martes, 4 de mayo de 2010

Javi Larrauri: «Es una carrera contrarreloj en la que quiero rescatar a esa generación»

Javi Larrauri se embarca en la aventura maravillosa de realizar una serie de retratos sobre Mujeres Republicanas


Javi Larrauri durante la entrevista
Javi Larrauri durante la entrevista
Javi Larrauri es sincero, inquieto y comprometido. Un hombre polifacético que está buscando su sitio como artista plástico desde hace unos años. Quedamos en una cafetería céntrica para hablar de la serie de cuadros sobre Mujeres Republicanas en la que está trabajando. Se pide un café con hielo. Es alto, con una mirada directa. De su cara destaca una barba profusa que contrasta con la cabeza rapada.

Javi Álvarez (JA): ¿Quién es Javi Larrauri?

Javi Larrauri (JL): Me resulta complicadísimo describirme. ¿Artísticamente? A mí, más que el prototipo de artista, me interesa la gente que hace cosas concretas. Me cuesta etiquetarme en algo. He tocado muchos palos, he hecho teatro, danza, estuve estudiando cine y música. En el 2004 empecé con esto de la pintura y me metí en una Academia de Dibujo durante unos meses. Adquirí unos mínimos conocimientos y comencé a experimentar por mi cuenta solo en casa. Aprendí pintando, pero tenía la espina de no haber hecho Bellas Artes. El año pasado me matriculé. Estuve todo el año yendo a clase, aprobé primero pero era muy duro. Ahora en segundo seguía viendo que me pedían pintar bodegones y no me quedaba tiempo. Empecé con la serie de las Mujeres republicanas y abandoné la carrera. Ahora estoy más centrado en las artes plásticas. Todo mi tiempo libre lo dedico a ello y se ha convertido en una especie de droga. Tengo muchas inquietudes, muchos horizontes distintos. Cuando me meto en algo me comporto como si me fuera la vida en ello.

JA: Decías que ahora el tiempo se lo dedicas a la serie Mujeres Republicanas, ¿cómo describes este trabajo?

JL: La idea original fue hacer una serie de retratos con un tema que me interesaba especialmente, el papel relegado de la mujer detrás del hombre en un periodo muy importante de nuestra historia durante la Segunda República, la Guerra Civil y en la lucha antifranquista. Son una parte importante y merecen un reconocimiento. La historia se ha olvidado de ellas, de las mujeres comprometidas con aquellos ideales. Yo podía pintar los cuadros en mi casa, pero decidí que ésta era la escusa perfecta para acceder a estas mujeres, para buscarlas, para involucrarme de otra manera más importante que me apetecía. Me puse a ello, empecé a indagar y encontrarlas resultó una odisea. Recurrí a asociaciones de la memoria, a fundaciones, a listines telefónicos. A veces, cuando no las localizaba a ellas llamando a familiares, a vecinos, las busqué por sus pueblos… En un momento dado, además de los cuadros, decidí que quería contar también la historia de estas mujeres. Sobre algunas se han escrito libros o rodado documentales, pero hay otras sobre las que no hay nada. Así fui añadiendo las biografías de cada una al lado de los cuadros, para reflejar quiénes fueron y por qué lucharon. Decidí también que iba a capturar su testimonio, ya que son todas mayores y van quedando poquitas. Es una carrera contrarreloj en la que quiero rescatar a esa generación. He grabado las entrevistas en vídeo porque además de los cuadros yo quería que la exposición tuviera una componente audiovisual, no sé aún si una pieza completa o pequeñas partes. Creo que la serie ha recogido material bastante interesante y que en cierta manera puede ser un granito de arena para que pueda llegar a determinado sectores que desconocen la historia de estas mujeres. No es habitual encontrarse mujeres como ellas, absolutamente maravillosas, con vidas llenas de una coherencia total, con mucha entereza. Tenemos varias que siguen vivas, así que vamos a intentar hacerles un homenaje y contar sus historias.

Los retratos de Ángeles García-Madrid, Piedad Arribas y Carmen Arrojo formando el cartel de Mujeres Republicanas
Los retratos de Ángeles García-Madrid, Piedad Arribas y Carmen Arrojo formando el cartel de Mujeres Republicanas
JA: ¿Por qué te embarcas en este proyecto?

JL: Yo creo que es necesario que la gente sepa la represión que hubo en España que hay muchas generaciones que lo desconocen. Yo mismo me incluyo, hasta que no empecé a interesarme con este proyecto. Ni en el colegio ni en el instituto se contaba nada de esto. Luego es lo que nosotros hayamos ido buscando. Yo mismo descubro cosas que me asombran. Como si nos hubiéramos quedado sin memoria. No concibo como podemos tener tanto conocimiento de lo que pasó en las dictaduras de Argentina y Chile, o en Alemania y saber tampoco de lo nuestro.

Me da mucha rabia porque cuando hablo con ellas, veo que antes la gente se interesaba más por la sociedad. Son mujeres que desde adolescentes ya estaban militando en la J.S.U. (Juventud Socialista Unificada), tenían ideas políticas y un compromiso, pensaban que el mundo se movería. Y de repente estas mujeres se encuentran con una Guerra Civil, con que llegan los fascistas y deciden jugarse la vida. Yo creo que si eso pasara hoy en día… Aquello fue una revolución absoluta y hoy la gente pasa de todo. Eso es lo que más me llama la atención, su activismo y compromiso frente a la pasividad actual. Ahora hay una desmemoria, probablemente porque a la gente que ha estado en el poder no le ha interesado contar la realidad y ha ido apagando la historia. No basta con que ellas hablen y se las escuche. La gente tendría que empezar a avanzar.

JA: ¿Cuál fue el detonante que te llevó a arrancar este trabajo?

JL: Fueron dos chispas en realidad. Una de ellas resultó la lectura de las memorias de Marcos Ana, Decidme cómo es un árbol, que me dejó profundamente maravillado; me impresionó muchísimo. Y otra, que coincidió con esas fechas, la visión en la Filmoteca del documental La voz a ti debida de Antonio Girón Serrano. Me quedé flipado, me encantó el documental y después escucharles hablar a ellos en el coloquio. Así surge. No sabía muy bien como enfocarlo. Buscarlas y acceder a ellas me parecía imposible en un principio, así que comencé a investigar sobre el tema y descubrí una figura, la de Tomasa Cuevas, que me dejó fascinado que se recorrió toda España con un magnetófono entrevistando a todas las mujeres presas de Franco. Entonces el primer retrato que hice fue el de ella y ya luego a partir de ella me planteé ir haciendo lo mismo con otras mujeres

JA: ¿Cuál está siendo tu relación con estas mujeres durante la serie?

JL: Aún hoy me sorprende que todas me hayan recibido con las puertas abiertas de sus casas, sin pedirme ni preguntarme nada, sin poner ningún tipo de pega. Durante las entrevistas y con su trato he visto que son mujeres llenas de generosidad. Es una cura de humildad ver a estas mujeres en lucha, después de todo lo que han pasado. Se establece una relación muy especial con ellas y luego sigo manteniendo el contacto e incluso me invitan a celebraciones republicanas. Al terminar los retratos he ido a enseñarles una reproducción. Su reacción cuando se ven es maravillosa, son superagradecidas.

JA: ¿Cuál es el sistema que has seguido para esta serie?

JL: Ha sido a través de entrevistas. Antes de ir a verlas intento documentarme lo más que puedo sobre sus vidas para intentar hacer una entrevista única, aunque ha habido algunas a las que he entrevistado varias veces como a Piedad Arribas. Las dejo que me cuenten. Hay alguna pregunta que les hago a todas para orientarlas como su sentir sobre la Transición. Cuando les pregunto si creen que va a llegar una Tercera República, cada una tiene su opinión. Por ejemplo Concha Carretero decía «Sí, yo lo creo». Ángeles García-Madrid se mostró más escéptica. Resulta bonito ver que mantienen la esperanza a pesar de ver que tras la Transición y la Democracia todo sigue igual, con un silencio doloroso que se ha hecho sobre todo el sufrimiento que pasaron. Intento también preguntarles sobre la represión que se dio sobre los homosexuales.

Retrato de Concha Carretero
Retrato de Concha Carretero
JA: ¿Alguna de las historias que te contaron te ha resultado especialmente interesante?

JL: Todas han sido impactantes. Podría contar cada una de ellas. Concha Carretero tiene una vida toda ella increíble. Piedad Arribas estuvo en el frente y después pasó 16 años en prisión. Hay una mujer de Cádiz que aún tiene una bala dentro. Son todas historias tremendas. No me podría quedar con una. Cada vez que me he encontrado con una historia de ellas me he impresionado.

Hay algunas muy mayores que se van olvidando y no recuerdan alguna cosa porque se les va borrando la memoria. Hubo una mujer que no le apetecía recordar. Su hija me había comentado muchas cosas que ella había contado, pero llegó un momento de su vida que decidió que ya no quería hablar más, estaba cansada de remover tanto dolor, le había hecho mella.

Me pasó una cosa curiosa. Estando en Cádiz, entrevistando a una mujer, llegó una vecina de la nieta que me dijo que quería hablar conmigo. Me dijo que su padre y su tío se murieron sin poder hablar de cómo habían matado al padre de éstos y me empezó a contar una serie de historias estremecedoras de lo que le pasó a su abuelo, a familiares suyos, a vecinos. Me hablaba bajando un poco la voz. A mí me sobrecogió, fue una de las entrevistas que más me ha impresionado. Tuve la sensación de estar escuchando a alguien que habla por primera vez. Las otras mujeres tenían de alguna manera una frescura nacida de que habían repetido la historia muchas veces y eso les da una cierta facilidad y elaboración. Te lo cuentan de otra manera, pero ésta era la primera vez que lo narraba públicamente. Esa mujer que había guardado tantos años silencio estaba contando la historia de un asesinato brutal, de un suceso oculto. Yo me enteraba de esta historia por pura casualidad, así que me hizo pensar en cuántas personas se han ido a la tumba sin sacar a la luz historias de este tipo. Lo que sabemos de la represión franquista es una parte pequeñita, y hay montones de cosas de las que nunca nos enteraremos. De repente esta mujer me hizo plantearme todo esto. ¡Cuántas historias hay que ya se han perdido para siempre! Una represión brutal en su pueblo, con unos hechos tan crueles que la gente quedó conmocionada, con miedo en el cuerpo de por vida. Un miedo que se hizo generalizado en el pueblo, donde nadie se atrevió a hablar. ¿Para qué vamos a hablar? Es fuerte que hayan pasado tantos años y todavía tengan miedo a contar aquellas cosas.

JA: ¿Crees que el hecho de contarlo puede ayudarles a superarlo?

JL: Pues no lo sé, no me atrevo a decirlo. Probablemente les ayude, pero cada persona es diferente. En las mujeres con las que he hablado se notaba que los habían contado varias veces, habían dado entrevistas… Con sus maneras de afrontar los recuerdos. Me sorprendía que contaban sus historias escalofriantes con naturalidad y entereza, cuando yo me estaba sobrecogiendo al escucharlas. A base de contarlo lo han ido superando. Tal vez el hecho de verbalizarlo les haya servido.

JA: ¿Además de la experiencia humana, para qué más te está sirviendo este trabajo?

JL: A mí lo que me interesaba es la parte humana más que la técnica del trabajo. Para mí verlas y escucharlas ha sido suficiente para sentirme agradecido. Me ha resultado una aventura maravillosa. También he tenido que coger una cámara de vídeo y aprender a editar. Descubro algo nuevo, me meto y disfruto. Al principio hacía zoom cuando quería alejarme, unas cosas tremendas. Tampoco tenía experiencia haciendo entrevistas. Así que todo empezó siendo más bien intuitivo.

JA: ¿En qué punto estás ahora?

JL: De momento he finalizado diez retratos, cuadros grandes, de metro y medio. Tengo ya preparados los dos siguientes con sus entrevistas y algunos contactos pendientes para ver si puedo seguir ampliando. Estoy haciendo pequeños vídeos de muestra y, aunque la serie siga creciendo, he empezado a preparar un dossier para enviar a las salas. Esa es mi ilusión, tener una exposición pronto en Madrid, cuanto antes, para que ellas puedan asistir y verse, que puedan tener una alegría. Son mayores y no me gustaría ir más allá de este verano o principios de otoño. También la Diputación de Cádiz se ha interesado por este trabajo para exponer el año que viene.

Retrato de Rosario Sánchez «la Dinamitera»
Retrato de Rosario Sánchez «la Dinamitera»
JA: ¿Hasta cuándo vas a seguir trabajando en este proyecto?

JL: Es agotador, no descansas. Supongo que llegará un día en que quiera tomarme un respiro, pero no va a ser mañana.

JA: ¿Veremos algo de lo grabado en una sala de cine?

JL: No me he plantado que la parte audiovisual sea algo independiente para poder emitir por ahí. No soy un director. Es un trabajo para mí mismo, para completar la exposición. De momento quería usar las entrevistas de ellas. No me he planteado otro uso. Sólo con tener sus testimonios es una maravilla. Escuchar a estas mujeres cubre mis expectativas.

JA: Decías antes que a estas mujeres les preguntabas sobre la represión a los homosexuales, ¿estás vinculado a la defensa de sus derechos?

JL: Yo soy gay. En los 90 estuve militando en un colectivo gay y para mí es un tema muy importante. Todo ha cambiado muchísimo desde que yo era joven, pero aún faltan muchas cosas. Seguimos viviendo en una sociedad que nos separa, de la que hay que erradicar muchos comportamientos. Tenemos que avanzar en temas legales. En Madrid todo está más normalizado, pero, si te vas a un pueblo pequeño, la gente no lo tiene tan fácil. Mientras la Iglesia siga fomentando la homofobia con las burradas que dice hay que seguir trabajando. Actualmente no milito.

JA: ¿Se puede ver algún otro trabajo tuyo en estos días?

JL: Sí, Spanish bomb en Cádiz. La exposición va bien, pero son cosas que yo hacía hace tiempo y con las que ahora no me identifico mucho, con esa temática y con esos cuadros. Son mis comienzos y ya los miro con cierta distancia. Me resulta algo superficial en comparación con lo que hago hoy en día. Me siento ajeno. También voy a exponer en junio una serie que tengo con animales desde enfoque que se llama Presencias (casi) humanas.

JA: ¿Cómo repartes tus horas del día?

JL: Trabajo por las mañanas y las tardes las dedico a lo que de verdad me apetece. Estuve trabajando como informático muchos años hasta que me cansé de aguantar carros y carretas. Al final lo dejé y me saqué unas oposiciones. Me quité un peso de encima, pues en el mundo de la informática no se respeta nada, ni a nadie; todo vale. Ahora los días malos de funcionario no son comparables a los que pasé en la empresa privada.

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