jueves, 28 de febrero de 2013

8 años y…

…705 entradas después


Mi televisor de ahora
Mi televisor de ahora
Hace ocho años, un 27 de febrero como ayer, se estropeó mi televisor. Era un nokia totalmente analógico y algo gordito; pero eso sí, con muy buena calidad de imagen.

¿Qué por qué me acuerdo ahora de aquello? Porque aquella circunstancia sirvió para que al día siguiente, un 28 de febrero como hoy, naciera La Isla Inexistente.

Mucho ha llovido desde aquella primera entrada titulada La televisión se rompió. No es que no me reconozca, pero sí encuentro en aquellos tiempos una búsqueda por dar con la voz propia de la Isla, la que unificara el blog y marcara su sentido. Probé diferentes caminos, pero siempre intenté hablar con franqueza desde estas líneas. Mirando hacia atrás creo que terminé tropezando con el lugar y ese cascarón vacío e inexistente se fue llenando de restos del naufragio hasta convertirse en ese estado imaginario, eliminado de toda geografía, donde se practica la crítica cultural.

Han pasado 8 años y 705 entradas -si contamos también ésta- y el blog sigue activo. Es cierto que muchas cosas han cambiado, sin ir muy lejos mi televisor es otro, el de la foto de arriba, un samsung flaquito y más acorde con los tiempos. No es lo único que ha adelgazado, el mueble que lo sujeta también, vino un día de lejos, creo recordar que de Malasia. El sofá que no sale en la foto es diferente, algo más largo. Incluso la orientación del salón es la contraria a la de entonces. La cámara de fotos que toma la imagen es distinta. Las cosas hoy en día no duran, están construidas con su obsolescencia programada, la actualidad pasa página muy rápido y el olvido gobierna. Son ocho años y ya apenas queda nada de entonces.

La televisión volvió a los cuatro días reparada y duró aún algún tiempo hasta que un día se rompió de verdad y dos técnicos que se encargaban de arreglar televisores me dijeron que me iba a salir mucho más barato comprar una nueva que repararla. Aquellos cuatro días sin televisión en casa fueron un pretexto. Hoy solo quería recordarlo.

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