Un lunes lleno de películas muy personales
Acreditaciones de prensa (Foto: Toni Gutiérrez)
Lo que no es tan sencillo es financiar el festival. El Ayuntamiento de Málaga corre con el 90% del dinero público que se recibe y el Ministerio de Cultura se encarga del 10% restante con una partida nominativa al Festival de 100.000 €. A esto se suman los patrocinadores privados, que sin duda sacan un gran rendimiento por lo que pagan, pues sus marcas resultan omnipresentes en todo el festival: la marca de cerveza en las cintas de las acreditaciones, la de donuts en la cafetería de prensa e invitados, la compañía de gas y electricidad en los enormes marcos con los que se recuadra los nombres de los participantes en las mesas de las ruedas de prensa, el banco en las entradas y todos juntos con la televisión y el periódico en la alfombra roja y los paneles de los photocalls. Imposible que una sola fotografía logre esquivarlos a todos.
De Málaga no he contado demasiado, solo que está haciendo muy buen tiempo, tanto que permite ir en manga corta o como mucho echarse una chaquetita encima a primera o a última hora. Es una ciudad tranquila, sin prisas, en la que da gusto pasear o sentarse a tomar una cerveza en una de sus muchas terrazas. Con tanto cine, la verdad es que no queda mucho tiempo para hacer turismo y el mar pilla un poco retirado. Hay un cierto gusto por la comida, con su porra antequerana -muy parecida al salmorejo-, sus fritos de pescado o su ensalada malagueña. Es una cocina mediterránea sabrosa con influencia árabe en algunos de sus platos. Acertar es fácil, casi cualquier lugar es bueno para comer algo rico. Me sorprendió ver hasta qué punto se preocupaban por la alimentación, pues muchas de sus cartas indicaban la comida apta tanto para celiacos como para veganos. Incluso un puesto se publicitaba señalando que sus polos helados se podían consumir por celiacos e indicaban también cuales no contenían leche.
Volviendo al festival, en la Sección oficial se proyectaba Kanimambo, una película muy alejada de lo comercial para traernos tres visiones sobre Mozambique. Entre el documental y la ficción, este híbrido es una apuesta muy especial del Comité de Selección, una apuesta que se agradece, pues representa otra sensibilidad cinematográfica, mucho más conectada con los problemas que tiene nuestro mundo y con encontrar soluciones mirando de otra forma. Kanimambo es una buena película y además necesaria, pero pertenece a ese extraño grupo de las que tienen muy complicado llegar a estrenarse en las salas. Como dice Luis Miñarro, uno de sus productores, el que la película no tenga una salida fácil no significa que no haya que hacerla.
También en Sección oficial se presentaba Memorias de mis putas tristes, una adaptación de la novela de Gabriel García Márquez. Aunque el director potencia la parte poética con una excelente fotografía y construye con buen tino la historia, la película deja en quien la ve un gusto raro, como de un cierto aburrimiento y hastío, tal vez atrapado entre tantas miradas y en una anécdota un tanto insulsa.
En ZonaZine se proyecta otra de las películas que acapara mucha expectación y flashes de photocall. Seis puntos sobre Emma es el primer largometraje de Roberto Pérez Toledo, un hombre con una sólida trayectoria en el mundo del cortometraje. Es la suya una película intimista, con una mirada personal y distinta, que nos habla de sentimientos mucho más allá de la condición de sus personajes. La película gustó, pues tras la proyección de prensa se escucharon muchos aplausos.
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