lunes, 22 de abril de 2013

El cine más social toma el Festival de Málaga

En la Sección Oficial se presentan Diamantes negros, de Miguel Alcantud, e Hijo de Caín, de Jesús Monllaó


Sábado 20 de abril de 2013. En el Festival de Málaga Cine Español. Málaga

Alassane Diakite, Miguel Alcantud, Guillermo Toledo y Carlo D’Ursi durante la rueda de prensa de Diamantes Negros (Foto: Toni Gutiérrez)
Alassane Diakite, Miguel Alcantud, Guillermo Toledo y Carlo D’Ursi durante la rueda de prensa de Diamantes Negros (Foto: Toni Gutiérrez)
Si el día pasado dominaba la etiqueta comercial en el Festival de Málaga Cine Español, en esta jornada se da un giro y se presentan algunas de las películas más sociales de esta edición. Diamantes Negros compite en la Sección Oficial y sin duda es una película valiente que dará motivos para hablar de ella. Trata de la explotación de niños procedentes de África para jugar al fútbol en las ligas europeas. Costa de Marfil, Nigeria, Camerún, Senegal, Mali… se han convertido en países cantera con diamantes en bruto para el fútbol que Europa quiere expoliar, igual que lleva haciendo siempre con las materias primas de África. La película la dirige Miguel Alcantud, un hombre polifacético que inventó el formato de Microteatro, que ha dirigido capítulos de grandes series en televisión y también varias películas.

Se puede hacer cine de calidad y comprometido. Diamantes Negros es una buena película que produce dolor y vergüenza de formar parte de un primer mundo donde hay personas que viven de explotar a otras personas. Realmente estamos hablando de tráfico de niños. Son chicos de 14 o 15 años, sin formar y sin recursos, a los que un ojeador, cómplice de una red, les promete un futuro maravilloso. Se les engaña con falsas promesas. Para traerles a Europa se les cobra un dinero a sus familias que supone cargarles con una deuda que hipoteca sus vidas y por tanto una obligación del muchacho para rescatar o compensar ese gran esfuerzo familiar. Cuando llegan algunos sirven, pero a los otros, los que no les valen, la mayoría, los dejan tirados en la calle de una ciudad europea que no conocen y donde tienen que empezar a intentar ganarse la vida siendo aún niños. Si vuelven a casa se convierten en parias, esos desagradecidos que rompen el sueño de los demás, y así, hayan regresado o se hayan quedado, su vida se termina convirtiendo en silencio y vergüenza.

Aunque es una película contenida en la interpretación, desborda los sentimientos del espectador por la intensidad emocional que va despertando. Si algo destaca en el trabajo de Diamantes Negros es la empatía que surge hacia los dos muchachos malineses a través de cuya peripecia se nos cuenta toda la historia. Hay en ellos, en lo que les pasa, una angustia que nos obliga a enfrentarnos a la injusto, que nos pide hacer algo para que las cosas no sigan siendo iguales. Estupendo es también el trabajo de los actores profesionales que intervienen en la película: Carlos Bardem, Willy Toledo, Carlo D’Ursi, Santiago Molero y Ana Risueño, entre otros.

Miguel Alcantud durante la rueda de prensa de Diamantes Negros (Foto: Toni Gutiérrez)
Miguel Alcantud durante la rueda de prensa de Diamantes Negros (Foto: Toni Gutiérrez)
Miguel Alcantud tuvo noticia de este tipo de explotación por la documentación que generó Picking Players. También estuvo trabajando de cooperante en Mali y comprobó que se trataba de una problemática real. Después se fue a Noruega para entrevistarse con un abogado experto en el tema. Completó su información hablando con chicos, con jugadores africanos y sobre todo con un ex-futbolista camerunés que ha fundado una ONG para tratar de ayudar a todos estos muchachos en Francia. Confiesa el director que esta historia la han contado desde la verdad e implicándose. Viajaron a Mali y allí trataron de insertarse en la vida del país, viendo a esos jóvenes muchachos que sueñan con llegar a ser una gran estrella del fútbol. Con lo que vieron y les contaron, fueron reescribiendo el guion. Es un drama muy documentado en el que todo lo que ocurre le ha pasado a alguien que el director ha conocido. No han tratado de hacer una crónica periodística, por eso no han elegido el formato de documental y se han decantado por una película que ficciona la realidad metiendo el dedo en la llaga porque piensan que así es posible que llegue a más público y puedan hacer más ruido. Tampoco se han querido ir a las situaciones más dramáticas, se han quedado en retratar el caso medio. Lo que pide Alcantud es que cada uno saque sus conclusiones.

Alassane Diakite es un futbolista malinés que actúa en la película aunque su personaje no juega al fútbol. En la rueda de prensa explica que ha vivido el 95% de las diferentes situaciones que presenta la película. Cuando le piden que cuente su historia explica que en Mali gusta mucho el fútbol y que la liga española es de las que más se ve. Para la mayoría de los niños su sueño es venir a España a jugar. Su tío le llevó a un equipo de Mali. El presidente del club conocía a alguien que decía ser un representante de jugadores al que le interesaba Diakite para un equipo europeo. En dos meses le consiguió un visado para Francia. Ese hombre le mentía cada día. Alassane descubrió que detrás de la mentira no había nada más. Eran los equipos pequeños los que le querían, pero pagan poco y tuvo que buscarse la vida. Tenía un primo en Madrid, así que se vino de ilegal; jugó un torneo de emigrantes y empezó otra etapa. No la explica, pero se ve su dolor. Confiesa que lo pasó mal, que no ha robado, pero que ha tenido situaciones muy difíciles. Por suerte no le ha faltado un equipo. Ahora sigue jugando al fútbol, su club es el CD Canillas.

Alcantud denuncia el desinterés de los medios y cuenta que se dirigió a Marca para pedirles documentación sobre el tema. Le respondieron que no tenían ninguna. Les dijo entonces que al terminar la película les daría la documentación que fuera generando. Le respondieron que no les interesaba. Alcantud intentó hablar con los grandes clubes, pero le cerraron las puertas. Sólo el Atlético Madrid les dejó el estadio para que rodaran una escena. Explica Willy Toledo que Diamantes Negros es también un retrato de cómo funcionan los equipos de fútbol y el mercadeo de jugadores, y que todo ese inframundo es bastante desconocido. Él mismo, antes de rodar la película no tenía ni idea. Añade que en España hay tres instituciones intocables: iglesia, monarquía y clubs de fútbol. Alcantud apunta en ese sentido al señalar que no hay, ni ha habido, ningún proceso judicial sobre este tema.

María Molins, Jesús Monllaó, José Coronado y David Solans durante la rueda de prensa de Hijo de Caín (Foto: Toni Gutiérrez)
María Molins, Jesús Monllaó, José Coronado y David Solans durante la rueda de prensa de Hijo de Caín (Foto: Toni Gutiérrez)
Hijo de Caín es la segunda de las películas de Sección Oficial que se presenta en este día. Se trata de un thriller psicológico donde el protagonista es un niño lleno de maldad al que su familia quiere curar. Sabe sacar de sus casillas a los que le rodean, pero también consigue llegar al corazón del espectador. Se podría decir que es una historia de poder y sobre todo de manipulaciones que se ha montado sobre dos elementos fundamentales: la psicología y el ajedrez. A través de ellos y utilizando a los personajes como figuras del tablero, se desarrolla una historia con grandes dosis de suspense. Se nota que Hijo de Caín es una película muy trabajada que consigue resultado. La verdad es que me gustó, pues me atrapó con su juego desde el primer momento y no me soltó hasta la escena final. No se puede pedir más a una película de suspense.

Jesús Monllaó describe su película como un viaje al interior de una familia al borde del colapso. Si el cine es hacer realidad un sueño, a veces toca tener pesadillas. Hijo de Caín es una de esas últimas, un largometraje para sufrir el dolor de los personajes. Está basado en la novela Querido Caín del psicólogo Ignacio García-Valiño y nos habla de una sociedad profundamente enferma que provoca enfermedad. Nuestros jóvenes se enfrentan a un mundo que rechazan, donde se ejerce el poder por el poder cada día. Una sociedad tan compleja requiere que prestemos gran atención a nuestros niños. Debemos hacerlo desde la política, la escuela… Conseguir que los valores de nuestra sociedad sean distintos. Preguntado sobre la hipocresía que se muestra en la película con respecto a las entidades filantrópicas, Monllaó se muestra generoso y dice que hay de todo: advenedizos, corruptos y buena gente. El único lugar en el que no ocurre esa hipocresía es aquel en el que hay diálogo. En nuestra sociedad no se habla del dinero y sin embargo hacemos esfuerzos ímprobos por conseguirlo. En la película no hay una crítica hacia esas entidades filantrópicas, simplemente muestra este status quo que tienen esas organizaciones. Lo que sí se ve en Hijo de Caín es quién tiene el poder. El dinero es solo un componente del poder. Poder es saber los puntos débiles de los demás para sacar ventaja. En la película todos los personajes creen conocer esas debilidades de los demás. En ese sentido, el ajedrez es una metáfora del andamiaje de esta sociedad. La medicina moderna, añade Monllaó, tiene una tendencia exagerada hacia la biologización. Se vende medicamentos para cada síntoma o síndrome. Pero no todo es explicable desde un punto de vista médico, hay personas que no sienten nada ante el dolor ajeno. Etiquetarlo como una enfermedad es una simple excusa porque somos incapaces de creer que hay gente así.

Explica también el director que la película muestra la realidad sociológica de Cataluña donde le bilingüismo es así, si te presentan a alguien en castellano te va a costar hablar con él en catalán y al revés también. Lo que demuestra Monllaó durante la rueda de prensa es una pasión absoluta. Él no hace cine industrialmente, por eso llevaba tiempo buscando una oportunidad para dirigir su ópera prima. Le ha llegado con esta historia de García-Valiño por la que ha sentido que tenía que dejarse la piel. No ha seguido ninguna estrategia, solo creer ciegamente en la película y en la gente con la que la ha hecho. Agradece especialmente a José Coronado que quisiera participar en ella.

Dice David Solans, el niño protagonista, que para desarrollar su personaje se inspiró en un Anibal Lécter de pequeño. María Molins reconoce que sufre y aguanta su papel porque es madre de corazón, por eso sabe que su personaje está ciego con respecto a su hijo y entiende que se comporta como una leona que protege a su hijo. Finalmente José Coronado define a los personajes como creíbles y destaca sobre todo la capacidad de la película para encontrar el ritmo con el que ir enseñando el lado oscuro del niño y de todos los demás personajes. De Jesús Monllaó dice que es un contagiador y que, como ama esta profesión, es fácil que saque lo mejor de cada uno.

La actriz Ingrid Rubio durante la rueda de prensa de La Estrella (Foto: Toni Gutiérrez)
La actriz Ingrid Rubio durante la rueda de prensa de La Estrella (Foto: Toni Gutiérrez)
Una de las nuevas secciones de este año en el Festival es Málaga Premiere, un espacio para estrenar algunas de las películas españolas que en breve comenzarán su recorrido por salas comerciales. La Estrella es una de ellas. Se trata de una película cargada de esperanza a pesar de la amargura que nos hace vivir. El largometraje tiene muchas virtudes, pero sin duda es la fuerza que Ingrid Rubio imprime al personaje de Estrella la que llena la pantalla. Se trata de una mujer que es alegría, ganas de vivir y un deseo tremendo de ayudar siempre para que todos a su alrededor lleguen a ser felices. Sin embargo, y sin saberlo, ella no lo es. Ha ido cediendo a la vida acomodada que le propone su novio. Ese cuestionamiento que enfrenta la película sobre el modelo de éxito que culturalmente se ha impuesto en nuestra sociedad como única manera para llegar a ser felices es uno de sus pilares. Es fácil caer en ese modelo, dejarnos arrastrar porque no resulta simple decir que no en el momento adecuado. Así se van quebrando nuestras relaciones. El mensaje en este aspecto la película es claro: hay que decir que no cuando no se quiere. Si Estrella es la luz, su amiga Trini, a la que interpreta Carmen Machi, es la sombra: esa otra capa en la película que la tiñe con la amargura de la que hablaba antes y que nos lleva a una historia sobre malos tratos.

La película es una adaptación de la novela del mismo título de Belén Carmona. Dice Alberto Aranda, su director, que película y libro son hermanos mellizos. Leyó la novela hace 6 años y le apasionó el personaje de Estrella, lleno de luz, vitalidad y con un deseo de que todos a su alrededor fueran felices, aun siendo ella infeliz sin saberlo. Para tener la voz femenina que la película necesitaba, le propuso la idea a la autora que se sumó al proyecto y ambos decidieron partir de cero, jugar a otro registro pero que bailara la misma coreografía. Belén Carmona, que define su libro como una rumba-novela, habla de la presencia del flamenco en la película como una herramienta de crecimiento personal porque el flamenco es valentía.

Ingrid Rubio señala que La Estrella sirve para prevenir lo que hoy en día está ocurriendo, y lo hace dando una esperanza, diciendo que es posible levantarse y empezar de nuevo. Le pide a las mujeres que no se pasen por encima y que se escuchen. Destaca que es una película luminosa. Carmen Machi supo en cuanto leyó el guion que Estrella debía ser Ingrid Rubio porque ella es pura verdad y pura vida, como el personaje. Machi también habla de su papel, explica que cuando aparece no vemos las raíces del problema, solo una mujer que atraviesa una depresión por la mala vida que le ha tocado vivir. Añade que el cine sirve para mucho, con él se pueden despertar conciencias, apuntar con el dedo, avisar antes de que nos sorprendamos por algo que no esperamos y nos llevemos las manos a la cabeza. Marc Clotet también explica su personaje, el de un hombre que quiere unas cosas y al final no acaba valorando lo que de verdad quería. En realidad es un egoísta que piensa más en su felicidad y no consigue entender a Estrella.

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