Séptimo día en el SEFF
Jueves 13 de noviembre de 2014. Festival de Cine Europeo de Sevilla. Sevilla
Llovía a cántaros, tanto que puestos a elegir el interior de una sala de cine es el mejor lugar para pasar una tarde. Eso y un café para hablar de películas vistas, de historias y de política si se tercia. El cine te obliga a mirar la sociedad, a encarar nuestro tiempo, a pensar y a tomar partido.
Hablando de otro tema, hoy en el SEFF ha sido el día del director español Pablo Llorca que ha llegado al festival con dos películas bajo el brazo.
[Sección Oficial. «Bird People». Pascale Ferran. Francia] Hastiados de nuestra vida
Cuando me preguntan por «Bird People» tengo dudas sobre que decir. Es una película correcta, con una idea bien desarrollada, pero hay algo en ella que se me queda colgando, que no termina de encajarme. Nos habla del hastío que nos producen nuestras vidas, del ajetreo del trabajo que se convierte en asfixia.
La película se estructura en dos partes, una por cada protagonista, cada una resuelta de una manera. Él es un hombre de negocios de Silicon Valley en tránsito de un aeropuerto a otro; siente que para seguir viviendo necesita desconectarse de todas sus relaciones y empezar de cero. Ella es una camarera de hotel que hace las habitaciones de los huéspedes y que necesita una experiencia extracorpórea.
Explica Pascale Ferran que tenía ganas de hacer una película que describiera lo mejor posible el mundo en el que vivimos, un espacio de transformación en el que todo se acelera. Buscaba un cierto realismo, pero no entendido como realidad social. Se preguntó si podría encontrar una forma imaginativa a través de la que contar nuestra sociedad y poder retratar a toda esa gente que se siente fuera de la época en la que vivimos. Es un mundo poco habitable. Añade que la película está obsesionada con la mirada y esa necesidad de salir afuera con otra forma de mirar el mundo que nos rodea. Para sobrevivir hay que tomar decisiones drásticas e incluso violentas y éstas a menudo son difíciles y por tanto duras de tomar. Así le ocurre a Gary al dejar atrás toda su vida. Si él siente que para sobrevivir debe romper con todo, que debe tomar una decisión de vida o muerte, Audry, la protagonista, tiene un deseo inconsciente que le permite dar un paso más y desconectarse de su dimensión humana. Cuando Audry mira al vacío, la directora se pregunta qué pasaría si diéramos el gran salto, ¿nos mataríamos o volaríamos convertidos en pájaros? En ambos casos se abre una nueva perspectiva sobre el mundo y ven algo que antes no veían. En cierta forma en «Bird People» hay una recuperación de lo infantil. Explica Ferran que para ella la experiencia que tiene su protagonista como pájaro no es algo tan extraño, pero que entiende que sea desconcertante.
Explica la directora que las mujeres que se dedican a la limpieza son absolutamente invisibles, los clientes no las ven. A ella siempre le han interesado estas figuras. Cuando está en un hotel siente un lazo entre ellas y sí misma, reconoce que solo es desde el punto de vista de ella. El gorrión tiene un destino parecido; es vivo, muy pequeño para que se fijen en él, e igual de invisible.
[Resistencias. «El gran salto adelante». Pablo Llorca. España] Todo vale para buscarse la vida
«El gran salto adelante» retrata la vida en un país en crisis que va dejando a las personas al margen. Llorca nos quiere volver la mirada hacia ellos, a que sintamos hacia dónde vamos y sobre todo podamos tener una cierta empatía con sus soluciones, pequeños apaños con los que buscarse la vida. Es una justificación, una historia de picaresca, de trampas, del todo vale para sobrevivir. Antepone las respuestas individuales a las colectivas porque las de todos no llegan a tiempo, van con mucho retraso por las decisiones políticas de retroceso que toman nuestros gobernantes.
Llorca nos plantea dos preguntas morales: ¿Cómo tenemos que comportarnos ante un sistema que nos estafa? ¿Está justificado seguir respetándolo o por el contrario nos da carta libre? Decide no juzgar, pero insiste en que nos pongamos en el piel del otro. Es el ciudadano de clase media a quien se dirige la película. La identificación se realiza a través de su protagonista, un poco como todos, con cierta conciencia social, comprometido a medias y a ratos, con nula confianza en los grandes cambios y preocupado por sí mismo. Insiste, cuando ve la realidad, los comportamientos que se saltan la ley, en repetir que lo entiende.
«El gran salto adelante» es una película de ficción, rodada con pocos medios, alejada del cine convencional y con un aire de grabación casera que quiere hurtar las imágenes a la realidad.
[Las nueva olas. «País de todo a 100». Pablo Llorca. España] Un país recortado y engañado
«País de todo a 100», en realidad, complementa a «El gran salto adelante». Cierto que son disociables, pero una lleva a la otra. «País de todo a 100» es un documental que habla de la amoralidad de quienes nos gobiernan, del resultado de sus recortes y de cómo el dinero público ha cambiado de bolsillos para enriquecer a personas a cambio de obras inútiles y vacías de contenido. Nuestra geografía se ha llenado de edificios singulares, nuestras calles de desencanto, de gente protestando, de personas engañadas.
«País de todo a 100» tiene un punto de vista, el de Llorca. El texto importa tanto como las imágenes, pues las enfatiza y las describe más allá de lo que vemos. Para eso el documental está construido con una capa de ficción al utilizar la voz de un emigrante español en Berlín que vuelve de vacaciones a España con un amigo nórdico al que debe explicarle lo que se van encontrando. Esa visión, esas opiniones, harán de guías por este país del despilfarro.
Hablando de otro tema, hoy en el SEFF ha sido el día del director español Pablo Llorca que ha llegado al festival con dos películas bajo el brazo.
[Sección Oficial. «Bird People». Pascale Ferran. Francia] Hastiados de nuestra vida
Pascale Ferran presentando su película Bird People.
Foto Toni Gutiérrez
Foto Toni Gutiérrez
La película se estructura en dos partes, una por cada protagonista, cada una resuelta de una manera. Él es un hombre de negocios de Silicon Valley en tránsito de un aeropuerto a otro; siente que para seguir viviendo necesita desconectarse de todas sus relaciones y empezar de cero. Ella es una camarera de hotel que hace las habitaciones de los huéspedes y que necesita una experiencia extracorpórea.
Explica Pascale Ferran que tenía ganas de hacer una película que describiera lo mejor posible el mundo en el que vivimos, un espacio de transformación en el que todo se acelera. Buscaba un cierto realismo, pero no entendido como realidad social. Se preguntó si podría encontrar una forma imaginativa a través de la que contar nuestra sociedad y poder retratar a toda esa gente que se siente fuera de la época en la que vivimos. Es un mundo poco habitable. Añade que la película está obsesionada con la mirada y esa necesidad de salir afuera con otra forma de mirar el mundo que nos rodea. Para sobrevivir hay que tomar decisiones drásticas e incluso violentas y éstas a menudo son difíciles y por tanto duras de tomar. Así le ocurre a Gary al dejar atrás toda su vida. Si él siente que para sobrevivir debe romper con todo, que debe tomar una decisión de vida o muerte, Audry, la protagonista, tiene un deseo inconsciente que le permite dar un paso más y desconectarse de su dimensión humana. Cuando Audry mira al vacío, la directora se pregunta qué pasaría si diéramos el gran salto, ¿nos mataríamos o volaríamos convertidos en pájaros? En ambos casos se abre una nueva perspectiva sobre el mundo y ven algo que antes no veían. En cierta forma en «Bird People» hay una recuperación de lo infantil. Explica Ferran que para ella la experiencia que tiene su protagonista como pájaro no es algo tan extraño, pero que entiende que sea desconcertante.
Explica la directora que las mujeres que se dedican a la limpieza son absolutamente invisibles, los clientes no las ven. A ella siempre le han interesado estas figuras. Cuando está en un hotel siente un lazo entre ellas y sí misma, reconoce que solo es desde el punto de vista de ella. El gorrión tiene un destino parecido; es vivo, muy pequeño para que se fijen en él, e igual de invisible.
[Resistencias. «El gran salto adelante». Pablo Llorca. España] Todo vale para buscarse la vida
Un fotograma del largometraje El gran salto adelante
Llorca nos plantea dos preguntas morales: ¿Cómo tenemos que comportarnos ante un sistema que nos estafa? ¿Está justificado seguir respetándolo o por el contrario nos da carta libre? Decide no juzgar, pero insiste en que nos pongamos en el piel del otro. Es el ciudadano de clase media a quien se dirige la película. La identificación se realiza a través de su protagonista, un poco como todos, con cierta conciencia social, comprometido a medias y a ratos, con nula confianza en los grandes cambios y preocupado por sí mismo. Insiste, cuando ve la realidad, los comportamientos que se saltan la ley, en repetir que lo entiende.
«El gran salto adelante» es una película de ficción, rodada con pocos medios, alejada del cine convencional y con un aire de grabación casera que quiere hurtar las imágenes a la realidad.
[Las nueva olas. «País de todo a 100». Pablo Llorca. España] Un país recortado y engañado
Un fotograma del largometraje País de todo a 100
«País de todo a 100» tiene un punto de vista, el de Llorca. El texto importa tanto como las imágenes, pues las enfatiza y las describe más allá de lo que vemos. Para eso el documental está construido con una capa de ficción al utilizar la voz de un emigrante español en Berlín que vuelve de vacaciones a España con un amigo nórdico al que debe explicarle lo que se van encontrando. Esa visión, esas opiniones, harán de guías por este país del despilfarro.
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