¿Y si la vida se extinguiera de golpe, quién nos recordaría?
Cartel de la película Melancolía
Tras este inicio, Melancolía se divide en dos partes. La primera de ellas nos habla de Justine (Kirsten Dunst) en el día de su boda. Von Trier podría contar la felicidad de una novia disfrutando de esa celebración: sonrisa radiante y felicidad. Así parece, aunque surjan ciertos problemas, como haber elegido una limusina demasiado grande para tomar las curvas de una carretera rural y apartada, un símil que insinúa el tamaño de la decisión de Justine con relación a su forma de ser. Paseando entre los invitados, la boda recuerda el tedio de esas reuniones familiares donde la apariencia, los roles que cada uno juega, se comen a las propias personas que hay bajo ellos. Vemos personajes cargados de excentricidades y poco a poco nos vamos abriendo paso en el teatrillo que el cineasta danés ha construido como una segunda piel para esconder lo que hay detrás. Justine quiere ser normal, se esfuerza por sonreír, en cumplir con el ritual de la boda, pero no lo consigue. Todos le piden que sea feliz, pero la tarea sin hipocresía no resulta factible y con ella de nada le sirve. Se siente vacía, deprimida, vencida por la ansiedad que le atosiga. ¿Y el novio?, ¿tiene lo que quiere?, ¿quiere lo que tiene? De nada sirven sus ojos enamorados y complacientes, de nada sirve seguir una pantomima para anclar lo que está suelto, las soluciones tradicionales no tienen por qué ser válidas para las encrucijadas personales.
Alexander Skarsgaard, Kirsten Dunst y Charlotte Gainsbourg en una escena de la película Melancolía
El cuidado estético tiene un gran peso en la película, dominando sobre el resto de aspectos y produciendo una fotografía embelesadora y a la vez dura, de tonos otoñales e invernales y un uso del azul apagado como señas de identidad. La interpretación es minuciosa, contenida y angustiosa, aguantando a la perfección los primeros planos, tensando los gestos.
Melancolía se recorre a través de sus muchos detalles para explicar toda su filosofía. Nada es azar, todo tiene intención, hasta esa crítica a la vida profesional que se introduce y ocupa los espacios de lo personal y reflejada en ese jefe paternalista que trata de mostrarse como amigo sin dejar de ser el patrón. Son muchos los asuntos apuntados y utilizados en pinceladas pero plasmados en imágenes rotundas, como por ejemplo la metáfora del puente imposible de cruzar para las protagonistas porque existe una fuerza telúrica por encima de ellas, el que Claire terminará cruzando a pie buscando una salvación o alargando una huida inútil para terminar encontrándose al otro lado, una vez traspasado el obstáculo, con lo que no existe, como ese hoyo 19 de un campo de golf. O esa comparación de cómo se comportan los animales a la hora de asumir lo inevitable de la catástrofe y que nos da la medida de lo natural como lo más correcto.
El mundo se para y ya está. Se enciende la luz de la sala y cada espectador debe levantar la losa de la melancolía de Lars von Trier y seguir viviendo, cargando con el peso de su propia añoranza.
A modo de pequeño anecdotario: Penélope Cruz debería haber interpretado el papel de Justine, el propio Lars von Trier reconoce que Melancolía es una película que escribió teniendo en la cabeza a esa actriz, y sobre todo su mirada. No pudo ser, ya que coincidía en fechas con el rodaje de Piratas del Caribe 4 y la madrileña eligió el camino de lo comercial. Al final entró Kirsten Dunst al proyecto para interpretar a Justine con muy buen resultado, pues con este trabajo se llevó el premio a la mejor actriz en Cannes.
2 comentarios:
Muy buena crítica, enhorabuena.
Me gusta tu reflexión sobre las intenciones de Von Trier, pero creo que te pierdes un poco en la gran cantidad de conceptos que tratas; pienso que deberías ser más directo y centrarte sólo en los puntos que más te interesen.
De todas formas, enhorabuena, aunque no comparto tu opinión sobre la película, ni entiendo lo de la calificación esa de 'Del montón'.
Saludos!
Muchas gracias, ZachTriunff.
Tienes razón, elegir catalogarla del montón no es lo más acertado, es una película diferente y por tanto no se puede encasillar en esa categoría. Tampoco me atrevo a recomendarla, aunque reconozco la calidad que tiene, pues es de un gusto muy concreto, de ritmo muy lento y que a mí no consiguió atraparme.
Publicar un comentario