Segundo día en el SEFF
Sábado 8 de noviembre de 2014. Festival de Cine Europeo de Sevilla. Sevilla
Se confirma lo del marketing sevillano: esta noche ha llovido con fuerza, tanto que impermeable y paraguas se hacen imprescindibles y el sol, ni se ha visto. Ya sé que estamos en noviembre. Respecto al festival, aplaudir el hecho de que hoy, al menos en los cines Nervión, aún había más espectadores que ayer. Ha sido un sábado de salas llenas, de aplausos y de historias. Entre las colas de la tarde se podía ver a Cienfuegos, palpando el ambiente y recibiendo a los invitados
[Sección Oficial. «Turist». Ruben Óstlund. Suecia, Dinamarca y Noruega] Instinto o civilización
En los países nórdicos, las necesidades vitales están cubiertas. Cuando todo esto ocurre, no nos extraña encontrarnos con una larga secuencia en la que lo único que ocurre es que los protagonistas se están cepillando los dientes. No digo que no tenga que ser así, sino que señalo el giro de la trascendencia hacia nosotros mismos, a nuestra propia cotidianeidad. Así que su cine se interioriza para interrogar al ser humano, buscando su esencia, instinto y nivel de civilización. La educación es precisamente ese elemento que detiene la fuerza del instinto, que nos hace comportarnos más civilizadamente. La historia de la humanidad se construye sobre la lucha con el bárbaro que llevamos dentro. Dice el programa de la SEFF que «Turist» es una película de catástrofes sin catástrofe, describiéndola como un thriller psicológico en toda regla. Descubrir nuestras carencias, o las de nuestra pareja, resulta aún más aterrador, difícil de soportar. La vida es dura en soledad, así que construimos familias. De las personas con las que compartimos esa vida conocemos una parte que nos gusta y desconocemos otra que hemos suplido imaginando positivamente su comportamiento. Pero a veces la realidad nos demuestra que nos equivocamos, que el otro (la otra), a quien tanto pensábamos conocer, nos defrauda cuando se encuentra ante una determinada situación. Cuando presenciamos cobardía en quien pensábamos valiente nos hace rompernos por dentro, preguntarnos por qué y decidir si lo aceptamos y qué precio pagaremos por asumirlo y seguir hacia delante porque sabemos que ese proceso supone una quiebra, una grieta que nos debilita.
Öustlund firma una estupenda película, inquietante y llena de capas con las que ofrecernos muchísimas lecturas en paralelo. «Turist» nos tienta a colocarnos en el lugar de los protagonistas y preguntarnos lo que habríamos hecho nosotros en ese caso. Es decir, nos traslada la pregunta a nosotros mismos y a quien se la contemos. Tiene, en cierta forma, la propiedad transitiva y la tiene hasta el grado de contagio. Es una película de encrucijada moral, de la que no se sale igual que se entra. Nuestras decisiones nos afectan, nos cambian el estado de ánimo y nos llevan emocionalmente de un punto a otro.
Cuando el instinto de supervivencia y el de protección de la especie se encuentran, hombres y mujeres no se comportan por igual, sus comportamientos primarios van por caminos diferentes, su educación, que es el valor que podría modelar ese elemento, también. El hombre además es más gregario, corporativista de su sexo. «Turist» también juega en ese terreno, el de la diferencias de sexo y la estandarización de unos roles y comportamientos por género.
[Sección Oficial. «La ignorancia de la sangre». Manuel Gómez Pereria. España] Espías en España
«La ignorancia de la sangre» abrió la noche anterior esta edición del SEFF. No sé si le habrá ayudado el que esté rodada principalmente en Sevilla, aunque supongo que en esa elección ha pesado aún más la realidad de que se trata de cine negro bien hecho, con una historia que atrapa al espectador y que le va llevando con agilidad a través de ella. Entretiene, es de aquí, tiene calidad y merece inaugurar un festival, a pesar de que no sea una película de las llamadas de festival, sino de las que se denominan de industria. Se ve en ella muchos medios, algo que resulta en estos tiempos recortados una muy buena noticia, un despertar de un sector que necesitamos y al que nuestros políticos llevan años arrinconando. Además se ve que ese dinero se ha utilizado con sabiduría para construir mejor la película.
«La ignorancia de la sangre» lleva al cine la tercera de las novelas de Robert Wilson pertenecientes a la saga del policía Javier Falcón. Lo que encierra son dos tramas policiales y otras dos afectivas totalmente relacionadas: espías, terrorismo, mafias rusas, sexo, discos duros, muertos, CNI…
Si bien los grandes aciertos de la película son el ritmo y ese deseo de primar la acción, también tengo que decir que desde mi punto de vista adolece de un par de pegas importantes. La primera es un cierto regodeo en la violencia, que se muestra, a menudo, de forma innecesaria. El segundo elemento aún resulta un mayor lastre, se trata de la frialdad con la que está rodada, especialmente en las interpretaciones. Pereira decide poner demasiada distancia, al estilo del cine norteamericano y eso hace que la película pierda vida.
[Selección EFA. «10.000 Km». Carlos Marques-Marcet. España] La distancia que mata el amor
Podía empezar la reseña de «10.000 Km» con una reflexión similar a la de «Turist», pero para no repetirme me limitaré a decir que aquí también hay una secuencia de cepillado de dientes. Sin embargo, si hubiera querido comenzar comparándola con «La ignorancia de la sangre» lo tendría que haber hecho a través de la contraposición. Si en la anterior hablaba de un gran presupuesto, para «10.000 Km» debería destacar que es una producción de bajo presupuesto, básicamente intimista. Si Pereira nos trae un cine clásico, el de Marques-Marcet es un cine nuevo, que experimenta y que se atreve a mostrar una mirada diferente.
De lo que habla «10.000 Km» es de la forma en la que interviene la distancia en una relación de pareja y en concreto del desgaste sentimental que produce el hecho de estar lejos. Cierto que la tecnología ayuda a acercar esa lejanía, a que sintamos que aún así estamos cerca, que casi nos podemos tocar. Pero también nos hace más dependientes, claustrofóbicos y obsesivos, porque nos roba el aire propio. En toda pareja hay una energía que fluye independientemente de cómo se reparta. Esa energía tiene que ver con lo emocional, pero también con la piel, con el cuerpo, con tocarnos, y esa parte, por Skype no sabe igual que en vivo. Los kilómetros que separan Los Ángeles de Barcelona se convierten en insalvables porque no solo separan físicamente a los protagonistas, sino porque les obliga a avanzar en sus prioridades personales, y a menudo no coinciden con sus prioridades como pareja. En realidad lo que nos habla es de tomar decisiones propias y cómo éstas encajan en lo colectivo de nuestra vida.
«10.000 Km» es una de las películas españolas triunfadoras de este año. Ganadora indiscutible del Festival de Málaga, en la terna de la Academia para la selección a los Oscar y candidata a los premios EFA del cine europeo.
[Sección Oficial. «Turist». Ruben Óstlund. Suecia, Dinamarca y Noruega] Instinto o civilización
Cartel del largometraje Turist
Öustlund firma una estupenda película, inquietante y llena de capas con las que ofrecernos muchísimas lecturas en paralelo. «Turist» nos tienta a colocarnos en el lugar de los protagonistas y preguntarnos lo que habríamos hecho nosotros en ese caso. Es decir, nos traslada la pregunta a nosotros mismos y a quien se la contemos. Tiene, en cierta forma, la propiedad transitiva y la tiene hasta el grado de contagio. Es una película de encrucijada moral, de la que no se sale igual que se entra. Nuestras decisiones nos afectan, nos cambian el estado de ánimo y nos llevan emocionalmente de un punto a otro.
Cuando el instinto de supervivencia y el de protección de la especie se encuentran, hombres y mujeres no se comportan por igual, sus comportamientos primarios van por caminos diferentes, su educación, que es el valor que podría modelar ese elemento, también. El hombre además es más gregario, corporativista de su sexo. «Turist» también juega en ese terreno, el de la diferencias de sexo y la estandarización de unos roles y comportamientos por género.
[Sección Oficial. «La ignorancia de la sangre». Manuel Gómez Pereria. España] Espías en España
Cartel del largometraje La ignorancia de la sangre
«La ignorancia de la sangre» lleva al cine la tercera de las novelas de Robert Wilson pertenecientes a la saga del policía Javier Falcón. Lo que encierra son dos tramas policiales y otras dos afectivas totalmente relacionadas: espías, terrorismo, mafias rusas, sexo, discos duros, muertos, CNI…
Si bien los grandes aciertos de la película son el ritmo y ese deseo de primar la acción, también tengo que decir que desde mi punto de vista adolece de un par de pegas importantes. La primera es un cierto regodeo en la violencia, que se muestra, a menudo, de forma innecesaria. El segundo elemento aún resulta un mayor lastre, se trata de la frialdad con la que está rodada, especialmente en las interpretaciones. Pereira decide poner demasiada distancia, al estilo del cine norteamericano y eso hace que la película pierda vida.
[Selección EFA. «10.000 Km». Carlos Marques-Marcet. España] La distancia que mata el amor
Cartel del largometraje 10.000 Km
De lo que habla «10.000 Km» es de la forma en la que interviene la distancia en una relación de pareja y en concreto del desgaste sentimental que produce el hecho de estar lejos. Cierto que la tecnología ayuda a acercar esa lejanía, a que sintamos que aún así estamos cerca, que casi nos podemos tocar. Pero también nos hace más dependientes, claustrofóbicos y obsesivos, porque nos roba el aire propio. En toda pareja hay una energía que fluye independientemente de cómo se reparta. Esa energía tiene que ver con lo emocional, pero también con la piel, con el cuerpo, con tocarnos, y esa parte, por Skype no sabe igual que en vivo. Los kilómetros que separan Los Ángeles de Barcelona se convierten en insalvables porque no solo separan físicamente a los protagonistas, sino porque les obliga a avanzar en sus prioridades personales, y a menudo no coinciden con sus prioridades como pareja. En realidad lo que nos habla es de tomar decisiones propias y cómo éstas encajan en lo colectivo de nuestra vida.
«10.000 Km» es una de las películas españolas triunfadoras de este año. Ganadora indiscutible del Festival de Málaga, en la terna de la Academia para la selección a los Oscar y candidata a los premios EFA del cine europeo.
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