Emotiva noche de entrega de premios en una gala de inauguración muy ágil.
Viernes 15 de noviembre de 2013. Festival Internacional de Cine de Gijón.
Cartel de la 51 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón
La gala de inauguración empieza con música, la de la banda del Festival de Cine que se formó el año pasado. La presenta Inés Paz, con chistes desenfrenados, dinamismo y mucha agilidad. Son varias las bromas que se hacen con la política, pero entre el guion de Paz también hay un lugar para la nostalgia de los que están fuera que tanto echan de menos las cosas de casa, la música de Nacho Vegas, las gaitas y sobre todo la virtualidad de nuestro mundo. Para hablar del estado del cine español también hay unas líneas escritas: luce más una fiesta que un velorio. Afortunadamente el cine es «un enfermo con una mala salud de hierro». Por el medio la presentadora va repasando las secciones, desde las más locales hasta las universales.
Una de las retrospectivas está dedicada a Jean-Françoise Laguione, maestro de la animación. Dice que ésta es la primera retrospectiva que le dedican a su obra, lo que le ha hecho mirar hacia atrás. Detrás queda toda una vida, lo que le ha hecho verse como un anciano. Sin embargo está encarando su nueva película y ha sentido con ella la misma emoción que cuando empezaba. Por cierto, quien le traduce en esta gala del francés es Diego García Cruz.
Por el escenario pasan los jurados. Primero lo hace SAM representado a los de AnimaFICX. Los jurados internacionales de la Sección Oficial sí que están todos; este año son cinco: Patrice Leconte, Aida Folch, Iván Trujillo, Ray Loriga y Pablo Giorgelli.
Carmen Frías, premio a la Mujer de Cine 2013
Carmen Frías agradeciendo el premio a la Mujer de Cine 2013
Carmen Frías agradece a quienes le han otorgado este premio, sobre todo porque han sido capaces de hacerle creer que se lo merecía. Paradójicamente se lo dedica a un hombre, a su padre. Con emoción habla de él porque siempre defendió que la libertad de la mujer viene por la emancipación económica. «Para ti papá, te lo regalo». Da las gracias a todos los directores, con los que se ha llevado bien y con los se ha llevado menos, pues todos le han dado trabajo.
Instantáneas de la Gala de Inauguración:
(1) Carmelo Gómez, (2) Vicente Aranda, (3) Los jurados (Patrice Leconte, Aida Folch, Iván Trujillo, Ray Loriga y Pablo Giorgelli) y la presentadora (Inés Paz), (4) Inés Paz
(1) Carmelo Gómez, (2) Vicente Aranda, (3) Los jurados (Patrice Leconte, Aida Folch, Iván Trujillo, Ray Loriga y Pablo Giorgelli) y la presentadora (Inés Paz), (4) Inés Paz
Carmelo Gómez, premio Nacional de Cinematografía Nacho Martínez
Dice Loquillo que cuando se enteró de a quién le daban este premio llamó inmediatamente al Festival para invitarse. Quería ser él quien le entregase la estatuilla a su amigo. Le recibe con un fuerte abrazo.
Carmelo Gómez agradece que le den un premio por una cualidad, es la primera vez, el resto han sido por reconocimiento a un trabajo concreto. Con Carmelo llegó un profundo momento de emoción. Siendo leonés quiso hacer mención a los mineros de su tierra que hace unos días fueron sepultados por la codicia. No se merecen el olvido, sino una buena película. Del cine dice que nos toca un tiempo de espera, pero que no se van a quedar sentados porque vendrá nueva savia que pondrá nuestro corazón a tope.
Vicente Aranda, premio honorífico de la 51 Edición
Victoria Abril y Jorge Sanz son los encargados de entregar este premio. Saben que Vicente Aranda no es amigo de homenajes porque suelen significar que se está llegando al final. Cuando sale a escena lo hace protegiéndose con una visera y con humor dice que como tiene disfonía atrófica su discurso va a ser muy breve. Solamente dice muchas gracias. Después se escucha la mayor ovación de la noche.
Sección oficial. A promise. Patrice Leconte
Patrice Leconte durante la Gala de Inauguración
Cuando habla de su película tiene el gesto concentrado. Si le preguntan por la semilla de la misma cita una conversación con su amigo el guionista Jérôme Tonnerre que le recomendó que leyera la novela Viaje al pasado, de Stefan Zweig, porque creía que allí había una película para él. Compró el libro y lo leyó en una noche porque es una novela muy corta. Por la mañana llamó a Tonnerre para decirle que tenía razón y que había que ponerse con ella. Le gustó la novela porque aborda emociones muy fuertes que le conmovieron a título personal.
Leconte genera imágenes muy poéticas en A promise; pero, sobre todo, lo que más trabaja son las sensaciones, intentar que el propio espectador las vaya descubriendo a la misma vez y de la misma forma que los personajes. En cierta manera lo consigue. No obstante, en mi opinión la película peca de parsimoniosa. Comienza con rapidez, escatimando lo que contar para situarnos a los personajes con unos breves trazos pero suficientes. La palabra justa, en su justa medida, la que da siempre la esencia. Pero después llega el momento de los sentimientos contenidos, del dolor y de lo imposible. Es el tiempo atormentado, constreñido por una sociedad clasista en plena revolución industrial y en una Alemania al borde de la Primera Guerra Mundial. Esas pinceladas iniciales que establecen un juego dialéctico y la capacidad de pintarnos los dos lados de la sociedad a través de pequeños detalles que no pasan desapercibidos por su fuerza visual son los dos elementos que más valoro en la película.
Géneros mutantes. Haunter. Vicenzo Natali
Vicenzo Natali creo Cube. Esa referencia es suficiente para decidirme a elegir su película para la primera noche del Festival, sin esperar a su segundo pase. Se titula Haunter y va de una casa con presencias fantasmales. La mutación que le hace Natali al género es la de quedarse anclado siempre en el mismo día, un 23 de abril de 1985, justo una jornada antes de que la protagonista cumpla sus 16 años. La rutina es terrorífica, sin embargo, cada detalle que se altera o deja de repetirse es todavía más escalofriante, como si el cambio nos llevase hacia peor. Pero conocer es avanzar. Resolver el puzzle, a pesar del castigo impuesto por cada pieza colocada, se convierte en necesidad. De esa forma se crea el suspense, descolocando al espectador que nunca sabe qué está viendo realmente pero que se siente seguro de que todo tiene un sentido que se aclarará al final.
Haunter juega bien con los elementos clásicos del terror: música, sonidos inquitetantes, oscuridad, niebla, haces de luz, sustos, espejos, puertas, lugares secretos, doble personalidad, el personaje calmado cuyas palabras producen terror mientras se mantiene inmutable… Por eso no defrauda.
Al salir de la película se levantó un vendaval fortísimo, de esos que el viento casi te lleva.
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