Actos conmemorativos de la II República en Madrid
Sábado y domingo 13 y 14 de abril de 2013. En el Ateneo de Madrid y en las calles de Madrid
Manifestación por la III República (Foto: Toni Gutiérrez)
Sin embargo, hoy he descubierto que mi Navidad llega siempre en abril, que florece cada año y lo hace para celebrar el recuerdo de la II República y el deseo de que no falte mucho para que consigamos alcanzar la III. Sí, abril me trae color al corazón, tanto como para estar de fiesta, con una sonrisa de esas que iluminan el rostro, alegre, deseando compartir mi felicidad con todos. Celebro porque mis señas de identidad son el republicanismo. Conmigo hay un multitud, todos los que como yo piensan que la forma de gobierno que queremos para nuestro país es una república federal, democrática y social. Por eso los republicamos nos agrupamos y celebramos el recuerdo de aquel 14 de abril que supuso una victoria de la razón y el progreso, que por unos años nos abrió un horizonte de esperanza y justicia social y que posteriormente la barbarie del fascismo nos arrebató con crueldad extrema a todos los españoles.
Pero para celebrar se impone siempre una liturgia. Quiero usar ese término a propósito y a conciencia por su hermoso origen. «Liturgia» proviene del griego y no distinguía las connotaciones religiosas que ahora arrastra. Su significado literal es «obra del pueblo» y se utilizaba para hacer referencia a las obras que algún ciudadano realizaba a favor del pueblo o de las funciones militares y políticas. El republicanismo español y madrileño tiene su liturgia que comienza con la Lectura Continuada de la Constitución de la II República, redactada en 1931. En ella, personalidades relevantes y rostros anónimos pero con la misma ilusión republicana compartida, nos damos cita puntualmente para reflexionar sobre aquellos 125 artículos que buscaban una sociedad mejor.
Un joven lee un artículo durante la Lectura Continuada de la Constitución de la II República en el Ateneo de Madrid
El segundo acto de la liturgia republicana de cada 14 de abril es más conocido. Orgullosos, a la luz del día y en plena calle, los republicanos madrileños recorremos la distancia que se extiende de Cibeles a Sol, con nuestras banderas y pancartas, gritando nuestros lemas. Nos manifestamos recordando, pero también juntando fuerzas para traer una nueva república democrática de trabajadores, la definitiva.
El aire es festivo, alegre y hay un espíritu subterráneo de solidaridad entre hermanos que aflora en cada gesto, en cada acto. Nos reconocemos y estamos contentos de caminar juntos. Somos iguales y diferentes pero nos une esa aspiración legítima que compartimos y que vemos cada día más cerca, pues una monarquía como la que ahora tenemos ni es útil ni se sostiene. Vamos encontrando a los amigos, nos abrazamos y coreamos que «España mañana será republicana». Somos más que el año pasado, hemos crecido y vamos a seguir haciéndolo.
La cabecera es una larga bandera republicana extendida y llevada por una multitud. Tras ella la primera pancarta y detrás la gente. Si busco un patrón común no lo encuentro más que en los colores de la tricolor que de una forma u otra llevamos cada cual. Hay personas mayores, maduras y jóvenes, mucha gente joven, así que el futuro está con nosotros. Gritan «Juan Carlos acelera que llega la tercera» o «Los Borbones a los tiburones», pues son impulsivos y no quieren perder más tiempo porque quieren comerse la vida. «No pasarán» o «Madrid será la tumba del fascismo» son lemas que no han perdido su vigencia.
Manifestación por la III República (Foto: Toni Gutiérrez)
No hay convocantes, no hay manifiesto, solo algunos lemas: «Abajo el régimen monárquico», «Gobierno dimite», «Por el derecho a la autodeterminación de los pueblos», «No al pago de la deuda», «Por un Estado Laico», «Contra la impunidad del franquismo» y «Por la III República».
Cierran el acto las canciones republicanas y obreras que interpretan Germán Coppini y Armando Martínez. Mientra ellos cantan, un coche de la policía municipal hace sonar sus sirenas, su intención es abrir paso para que dos autobuses turísticos puedan cruzar la puerta del sol por el medio de la manifestación. No nos movemos, coreamos otra vez «No pasarán». No hay más, la propia policía se da cuenta de la estupidez y deciden dar la vuelta.
Ahora estoy seguro, más que nunca, de que veré la Puerta del Sol festejando la llegada de la III República.
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