Las microcomedias Pase lo que pase y Perdonen las molestias, estamos arreglando el mundo, dos buenas muestras de lo que hacemos «por dinero» y «sin dinero»
Viernes 5 de octrubre de 2012. Microteatro por dinero. Madrid
Microteatro por dinero. Obras en cartel del 4 de octubre al 4 de noviembre de 2012
El de los actores y actrices resulta aquí un trabajo más agotador. Seis funciones cada noche, una tras otra, al calor sofocante de los focos y con el público a unos pocos centímetros. Algo que potencia la sensación de repetición constante, la de haber entrado en un bucle sin fin, debe ser la corta duración de las obras, que no superan los quince minutos. Entre función y función un corto descanso y otra vez a escena. En realidad no salen del escenario, es el público el que entra en él, les invade unos minutos para escucharles, aplaudir y luego irse para que entren otras caras a mirarles con la misma sorpresa.
Aixa Villagrán y Vito Sainz dan vida a Ajo y agua, una pieza ambiciosa a la que los famosos quince minutos se les quedan escasos. Con cierta complejidad escénica, con la intención de mostrar el paso de un tiempo que lleva a una pareja desde sus inicios a su vejez y con varias escenas retrospectivas, la apuesta no cuaja, pues se pide al espectador que rellene demasiadas lagunas. Quizá sea buena la intención de explicar qué sentimiento es el que logra que una relación perdure aunque no se cumpla lo que un día soñaron ambos. El tiempo todo lo va convirtiendo en rutina y ya nunca va a a ocurrir nada extraordinario. La respuesta que el espectador saca es que ese pegamento no es otra cosa que la inercia.
Muy graciosa resulta Perdonen las molestias, estamos arreglando el mundo, una fina ironía que surge de retratar los mecanismos asamblearios del movimiento 15-M. Lo hacen tres actores que se vuelven locos para representarnos a todos y para lograr un consenso entre ellos mismos que son muchos más. Allí están todos los arquetipos con sus comportamientos, con sus egoísmos, sus manías, sus ideales y sus sueños. Con mucha parodia, José Casasús, Juan Melgar y Carla Vigara caricaturizan lo que conocen hasta hacer que el espectador se identifique y se encuentre frente a un espejo recordando las mismas sensaciones que vivió en las Asambleas. Lo curioso es que te ríes y sabes que lo que estás viendo es puro realismo. Así de impotentes somos cuando se trata de acordar entre todos como avanzar.
Gloria Villalba y Rafa Núñez ensayando una escena de la micro-obra de teatro Pase lo que pase
Una oportunidad cuenta con un elenco solvente (Lluvia Rojo, Isabel Pintor y Josu Ormaetxe) para contarnos una historia que se sostiene sobre un malentendido. En una pareja apasionada, por mucho que bordeen lo prohibido, «tenemos que dejarlo» no tiene qué significar lo mismo que cualquiera pasa a imaginar nada más escucharlo. Jugar con ello y retrasar ese momento en el que es necesario sorprender al espectador desvelándole el gran secreto es todo su argumento. Es cierto que la micro-obra tiene buenas ideas y está interpretada en su justo tono, pero se juntan dos historias cruzadas y presenta varios momentos de espera que la hacen perder fuerza y terminar siendo un tanto inconexa, como un puzzle que queremos resolver sacando solo unas pocas piezas de la caja.
A oscuras, en el despacho de un político, se enfrentan los intereses contrapuestos de los dos hermanos que interpretan Inés de León y Dani Pérez Prada. La hermana prometida quizá tenga el guion más pobre de las cinco obras. Tampoco sirve de ayuda lo esperpéntico y desmedido del personaje de ella, ni que la obra haya sido construida exclusivamente como simple antesala a un chiste, a un descubrimiento de unas fotografías que pretenden ser trasgresoras. Mientras llega ese momento, la historia cuenta por un lado la búsqueda contrarreloj de información que pueda comprometer la imagen de un político de primer nivel y futuro esposo de la hermana, y por otro las técnicas para entorpecer esa búsqueda por parte de ella que quiere casarse con alguien rico e influyente a cualquier precio, pues ese ha sido siempre el objetivo de su vida.
Todas las obras tienen un vínculo que la sala propone con antelación y que sirve de inspiración. Estas cinco obras comparten el motivo central de la expresión «por dinero». En cierto modo la vida es cíclica, ya que esa misma temática fue con la que empezaron los promotores de Microteatro por dinero a finales del año 2009, cuando entonces representaban en las habitaciones de un prostíbulo de la calle Ballesta. A los creadores de ahora esas dos palabras les despiertan varias ideas y la del acto de cometer un atraco es la única que concita una coincidencia. Éstos parecen tiempos para llevarse lo que es de otros, pues lo nuestro, lo de todos, se ha convertido en nada. Sin educación, sin sanidad, sin trabajo y recortados por todos los lados no hay futuro. Una mañana los españoles nos despertamos en un país donde solo mandan los mercados, en el que la prensa hace dejadez de sus funciones y con un Estado que ya no se preocupa de sus ciudadanos sino de las molestias de los bancos que engullen un dinero que ya no tienen. Los políticos que nos gobiernan han acabado con la democracia, le han pegado un tiro desde sus poltronas y si protestamos nos mandan a una policía que ha recuperado los métodos del franquismo. Esos políticos que nos gobiernan se permiten la sorna de explicarnos que lo hacen por nuestro bien, que nos va a doler, pero que es un sacrificio necesario. Y nos mienten. Y nos tratan de estúpidos. Y lo peor es que les dejamos hacerlo. El mundo es una economía global en la que a nosotros se nos ha asignado el rol de camareros. Si alguien sirve para otra cosa, mejor que emigre y se vaya, aquí no tiene sitio.
A modo de pequeño anecdotario: Gloria Villalba y Rafa Núñez son los actores que dan vida a los dos personajes de Pase lo que pase, un texto del propio Núñez. Ambos forman parte de la compañía Los Goliardos, un grupo de profesionales de las artes escénicas que realiza, produce y distribuye espectáculos teatrales. Como explican en su web, el término goliardo, en sentido estricto, se refiere a los aprendices de monjes más dados al disfrute carnal que a las misas de víspera. Formaron grupos errantes que viajaron por la Europa medieval de un monasterio a otro sin saltarse una taberna por el camino. Dejaron como legado una notable obra poética exaltando los goces terrenales, cantando al vino, las viandas y el fornicio.
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