Se estrena No controles, la nueva película de Borja Cobeaga
El Festival Internacional de Cine de Gijón echa el cierre a su 48 edición. Se acabaron estos días repletos de películas, se queda atrás el cansancio acumulado y empieza a formarse el poso del recuerdo que deberá servirnos de consuelo hasta el próximo año. Se le añora porque, con independencia de que a uno le hayan gustado más o menos las películas, es un Festival diferente, que busca miradas personales y diferentes, que abre una ventana a los cortometrajes, a las películas que no son de ficción, a lo que ha triunfado en otros países, a lo más moderno. Así es el Festival y así es la ciudad de Gijón.
Esta tarde ha vuelto a llover. A eso de las cinco eran cuatro gotas, pero camino de los cines, mirando hacia el mar, en su horizonte nacía un hermoso arco iris. Resultaba espectacular por su base tan ancha. Me paré a mirarlo y al volverme observé que toda la gente a mi alrededor estaba sacando sus teléfonos para fotografiarlo. Me di cuenta de la hermosura de lo efímero, de todo aquello que si no estás en el momento adecuado, te lo pierdes porque no volverá a pasar, ni a ser igual. De la misma forma que ocurre con el Festival.
Ciclo ¿Europa? ¿Qué Europa?: Akadimia Platonos
Akadimia Platonos es una película griega tan interesante como inteligente. Todo arranca desde el planteamiento. Los cuatro protagonistas tienen muy clara su identidad: son griegos. Han nacido en Grecia y siempre han vivido como griegos, además lo saben con certeza porque tienen un perro, «Patriota» se llama, que sólo ladra a los albaneses. Viven en un barrio que envejece, del que el futuro parece haberse ido. Van llegando los chinos con otros ritmos y agilidad. Y los cuatro protagonistas les ven trabajar mientras hacen sus teorías: «los chinos tienen más energía». Los cuatro amigos beben frappé y extrañados miran, desde sus sillas de ciudadanos acomodados, a los orientales sin comprenderlos, pero sabiendo que son otro cultura que ha venido para quedarse.
Para un griego la identidad es un valor muy importante, pues ha sido un país que ha sufrido muchas invasiones, un pueblo sometido a lo largo de los siglos. Así se instala un desprecio hacia lo turco, lo albanés… Los albaneses son tratados como ciudadanos de segunda.
¿Y si uno de los cuatro fuera albanés, qué cambiaría? ¿Le mirarían igual? Algo de eso ocurre, y de pronto la mirada de quien se ve afectado cambia, porque simplemente la forma en la que ahora le perciben los demás es distinta, nota en su piel la misma política que el aplicaba a los extranjeros.
En ese punto se empieza a construir un camino para unir lo separado. Entre los gustos que se comparten está el rock clásico, lo universal, que poco a poco se va imponiendo a lo local.
Gala de clausura
Paula Prendes y Pepe Colubi son los dos presentadores encargados de conducir esta gala de clausura. Buscan hacerlo con humor que a veces se les dispara a lo escatológico y aparecen los protopios del hombre inteligente y la mujer monísima. Son dos presentadores desiguales. Colubi juega a que el Festival ha pasado en un instante, que tras la gala de inauguración se durmió y al despertarse ya todo había pasado: las fiestas, las películas… la vida.
Después se fueron entregando los premios con bastante agilidad, en poco más de una hora ya estaba todo el «pescado vendido». Me quedo con algunas pinceladas, como que el equipo del corto Módulo 10 han donado el premio a la galería de presas de Villabona, lugar en que se rodó. Explican que su intención es la de que el premio, allí expuesto, se convierta en un símbolo de esperanza para las reclusas. El talento puede estar en cualquier parte.
Divertido se mostró Shimmy Marcus, que tras escuchar la voz del traductor lo buscaba con sus ojos como si fuera algo mágico. Quien traducía era Luis Mallo, al que, como a un espectro, no se veía, pero su voz llenaba el teatro.
Increíble fue escuchar a la actriz rumana Mirela Oprișor salir dos veces a recoger premios y dar las gracias con un pequeño discurso diferente en castellano. O a Eugène Green, director homenajeado, que entregaba uno de los premios, y también utilizó un perfecto castellano. La magia que se hace presente.
Muy aclamada fue la jurado joven que salió para entregar un premio, en realidad su vestido negro muy cortito y vaporoso que dejaban ver unas largas piernas enfundadas en unas vistosas medias también negras.
Para terminar Prendes cantó el tema No controles, tenía que mostrar lo polifacética que podía ser. Momento en el que apareció el equipo de la película No controles, la que cierra el Festival. Si durante la velada se habían hecho ya varias bromas con el cine rumano, Borja Cobeaga hizo la última. Recordó que cuando le dieron el premio por su corto en otra edición del FICXixón, también había una mujer rumana con un bolso recogiendo el premio. Por cierto, contaron que era el cumpleaños de Unax Ugalde y el público se animó a cantarle el cumpleaños feliz.
Al final, y antes de que se pasara la película, los premiados subieron de nuevo para hacerse la última foto, la que servirá para recordar el palmarés de este año.
Sección oficial: No controles
En el pase de prensa de la mañana de No controles, el público salió de buen humor, a pesar de la hora temprana de proyección que no era la más propicia para risas y mucho menos para carcajadas. Nos reímos, así que como comedia no hay ninguna duda de que la película de Borja Cobeaga funciona a las mil maravillas.
No hay retórica, No controles es una comedia de situación que se basa en los personajes, capaces de hacer el ridículo sin quererlo, tiernos e inocentes, sin maldades. Y ese humor, el de mantener la ingenuidad en este mundo de «vampiros» y competitividad como valor único, funciona por contraposición. No hay más pretensiones, y ahí radica su grandeza: quiere que el espectador se ría, deje todo aquello que le pesa a la puerta del cine y pase el mejor rato posible.
Cobeaga define el largometraje como «La jungla de cristal del amor». Sabía que se la jugaba, su nueva película, después del éxito de Pagafantas era algo muy esperado. Y Cobeaga gana.
También ganó en la rueda de prensa, primero por lo bien acompañado que vino con Unax Ugalde, Alexandra Jiménez, Mariam Hernández, Julián López, Miguel Ángel Muñoz, Tomás Cimadevilla y Juan Carlos Caro. Segundo, por su verborrea inagotable que salpica de buen humor. Bromeó al confesar que se acojonó un poco cuando le llamaron, pues sabiendo que venía a Gijón iba a ser necesario realizar algunos cambios a la película: Alexandra aprendió rumano para doblarla, se le añadió otra hora y media y diseñaron unos bonitos carteles que decían si te gustó Aurora, No controles te gustará aún más.
A la hora de escribir la película, youtube resultó una gran fuente de inspiración. A esto le añadimos la capacidad de trabajo y el talento, como hacen Borja Cobeaga y Diego San José. Podemos temblar, pues anunció que su próxima película será una comedia sobre el conflicto vasco, algo muy complicado, pero de lo que dio detalles hilarantes que voy a dejar sin desvelar.
Esta tarde ha vuelto a llover. A eso de las cinco eran cuatro gotas, pero camino de los cines, mirando hacia el mar, en su horizonte nacía un hermoso arco iris. Resultaba espectacular por su base tan ancha. Me paré a mirarlo y al volverme observé que toda la gente a mi alrededor estaba sacando sus teléfonos para fotografiarlo. Me di cuenta de la hermosura de lo efímero, de todo aquello que si no estás en el momento adecuado, te lo pierdes porque no volverá a pasar, ni a ser igual. De la misma forma que ocurre con el Festival.
Ciclo ¿Europa? ¿Qué Europa?: Akadimia Platonos
Cartel de la película Akadimia Platonos
Para un griego la identidad es un valor muy importante, pues ha sido un país que ha sufrido muchas invasiones, un pueblo sometido a lo largo de los siglos. Así se instala un desprecio hacia lo turco, lo albanés… Los albaneses son tratados como ciudadanos de segunda.
¿Y si uno de los cuatro fuera albanés, qué cambiaría? ¿Le mirarían igual? Algo de eso ocurre, y de pronto la mirada de quien se ve afectado cambia, porque simplemente la forma en la que ahora le perciben los demás es distinta, nota en su piel la misma política que el aplicaba a los extranjeros.
En ese punto se empieza a construir un camino para unir lo separado. Entre los gustos que se comparten está el rock clásico, lo universal, que poco a poco se va imponiendo a lo local.
Gala de clausura
Los premiados en la 48 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón
Después se fueron entregando los premios con bastante agilidad, en poco más de una hora ya estaba todo el «pescado vendido». Me quedo con algunas pinceladas, como que el equipo del corto Módulo 10 han donado el premio a la galería de presas de Villabona, lugar en que se rodó. Explican que su intención es la de que el premio, allí expuesto, se convierta en un símbolo de esperanza para las reclusas. El talento puede estar en cualquier parte.
Divertido se mostró Shimmy Marcus, que tras escuchar la voz del traductor lo buscaba con sus ojos como si fuera algo mágico. Quien traducía era Luis Mallo, al que, como a un espectro, no se veía, pero su voz llenaba el teatro.
Increíble fue escuchar a la actriz rumana Mirela Oprișor salir dos veces a recoger premios y dar las gracias con un pequeño discurso diferente en castellano. O a Eugène Green, director homenajeado, que entregaba uno de los premios, y también utilizó un perfecto castellano. La magia que se hace presente.
Muy aclamada fue la jurado joven que salió para entregar un premio, en realidad su vestido negro muy cortito y vaporoso que dejaban ver unas largas piernas enfundadas en unas vistosas medias también negras.
Para terminar Prendes cantó el tema No controles, tenía que mostrar lo polifacética que podía ser. Momento en el que apareció el equipo de la película No controles, la que cierra el Festival. Si durante la velada se habían hecho ya varias bromas con el cine rumano, Borja Cobeaga hizo la última. Recordó que cuando le dieron el premio por su corto en otra edición del FICXixón, también había una mujer rumana con un bolso recogiendo el premio. Por cierto, contaron que era el cumpleaños de Unax Ugalde y el público se animó a cantarle el cumpleaños feliz.
Al final, y antes de que se pasara la película, los premiados subieron de nuevo para hacerse la última foto, la que servirá para recordar el palmarés de este año.
Sección oficial: No controles
El actor Unax Ugalde, el director Borja Cobeaga y la actriz Alexandra Jiménez durante la rueda de prensa de la película No controles
No hay retórica, No controles es una comedia de situación que se basa en los personajes, capaces de hacer el ridículo sin quererlo, tiernos e inocentes, sin maldades. Y ese humor, el de mantener la ingenuidad en este mundo de «vampiros» y competitividad como valor único, funciona por contraposición. No hay más pretensiones, y ahí radica su grandeza: quiere que el espectador se ría, deje todo aquello que le pesa a la puerta del cine y pase el mejor rato posible.
Cobeaga define el largometraje como «La jungla de cristal del amor». Sabía que se la jugaba, su nueva película, después del éxito de Pagafantas era algo muy esperado. Y Cobeaga gana.
También ganó en la rueda de prensa, primero por lo bien acompañado que vino con Unax Ugalde, Alexandra Jiménez, Mariam Hernández, Julián López, Miguel Ángel Muñoz, Tomás Cimadevilla y Juan Carlos Caro. Segundo, por su verborrea inagotable que salpica de buen humor. Bromeó al confesar que se acojonó un poco cuando le llamaron, pues sabiendo que venía a Gijón iba a ser necesario realizar algunos cambios a la película: Alexandra aprendió rumano para doblarla, se le añadió otra hora y media y diseñaron unos bonitos carteles que decían si te gustó Aurora, No controles te gustará aún más.
A la hora de escribir la película, youtube resultó una gran fuente de inspiración. A esto le añadimos la capacidad de trabajo y el talento, como hacen Borja Cobeaga y Diego San José. Podemos temblar, pues anunció que su próxima película será una comedia sobre el conflicto vasco, algo muy complicado, pero de lo que dio detalles hilarantes que voy a dejar sin desvelar.
2 comentarios:
Creo que se llama Victoria, la jurado joven. ^^
Sí, creo que se trata de Victoria Sánchez Trigo, de Mieres.
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