Da lo mismo la inteligencia, las calles marcan el destino
Cartel de la película Neds
Neds es un film valiente y directo, que nos habla de un niño John McGill (Conor McCarron) con una prometedora infancia: premios en el colegio como mejor alumno, monaguillo… Su hermano es otra cosa, un delincuente juvenil que ya no vive en casa, un hogar que se va haciendo siniestro y en el que presentimos situaciones difíciles. Todo cambia cuando John tiene que pasar al instituto, entonces se convierte en víctima del acoso de los mayores por ser novato y empollón y además le colocan en una clase de segundo nivel porque aún se acuerdan de su hermano. No importa, lucha y se supera, pero ha entrado en una espiral de la que no va a salir tras pedir ayuda a su hermano y entrar a formar parte de una nueva pandilla. A partir de aquí se convierte en un verdugo que utiliza la violencia como único camino y lentamente va apartando su inteligencia. Alcanza un punto de no retorno, su nueva realidad deja de gustarle, le asusta incluso, pues sabe perfectamente a donde le conducirá, los problemas de su casa no parecen tener solución y ya no es el tiempo de simular que no le afectan. Pero no es posible volver, el camino elegido no permite marcha atrás.
El largometraje es el recorrido de John hasta convertirse en un joven No Educado y Delincuente (NED). Este viaje que emprende el chico, intentando encontrar su lugar desesperadamente, nos sitúa en el Glasgow deprimido de los años 70 y sus suburbios. Son problemas que siguen vigentes, que se han desarrollado con mayor virulencia y que seguirán afectando a los jóvenes.
Conor McCarron en una escena de la película Neds
Punto fuerte es el personaje del padre de John, débil, alcohólico y maltratador, que ofrece las imágenes más crudas de la película. Sin duda señala el condicionante que arrastra el chico, su desesperanza en la vida, su imposibilidad de escalar en la pirámide social, pues le dice tanto de dónde viene como hasta dónde le van a dejar llegar. Su padre son los límites que cierran toda posibilidad.
La escuela tampoco es una solución, en ella vemos excelentes profesores, pero que unos ya se han rendido y otros, los que aún tienen ilusión por cambiar las cosas, la van a perder pronto. Lo que queda al fondo, es el barracón de los desperdicios, la clase abandonada donde van los irrecuperables para que no molesten al resto, dándoles por perdidos, encerrándoles allí para malgastar su tiempo.
No hay compasión en Neds, sin salidas fáciles, la película duele porque habla de la impotencia de los seres humanos. Ese, sin duda, es el valor que la convierte en una gran película.
Destacan dos interpretaciones. Sobre todo, la del adolescente Conor McCarron que sostiene la historia, que contiene toda la emoción y que permite cada uno de los estallidos en mil pedazos en que se convierte su vida cada vez que toma una decisión equivocada. Y la de Peter Mullan que se deja más que la piel en su trabajo interpretativo.
Neds compitió en la Sección oficial Festival de cine de San Sebastián 2010 y se convirtió en la ganadora al llevarse la Concha de oro a mejor película y Conor McCarron la Concha de plata a mejor actor.
Me gustó la película sobre todo por atreverse a enfrentar al espectador con una realidad que no ha cambiado en cuarenta años, que es dura, pero por la que no se hace nada para cambiarla. Un largometraje con buen ritmo y acción, hecho para no dejar indiferente a nadie.
A modo de pequeño anecdotario: Peter Mullan no sólo es el director y guionista de Neds sino que aprovechando su experiencia de actor se reserva el papel del padre atormentado y borracho en la película. Comenta Mullan que dicho personaje tiene cierta relación con su propio padre, pero que el real aún era peor que éste. Su hermano temía que la interpretación le pudiese afectar psicológicamente, así que pensó en ofrecerle el papel a Brendan Gleeson. Pero al final, por pura economía, se decidió a hacerlo el mismo.
Como director ha realizado tres cortometrajes: -Close (Premio Marc Samuelson 1993 a la Mejor Película), Good Day for the Bad Guys y Fridge (ganador del BAFTA Escocés)- y dos largos - Orphans (Premios ISVEMA, Pierrot y de la Crítica en el Festival de Venecia 1998, Mejor Película en el Festival de París 1998) y Las hermanas de la Magdalena (León de Oro en el Festival de Venecia 2002; Premio Descubrimiento en el Festival de Toronto 2002 y Premio Media en el Festival de Cannes 2003)-.
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