sábado, 22 de octubre de 2011

Christina Rosenvinge: fragilidad, dulzura y coraje

Christina Rosenvinge presenta en los escenarios su nuevo disco La joven Dolores con un formato más íntimo


Sábado 22 de octubre de 2011. Sala Galileo Galilei. Madrid


Christina Rosenvinge en una foto de archivo
Christina Rosenvinge en una foto de archivo
Christina Rosenvinge sale al escenario del Galileo Galilei acompañada por Refree (Raül Fernández) y Aurora Aroca, una banda corta, sin percusión, para ofrecer un concierto más íntimo. Toma decidida su guitarra y se planta frente al micrófono, mientras su compañeros se sientan, Refree con una guitarra que va templando y Aurora tras su violonchelo. Christina lleva un vestido negro, ligero y vaporoso, con transparencias, que deja ver una camiseta interior de tirantes. La falda corta, con volantes, las botas altas y un cinturón muy estrecho que se ciñe a su cintura. La tez pálida solo se rompe por unos labios perfilados tenuemente en rojo y porque, a veces, esconde el rostro tras su larga melena rubia.

Abre el concierto con dos temas de su disco Tu labio superior. Primero La distancia adecuada con el que rompió el hielo y después Negro cinturón. Con el sonido ya afinado, es el momento de Tu sombra un tema de su nuevo disco, La joven Dolores, que hoy presenta. Se oyen aplausos entre un público joven y heterogéneo. Su música recoge lo más pop, con muchas influencias del rock más canalla. Pero también es una búsqueda interior de un sonido diferente, de sabor intenso y cargado de matices que hacen sencillo lo más complejo. Sus historias narradas en voz alta, con singularidad, consiguen sonar siempre de tal forma que producen una mezcla de sensaciones, un remolino. Lo suyo, donde más se lucen, son las letras con voz propia, cargadas de mujeres de su generación que han roto moldes, desgarradas, y que han ido dejando demasiadas cosas por el camino.

Refree se sienta al piano, con su mirada miope que esconde tras la gafas, con su barba larga y desaliñada por pura casualidad, como si fuera un chico que carga con un saco de timidez. Chistina canta en inglés As the wind blows, un tema de su disco Frozen pool.

Cuenta que para navidades se publicará Un caso sin resolver. Se trata de una caja con toda su discografía en cuatro Cd`s y un DVD. También traerá novedades, ya que ha grabado cinco canciones en formato acústico con Refree y Aurora. Son dos versiones de su época de Christina y los Subterráneos, de cuando el disco Que me parta un rayo, otra versión de un tema de La joven Dolores y dos más que no están en ninguno de sus discos y de las que hablará luego. Hace uno de esos cinco temas: Alguien que cuide de mí, una canción de tiene veinte años, comenta. Después de decirlo se asusta por el tiempo que ha pasado y se le escapa un «joder». El público corea el tema de principio a fin, sin duda una de sus mejores canciones. Le sigue otro tema del mismo disco Mil pedazos, otra de las canciones más aplaudidas. Aquel pop que hacía en los 90 mantiene aún toda su fuerza.

Otro de los temas que estará en Un caso sin resolver es una versión que hace Christina de la canción de Refree El sud, del disco Els invertebrats. Un hermoso poema cargado de sensibilidad. Christina aparca su guitarra y nos habla del catalán como lengua que todos deberíamos aprender, porque sin saberlo nos estamos perdiendo grandes letras, como la de este tema que canta en catalán.

Aurora Aroca, Refree y Chistina Rosenvinge durante la prueba de sonido previa al concierto
Aurora Aroca, Refree y Chistina Rosenvinge durante la prueba de sonido previa al concierto
Tras este momento cargado de belleza e intimidad, Refree y Christina toman de nuevo sus guitarras y regresan al presente, al disco de la La joven Dolores para hacer Weekend. Al terminar alguien le grita «guapa» y ella responde que mejor que la llamen guapa, prefieren que le lleve el desayuno a la cama, y nos da más pistas: un croissant y un zumo a las diez. Con ese preámbulo hace Anoche (El puñal y la memoria), del disco Tu labio superior. Su voz melosa y dulce, a veces da sensación de fragilidad, pero sabe subir con fuerza, mostrar todo el carácter que tiene. Se va sintiendo cómoda en el escenario y habla un poco más. Refree regresa al piano y ella se sienta sobre él para hacer el siguiente tema a cuatro manos. Pero antes decide desmigarlo, cuenta al público que hace algún tiempo fue a un psiquiatra. Le cobró 200€ -no escatima detalles- y le dijo que no necesitaba tomar ninguna pastilla, pero que de todas formas le iba a dar algo. Escribió la receta y se la extendió. Sin leerla la llevó a la farmacia, pero la farmacéutica se rió y le dijo que de eso no tenían allí. Lo que el médico le había prescrito era «un hombre formal». Así surge esta canción, Un hombre muy formal, que no aparece en el disco La joven Dolores, pero que es un bonus track del mismo para itunes.

Después se queda sola al piano pues Refree regresa a la guitarra, para desgranar otro tema de La joven Dolores: Eva enamorada. Salta de nuevo al pasado, para cantar Tú por mí. Cuenta antes que hace veinte años vivía en el barrio de Tetúan, en una casa compartida con mucha gente y a la que ellos llamaban «la pensión internacional». Tenían un mexicano que cocinaba, una inglesa que trabajaba en el Templo del Gato y mucha más gente. Un día, la inglesa, se enamoró de un hombre y desapareció. Cuando la volvieron a ver, trabajaba en la calle de la Ballesta. Mientras tanto, en ese tiempo en el que la habían perdido de vista, le escribió esta canción. Christina es capaz de contar lo más íntimo, como sin querer, pero directamente. Así, de su propia vida, de quienes la rodean, se van nutriendo sus canciones. Cuando termina el tema nos da la nota de esperanza a la angustia que surgió tras conocer el origen que inspiró la canción. Nos dice que, al final, Sara, la inglesa, acabó muy bien, con un montón de animales y un marido.

Mi vida bajo el agua, otro tema del disco La joven Dolores, suena de maravilla, por algo lo eligió como primer single. Le siguen sonidos con cierta psicodelia, recuperados del disco Continental 62 y agudizados por el cello que tiembla, por la voz que sube en Christina y por unas notas más tétricas que escarba en su piano al final de Tok tok.

Faltaba por hablar de la última versión que formará parte de Un caso sin resolver, ahora lo desvela, se trata del Allelujah de Leonard Cohen. Dice que quiere felicitar al maestro y que también lo hace por «molestarle» de lejos, porque sabe que le «irrita» la existencia de tantas versiones que hay ya del Allelujah. Con él se cierra el concierto.

Para los bises, Aurora abandona por primera vez el vilonchelo para sentarse al piano. Viste de oscuro, con ropa amplia y cómoda, como buscando un cierto anonimato. Refree toma la guitarra y Christina, con las manos libres, coge el micrófono y comienza las primera notas de No lloro por ti, un tema del disco Verano fatal, el que hizo en el 2007 a medias y compartido con Nacho Vegas. Al terminar recupera la guitarra y nos vuelve a contar una pequeña historia personal. Hace algún tiempo salió con un chico que solo le puso una condición: le pidió que nunca le escribiera una canción. Después hace Jorge y yo, un tema nostálgico desde el que recupera su infancia y que forma parte de su último disco.

Se va de nuevo, pero el público la reclama y no tardan en regresar guitarra en mano, como Refree, y con Aurora de nuevo al violonchelo. Hacen Nadie como tú, de Tu labio superior. Y termina con un tema estupendo, de aires entre mitológicos y oníricos: La Canción del eco que es el que abre su último disco La joven Dolores. Así cierra un ciclo, terminando el concierto tal y como empieza el disco.

A modo de pequeño anecdotario: La historia de Christina Rosenvinge en el mundo de la música es muy larga. Ya formaba parte de la movida de los 80 con Ella y Los Neumáticos, formación de la que era cantante y compositora. Luego con Álex de la Nuez forma el grupo Magia Blanca, una banda que se va reduciendo hasta quedar convertida en el dúo Álex & Christina. Alcanzan un gran éxito en 1987 con su tema ¡Chas! y aparezco a tu lado. En 1988 representan a España en el festival de la OTI con la canción Dulce maldición, quedando décimos, empatados con Costa Rica. Sacarían un segundo disco más antes de cerrar el dúo.

En 1992 reaparece con el nombre de Christina y Los Subterráneos y grabará uno de sus discos más míticos Que me parta un rayo, al que siguen otros dos álbumes más. Después viene su etapa en solitario, aunque en el año 2007 sacó un disco con Nacho Vegas que llamaron Verano Fatal, siete temas firmados e interpretados por ambos.

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