El Festival de San Sebastián también encuentra espacio para un cine más comercial
Jueves 27, viernes 28 y sábado 29 de septiembre de 2012. San Sebastián
Cartel de la película The Sessions
The Sessions es una dulce película del director Ben Lewin que toma los escritos autobiográficos del poeta y periodista Mark O'Brien para acercarnos con mucho humor a las prácticas sexuales de un discapacitado. La habitación de O'Brien apenas tiene muebles, pues su vida se la pasa en el interior de un pulmón artificial, del que en los buenos días puede salir hasta unas cuatro horas. En esos ratos la vida la ve desde una camilla, empujado por la cuidadora de turno. Tiene 38 años cuando decide perder su virginidad. Para ello debe vencer dos obstáculos: sus impedimentos físicos y sus dudas morales fruto del catolicismo en el que se ha educado y comparte. Los primeros miedos los resuelve con su terapeuta y los segundos escuchando a su sacerdote. No hay que dejarse llevar por lo aparatoso que pueda sonar este argumento, pues la película es todo lo contrario: fresca, ágil y sobre todo divertida. Ese es su gran éxito, un personaje que nos gana por su inteligencia y sentido del humor, lo que hace olvidarnos de su minusvalía y que cualquier gesto de compasión desaparezca para centrarnos en la historia. Vemos a un hombre que es como todos y que trata de superar un reto. Hay en él algo que lo hace peculiar, sin duda, la amable ironía con la que mira el mundo a su alrededor. Lo que toca es vivir, y esa decisión se contagia mágicamente al resto de personajes que admiran esa vitalidad del protagonista, porque sienten que ellos ya la habían perdido y O'Brien se la vuelve a traer. Es ese optimismo y la luminosidad las armas que usa Ben Lewin para desarmar al espectador, y las utiliza muy bien. Si el guion resulta brillante es también en gran medida por la gran interpretación de sus protagonistas: John Hawkes, Helen Hunt y William H. Macy.
En la Sección Oficial, aunque fuera de concurso, se presentó Quartet, el primer trabajo como director de Dustin Hoffman. Una película cargada de sentimientos que se han dibujado desde una visión basada en la experiencia que dan los años. La vejez podría ser ese lugar tranquilo donde esperar el final o todo lo contrario, un estado de inquietud en el que fluyen disparadas las ganas de vivir. Algo más tozudos, con un cierto regreso a posturas un tanto infantiles que ahora se dirían de un cascarrabias, se mueven sus protagonistas, y lo hacen en el marco elitista de una gran mansión convertida en residencia para que ellos tengan un dorado y bien merecido retiro después de haber despuntado en el pasado como artistas relacionados con el mundo de la ópera. Quartet es un homenaje tanto a la música de Verdi como a quienes la interpretaron. Hombres y mujeres que ahora peinan canas y a los que el gran público ya ha olvidado. Hoffman reivindica que hay un espacio en el cine para actores y actrices mayores, que hay papeles para ellos y que aún les queda capacidad para conmover. La película, por su ternura, despertó grandes aplausos, aunque no pasa de ser una melodrama muy amable bien apoyado en la música clásica.
Cartel de la película Hypnotisören / The Hypnotist
Técnicamente resulta impecable y de una buena visión cinematográfica de su director que acude a muchas tomas elevadas para permitir al espectador una mirada superior y completa, a que se eleve por encima de la historia para intentar anticiparse en la investigación. No en vano Hallström es uno de los directores más reconocidos de su país con una larga trayectoria en el cine norteamericano y con películas como ¿A quién ama Gilbert Grape?, Las normas de la casa de la sidra o Chocolat.
El cine asiático también está representado en la Sección Oficial con la película All Apologies de la directora china Emily Tang. Es una historia trágica cargada de impotencia ante el destino, en un país donde el individualismo tiene poco camino. Es lo colectivo lo que manda y las normas las que fijan lo esencial, las que cuantifican cada circunstancia. Todo tiene su precio oficial y cada uno sabe que debe cumplir con lo que ha aprendido que es justo y equitativo. Pero a veces surgen dilemas morales a los que no resulta tan fácil aplicar ese justiprecio estipulado. Con un ritmo lento Tang nos va adentrando en la historia que nos quiere contar y lo hace desde dos entornos diferentes. En el primero, el rural, la tradición ha secularizado de una forma indiscutible la manera de medir y contar, no hay posible discusión. En el segundo, la ciudad, existe un pequeño espacio para el individuo. El cine chino tiene otra forma propia de medir el tiempo y un ritmo cultural de narrar. All Apologies no resulta una excepción, ni supone por tanto ninguna sorpresa.
Cartel de la película Le capital
Al final lo que se retrata son seres egoístas, desdibujados, que visten bien, que se acuestan con putas caras, que tiran millones por un capricho y que viajan constantemente de un lado para otro sin detenerse más que a mirar un segundo lo que hay debajo de sus pies, lo que divisan desde la cima de un mundo que la verdad no tiene sentido. La pena es que sigan siendo modelo de vida en nuestra sociedad.
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