esta premisa empiece a tener sentido. Dice que es una mentira creíble. Cuando le preguntan si sus libros resultas complicados, explica que esta novela tiene muchos escenarios por todo el planeta y con cuarenta y tantos personajes principales, lo que hace que pasan muchas cosas. Además, de vez en cuando, te cuentan historias que habían pasado antes. Señala que ella forma parte de una hornada de escritores a la antigua, que quizá podría tener más éxito si buscara lectores menos despiertos. Pero no, escribe para la gente que se divierte con los juegos que ella propone. Su novela no es difícil para quienes están acostumbrados a leer.
Comenta que como escritora tiene mucha suerte porque sus personajes vienen con todo. Sabe quiénes son, su historia, cómo hablan, lo que les gusta… y lo que no sabe le va viendo luego. Le preguntan cómo puede compaginar esa aparente dulzura que muestra con la crueldad con la que trata a alguno de sus personajes. Responde que es muy dulce, pero que piensa. Hay momentos en que tiene que ser cruel, que lo hace por el propio bien de esos personajes. Las víctimas las escribe como víctimas porque su destino está marcado y se les nota. Si Dios existiese, debe tener una sensación similar.
En la primera novela de Anima Mundi los raros tienen más pesos y en la segunda crece el protagonismos de los humanos. Es así a propósito, explica, pues no somos tan tontos como ellos piensan y nos podemos equiparar. Si nos uniéramos podíamos conseguir mucho. Hijos de Atlantis también es una imagen de nuestra sociedad y una crítica a lo que está pasando. Nos manipulan, nos matan y nos destruyen y aún así seguimos admirándoles porque son guapos.
Dominique Manotti: la frontera entre las empresas capitalistas y las empresas criminales se ha disuelto
Dominique Manotti presentando sus libros en la Semana Negra
Su etapa como sindicalista mantiene una relación profunda con sus novelas. Insiste en que es muy mayor aunque sus gestos vivos y su mirada lúcida dicen que sigue siendo joven. En Francia, su generación conoció la política con la guerra de Argelia. Su historia militante empezó en los 60 y luego llegó el mayo del 68 donde estableció lazos con la intelectualidad francesa. La mayoría de ellos se fueron a partidos muy politizados como los trotskistas y maoístas. Manotti viene de una tradición marxista con una veta de Gramsci y Rosa de Luxemburgo y su deriva fue hacia el sindicalismo donde se significó. Estuvo muy vinculada con el sindicalismo italiano y mantuvo contactos con el español en los 70. Cuando llegó al poder Mitterrand decidió que la izquierda estaba jodida por un largo tiempo y empezó a escribir.
Al preguntarle sobre el éxito del Frente Nacional en Francia responde que es una cuestión complicada. Es novelista y no está en política, así que lo que puede ofrecer es su punto de vista individual. Su ascenso está relacionado con el hundimiento de las élites, tanto en sentido ideológico como moral. Lo que no sabe es cómo va a evolucionar esto. Los jóvenes están igual de podridos que los viejos. Sonríe y mirando a la prensa afirma que quizá tenga una visión pesimista.
Si le preguntan por la elección entre trabajo o ecología reconoce que también es algo complicado entrar a analizarlo. Nos transmiten que si separamos la basura vamos a salir de esto. Obviamente es una caricatura. En una sociedad dirigida fundamentalmente para buscar beneficios, no cree que sea probable el pensamiento ecológico. A no ser que haya una revolución que proyecte objetivos y valores distintos a los que hay. El esfuerzo individual, el que se plantea con la separación de las basuras, no sirve para nada. Es un asunto muy grave que hay que diseñar bien y correctamente. Añade que en Francia se ha descubierto que los insectos están desapareciendo, lo que va a afectar en gran medida a la agricultura del país.
La caída del muro de Berlín fue un hito importante de un proceso muy largo, ya cuando había empezado en política sabían que caería. Los jóvenes comunistas franceses hablaban de abandonar el stalinismo para volver al leninismo, pero perdieron y el partico comunista francés no se movió. Después de la Segunda Guerra Mundial hubo un compromiso fuerte, pero que se fue rompiendo con los años. En su opinión hubo dos momentos importantes que fueron el paso del oro al dólar y los gobiernos de Margaret Thatcher, pero la izquierda no supo analizar la situación, no elaboró un discurso y perdió.
Dominique Manotti reconoce que también hay novela negra de derechas, pero que un buen libro rico en contenido es 50% del autor y 50% del lector, por lo que es posible darle la vuelta.
Maruja Torres: «no voy a hacer el paseíllo por los periódicos, ya los conozco a todos»
Maruja Torres presentando su libro en la Semana Negra
Estamos en un momento grave afirma sin tapujos. Cuando la despiden siente que no va a ser ella la que le quite el puesto a alguien que lo necesite más. Está en una edad de dar opinión y tiene su pensión. La decisión que debe tomar se resume en «opinión o nada». No iba a hacer el paseíllo por los periódicos, ya los conocía a todos. Mongolia también tiene una parte seria, esa línea que dice que si a partir de ella te ríes es cosa tuya. Cuando escribía en El País, Maruja Torres ya hablaba bien de esta revista. Así que cuando la llamaron se unió. Dice que porque le gustan los jóvenes, ver que es gente que da la batalla, que tienen la necesidad de rebelarse con mucho humor e ironía. Lo que viene ahora es lo digital y para el papel se queda lo más valiente, como Mongolia. La proclamación ha servido para ver que todos los medios eran iguales. El papel se va a quedar para las cosas originales porque para topicazos ya hemos tenido 30 años, y treinta años más. El que haga las cosas en papel debe saber que no va a competir en digital. Maruja Torres reconoce que pensaba que era libre a la hora de escribir pero en eldiario.es se siente mucho más. Explica que al no tener un tamaño determinado sus columnas se ha hecho más libre, republicana y anticlerical. Aunque en El País no se cortaba, añade. Ahora en El País están con los malos, antes no era así. Respecto a lo digital señala que se ha vuelto en poco tiempo muy aficionada a las redes sociales. Maruja Torres lee en internet y retuitea lo que cree que debe ser leído. Es un renacer, un estar en el mundo real.
La misma noche que la sacan de El País, deja la novela negra que está escribiendo y empieza con este libro que presenta. Quería hacer una segunda parte de sus memorias, que éstas no se quedasen solo en contar la época de vacas gordas. El hacerlo le ha servido para tirar hacia arriba y sentirse revivida de nuevo. Confiesa que ahora retomará aquella novela que interrumpió. Va a ser más dura. Su protagonista vuelve a España y la realidad le va a dar en los morros. Dice que habrá muchos muertos y que el besamanos real le ha dado muchas ideas. Se va a titular Laureles amargos.
Su charla da para muchísimo más llenándose de anécdotas y titulares como cuando reconoce que no se le dan bien las relaciones estables, pero que es excelente para las inestables. Juega sobre una línea frívola, pero cuando le preguntan de política habla claro. Dice que los que mandan son los mismos, que siguen. Nos hemos ido conformando. En nuestro país se ha creado un miedo sibilino y subterráneo a quedarse fuera del sistema, sin trabajo. Comenta que como persona mayor tiene la sensación que hemos tragado mucha mierda. Explica que lo nuestro no fue una Transición porque no nos llevó a otra parte, sino al mismo lugar. Que la llamen la Permanente. Uno de los padres de la Constitución es el abogado que defiende a la infanta imputada, ¿qué imagen les estamos dando a los jóvenes? Los políticos que han subido o bien han trincado o se han adocenado. Los partidos nuevos y los que se reciclan se deben ocupar de escuchar. Van a tener que comunicarse con la gente, mantener un diálogo fluido entre los políticos y la calle. ¿Vamos camino de pelearnos entre nosotros?, le preguntan. Nunca se está seguro de nada, ella ha visto países estables disolverse en dos semanas. No cree que nos peleemos, el miedo en los 70 estaba mucho más visible, hubo muertos. Ahora hay otras cosas. Tenemos un gobierno central inmovilista y muchas fricciones locales. El auténtico problema debemos resolverlo nosotros en las urnas. Es fácil señalar la violencia, culpabilizar al otro que es la política en la que se ha quedado el gobierno. Reprimen manifestaciones y piquetes de huelga. El derecho a la huelga está desapareciendo. La represión contra los movimientos sociales es fuerte. Señala que contra la represión solo queda la desobediencia. Si ella hubiese sido Felipe VI habría bajado a la manifestación y sin embargo la respuesta política la dio Cifuentes mandando a la policía a reprimir a los que llevaban símbolos republicanos. Están recurriendo a la porra y a la cruz, y a veces las mezclan. Es carcundia. Los recortes les han venido al pelo para volvernos pobres.
Maruja Torres en vez de Podemos les llama Debemos. No le parece que sean flor de un día, señala que después de sus resultados electorales abdicó un rey. No les votó, lo hizo a EQUO, pero reconoce que tenía tres papeletas en la mano: IU, EQUO y Podemos, y que el joven que estaba a su lado también. Se alegró mucho por Podemos. Además su presencia en las instituciones va a permitir verlos en acción y según lo que haga decidirá su voto la próxima vez, porque hay que votar a alguien que se comprometa y que sepa explicar también la parte idealista de su programa que no van a poder cumplir y por qué. Ella ha vuelto a salir a la calle a manifestarse contra la nueva ley del aborto. Cuando Gallardón se presentaba por primera vez a la alcaldía de Madrid, ella ya pudo darse cuenta que estaba lleno de beatería y que era de «superderechas». Hay algo vengativo en él, solo tenemos que ver con qué saña nos quiere constreñir y castigar. El aborto es un medio para su venganza. Recuerda su cara de agobio cuando las chicas de Femen irrumpieron en el parlamento. Su mal está entre las tetas y lo sagrado.
Elia Barceló: Nos manipulan, nos matan y nos destruyen y aún así seguimos admirándoles porque son guapos
Elia Barceló presentando su novela en la Semana Negra
Elia Barceló explica que empezó con la Ciencia Ficción, pero que no se dedica a ese género en exclusiva como se dice en Internet. Lo que pasa es que en la red se ponen pequeñas informaciones que se cortan y pegan y al final lo que se hace es repetir lo que dijo el primero. Presenta Hijos de Atlantis que es la segunda entrega de la trilogía Anima Mundi. Ella dice que Hijos de Atlantis es la parte central de una novela gordísima, porque en realidad forma parte de una historia más grande. A la editorial le propuso que salieran en un solo tomo y fue la propia editorial la que decidió que se publicasen por separado. Dice gordísimo porque cuando escribe un libro como este hay que darle espacio para que los personajes piensen. También quiere que cuando llegan a un sitio el lugar quede descrito de tal forma que si un lector va allí pueda reconocerlo. Por eso no puede cortar páginas.
En esta novela terminamos de conocer a todos los clanes y vemos sus luchas de poder y de control. Añade que tiene un punto de partida fácil y que luego se va complicando. Para los que no leyeron la primera entrega, Hijos del Clan Rojo, cuenta que en Anima Mundi hay 21 personas que parecen humanas pero que no lo son. No se sabe de dónde viene aunque hay muchas leyendas y mitología alrededor. Son diferentes, regenerables, envidiosos, rejuvenecen o envejecen a voluntad, muy discretos y, como viven más de mil años, han tenido tiempo para hacerse muy ricos e influyentes. Son los que controlan el mundo, pero su egoísmo les lleva a estar enfrentados. En Hijos de Atlantis van a salir a buscar si sus leyendas son reales, lo que permite a la autora tratar ese otro plano de realidad del que creen que proceden. Es una novela de descubrimientos, todo el mundo encuentra cosas de sí mismo que no sabía. Para los que empiezan con Hijos del Clan Rojo señala que arranca con una especie de larga crónica rosa juvenil, les pide que no se asusten, que confíen en ella y que ya entenderán los motivos más adelante.
Respecto al género de su libro dice que es híbrido, una novela mestiza, psicológica, de Ciencia Ficción, con escenas de terror y sobre todo de aventuras y de personajes. Hay que unir mitologías para que con esta premisa empiece a tener sentido. Dice que es una mentira creíble. Cuando le preguntan si sus libros resultas complicados, explica que esta novela tiene muchos escenarios por todo el planeta y con cuarenta y tantos personajes principales, lo que hace que pasan muchas cosas. Además, de vez en cuando, te cuentan historias que habían pasado antes. Señala que ella forma parte de una hornada de escritores a la antigua, que quizá podría tener más éxito si buscara lectores menos despiertos. Pero no, escribe para la gente que se divierte con los juegos que ella propone. Su novela no es difícil para quienes están acostumbrados a leer.
Comenta que como escritora tiene mucha suerte porque sus personajes vienen con todo. Sabe quiénes son, su historia, cómo hablan, lo que les gusta… y lo que no sabe le va viendo luego. Le preguntan cómo puede compaginar esa aparente dulzura que muestra con la crueldad con la que trata a alguno de sus personajes. Responde que es muy dulce, pero que piensa. Hay momentos en que tiene que ser cruel, que lo hace por el propio bien de esos personajes. Las víctimas las escribe como víctimas porque su destino está marcado y se les nota. Si Dios existiese, debe tener una sensación similar.
En la primera novela de Anima Mundi los raros tienen más pesos y en la segunda crece el protagonismos de los humanos. Es así a propósito, explica, pues no somos tan tontos como ellos piensan y nos podemos equiparar. Si nos uniéramos podíamos conseguir mucho. Hijos de Atlantis también es una imagen de nuestra sociedad y una crítica a lo que está pasando. Nos manipulan, nos matan y nos destruyen y aún así seguimos admirándoles porque son guapos.
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