domingo, 28 de noviembre de 2010

Frío recibimiento del público a la ganadora

La película rumana Marţi, după Crăciun (Tuesday, after Christmas) se llevó los premios de mejor largometraje, mejor actor y mejor actriz en la 48 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón

Vicente Areces, presidente del Principado de Asturias le entrega a la actriz Mirela Oprișor el premio de mejor película durante la gala de clausura de la 48 edición del Festival de Cine Internacional de Gijón
Vicente Areces, presidente del Principado de Asturias le entrega a la actriz Mirela Oprișor el premio de mejor película durante la gala de clausura de la 48 edición del Festival de Cine Internacional de Gijón
En la mayoría de los festivales, al día siguiente, cuando ya todo ha acabado y quienes lo organizaron están durmiendo por fin después de tanto ajetreo, se suelen proyectar las películas ganadoras. El Festival Internacional de Cine de Gijón no es una excepción en esto.

Sección oficial: Marţi, după Crăciun

Marţi, după Crăciun (Tuesday, after Christmas) sin duda ha sido la gran ganadora de esta edición de 2010: mejor película, mejor actor (Mimi Brănescu) y mejor actriz (ex aequo: Mirela Oprișor y Maria Popistașu). Representa bien la ola de cine rumano que nos llega y a costa de la cual se han hecho tantos chistes este año en el Festival. Marţi, după Crăciun forma parte de esa nueva cinematografía que se está dando en Rumanía, de historias sencillas, realistas, de personajes que resultan próximos, de tomas fijas, sin grandes textos, ni grandilocuencia en los diálogos, que pretende ser directo, de ritmo lento y que resulta un tanto aburrido. Es como rodar un gran drama, pero hacerlo poniendo todo el detalle en lo cotidiano. Es un cine cargado de hastío.

Cartel de la película Marţi, după Crăciun (Tuesday, after Christmas)
Cartel de la película Marţi, după Crăciun (Tuesday, after Christmas)
Marţi, după Crăciun no tiene muchas escenas, y en ellas nos cuenta cosas que parecen intrascendentales para que vayamos entendiendo a los personajes. Pero son fríos, de emociones contenidas. Habla de tomar partido, de romper una situación insostenible y quizá lo mejor es la valentía con la que se expresa la decisión, pues las tomas anteriores nos habían pintado a un hombre más bien conformista del que sospechábamos se encontraba acomodado en su entorno.

Marţi, după Crăciun puede ganar un festival, pero no va a levantar pasiones en el público pues carece del brillo de lo excepcional. Su encanto es el mismo que tiene la propia vida, así que no hay relumbrón posible. En lo técnico, la película se ha hecho con corrección. En lo artístico, se ha sustentado por las tres magníficas interpretaciones de sus protagonistas. Costará el año que viene acordarse de la película que ganó en 2010.

Al terminar la película, frío recibimiento del público, que rápidamente se fue levantando y abandonando la sala en silencio. No se escuchó ningún aplauso. No hubo corrillos a la salida de gente hablando apasionadamente de la película.

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