Se estrena en las salas la película de Jeff Nichols que abrió el pasado Festival Internacional de Cine de Gijón
Cartel de la película Take Shelter
Nichols explica que la ansiedad surge cuando se tiene algo que perder. Esa ansiedad que siente sobre sí una persona es el motor de Take Shelter. El protagonista de la película es Curtis (Michael Shanon), un hombre modélico: enérgico trabajador, amante esposo y padre de una niña que sufre sordera. Por las noches empieza a tener unas pesadillas atroces en las que llega una tormenta apocalíptica y durante la cual observa comportamientos violentos a su alrededor. Sus sueños son el presagio de un desastre, algo que los demás no logran comprender. El silencio de quien le escucha, la palmadita en la espalda seguida de una huida, son las respuestas que siempre recibe de las gentes de su entorno. Sobre esos presagios fundamenta su obsesión, quiere construir un refugio antitormentas donde salvar a los suyos, a su esposa Samantha (Jessica Chastain) y a su hija Hannah (Tova Stewart). Curtis colocará esa misión protectora de su familia por encima de todo, cargando con la ansiedad de ser el único al que le preocupa la tormenta que va a venir y abandonando el resto de responsabilidades. Su comportamiento se hace extraño a la vista de los demás que no pueden entenderlo, preocupa a su mujer y provoca el rechazo de los compañeros de trabajo, vecinos, amigos y familiares.
¿Qué son de verdad esas pesadillas?, ¿un presagio?, ¿el camino irreversible de un proceso que conduce hacia la esquizofrenia? De Curtis vamos sabiendo detalles, antecedentes de una situación familiar de demencia, y con sus pocas palabras descubrimos la soledad que le produjo aquello en el pasado, cuando él tenía solo 10 años. Mientras, la obsesión de su presagio afianza la sensación de locura, de luchar uno solo contra el mundo. Después se empieza a confirmar otro de los síntomas, las alucinaciones. En el fondo toda su vida ha estado temiendo que un día enloqueciese como lo hizo su madre, preguntándose si la genética le habría hecho un hombre enfermo y cuándo se haría patente. En realidad, ¿de qué está protegiendo Curtis a su familia?, ¿de la tormenta?, ¿de sí mismo?
Michael Shannon lleva en brazos a Tova Stewart en una escena de la película Take Shelter
Take Shelter bien podría haberse quedado en una película angustiosa sobre las dudas que crea en una persona el hecho de sentir que se está comenzando el camino de un proceso esquizofrénico, pero da un paso más, con valentía, para hablarnos también de la sociedad, de sus miedos y de cómo han ido llegando para quedarse. Jeff Nichols pinta con pericia su sociedad, la de los EE.UU., donde la Sanidad la cubre un seguro médico que paga la empresa como un beneficio social y que a la vez hace a los trabajadores más dependientes y solícitos hacia los esfuerzos que pida el patrón; donde los bancos aprietan a la hora de conceder créditos pues no están los tiempos para dispendios; donde se necesita ganarse un sobresueldo para cubrir los gastos como le ocurre a la mujer de Curtis que cose por encargo y también vende lo que confecciona en un mercadillo; donde la iglesia pone deberes y tira de las orejas a los que se descarrían. En esos márgenes, Take Shelter se muestra como una película sobresaliente. Los miedos personales se han convertido en generales, en defectos de esta sociedad que camina hacia una catástrofe. No es extraño que la locura nos ronde cerca. Ese proceso propio de Curtis llena de angustia a quién lo ve y sus pesadillas producen terror al verse plasmadas con una verosimilitud que sobrecoge.
Pero en realidad es el proceso social que hay detrás, más soterrado, el que desnuda al espectador y le hace sentir indefenso, más cuando se escucha la profunda voz de Curtis que nos recuerda a un John Wayne vencido. Si ya no se puede confiar en las percepciones propias, la sociedad, llena de fisuras, es incapaz de proteger a nadie, no es extraño que la mirada se vuelva hacia la familia cercana y la confianza se deposite en aquellos a los que se quiere para encontrar la solución a nuestras angustias convertidas en enfermedad.
La felicidad, que se puede resumir en el hecho de llevar una buena vida, es el objetivo que todos tenemos en la cabeza deseosos de cumplirlo. Trabajamos para lograrlo y cuando se consigue, todo resulta tan frágil que se puede desmoronar en cualquier momento. Podemos perderlo en un instante. Esa reflexión palpita con fuerza en la película y es la que produce el estado de ansiedad que el protagonista contagia a los espectadores.
Excelente el trabajo interpretativo de Michael Shannon que construye un personaje muy complejo y difícil sobre el que reposa el peso de toda la película. Su mirada, el gesto retraído y un tanto taciturno, reflejan su miedo que traspasa la pantalla. Su trabajo está bien acompañado por el de Jessica Chastain y el resto del elenco en el que podemos encontrar caras reconocibles como Kathy Baker.
Take Shelter es una película que va creciendo poco a poco, pero que termina produciendo un impacto en quien la ve.
A modo de pequeño anecdotario: Cuenta Jeff Nichols que cuando empezó a escribir Take Shelter en el verano de 2008, se encontraba a mediados de su primer año de matrimonio. A pesar de estar atravesando un buen momento profesional y personal, el director presentía la acuciante sensación de que en el mundo en general se acercaban tiempos difíciles. Esta ansiedad a la deriva se debía en parte a circunstancias económicas y en parte era simplemente una consecuencia de la edad, pero sobre todo la provocaba el hecho de que por primera vez había cosas en su vida que no quería perder. Todas estas sensaciones se filtraron directamente a los personajes de la película.
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