Lo personal tiñe todas las miradas
Por la mañana he dado un largo paseo por Gijón, me he quedado un rato, como siempre, viendo las olas entrar y deshacerse entre la arena, y después, camino del café de media mañana con el pincho de pollo, me he cruzado con una estampa anacrónica que me ha recordado mi infancia: un carro tirado por una mula al trote, entre el medio del tráfico, al mismo ritmo que los coches, deteniéndose en los semáforos. Gijón es así, desde la más moderna tecnología al servicio de sus ciudadanos, hasta la pura convivencia de lo extinto. Resulta una imagen inverosímil hoy, pues los primeros motocarros, a los que siguieron furgonetas y pequeños camiones, eliminaron este tipo de vehículos en nuestras calles.
A primera hora, con la primera película, ya estaba el periódico del Festival Internacional de Cine de Gijón que este año también se puede consultar en Internet. No es extraño ver en cualquier lugar a personas con un ejemplar extendido y leyéndolo con interés a la búsqueda de la mejor elección para ese día, dejándose aconsejar por lo escrito en sus páginas.
Año bisiesto, un thriller psicológico
Año bisiesto es un largometraje mexicano de Michael Rowe que compite en la sección oficial. La mayor parte de la película uno piensa que sabe de qué va y que la tiene controlada, que se está enfrentando a una de esas películas costumbristas que tanto abundan en la que vemos la vida aburrida de una mujer solitaria en una gran ciudad. Algo de sexo esporádico, algo de sexo individual y lo anodino que envuelve el ambiente. Intercambio de llamadas con la madre, con el hermano, con su jefe… Nada vislumbramos de cuando la protagonista sale de casa, pues la cámara no cruza nunca la puerta. Del exterior vemos lo que ella ve desde su ventana: unos ancianos en el bajo y una pareja enfrente. Los planos siempre son fijos.
La necesidad patente de amor de quienes se han ido desde el pueblo a la gran capital se fija como tema principal. Esa ausencia de cariño lo tiñe todo, así que cuando uno de los hombres quiere repetir encuentro algo cambia, se entabla una relación morbosa y brutal que va avanzando en la película. Celos, machismo y sexo, parece un cóctel demasiado alejado del amor, pero las visitas del hombre se repiten y ella va cumpliendo todos sus caprichos. Y aquí, es el momento para entender que la película habla de otra cosa.
El peligro es la clave de La vida sublime
Hoy en día hay un gran número de directores que se han empeñado en rodar sus películas a través de planos fijos para que las «cosas» pasen ante la cámara, que esta sea un simple testigo o que se comporte como un espectador sentado en su butaca. Antes las películas se definían como la mirada propia de su director, unos ojos que giraban y volvían para no perdernos detalle. Quizá los espectadores no eran tan listos y no se necesitaban más vueltas, ni pedían a gritos información no tratada para tomar ellos todas las interpretaciones. Ahora se prescinde de los intermediarios, para que en la sala sólo estén el cine y tú. Como Michael Rowe, Daniel V. Villamedia se ha empeñado en hacer su película a través de planos fijos.
Según la R.A.E. «sublime» se define como «Excelso, eminente, de elevación extraordinaria. Usado más en sentido figurado aplica a cosas morales o intelectuales. Se dice especialmente de las concepciones mentales y de las producciones literarias y artísticas o de lo que en ellas tiene por caracteres distintivos grandeza y sencillez admirables». No sé que decir de La vida sublime sin hablar de filosofía. Que se presenta en la sección Rellumes, que tiene un buen arranque diciendo que ni raíces, ni orígenes, ni pasado, ni presente. Después toma ejemplo y presenta un tiempo –largo- en el que no pasa nada más que los grandes campos de trigo de Castilla. Más tarde, el protagonista, emprende un viaje conceptual inspirado en el Erice de El Sur, en una segunda parte escrita pero no filmada. Y en este punto, con el camino iniciado la película cambia, juega. Hay un misterio familiar en torno al abuelo, un vacío de unos meses en los que vivió en Cádiz y que el protagonista, en su deseo de rellenarlo, va inventando. Su antepasado se negó siempre a contarla, motivo suficiente para usar la imaginación. El nieto, ya que puede, la construye llenándola de épica, convirtiéndola en una vida sublime al estilo de la descripción aportada por la R.A.E. El nieto inventa proezas en la historia construida de su abuelo, retos que él va a ir repitiendo. El camino se exagera, se hace absurdo en parte y es en este punto cuando la película se dispara, al caerse por un sumidero toda la seriedad del carácter rudo del castellano. Disparate a disparate todo va saliendo volando, pues «el peligro es la clave de la vida sublime».
Me gusta la valentía, y en esta película hay mucha, pues es un cine diferente, que se permite mantener una discusión política e inteligente entre anarquismo y comunismo. La vida sublime es osada en la forma de contar, la pasión por narrar una historia, el uso de la palabra directa y el gesto. Es sorprendente.
Sehnsucht y las pocas palabras
Dentro de la sección Una cierta idea de cine: La Escuela de Berlín se proyecta la película Sehnsucht de la directora Valeska Grisebach una película que compitió en el 2006 en este Festival de Gijón y salió triunfadora al llevarse el premio del jurado internacional y también el de la prensa. En ella, nos encontramos con un hombre de pocas palabras que conquista a dos mujeres sin querer, que sin querer se deja llevar como vértice central sobre el que se mueven dos lados. Otra vida anodina, la de un herrero que es voluntario en el servicio de bomberos de su localidad, que ni el amor salva. No ha perdido la pasión, es simplemente desapasionado.
Es una historia en la que hay personajes que ponen todo su acento en el romanticismo como valor principal y entonces surge el desencanto como hábito, con la angustia vital de ir tirando el tiempo a cada minuto, perdiendo el sentido y la inquietud. Ciudadanos alienados que viven en sociedades inmaculadas confeccionadas por políticos, dormidas por los medios, compradas por la publicidad. Seres insatisfechos los europeos que se pasan el día dándole vueltas a la cabeza.
Con tanto reconocimiento en el 2006 pienso que algo se me escapa y busco quitarme esta sensación de corto muy largo, de historia que no necesita tanto tiempo para contarse porque, en realidad, se digiere muy rápido. Le doy vueltas al elemento de contagio que debe tener, más allá del paisaje verde y amplio tan similar al de aquí. Pienso que hasta la directora debió tener sus dudas sobre si el espectador iba a encontrar el nudo principal, supongo que ese es el motivo para introducir el debate final de los niños del pueblo que opinan y cuentan el asunto.
Animal Kingdom, una historia bien contada
El australiano David Michôd presenta a concurso en la sección oficial su película Animal Kingdom. Se agradece una película sobria, coherente, armada sobre una historia, aunque sea cruda y cargada de una brutalidad que se respira más allá de la pantalla. Engancha desde los primeros fotogramas, donde va trazando con firmeza cada uno de los pasos que se van a dar en ella. Con personajes bien descritos y mejor desarrollados, habla de una banda de atracadores en Melburne. Todos los miembros son familia, así que los lazos sanguíneos marcan el estilo de vida, la educación y los valores. Encerrado en un microcosmos, no hay a quién contarle el secreto, así que la tela de araña va creciendo y sumergiendo al protagonista para que le resulte imposible encontrar vías de escape, o lo que es lo mismo: condenándole a la misma vida de miedos que arrastran el resto de los miembros de la familia, donde se ha establecido una jerarquía basada en el principio de la selva del más fuerte, que desarrolla un instinto familiar de protección entre los fuertes que protegen y los débiles protegidos.
De Animal Kingdom se podría decir que sabe a cine criminal clásico. Película contada con un lenguaje cinematográfico y una estructura convencionales, aborda el tema de las venganzas, a veces directas, de tiro en la nuca, y otras soterradas. Destaca en ella su final sorprendente, de esos que hacen exclamar al espectador porque no se lo esperaba.
A primera hora, con la primera película, ya estaba el periódico del Festival Internacional de Cine de Gijón que este año también se puede consultar en Internet. No es extraño ver en cualquier lugar a personas con un ejemplar extendido y leyéndolo con interés a la búsqueda de la mejor elección para ese día, dejándose aconsejar por lo escrito en sus páginas.
Año bisiesto, un thriller psicológico
Gustavo Sánchez Parra y Mónica del Carmen en una escena de la película Año bisiesto
La necesidad patente de amor de quienes se han ido desde el pueblo a la gran capital se fija como tema principal. Esa ausencia de cariño lo tiñe todo, así que cuando uno de los hombres quiere repetir encuentro algo cambia, se entabla una relación morbosa y brutal que va avanzando en la película. Celos, machismo y sexo, parece un cóctel demasiado alejado del amor, pero las visitas del hombre se repiten y ella va cumpliendo todos sus caprichos. Y aquí, es el momento para entender que la película habla de otra cosa.
El peligro es la clave de La vida sublime
Cartel de la película La vida sublime
Según la R.A.E. «sublime» se define como «Excelso, eminente, de elevación extraordinaria. Usado más en sentido figurado aplica a cosas morales o intelectuales. Se dice especialmente de las concepciones mentales y de las producciones literarias y artísticas o de lo que en ellas tiene por caracteres distintivos grandeza y sencillez admirables». No sé que decir de La vida sublime sin hablar de filosofía. Que se presenta en la sección Rellumes, que tiene un buen arranque diciendo que ni raíces, ni orígenes, ni pasado, ni presente. Después toma ejemplo y presenta un tiempo –largo- en el que no pasa nada más que los grandes campos de trigo de Castilla. Más tarde, el protagonista, emprende un viaje conceptual inspirado en el Erice de El Sur, en una segunda parte escrita pero no filmada. Y en este punto, con el camino iniciado la película cambia, juega. Hay un misterio familiar en torno al abuelo, un vacío de unos meses en los que vivió en Cádiz y que el protagonista, en su deseo de rellenarlo, va inventando. Su antepasado se negó siempre a contarla, motivo suficiente para usar la imaginación. El nieto, ya que puede, la construye llenándola de épica, convirtiéndola en una vida sublime al estilo de la descripción aportada por la R.A.E. El nieto inventa proezas en la historia construida de su abuelo, retos que él va a ir repitiendo. El camino se exagera, se hace absurdo en parte y es en este punto cuando la película se dispara, al caerse por un sumidero toda la seriedad del carácter rudo del castellano. Disparate a disparate todo va saliendo volando, pues «el peligro es la clave de la vida sublime».
Me gusta la valentía, y en esta película hay mucha, pues es un cine diferente, que se permite mantener una discusión política e inteligente entre anarquismo y comunismo. La vida sublime es osada en la forma de contar, la pasión por narrar una historia, el uso de la palabra directa y el gesto. Es sorprendente.
Sehnsucht y las pocas palabras
Dentro de la sección Una cierta idea de cine: La Escuela de Berlín se proyecta la película Sehnsucht de la directora Valeska Grisebach una película que compitió en el 2006 en este Festival de Gijón y salió triunfadora al llevarse el premio del jurado internacional y también el de la prensa. En ella, nos encontramos con un hombre de pocas palabras que conquista a dos mujeres sin querer, que sin querer se deja llevar como vértice central sobre el que se mueven dos lados. Otra vida anodina, la de un herrero que es voluntario en el servicio de bomberos de su localidad, que ni el amor salva. No ha perdido la pasión, es simplemente desapasionado.
Es una historia en la que hay personajes que ponen todo su acento en el romanticismo como valor principal y entonces surge el desencanto como hábito, con la angustia vital de ir tirando el tiempo a cada minuto, perdiendo el sentido y la inquietud. Ciudadanos alienados que viven en sociedades inmaculadas confeccionadas por políticos, dormidas por los medios, compradas por la publicidad. Seres insatisfechos los europeos que se pasan el día dándole vueltas a la cabeza.
Con tanto reconocimiento en el 2006 pienso que algo se me escapa y busco quitarme esta sensación de corto muy largo, de historia que no necesita tanto tiempo para contarse porque, en realidad, se digiere muy rápido. Le doy vueltas al elemento de contagio que debe tener, más allá del paisaje verde y amplio tan similar al de aquí. Pienso que hasta la directora debió tener sus dudas sobre si el espectador iba a encontrar el nudo principal, supongo que ese es el motivo para introducir el debate final de los niños del pueblo que opinan y cuentan el asunto.
Animal Kingdom, una historia bien contada
Cartel de la película Animal Kingdom
De Animal Kingdom se podría decir que sabe a cine criminal clásico. Película contada con un lenguaje cinematográfico y una estructura convencionales, aborda el tema de las venganzas, a veces directas, de tiro en la nuca, y otras soterradas. Destaca en ella su final sorprendente, de esos que hacen exclamar al espectador porque no se lo esperaba.
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