domingo, 24 de noviembre de 2013

Las difíciles relaciones familiares

Otras historias que también pasaron por el FICXixón.

Varios días de noviembre de 2013. Festival Internacional de Cine de Gijón

Mariana Rondón durante su encuentro con el público
Mariana Rondón durante su encuentro con el público
Ayer se apagaron las luces de la 51 edición del FICXixón, pero aún me quedan historias en el tintero y me apetece alargar un día más la crónica de este Festival.

Gran Angular Ficción. Pelo Malo. Mariana Rondón

Pelo Malo fue la película ganadora en el pasado Festival de San Sebastián. Ganó por méritos propios pues se trata de una gran película. Es una historia dura, de soledades, entre una madre y su hijo. Hay detrás dos asuntos abiertos que rondan y que no se explican: la muerte violenta del padre y lo que ocurrió en Carnavales. Ambas situaciones han construido un dique infranqueable en el corazón que les distancia. Todo está roto entre ellos, sin remedio. El niño es rebelde, como su pelo. Quiere domarlo, alisarlo, buscando transformarse en lo que no es. El niño está formando su identidad con carácter. Choca una y otra vez con su madre, cansada de contemplaciones, preocupada con volver a su trabajo, sin ganas de querer a nadie, cargando sobre su hijo todas sus frustraciones y echándole todas las culpas. Ya es bastante dura su vida como para asumir otras responsabilidades.

Me sorprende gratamente la capacidad de Mariana Rondón, su directora, para trazar unos personajes tan rotundos con la mayor sencillez, simplemente dejándoles moverse y hablar. Mirándoles unos minutos se les entiende a la perfección. Se nota una mano inteligente detrás que se aleja de lo obvio y se dedica a lanzar preguntas al espectador sin que éste se dé cuenta. Rondón nos tiene dando vueltas alrededor de las mismas cuestiones que a ella le carcomen. Sin duda hay en la película muchos niveles y todos tan abiertos que permiten bastantes tipos de interpretaciones. Me decanto por pensar que asistimos a una batalla entre la obediencia ciega y la naturaleza, justo en ese periodo en el que se forma la personalidad. Las opciones que se tomen entonces marcarán el futuro y ante los ojos del muchacho pasan todas las posibilidades. Puede elegir la salida limpia del deporte como el quiosquero, o la violencia como la que terminó con la vida de su padre, o el mundo idílico de la abuela –seguro y con el tiempo detenido-, o la pauta diaria como va a elegir su vecina, o incluso la básica de la supervivencia. Quiere agradar a su madre, pero es demasiado tarde. Nada de lo que hace sirve ya.

Cuenta Mariana Rondón en su encuentro con el público que la historia no empezó aquí, que viene de los anteriores Carnavales. Pero eso no se enseña. Cuenta que esa decisión de omitir una explicación tiene que ver con dónde se ubica el espectador ante la película, en qué lugar de la aceptación o la intolerancia está parado.

No le costó dar con el niño protagonista, en realidad fue el primero en hacer el casting. Pero Rondón pensó que la vida no podía ser tan fácil. Así que vio otros cien más. El niño está en casi todos los planos, por eso era importante ver si tendría fuerzas para aguantar el rodaje. Todos los actores son debutantes, para construir sus personajes se pasaron cinco meses de ensayos semanales. La relación que se estableció entre los actores que interpretaban a la madre y al niño fue muy linda, algo que permitió hacer violenta la relación entre ellos en la pantalla.

La directora explica que con Pelo Malo ha querido tratar de entender por qué una madre se encuentra con que no puede querer a su hijo. Mientras desarrollaba la película ha descubierto que hay muchos motivos. No se trata de juzgar sino de ver las razones. Se desata una guerra de poder donde las necesidades vitales de cada personaje –madre, niño, abuela- son diferentes y ninguno puede dejarlas de lado. En Venezuela tienen una expresión: «correr la arruga», por mucho que la estires siempre va a estar ahí. Cuando al fin la madre recupera lo que quería, cuando vuelve a su cuartito de vigilante de dos metros por dos metros, lo que vemos es que es un lugar como una cárcel. Pero es lo que ella deseaba. Por lo que ha peleado es lo más mínimo.

Mientras filmaban se estaban produciendo noticias sobre la enfermedad de Hugo Chávez. Las imágenes que se muestran a través de la televisión eran las noticias que estaban ocurriendo. No son cualquier noticia. De esa forma, apareciendo al fondo en la película, se trata la contemporabilidad porque se marca la realidad que está ahí. El balance de una vida, la situación difícil del país y el contexto social van drenando el film. En Venezuela aún no se ha estrenado, pero ya ha desatado una controversia muy grande. Vivimos un momento muy perturbado en el que se usan las acusaciones de homosexualidad como armas de polarización. El hecho es no aceptar al otro. En Estados Unidos se habla del racismo de esta película. En América se la tacha de muy política. En Europa se le ha visto un toque de homosexualidad. Reconoce que esas visiones explican que Pelo Malo tiene múltiples posibilidades de lectura.

Gracias a una ley de hace casi diez años en Venezuela se creó el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía. Lo más interesante es que reúne impuestos de todas las industrias audiovisuales para hacer un fondo. Los cineastas presentan sus proyectos a este fondo, concursan y te lo aprueban o no. Gracias a este modelo, se están preparando entre 30 o 40 películas para el año que viene. La directora explica que para concursar a este fondo no ha tenido exigencias políticas. No hay injerencias. El Estado tiene la Villa del Cine, una especie de productora, a través de la que realiza las 3 o 4 películas que le interesan al año. Otra parte importante de la ley es que obliga a los estrenos nacionales a estar en cartelera un mínimo de dos semanas. En este momento el cine venezolano es el que más dinero está dando a las salas de allí.

Gran Angular Ficción. Like Father, Like Son. Hirokazu Kore-Eda

Cartel de la película Like Father, Like Son
Cartel de la película Like Father, Like Son
Like Father, Like Son, del japonés Hirokazu Kore-Eda, también aborda las relaciones familiares. Arranca con la cotidianidad de una familia adinerada. Un padre que trabaja muchas horas para mantener su posición de imprescindible en su empresa y que por tanto sacrifica el tiempo que debería estar con la familia, una madre sumisa y un hijo obediente pero limitado a la hora de cumplir las expectativas que su padre ha fijado para él. El conflicto surge cuando del hospital les avisan que hubo un error con los bebés y que se los entregaron cambiados. Su verdadero hijo está con una familia más sencilla, más mundana. ¿Intercambiarlos?, ¿quedarse con los dos?, ¿seguir como hasta ahora?

Like Father, Like Son va de saber ser padre. Nos habla de elecciones y de desapegos que duelen. El guion y las interpretaciones funcionan bien, pues el espectador construye en su cabeza las preguntan implícitas que no se llegan a pronunciar, pero que están flotando toda la película, especialmente en las miradas. ¿Ha sido un buen padre? ¿Dónde están los lazos padre-hijo, en la sangre o en la relación que han formado a través de la convivencia? ¿Cuál de los dos es su hijo, el que se le parece o aquel al que ha educado en su misma forma de pensar? La oportunidad de empezar de nuevo es una buena forma de ir respondiendo con sinceridad a cada una de las cuestiones y también para no repetir los errores.

Kore-Eda firma una excelente película con expresivas interpretaciones de todos los personajes, incluso los niños.

Cine Europeo en Ruta. Grand Central. Rebecca Ziotowski

Cartel de la película Grand Central
Cartel de la película Grand Central
Es una pena que Grand Central solo sea una película de amor. No todos los días se puede conocer a un técnico de descontaminación que trabaja en una central nuclear. Su vida, igual de precaria que la de la mayoría, daría para mucho más. El protagonista es un muchacho que necesita encontrar un trabajo. No tiene formación y tampoco quiere llevar una vida de delincuente. La oportunidad de trabajar en la central nuclear es una buena solución. Sabe que por fin va a conseguir trabajo, dinero, compañeros y amigos, sentir por una vez que ha echado raíces. El proceso de admisión es demasiado sencillo, sin duda algo no funciona bien. Las cuadrillas se forman cada vez con trabajadores más jóvenes y sin experiencia. Los recortes reducen el presupuesto y éste, a su vez, los salarios y la seguridad que se va al garete. Un medidor que cuelgan al pecho marca el nivel de radiación al que se han expuesto y una máquina antes del último torno comprueba que solo salgan si están limpios y no contaminados. Ahí, en la parte social y en los conflictos laborales, podría haber centrado Rebecca Ziotowski su película para darle mayor potencia. La directora elige contarnos dos tipos de contaminaciones y en ciertas formas compararlas: la radioactiva del entorno de trabajo que mata lentamente y la de enamorarse de quien no se debe que duele igual. Ambas se colocan a la misma altura y con la misma peligrosidad. Ese triángulo amoroso supone la deriva de su protagonista, que nada le importe ni tenga sentido para él. Hay una imagen en la película que muestra a la perfección esa idea, la de la brillante manzana que se cae y baja rodando por el barro.

No es la única comparación poética que Ziotowski nos propone para que saquemos conclusiones: vestir de blanco a la protagonista en sus escenas o esa lluvia que siempre supone una derrota.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Vidas enfermas

El FICXixón echa el telón a su edición 51

Sábado 23 de noviembre de 2013. Festival Internacional de Cine de Gijón

Cartel de la película Miele
Cartel de la película Miele
Se acabó el FICXixón un año más. Lo hizo sin mucho ruido y con las salas llenas de gente que quiere ver cine.

Cine Europeo en Ruta. Miele. Valeria Golino

La actriz Valeria Golino se ha pasado al otro lado de la cámara. Con su película, Miele, tengo sensaciones enfrentadas. Me encanta su fotografía de playa y rostros en primerísimos planos. Me parece que Jasmine Trinca, la actriz protagonista y casi omnipresente en todos los planos, hace un trabajo excelente además de traerme constantemente a la cabeza a una Isabella Rosselini joven y modernizada al estilo de nuestros nuevos tiempos. Me gusta el valor de tratar un tema como la eutanasia sin tapujos, al menos en su nivel básico. Me seducen los diálogos que se salen de los tópicos. Pero no termina de convencer el recorrido que sigue la película.

Ayudar a morir debe ser una tarea agotadora, que exige un esfuerzo mental enorme para no desplomarse. Dudas, desequilibrios… se necesita un carácter especial para mantener las convicciones. Ver morir siempre desgasta; la vida se resiente, la realidad se desenfoca y todo lo demás, si es que queda algo, deja de importar. No es extraño que la protagonista convierta su vida en una mentira y que cuando pierde las fuerzas sea incapaz de mantenerla y estalle. Esa es quizá la parte más frágil de Miele, la prescindible.

El derecho a una muerte digna crea debate sobre si es posible ejercer la decisión de morir cuando la vida no puede considerarse como tal. Es un problema de límites, de preguntarnos cuándo deja de merecer la pena. Sin embargo la pregunta que se hace la película es más demoledora y simple: ¿debería haber límites? No hay respuestas rotundas. No entiendo la condena moral a la eutanasia. No comprendo por qué es obligatorio defender la vida cuando ésta no se sostiene. No me explico por qué se penaliza a quienes ayudan a dejar de vivir una vida indigna, ni la hipocresía social que les obliga a bordear la legalidad para hacerlo. A veces al plantear las cuestiones se muestra el punto de vista y la opinión se deduce según la pregunta hecha.

Gala de Clausura

Largometrajes
Instantáneas de la Gala de Clausura:
(1) Roko, (2) Patrice Leconte y Claudia Sainte-Luce, (3) Foto de familia del FICXixón, (4) Ewa Puszczynska, (5) Inés Paz
La gala de clausura nada tiene que ver con la de inauguración, como si al Festival le pesaran los días y las noches sin dormir. A pantalla completa se repasan las imágenes seleccionadas para recordar esta edición, mientras la banda del Festival de Cine pone la música desde atrás. Cuando se levanta el telón, el escenario está triste, un poco desangelado. Presenta de nuevo Inés Paz, pero esta vez su guion se limita a dar paso a unos y a otras y no se ha colado ni el menor chiste. El ingenio lo ponen SAM o Leconte y poco más.

Escuchar agradecer un premio, más aún si se hace a través de un vídeo, se hace plomizo y el resultado es una gala sosa y descafeinada. Pocos minutos se salvan: Los dos números musicales de Roko como gran apuesta de la noche, la equivocación del distribuidor de Blue Ruin que confundió el nombre del director, Jeremy Saulnier, con el del actor Jeremy Irons y la emoción con la que recogió Claudia Sainte-Luce el premio especial del jurado a su película Los insólitos peces gato.

Gran Angular Ficción. Alabama Monroe. Félix Van Groeningen

Cartel de la película Alabama Monroe
Cartel de la película Alabama Monroe
Félix Van Groeningen ha hecho una gran película que hace unos días se llevó el premio del público en el Festival de Sevilla, es también la enviada por Bélgica a competir por el Oscar a mejor película de habla no inglesa y la que más nominaciones presenta a los premios del Cine Europeo. Lo primero que llama la atención de Alabama Monroe es la forma de contarla, saltando en el tiempo de un lado hacia el otro por los últimos siete años. Lo que parecía caótico se va transformando en una estructura pensada para darnos tiempos para asimilar los golpes. Lo cierto es que cuando contamos algo no siempre somos conscientes de que no seguimos la línea temporal. ¡Cosas del cerebro y de esa forma que tiene de relacionar y asociar los recuerdos! Cuando recordamos nos influyen los sentimientos, de un tema alegre pasamos a otro también alegre porque los almacenamos unidos. Así se estructura nuestra cabeza y también la película. Ese ritmo nos va abriendo los ojos. De la incertidumbre del presente se va atrás, primero a los mejores recuerdos, después a los más dolorosos, para terminar en los que somos incapaces de soportar, y mientras el presente también avanza.

Suena mucho country, la música más triste del mundo, que nos va formando el ánimo y conduciendo por los caminos de la película. Hay leyes de la vida que cuando se rompen nos destruyen. Alabama Monroe va de una de estas situaciones. Pero sobre todo habla de cuando desengañados dejamos de creer, ya sea en la religión o en los Estados Unidos como el mejor país del mundo. Las creencias no se sostienen con la razón y tampoco nos ayudan a hacer más tolerable el sufrimiento. Hay en la película un sensacional alegato contra la religión que habla de esto.

Los protagonistas a veces gritan, algo que, con la intensidad que se hace en esta película, se había perdido en el cine. No estamos acostumbrados, pero aquí resulta una técnica efectiva que provoca al espectador.

La sensación al final es la de que nada sobra, que cada pedazo está sabiamente puesto para enlazar con otro. Alabama Monroe me parece una película redonda, llena de emoción y muy lejos del sentimentalismo.

Pawlikowski gana

Palmarés de la 51 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón

Sábado 23 de noviembre de 2013. Festival Internacional de Cine de Gijón

Largometrajes de la Sección Oficial premiados en la 51 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón
Largometrajes de la Sección Oficial premiados en la 51 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón

SECCION OFICIAL DE LARGOMETRAJES:

El Jurado Internacional de la Sección Oficial de largometrajes de la 51 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón, integrado por Patrice Leconte, Aida Folch, Iván Trujillo, Pablo Giorgelli y Ray Loriga ha concedido los siguientes premios a los largometrajes participantes:

Premio Principado de Asturias al mejor largometraje: Ida de Pawel Pawlikowski (Polonia)

Premio al mejor director: Jeremy Saulnier por Blue Ruin (Estados Unidos)

Premio al mejor actor: Alexandre Landry por Gabrielle (Canadá)

Premio a la mejor actriz: Agata Kulesza por Ida (Polonia)

Premio al mejor guión: Pawel Pawlikowski y Rebecca Lenkiewicz por Ida (Polonia)

Premio Gil Parrondo a la mejor dirección artística: Atarzyna Sobanska y Marcel Slanwinski por Ida (Polonia)

Premio Especial del jurado: Los insólitos peces gato de Claudia Sainte-Luce (México)

ANIMAFICX:

El Jurado Internacional de la Sección ANIMAFICX de la 51 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón, integrado por Jordi Grangel, Manuel Sicilia y Sam ha concedido los siguientes premios a los largometrajes participantes:

Premio ANIMAFICX (Ex aequo): The Fake de Yeon Sangho (Corea del Sur) y Cheatin’ de Bill Plympton (Estados Unidos)

Mención especial: Patema Inverted de Yasuhiro Yoshiura (Japón)

SECCION OFICIAL DE CORTOMETRAJES:

El Jurado Internacional de la Sección Oficial de cortometrajes de la 51 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón, integrado por Blanca Romero, Emiliano Allende e Iván Massagué ha concedido los siguientes premios a los trabajos participantes:

Premio Principado de Asturias al mejor cortometraje (Ex aequo): Parvaneh de Talkhon Hamzavi (Suiza) y Cargo Cult de Bastien Dubois (Francia)

Premio al mejor director: Kira Richards Hansen por Fucking Tøs (Dinamarca)

Premio al mejor actor: Cosimo Cinieri por La Prima Legge di Newton de Piero Messina (Italia)

Premio a la mejor actriz: Paola Lattus por Asunción de Camila Luna Toledo (Chile)

Premio al mejor guión: André Marqués por Luminita de André Marqués (Portugal y Rumanía)

Premio a la mejor dirección artística: Laura Boni por La Prima Legge di Newton de Piero Messina (Italia)

Premio Especial del jurado: Luminita de André Marqués (Portugal y Rumanía)

RESTO DE PREMIOS:

Premio del público al mejor largometraje de la Fundación Foro Jovellanos del Principado de Asturias: Little One de Darrell James Roodt (Sudáfrica)

Premio FIPRESCI de la Prensa Internacional: Henri de Yolande Moreau (Francia y Bélgica)

Premio al mejor cortometraje Día D'Asturies: Fracciones y Proporcionalidad de Tito Montero (España)

Premio CajAstur del jurado joven al mejor largometraje: Ida de Pawel Pawlikowski (Polonia)

Premio del jurado joven al mejor cortometraje: La Prima Legge di Newton de Piero Messina (Italia)

Premio ValetudoDVD: Estocolmo de Álvaro Martín (España)

Premio Impacta: Madres de Kiko Prada y Javi Prada (España)

Premio Universo Vídeo FICXLab - Gijón Creativo: Guillermo G. Peydró

Premio Proyecto Corto Canal+ - Pecera Estudio: Not The End de César Esteban Alenda y José Esteban Alenda

Premio del público infantil de la sección Efants Terribles al mejor largometraje para menores de 12 años: The Little Ghost de Alain Gsponer (Alemania)

Premio del público infantil de la sección Efants Terribles al mejor largometraje para mayores de 12 años: La Cité Rose de Julien Abraham (Francia)

Premio del público a la sección Rellumes: En Solitaire de Christophe Offenstein (Francia, España y Bélgica)

Premio Coca Cola al mejor largometraje asturiano a la sección Gran Angular: Frankenstein de Anto Rodríguez (España)

viernes, 22 de noviembre de 2013

Lugares donde la vida vale menos que el tabaco

Little One cierra la Sección Oficial a competición del FICXixón.

Viernes 22 de noviembre de 2013. Festival Internacional de Cine de Gijón

Cartel de la película Little One
Cartel de la película Little One
El FICXixón de este año está empeñado en que veamos como la violencia se extiende. Nos faltaba tener la visión de este tema desde África y esta mañana el Festival ha satisfecho esta laguna con las dos películas de la Sección Oficial. Tanto en Little One como en Gigris, la violencia está latente.

El día también lo han aprovechado los políticos de la Oficina del Parlamento Europeo para venir a hablar de cine. Ellos se encargan de los premios LUX. Lo que no sé es hasta qué punto apoyan el cine o solo vienen a aprovechar un espacio para soltar su discurso institucional. Me ofendió que mostraran poco respeto por la película que proyectaban y comenzaran el debate mientras aún se pasaban los títulos de crédito. Me fui porque creo que quien dice defender el cine no puede ser irrespetuoso con las personas que lo hacen. Y con quien se muestra desconsiderado no debemos malgastar ni un minuto de nuestro tiempo escuchándole.

Sección Oficial. Little One. Darrell James Roodt

Las cifras son demoledoras: en Sudáfrica se producen al día 150 violaciones y la mayoría de ellas son a niños y niñas menores de 10 años. Como dice Pauline, la protagonista de Little One: «Aquí la vida vale menos que el tabaco». Y sin embargo no se hunden, tiran para delante. Esa es la realidad que Darrell James Roodt nos muestra en su película. La situación es terrible, pero aún así los personajes no se desmoronan, buscan reponerse y encontrar su felicidad. «Mañana será mejor» es una frase optimista que se dicen porque les da esperanza saber que algún día sentirán que todo es más fácil, una esperanza en la que creen de verdad y que ponen en práctica cada día. Todo se arreglará. Ese mensaje voluntarista es el eje que articula Little One. El mensaje funciona porque encontramos que la mayoría de los personajes son buena gente que se preocupa por los demás. No, no es inocencia, es un espíritu humanitario que desarrolla muy poca gente en nuestros días, pero que resulta tremendamente contagioso cuando lo vemos. Ayudar a los demás produce alegría y cura todas las heridas. Las del alma también.

Reconozco que la película peca de cursi y que la música, unas veces la de piano y otra el rasgar de guitarra española, juega en su contra. Veo sus trampas cuando la miro, y sin embargo me emocionó. No sé si será la forma de ser de Pauline, la mirada de la niña, la bondad del marido, la admiración de la enfermera o el deseo de resolver el caso del agente Morena. Nada de eso, una vez visto, me permite permanecer indiferente. Me gusta ese mensaje de hacer lo correcto, aunque nos quedamos solos, aunque nos exija un gran esfuerzo. Es nuestro deber.

Son sus personajes quienes sostienen Little One y lo hacen muy bien con una rotundidad dulce que enamora.

Sección Oficial. Gigris. Mahamat-Saleh Haroun

Cartel de la película Gigris
Cartel de la película Gigris
Hay un género que yo llamo de «supervivencia ejemplarizante por sueños truncados». Normalmente estas películas transcurren en alguna ciudad europea dentro de un barrio con mucha inmigración y problemas de integración. Siempre hay un par de muchachos inteligentes que podrían haber sido buenos, pero las circunstancias no les han dado otra posibilidad que las que ofrece la marginación. Se equivocan y lo pagan, porque es ley de vida. En esas películas de las que hablo los protagonistas se conforman con sobrevivir. No hay nada más en su mundo. Ni siquiera un deseo de superación. La dureza de conseguir despertarse un día más lo marca todo. Gigris está rodada en el Chad, pero en realidad es una película de este tipo del que hablaba. Una historia que sabemos desde el principio que no puede acabar bien sin defraudarnos.

El protagonista es un discapacitado, con una pierna inútil, que quiere ser bailarín. Es la atracción de las discotecas donde pasa la gorra después de cada baile. Así va tirando, pero de pronto necesita dinero para cuidar al marido de su madre cuando cae enfermo porque siente que es su obligación. Se equivoca traficando con gasolina, y de su error vienen sus desgracias. Salir adelante es complicado, sobre todo por la hostilidad de un entorno que desprecia a quienes no han triunfado.

Gigris tiene muchos condicionantes sociales para construir una película con peso, pero pierde fuelle desde el principio. Elige suavizar la distancia entre los que abusan y los que son utilizados y prefiere volcarse en la fábula del deforme y la bella para contar la historia de amor de una pareja desigual. Una historia que ya hemos visto demasiadas veces.

Hay hacia el final una secuencia que imparte un poco de justicia. Pero no lo hace sobre el culpable, sino que a quien castiga es al trabajador que ejecuta las órdenes que dicta el culpable. La ejecución de la condena es violencia tribal aplicada con contundencia. Pero a Mahamat-Saleh Haroun le da una cierta vergüenza y decide borrar las pruebas quemándolas, como si la tribu no hubiese obrado de acuerdo a sus normas y sintiera que ha actuado de forma inmoral. No es más que la conciencia de una visión occidentalizada.

Límites. El triste olor de la carne. Cristóbal Arteaga

Cristóbal Arteaga durante el encuentro con el público
Cristóbal Arteaga durante el encuentro con el público
A veces uno se equivoca eligiendo las películas, pensando que va a encontrar una historia diferente a la que realmente termina viendo. Pero las películas son de sus directores, ellos se encargan de explotar el punto de vista, de decidir qué contarnos y cómo narrarlo. Cristóbal Arteaga en el El triste olor de la carne ha hecho su película. A mí me parece que va de la cobardía de un hombre, pero dicen que es el largometraje de un desahucio. Seguramente sea así y yo esté equivocado. El problema es que el espectador no se va a encontrar análisis alguno (no hay causas, no hay efectos, no hay solidaridad…); como mucho escuchará a Rajoy hablar «sesudamente» por la radio explicando las medidas que tomará su gobierno. Al director no le importa el pasado y no gasta tiempo en explicar por qué se ha llegado a esta situación.

Se sitúa en el presente, en la angustia y en la desesperación. Su protagonista emprende una carrera tan desesperada como vacía. Es imposible ponerse del lado de este tipo cuando le escuchamos tratar a la gente y mentir sin escrúpulos. Y sin empatía no hay película. Supongo que se trata de ponerse en la cabeza del protagonista, de hilar los pensamientos que no se nos cuenta.

Está rodada con un solo plano secuencia, jugando a hacer malabarismos para que se note que no hay corte. Pero centrarse en el modo y no en el fondo va contra la película. También podría parecer que quiere ser realista y natural, pero se nota su construcción: los diálogos en la relojería, el monólogo del cobrador del frac… No es un documental, es pura ficción.

Tampoco hay profundidad y es una lástima porque el de los desahucios es un tema que se merece otro tratamiento más veraz y menos construido. No basta con que el asunto se coloque al fondo, hay que traerlo al frente y hacer que el espectador lo sienta, porque el problema ya es de toda la ciudadanía.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Entre la mirada femenina, la muerte y producir un cine barato

Los insólitos peces gato candidata a dar la sorpresa.

Jueves 21 de noviembre de 2013. Festival Internacional de Cine de Gijón

Claudia Sainte-Luce durante la rueda de prensa
Claudia Sainte-Luce durante la rueda de prensa
Hoy llueve a cántaros. No sé si es un preámbulo suficiente antes de contar la jornada del jueves en el FICXixón, pero no quiero extenderme más que el día va a ser largo.

Sección Oficial. Los insólitos peces gato. Claudia Sainte-Luce

Los insólitos peces gato, de la mexicana Claudia Sainte-Luce, es una película personal, con la que se puede conectar o no, pero que sabe a cine desde el primer minuto. Quizá sea ésta la película que más se adentra en los sentimientos de las que compite este año en el festival. Describirla es intentar contar un volcán de sensaciones, como un dolor profundo que se quiebra con un gesto de ternura. Hay quien dice que es la sorpresa de esta edición. Está escrita y dirigida con el corazón en la mano, a través de una mirada limpia que coloca al espectador con toda su sensibilidad a flor de piel. Los insólitos peces gato es ante todo emotiva. Impregnada de melancolía y tristeza, nos habla desde un estado de ánimo al que se aferra. Lo que encontramos es a una muchacha que escapa de la soledad por la admiración que le despierta la mujer de la cama de al lado del hospital. Se trata de una mujer enferma y desahuciada, a la que no le queda demasiado tiempo, pero que se aferra a la vida. Y con ella su familia que ha establecido una relación envidiable.

La rueda de prensa la comienza Claudia Sainte-Luce pidiendo a los periodistas que no se espanten si llora. Dice la directora que el tiempo ha pasado tan rápido desde que acabó la película que no le ha dado tiempo aún a volver a «habitarse». Hacerla le ha costado un largo aliento del que aún se está recuperando. Es su primer film y está basado en una historia personal, aunque tiene partes de ficción para que funcione. Cuando conoció a Marta y su familia descubrió que hay gente a la que no conoces pero con la que puedes llegar a compartir fuertes vínculos afectivos. Marta tenía VIH y estaba desahuciada. Claudia se fue convirtiendo en un apoyo en este proceso, sirviendo como una ayuda que permitían a Marta y su familia soltarse y, en cierta manera, pasar un duelo frente a la frustración que produce vivir con la muerte a diario.

En México, cuando tienes VIH y estás sin seguro médico, tienes que elegir entre comer o pagar el tratamiento. Es caro y difícil conseguir los retrovirales. Debes ir a urgencias para que te deriven a infectología, un departamento con muy pocas camas. Si no quedan camas vacías hay que esperar a que alguno se muera o mejore. Es algo muy duro, por eso la película tiene un tono melodramático, hablando de algo fuerte y tomándolo un poco a la ligera. Como por sí misma la enfermedad trae pegada el sufrimiento, la directora se exigió encontrar el modo amable para contar la historia. Todos sabemos que nos vamos a morir, por eso la muerte es un tema universal. Hay que mirarla primero a los ojos para poder ver bien la vida, quedarte y exprimirla. Hablar de la muerte ayuda a tener herramientas para vivir y disfrutar de cada momento con los que te hacen felices.

A la directora, tras cada pase, le gusta quedarse a la salida del público del cine para mirarles y ver en su mirada si le película les cambió alguna cosa.

Sección Oficial. Enough Said. Nicole Holofcener

Cartel de la película Enough Said
Cartel de la película Enough Said
James Gandolfini murió hace unos meses. Es un bonito detalle que en el FICXixón haya decidido rendirle tributo eligiendo Enough Said, donde el actor realiza uno de sus últimos papeles, para competir en la Sección Oficial. Quizá no sea una película típica de festival, eso hace más simbólico el gesto.

Enamorarse es un acto cotidiano, hecho de pequeños detalles que se comparten. ¿Qué encontramos en el otro para que nos atraiga? Eso siempre es diferente para cada persona. Bajo esas premisas Nicole Holofcener nos plantea una comedia romántica con personajes maduros, mujeres y hombres que van camino de los cuarenta y tantos, y desde una sensibilidad bastante femenina. Enough Said es una película de personas corrientes en la que se habla, se escucha y se observa. Habla de relaciones que se envenenan por mirar a las personas desde otros ojos. Una ex siempre te encontrará los defectos, aquellas manías que poco a poco fueron desgastando la relación porque de simpáticas un día se convirtieron en odiosas e intolerables. A la pareja hay que descubrirla y valorarla uno mismo, sin interferencias ni puntos de vista llenos de prejuicios que distorsionen la relación. Dejarnos guiar por lo que a los anteriores les salió mal solo conduce al desastre.

El diálogo calmado, entre socarrón e irónico, es el sello de esta película donde también hay subtramas desde las que abordar qué hacer cuando las hijas abandonan «el nido» o cómo, si queremos estar seguros de que los demás nos entiendan, es mejor decir las cosas directamente y no envolverlas en indirectas.

Hay quien a este tipo de cine lo llama independiente. No termino de entender esa etiqueta al hablar de una película de la industria cinematográfica californiana que distribuye la Fox. No seamos simplistas, puede que sea una película de bajo presupuesto, que no tenga efectos especiales… pero de eso a llamarla independiente hay un mundo.

Gran Angular Ficción. A Touch of Sin. Jia Zangke

Cartel de la película A Touch of Sin
Cartel de la película A Touch of Sin
A Touch of Sin (Un toque de violencia) es una gran película china muy larga que cuenta cuatro historias, todas ellas con una fuerte explosión de la violencia en sus personajes. En realidad, lo que vemos son cuatro tipos de violencia. La primera tiene que ver con lo colectivo y la pérdida de justicia social. Robar al pueblo y salir impune y con cierta prepotencia lo único que sirve es para denostar a la sociedad. Es una realidad que nos debería exigir que nos enfrentemos a los ladrones corruptos para desmantelar su sistema y recuperar lo que es de todos. La impotencia de una justicia negada por sistema no deja muchas salidas. Esta primera es la que más me interesa. Hay una segunda violencia que va asociada a una delincuencia sangrienta que utiliza las armas como herramienta de trabajo. Delinquir se vuelve una forma sencilla para ganarse la vida. El precio de morir o vivir lo marca lo que pese un bolso o la resistencia que se oponga. La tercera de las violencias tiene que ver con lo instintivo, con la defensa ante el acoso, con la humillación, con decir basta. La última de ellas es una violencia nihilista de una juventud precaria que ha perdido toda esperanza y que no encuentra un lazo de unión con el hecho de vivir.

Jia Zangke nos dice que matar es fácil, y que en muchas ocasiones podemos llegar a sentir empatía con el asesino. Matar está al alcance de cualquiera y por tanto somos asesinos en potencia, nos falta que la vida nos lleve a toparnos con las circunstancias precisas para acabar con la vida de otro. Lo cierto es que nos lo cuenta con una fotografía magistral, apuntalando un retrato de la sociedad de su país y enlazando su película con la tradición cultural. En A Touch of Sin los personajes de las cuatro historias se cruzan sin llegar a relacionarse, como por casualidad. Esos pequeños detalles que nos llevan de una historia a otra permiten que la estructura sea robusta.

La violencia nos obsesiona. Se ha instalado en nuestras sociedades y en todas las partes del planeta para quedarse. En cada lugar con sus matices, sus colores y sus causas. Este festival serviría para hacer una tesis sobre el tema con películas como Les Apaches y La Bataille de Solférino en Francia o Blue Ruin en los EE.UU.

Gran Angular Documental. Baratometrajes 2.0. El futuro del cine hecho en España. Daniel San Román y Hugo Serra

Daniel San Román y Hugo Serra en el encuentro con el público
Daniel San Román y Hugo Serra en el encuentro con el público
Baratometrajes 2.0 es un documental, y también un proyecto, para dar visibilidad a un cine que se hace en nuestro país con muy pocos medios. Sacar adelante una película de este tipo requiere mucha pasión. No hay otro punto en común para estos largometrajes que ese deseo de llevarlos a cabo por parte de sus autores y hacerlo a pesar de todas las dificultades que encuentran en el camino. Ninguno concebiría un mundo donde no hubiese películas.

Dicen que la tecnología ha democratizado el cine. Es fácil conseguir un equipo con el que rodar una película por poco dinero. En casos extremos hasta con un móvil puede ser suficiente. «Tienes una idea, hazla», no te quedes esperando, solo necesitas algo de financiación y amigos.

El documental recorre el ciclo completo de las películas dando explicaciones claras de la situación actual de nuestro cine: los problemas para financiar una película, el crowndfunding, la ley del cine y la distribución. Son los directores de este cine low cost los que van dando sus opiniones y hablando en primera persona de sus experiencias. No les une temática, ni forma expresiva, pero todos sienten la necesidad de contar historias. Todos persiguen buscar calidad con presupuestos muy cortos. La realidad es que se seguirá haciendo cine aunque no deje beneficios.

Baratometrajes 2.0 destaca por su sinceridad, la sencillez y un amor tremendo por el cine.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Sociedad, familia y violencia

Vicente Aranda señala en el FICXixón que el cine se está volviendo voluntarista.

Miércoles 20 de noviembre de 2013. Festival Internacional de Cine de Gijón

Vicente Aranda durante la Rueda de Prensa
Vicente Aranda durante la Rueda de Prensa
Paso tanto tiempo en los Cines Centro que ya me conozco dónde están las rejillas del aire acondicionado, cuántos segundos se tardan en encender las luces desde que se aprieta el botón o qué butacas están un tanto hundidas para evitarlas. Incluso podría predecir cuales son los últimos asientos que se van a ocupar. No soy el único que ha adquirido estos conocimientos, nos ocurre a bastantes. En este FICXixón no es difícil poder ver cinco películas en un día, los horarios de la programación así lo facilitan; quizá para conseguirlo haya que salir alguna vez deprisa de algún encuentro que se alarga un poquito más, pero las sedes principales se encuentra muy cerca las unas de otras para que no haya que correr.

Vicente Aranda, premio honorífico de la 51 Edición

Hoy me he acordado de Vicente Aranda que hace unos días recibió el premio honorífico de la 51 Edición del FICXixón. La situación del cine nos preocupa y es tema de cualquier tertulia en estos días. Aranda confesaba que ahora sería imposible hacer películas como las que él hizo. La razón son los presupuestos. No hay dinero cuando quieres hacer una película. Así que los equipos han adelgazado, se han hecho pequeños, mínimos. Explica que en su momento, el cine depuró al teatro; al robarle los espectadores el teatro se hizo más inteligente. Al cine le está pasando lo mismo con la televisión. Berlanga decía que era sencillo hacer una buena ley del cine en España, bastaba con una secretaria que hablase francés, para copiar la ley del país vecino.

Cuando no hay subvenciones, el cine se vuelve voluntarista y Aranda afirma que ya no tiene tantas energías para abordar una nueva película. Así que los cinco o seis guiones que aún tiene guardados ya no se harán. Uno es caro, dice, otro necesita muchos actores… y así los va repasando con nostalgia. A lo que no renuncia es a la pasión.

Sección Oficial. Blue Ruin. Jeremy Saulnier

Cartel de la película Blue Ruin
Cartel de la película Blue Ruin
A la venganza los norteamericanos la llaman justicia. A menudo en sus películas vemos a un hombre, o una mujer, que tiene que resolver un problema de seguridad personal porque su vida corre peligro. No se cuestionan la legitimidad, sino que alguna absurda enmienda de su constitución les da amparo moral para hacer lo que hagan. Sacrosantos derechos los suyos. Se suelen defender solos, no necesitan a la policía que eso es cosa de gallinas, les basta una escopeta. El cine nos refleja como sociedad y como personas. La imagen que nos devuelven de nosotros debería hacernos recapacitar. La cultura norteamericana que vemos en el cine representa una sociedad horrible donde las familias están cargadas de traumas y muertes. Por si fuera poco la violencia se convierte en la solución natural al alcance de la mano. Los espectadores descubrimos que ya nos espanta esa violencia atroz porque hemos empezado a convivir con ella. Blue Ruin no es una excepción en ese sentido, aunque parta de un hombre que vive en un coche y utiliza los baños de las casas cuando sus dueños no están para poder darse un baño. A ese hombre se le quebró la vida un día. Lo hizo la violencia empleada como solución a una rencilla. Asesinaron a sus padres. En la película asistimos a una escalada de violencia, donde ésta se muestra de forma explícita y directa, aunque un tanto caricaturizada.

Hay muchas maneras de justificar la venganza, la principal, la que más se usa, se llama autodefensa. Cuando se inicia el camino de la venganza no hay final, siempre habrá otro que se revuelva contra ti, que piense que él también tiene derecho a su venganza y que tú le diste suficientes motivos. Se vuelve a empezar, una generación tras otra. Así la situación se va convirtiendo en más absurda, pero no hay fuerza, ni sentido común, que pueda pararla. Me sorprende ver que no importa esa base ridícula, porque el resultado es tan realista que nos decimos que sin duda podía haber ocurrido.

Si por las historias que trata se reconoce con rapidez la cinematografía estadounidense, también ocurre mirando hacia los aspectos técnicos como la imagen y el ritmo. Con unos pocos planos uno respira en Blue Ruin el ambiente denso de un condado agreste de Virginia.

Me gusta cómo está tratado el asunto de la soledad, el silencio y el desequilibrio que producen las muertes violentas cercanas. Esa parte humana es la que captura al espectador. Hay en Blue Ruin un enfoque de mostrar que todo hombre va camino de convertirse en psicópata. Me duele saber que esa sociedad decadente es el modelo hacia el que tendemos aquí. En unos años, todo aquello que allí ocurre y nos escandaliza pasará en nuestras casas.

Cine Europeo en Ruta. La Bataille de Solférino. Justine Triet

Cartel de la película La Bataille de Solférino
Cartel de la película La Bataille de Solférino
La Bataille de Solférino, aunque habla de otra cosa, en el fondo sigue un esquema similar al de Blue Ruin. La diferencia es que lo hace desde una perspectiva europea. Aquí somos más civilizados, no sacamos las escopetas a la calle. Pero nuestra sociedad está igual de cargada de violencia, aunque es más difícil matar. Las familias se muestran tan desestructuradas como las norteamericanas. En el fondo, de un lado del atlántico y del otro, nos acosan los mismos problemas, no sé si por condición humana o, como sospecho, heredados del capitalismo.

Decía que la violencia se muestra de otra forma en la vieja Europa: en una bofetada, recurriendo a la una violencia psicológica y acosadora, con banderas nacionales y con uniformes. Encontramos que también los personajes se han desequilibrado, esta vez no por una tragedia sino por el trabajo y el estrés que cada día produce una sociedad básicamente competitiva. El ruido –de la ciudad, de las niñas llorando, de las discusiones que elevan el tono…- atosiga y se convierte de forma premeditada en una molestia que no nos deja pensar. Si en Blue Ruin todo se resolvía con un puñado de balas, ahora toca utilizar métodos más razonables: vencer mediante el convencimiento, después de mucho discutir y poco dialogar.

Las familias que formamos y lo mal que las cuidamos es el tema de La Bataille de Solférino, de la francesa Justine Triet. La custodia compartida de las dos hijas, los horarios de visita fijados por un juez y la posibilidad de que Hollande ganara las elecciones el 6 de mayo de 2012 coinciden en el mismo día. Los dos primeros asuntos tienen que ver con lo personal, el tercero de ellos la utiliza Triet para enfocar la realidad social de su país donde en aquellas elecciones pugnaba una cierta esperanza socialdemócrata frente al deseo conservador de una derecha tan rancia como la nuestra. Pensé que en Francia no pasaba lo mismo que aquí, que era un país más moderno, civilizado y chovinista, con más libertades, y me di cuenta de que formamos parte de la misma Europa, que nos controlan con las mismas estrategias y de la misma forma. La policía reprime. No es lo único en lo que nos parecemos, vivimos la misma crisis de valores y también económica. No hay dinero para comprar unas flores y todo se hace violencia. Nos ahogamos porque de nuevo lo individual domina sobre lo colectivo, y lo social se limita a una serie de actos controlados y dirigidos que dan una apariencia democrática.

Rellumes. El Crítico. Hernán Guerschuny

Hernán Guerschuny en el Encuentro con el público
Hernán Guerschuny en el Encuentro con el público
La verdad es que tenía mucha curiosidad por ver El Crítico, quizá por interés profesional y por observar la visión que otros tienen sobre quienes hacemos crítica cinematográfica. Lo primero, salvo los visionados para prensa o la forma de tomar notas en un cuaderno o algún café entre compañeros charlando sobre películas, es que no encontré parecidos con mi realidad. Quizá sea porque realmente el oficio del protagonista no define la película, podía haber sido bombero y la historia se hubiera contado de la misma forma si primero al bombero le hacemos cinéfilo.

El Crítico es una película que vive de contradicciones. Primero se erige en abanderada contra los clichés para terminar cayendo su guion en ellos, eso sí, con ligeras variantes. No deja de ser una comedia sentimental y romántica, como mucho del cine actual argentino, construida reformando los tópicos, esos mismos de los que dice huir su protagonista. En eso es igual de dulzona que cualquier otra película del género. Se mantiene fiel a algunos principios como que no es posible ni un final feliz, ni un final pesimista, que debe ser los dos a la vez. La película de Hernán Guerschuny es cine de entretenimiento y cine dentro del cine. Juega con todos los géneros y practica una cinefilia agradable alejada de la petulancia. Te ríes, o al menos sonríes, y eso resulta suficiente. Aunque la película practique el sarcasmo y tenga voz en off en francés, no es cine de autor.

Cuenta Guerschuny que trabajó muchos años haciendo una revista de cine y como crítico cinematográfico, pero añade que lo único autobiográfico es la frase que le dicen después de una ruptura: «se te va a pasar». Su intención era la de crear un personaje, no intentaba hacer una generalización. Hay películas que salen mejor que otras, lo que las hace diferentes es el propósito. Como en la película están hablando todo el tiempo de estereotipos, le preocupaba mucho no caer en ellos, así que le tocaba entrar en los temas por la puerta de atrás y sin tomar partido. Un cliché es que los críticos son cínicos y amargados. Es un estereotipo de los que más se comprueba dice el director. El de crítico cinematográfico es un trabajo raro, todo el tiempo relacionando películas entre sí o con la propia vida. Lo que le resulta extraño a Guerschuny es la sobredosis de películas que vemos y que de todas ellas tengamos algo que decir. En la realidad no se da. Para un crítico ver películas se vuelve un trabajo y con ello se va perdiendo la parte emocional. Nos volvemos fríos y racionales.

El director confiesa que no cree en la frase de que los críticos son cineastas frustrados. Esa división entre cineastas y críticos es falsa. Muchos críticos corren detrás del famoso de turno y muchos cineastas mienten cuando dicen que solo les preocupa su obra y que no le importan las críticas. Ambos son dos caras de la misma moneda, pues todos forman parte del mismo ecosistema.

martes, 19 de noviembre de 2013

Historia y personajes son lo que importa

Se presenta con éxito Blockbuster, la única película española que participa en la Sección Oficial.

Martes 19 de noviembre de 2013. Festival Internacional de Cine de Gijón

Manuel Zarzo, Tirso Calero y Adam Jezierski posan en el photocall
Adam Jezierski, Tirso Calero y Manuel Zarzo posan en el photocall
Cuando el día se acabe, al mirar hacia adelante, el FICXixón de este año habrá dejado ya más imágenes de las que le quedan por generar. Hoy se cruza esa línea imaginaria que se llama ecuador, un punto que sirve para hacer balances y comparativas a la espera de la segunda mitad. En el cielo, aunque volvió el viento con fuerza, ha salido el sol.

Sección Oficial. Blockbuster. Tirso Calero

La vida es en blanco y negro, el cine le pone color. Blockbuster es una película para quienes aman el cine. No resulta obligatorio ser cinéfilo para verla, pero sí tener interés por el cine dentro del propio cine. La película de Tirso Calero se desnuda para hablar con el corazón en la mano de la dignidad de quienes han dedicado toda su vida a la profesión de ser actor. Un joven director cargado de pasión consigue que un actor de los de toda la vida, con 106 películas a su espalda, sea el protagonista de su corto. A cierta edad los teléfonos empiezan a no sonar y el dinero se acaba. Así que las necesidades mutuas son un buen motor para que la sinergia entre los dos personajes fluya y llegue al espectador. Según avanza se va llenando de tristeza sin dejar de poner nunca buena cara, de sonreír de una forma que contagia vitalidad y optimismo. Vivir es trabajar, y además hacerlo con pasión. Blockbuster es una gran película en un frasco muy pequeño.

Cuenta Tirso Calero que la película nació de su amistad con Sancho Gracia y la forma que este tuvo de enfrentarse a la muerte haciendo lo que mejor sabía hacer: actuar. Calero quería contar cómo era la vida de Gracia. Se murió y el director llamó a Manolo Zarzo, como Sancho Gracia le sugirió que hiciera. No le pareció bien hacer del actor fallecido, así que al director le tocó reescribir y al final su personaje resultó ser un compendio y un resumen de todos esos grandes actores que lucharon contra viento y marea, compañeros que han dado mucho trabajando toda su vida y que ahora, en la vejez, se encuentran con que no tienen nada. A todos ellos les tocó hacer un cine de entretenimiento que hoy está muy denostado, pero que entonces llenaba las salas. Calero explica que el color del cine para él es el blanco y negro. Así representa a esos actores que sueñan con un pasado mejor, un tiempo que ya no vendrá. El color en la película se queda para las escenas de ficción que están rodando porque son mentira. En Blockbuster, Fernando Esteso interpreta su primer papel dramático, nunca antes le habían propuesto ninguno. El director reconoce que ha elegido a los actores que eran sus referentes cuando era un niño. Pensaba que si algún día llegaba a ser director de cine trabajaría con ellos. Algo que ha terminado haciendo. Los jóvenes y los mayores en la película forman un grupo de participantes que muestran su amor por el cine. «Es una película de actores» señala Calero, «un canto al cine» que quiere llegar al corazón. Para ello ha mezclado muchos elementos. La dificultad estaba en contar una historia muy triste en tono de comedia, algo que solo se podía hacer con cambios fuertes.

Explica el director que en España se puede hacer cine, pero que exige muchas energías y también suerte. El sistema ha cambiado y ahora solo se pueden llevar a cabo dos tipos de películas. Las del primer grupo serán ocho o nueve al año y tendrán un gran presupuesto porque estarán financiadas por una televisión. El segundo tipo será un cine más pequeño, con un presupuesto mínimo, rodadas en muy poco tiempo, disponiendo de pocos medios y haciéndose de forma artesanal. Las producciones medianas ya han desaparecido. Lo que importa es la historia y los personajes. Tirso Calero reconoce que vive de la televisión, si no fuera así no podría hacer cine. Añade que no tenemos posibilidad de competir con la industria cinematográfica de EE.UU. Lamentablemente el cine español desaparecería sino hubiera festivales.

Manuel Zarzo se siente muy contento de haber hecho este personaje que dignifica su profesión. Dice que no es él y sí un poco de todos sus compañeros. Explica que si no trabaja más es porque no le llaman. Insiste en que lo que quiere es trabajar. Ensayar, rodar… le dan vida. El cine para él equivale a respirar. Esa es su vida, esperar a que le llamen para otro papel. La economía ha dejado fuera a los viejos directores y a los nuevos tampoco les da oportunidades. Hacen faltan ideas y dinero. El cine es cultura, sin embargo ahora la gente no va a las salas, se aborrega en casa delante de la tele. Reconoce que lo pasa mal viendo películas de compañeros que ya han muerto, que le duele. Sabe que habla con un poco de nostalgia.

Adam Jezierski reconoce que admiraba a estos actores, pero que ahora, después de trabajar con ellos, mucho más. Destaca, además de sus largas trayectorias, el compañerismo que le mostraron, el amor y la entrega a un trabajo que sienten de verdad. Participaban en las réplicas como uno más porque consideran que es una parte más de su trabajo y eso les hace dignos de admiración.

Sección Oficial. Les Apaches. Thierry de Peretti

De Les Apaches no sé muy bien que contar, ni siquiera sabría decir con rotundidad si me ha gustado o no. En cierta manera porque es una película molesta, de una violencia contenida que explota de la forma más absurda. Nos habla de una juventud sin futuro que se complica por algo sencillo y lo convierte en un asunto de vida o muerte. Les Apaches es de un pesimismo atroz que nos condena. Aterrador resulta escuchar a un muchacho decirle a otro más débil que no se venga abajo porque seguro que verán cosas peores. Se lo dice para darle ánimos después de un asesinato. Está claro que no tenemos remedio. Hay en la cinta una división clasista del mundo que comparto. La línea que separa a unos de otros está marcada por el dinero, los que se quedan a un lado no van a tener las mismas oportunidades. Quizá eso sea lo que dispara la violencia.

Thierry de Peretti durante la Rueda de Prensa
Thierry de Peretti durante la Rueda de Prensa
Cuenta Thierry de Peretti que rodó en Córcega por ser y haber crecido allí. Desde lo local se pueden contar historias universales, dice. Después añade un segundo motivo para su elección, la de ir contra los estereotipos que lanzan los medios sobre este lugar. Por un lado se muestran las playas idílicas de un paradisiaco destino turístico y por otro se asocia con la mafia. Estos clichés no dejan ver la realidad: la crisis, los problemas étnicos con los que han llegado de fuera… Hay cuatro Córcegas: la de las villas acaudaladas, la de los barrios populares, la de los centros comerciales y la del barrio histórico del centro de la ciudad. Pero las comunidades de estas zonas nunca se encuentran. Hay un suceso real que desencadena Les Apaches: tres jóvenes mataron a otro por un asunto absurdo y le enterraron. Córcega es un lugar peligroso y novelesco.

El director señala que le interesa contar las problemáticas de nuestra época. Hay en la película dos elementos clave. El primero es su aspecto poético de usar lugares y personas reales, pero que tengan rostros nuevos y formas de moverse nuevas. El segundo es un posicionamiento político que habla de la violencia por un lado social y por otro proveniente de la delincuencia. Con Les Apaches se muestra que ambas están unidas y son una sola. Vivimos un proceso de «aculturización» donde se vacía el espacio político de todo lo relacionado con la cultura. Esto resulta preocupante porque el arte puede aportar soluciones. No se fomenta la cultura, sino el ocio puro, la fiesta permanente, el hedonismo como ideal total. En Europa se plantea la felicidad personal, pero no la colectiva. La sociedad de consumo y el capitalismo producen violencia, la economía también.

Sección Oficial. Le Passé. Asghar Farhadi

Cartel de la película Le Passé
Cartel de la película Le Passé
El iraní Asghar Farhadi destacó mundialmente con su anterior película: Nader y Simin, una separación. En esta edición del FICXixón compite con su nueva película: Le Passé. Dos horas y diez minutos de un cine distinto e inquietante. Hablaré de cuatro elementos que me han llamado la atención y que muestran las diferencias.

Me parece sorprendente la maestría con la que elige el momento en el que entra en la trama cada uno de los personajes. Dosificados al extremo, hacen que no se den protagonismos absolutos y trabajan estupendamente en mantener atento al espectador.

En el fondo la historia sigue las reglas del cine policiaco, buscar pistas, tirar de un hilo que nos muestra la punta del siguiente, unir lo encontrado y terminar resolviendo el enigma. En realidad la intriga, las preguntas a resolver, no están de inicio, sino que, como los personajes, van apareciendo espaciadamente. Pero la intriga no es grandilocuente, sino que se trata de desvelar elementos que tienen que ver con las relaciones y las situaciones cotidianas –o no tanto- de pareja.

Me gusta porque se sale de los tópicos. Busca caminos nuevos y no permite dar nada por sentado. El mejor ejemplo es un detalle que pocas veces se ve, a un ex poniéndose de parte del nuevo, de quien le ha sustituido. Decidir entender al otro de forma razonada es una apuesta infinitamente más provechosa.

Para cerrar lo que menos me ha gustado, el elemento que Farhadi debió pulir algo más: el exceso de diálogos. Esto es cine y debería primar el mostrar al decir, pero no ocurre así. Tal vez haya un deseo en la película de embellecerse literariamente que se convierte dentro de su guion en un abuso de la palabra frente a la imagen. Hay diálogos que son interesantes pero que resultan muy cargados y tediosos. Nada que no se pueda perdonar, aunque es cierto que llega a hacer algo aburrida la primera hora.

lunes, 18 de noviembre de 2013

El cine asturiano también tiene cabida en el FICXixón

Tímidos aplausos en la proyección de Gabrielle.

Lunes 18 de noviembre de 2013. Festival Internacional de Cine de Gijón

Cartel de la película Gabrielle
Cartel de la película Gabrielle
Es lunes, ese día de la semana que solemos querer que pase de puntillas. En los festivales también ocurre así. Después del bullicio del fin de semana y del público masivo llega el estado sosegado de la tranquilidad. Son los lunes, los martes y los miércoles los tres días que marcan la línea de flotación y también los de la independencia porque en ellos se proyectan todas las apuestas más arriesgadas de los programadores del festival. Si aciertan el día pasará sin hacer mucho ruido y al año que viene serán aún más intrépidos, envalentonados porque no han roto nada. Si se equivocan el festival marcará en el recuerdo las señales de hasta donde bajó. Son señales que sirven para un «te acuerdas de aquella película tan mala que vimos en aquel festival» y unas risas. Pero no llegará más lejos, pues rara vez las películas de estos días se cuelan en un palmarés. El FICXixón de este año no sigue esta sacrosanta norma y así, sin riesgo, no hay diversión. En el fondo, en todo crítico cinematográfico hay un masoquista, así que se pone muy cuesta arriba no encontrar películas que nos horroricen.

Sección Oficial. Gabrielle. Louise Archambault

De Gabrielle, el largometraje de la canadiense Louise Archambault, se puede decir que es una película de intento de emancipación. Es también un despertar, el del amor de una pareja de discapacitados mentales que quiere vivir su sexualidad. La explosión de hormonas debe cargarse con el peso del razonamiento para conseguir la aprobación de sus obstinadas y sobreprotectoras familias. No habrá paso si no logran convencer a los «adultos» de que, a pesar de su condición psíquica, están capacitados para coger las riendas de su vida sin ayuda de los demás. Es por tanto una historia de independencia personal, de llegar a ese punto en el que se ha crecido lo suficiente como para decir a los padres que les siguen queriendo mucho, pero que ya no les necesitan tanto porque su presencia les pesa ya mucho en la vida. Son esos momentos normales en los que se quiere abrir las puertas a otras personas.

Gabrielle es un camino de demostraciones que se va llenando de desbarajustes. Quizá lo que vemos es que Gabrielle y Martín no saben tomar todas las decisiones. Esa es quizá la lección que encierra la película, que la capacidad poco importa para vivir porque la escala de medir no se debe imponer, sino que se debe dar entre iguales.

La película establece dos polos. Gabrielle quiere demostrar que está capacitada para tomar sus decisiones, pero la realidad es que no puede. Su hermana Sophie puede tomar sus decisiones, pero sin embargo las pospone. Las obligaciones nos permiten relegar aquello que nos exige a un mayor esfuerzo. Las obligaciones a menudo nos sirven para ser convertidas en manidas excusas. El valor y la cobardía se enfrentan desde distintos aspectos en la película.

Gabrielle termina cayendo hacia el lado melodramático y abusa de la música coral a la que se rinde pleitesía y demasiados minutos. Ese sonido abrumador contrasta con los silencios, momentos muy difíciles en una pantalla que pocas veces resultan salvables. Archambault opta en varias ocasiones y durante escasos segundos por la ausencia de sonido, por desconectar.

Gabrielle es una película menor, original a ratos y muy apta para un lunes.

Gran Angular Ficción. Quai d’Orsay. Bertrand Tavernier

Cartel de la película Quai d’Orsay
Cartel de la película Quai d’Orsay
A la política hay que tratarla con humor debe pensar Bertrand Tavernier. Quai d’Orsay es una comedia sobre la ineficacia de quienes ejercen el poder político. Ganar unas elecciones no les capacita para tomar decisiones. El ministro de Asuntos Exteriores está más preocupado de pasar a la historia por sus palabras que de resolver los conflictos. Le obsesiona el lenguaje más que las guerras, así que llama a un nuevo consejero para que prepare cada uno de los discursos. Este consejero está alejado de la política y de la diplomacia, es demasiado moderno para el clasicismo que impera en el ministerio. Los ojos del consejero nos van mostrado toda la fauna, las relaciones, las tiranteces y los juegos del gabinete. A través de ellos vemos la burocracia establecida y rígida. El protagonista de la película, o eso creíamos, es ese joven muchacho contratado. Sin embargo, el joven prometedor va pasando a un segundo plano porque es el propio ministro quien decide ejercer de protagonista.

Tres elementos estructuran la película y se corresponden con los tres personajes fundamentales. El ministro es un ciclón. Él es la cúspide, pero en realidad no trabaja. Es un personaje caricaturizado, y sin embargo tiene un trasfondo real: Dominique de Villepin. Su obligación es la de generar el trabajo y las preocupaciones en los demás, a él le basta con citar a Heráclito. Solo él es capaz de ver lo verdaderamente importante. A los ministerios les suele ir mejor sin ministros. Todo funciona por el segundo de los personajes, el hombre callado, que nunca duerme y que con su diplomacia es quien resuelve los conflictos. Él es el imprescindible, el que sostiene todo el entramado, porque ese es su trabajo y sabe que no está de paso como los demás. Del tercero en disputa ya hemos hablado, el nuevo consejero, que es quien conecta con el espectador y lo va atrayendo hacia la película. La presencia del consejero nos viene a decir que lo moderno tiene su sitio, pero poco a poco vemos cómo el personaje va siendo tragado por el político, que no está ahí para cambiar, sino para que sean los demás los que le cambien a él.

Muchas son las críticas hacia una clase política ridiculizada en la película. Quizá la mayor de ellas es el desgaste por repetición al dar por supuesto que nunca nada está bien hecho a la primera, así que no vamos a perder el tiempo, mejor empezamos otra vez de cero. No hay esfuerzo, no se lee, como mucho se marca lo que hay que leer. Otra de las críticas en las que también abunda es el de las colaboraciones. El ministro no se cansa de pedir a sus amigos que participen en la elaboración de sus discursos. En realidad se trata de mostrar un tamiz y no una síntesis, que estén todas las ideas aunque no digan nada.

Divertida a ratos, sin embargo Quai d’Orsay termina haciéndose larga.

Gran Angular Asturiano. Bernabé. Pablo Casanueva

El actor Fernando Martínez y el director Pablo Casanueva
El actor Fernando Martínez y el director Pablo Casanueva
El cine asturiano y en asturiano tiene un hueco importante este año con su propio espacio. Se proyecta en el teatro de la Laboral, con entrada libre y con coloquio posterior. No conozco otra edición con tantos títulos asturianos como ésta, sin embargo no me quito la sensación de un doble juego: más títulos, pero más apartados, como si formaran parte de una programación paralela. La Laboral, a las afueras de Gijón, solo acoge títulos de dos secciones, ésta (Gran Angular Asturiano) y la de Efants Terribles, otra sección que ha perdido peso tras la llegada en la edición anterior de AnimaFICX. También la lengua asturiana puede parecer en esta edición más presente, y sin embargo dos secciones han castellanizado su nombre: Esbilla y Llendes.

Bernabé es un cine muy inexperto y precario, que se ha hecho con pocos medios. Como la mayoría de las primeras películas trata de abarcar más asuntos de los que debería. La historia está salpicada de clases de folclore, de miradas a oficios y labores que van camino de desaparecer, de etnografía y de costumbrismo. Son escenas que no están integradas con la historia y que cortan el ritmo. Problema es también que salvo el actor principal, Fernando Martínez, la interpretación cojea y le da a toda la cinta un sabor demasiado amateur. Cuestiones que se olvidan en algunas ocasiones y que en otras pesan como losas.

Bernabé es una película bien intencionada, con algunas buenas ideas cinematográficas de un director camino de explotar. Me quedo con el brindis: «Salud y república».

domingo, 17 de noviembre de 2013

El día de las óperas primas en el FICXixón

El nuevo cine latinoamericano tiene voz de mujer.

Domingo 17 de noviembre de 2013. Festival Internacional de Cine de Gijón

Claudia Pinto y Carme Elías durante la Rueda de Prensa
Claudia Pinto y Carme Elías durante la Rueda de Prensa
Hace frío en Gijón. Me doy cuenta que vuelvo a recurrir a la meteorología para abrir otra reseña del FICXixón. Debe ser porque siento la climatología como una parte de esta ciudad, del carácter de sus gentes, de las sensaciones que se producen y de este festival. Cuando hace más frío, a cualquiera le apetece estar en casa, lo más arropado posible y ver una buena película. Las mejores se ven en esos días. Hoy no ha sido una excepción como ha ocurrido con La distancia más larga, aunque eso es siempre opinable. Hay al menos una opinión en la que todo el mundo se muestra de acuerdo en esta edición. Tiene que ver con el anuncio de Coca-Cola que se proyecta antes del pase de las películas de la Sección Oficial. Preguntes a quien preguntes le parece moralmente vergonzoso. Su campaña de marketing Cambia las estadísticas que va en contra del sedentarismo y la obesidad –sobrepeso lo llaman- enfada y mucho a los espectadores en cada pase. No gusta esa actitud de paladín de la salud de quien no es otra cosa que uno de los principales generadores de lo contrario, eso mismo que dice combatir. Molesta su hipocresía, que la marca piense que todo es una opinión de imagen, que la realidad se borra con una simple campaña y que somos tan tontos como para creérnoslo.

Sección oficial. La distancia más larga. Claudia Pinto

La distancia más larga es la ópera prima de Claudia Pinto. Me emocionó verla. Con toda sinceridad creo que es una maravillosa película que por justicia deberá llevarse más de un premio en esta edición. Ahora me toca justificar esta opinión más allá del enganche que he tenido con la cinta. No me quito de la cabeza los ojos de Carme Elías en la escena final, con esa inquietante mirada de felicidad. Es directa y penetrante, como el temblor que se siente cuando se gana después de un duro camino defendiendo la razón frente a los demás. Con La distancia más larga se sufre y se sonríe a la vez, porque es un punto de encuentro con los sentimientos y la vida.

Me gusta porque respeta la opinión de los personajes sin traicionarlos. Habla de dolorosas decisiones sostenidas por la razón a pesar de que el corazón pida lo contrario. Esa tolerancia de admitir la decisión de otro aunque no se comparta salta la pantalla y se contagia, nos hace mejores, más personas. Me gusta también porque muestra el proceso de entender las situaciones más complicadas, las que no se explican con palabras porque cuando las vamos a verbalizar siempre forman un nudo en el estómago. Me gusta, finalmente, porque pregunta qué es el valor y nos responde diciendo «sostener lo correcto».

Es hermoso el paisaje de la gran sabana venezolana y esa senda que lleva como destino a la cima del Roraima convertida en una metáfora de los mejores momentos que disfrutamos, de tenacidad, de superación y de viaje interior. Cuando se debe elegir entre cómodas carreteras rectas y asfaltadas frente a senderos polvorientos, tomar el camino difícil se aplaude.

Claudia Pinto abre la rueda de prensa explicando el modelo de financiación del cine venezolano. Es la ley del 5%, ya que se dedica este porcentaje de las entradas de cine, de los beneficios de televisión y de lo que se recauda como precio de emisión de los anuncios comerciales para dotar el fondo cinematográfico que permite hacer películas. Pinto se atreve a decir que este modelo ha influido en que tengan en este momento una cinematografía emergente. De la película cuenta que uno de sus conceptos principales es el de la dualidad: hay en la cinta dos tipos de país –el de la gran ciudad y otro totalmente rural-, dos tipos de muertes y dos viajes vitales. Uno es un viaje exterior, infantil y jovial y otro más interior, más discreto. El trabajo ha consistido en unir esos dos viajes.

La película nace del lugar en el que se desarrolla al que la directora fue en un viaje personal y que le sirvió para ver aquello que le preocupaba de una forma más clara. Esa geografía es por tanto un punto de partida, pero también un personaje más con el que contar el interior de Martina y de Lucas. El de Martina es un personaje muy complicado, centrado en el interior y que presenta muchas escalas. Reconoce que ella durante el rodaje se pasaba el tiempo llorando. La película se hizo con pocos recursos y para resolver esa escasez salió la magia del cine que surge cuando hay trabajo en equipo. Cada miembro puso su corazón y su alma. Se fueron quitando corazas igual que lo hacía el personaje. El equipo desapareció para que la protagonista fuera la historia.

Carme Elías habla de su trabajo para dar vida al personaje de Martina. Al llegar al sitio encontró lo que necesitaba, pues la precariedad del lugar arropaba a su personaje. Lo demás fue ir aflojando, saber hablar con los silencios y establecer una gran confianza con la directora y el equipo. La dificultad estaba en no caer en el sentimentalismo, sino estar en una raíz más profunda

Sección oficial. Ida. Pawel Pawlikowski

Pawel Pawlikowski durante la Rueda de Prensa
Pawel Pawlikowski durante la Rueda de Prensa
Pawel Pawlikowski es un rebelde del cine, un artista consciente de que la forma de mirar marca la diferencia. Sus planos no siguen lo estándar, lo importante no suele colocarlo casi nunca en el centro, sino que lo desplaza. Puede parecer que da libertad al espectador, que le avisa sobre que la cámara no lo es todo y que está obligado, usando su experiencia, a completar la escena incluyendo aquello que se ha quedado fuera de foco. Pero la fotografía está construida para que quien la vea vaya moviendo los ojos, buscando. Hay en ella una la intención de señalar de qué forma mirarla. Seguir el cine de Pawlikowski requiere esfuerzo en el espectador, al menos realizar el mismo trabajo que esa misma persona debe emplear en entender el mundo que le rodea a diario.

Ida es una película sin artificio, íntima, sencilla. Me doy cuenta de que las palabras que estoy empleando dan una opinión positiva de la cinta. Sin embargo la sensación que tengo después de verla y de pensar en ella es la de una película que no me gusta. Me parece superflua e innecesaria, pero sobre todo fría. Es como si se quedase en un espacio distante que no me afecta, como que nada me importara lo que le pasa a sus personajes. Habla de identidad, de raíces y de creencias, pero lo cierto es que lo hace sin involucrarse y apenas sin expresividad, dejándolo todo en una desnuda idea conceptual demasiado pura. Las cuestiones que plantea no las desarrolla para que lleguen a inquietarme y no creo que el film sirva para crear conciencias.

No comparto el concepto cinematográfico de las últimas películas de Pawel Pawlikowski, pero me gusta escucharle explicarse. Le da vueltas a lo que cuenta buscando encontrar una comunicación perfecta, donde el oyente pueda entender completo el punto de vista del director, con su mensaje íntegro. Alarga sus explicaciones, las matiza, y está atento a todo. No necesita demasiado al traductor porque entiende el castellano, pero prefiere responder en inglés. Repasando las fotografías que he tomado de él veo que son casi las mismas que le hice aquí mismo hace dos años, cuando su película The Woman in the Fifth clausuró el Festival. Apenas encuentro matices diferentes, en ambas ocasiones lleva ropa negra, usa las mismas gafas, posa con los mismos gestos e incluso el corte de pelo sigue siendo igual.

Pawlikowski, en rueda de prensa, habla de que con Ida aborda la realidad. Podría parecer una referencia al cine polaco clásico, pero él responde que esas películas tienen una relación dramática y retórica con la historia, mientras que él ha elegido ser más contenido y formal, apartándose de ese lenguaje cinematográfico explicado con movimientos de cámara, lleno de imaginería y demasiado barroco. Es una película de personajes; las dos protagonistas son muy distintas, en físico y en carácter, pero también por sus peculiaridades. Ida no representa un modelo psicológico y sociológico. Es una novicia que tiene una fe fuerte, orgánica, que no está restringida a la concepción de la creencia católica. Su idea de religión no se limita al concepto tradicional de dios. Wanda está al otro extremo. En lo que ella tiene fe es en el marxismo, pero esa fe se está rompiendo. Es una mujer que necesita desplegar sus deseos mundanos: beber, bailar… Ambas son tendencias opuestas tirando en direcciones contrarias. La concepción que tiene Ida del mundo es muy limitada, su identidad viene fijada por el entorno y sus rituales. Al descubrir sus orígenes judíos y el hecho de que fuesen católicos quienes mataron a sus padres establece una lucha entra la sangre y las creencias. A través de Wanda descubre la necesidad de tener otra persona al lado y se da cuenta que tiene que vivir nuevas experiencias que le permitan descubrir lo que hay en el mundo antes de renunciar a él cuando selle sus votos. Esa es la prueba a su fe. El director añade que también es una historia de amor extraña.

Pawlikowski ha luchado contra simplificaciones y atajos con Ida. Ha elegido hacerla en blanco y negro porque los recuerdos de esa época que él tiene también lo son. Su intención era hacer la película de la forma más sencilla. Por eso ha reducido estímulos, ha decido que no haya color, ni ruido, ni demasiada interpretación, ni muchos movimientos de cámara. Solo quería contar el mundo, así que se concentró en la forma más clásica y academicista, mostrando algunas cosas y no dándolo todo, para que la imaginación complete el resto. El director prefiere los elementos sugeridos.

Vuelve al festival de Gijón, dice que lo hace por continuidad. Valora las relaciones estables y con éste festival ha conectado porque se ha establecido una lealtad que funciona en los dos sentidos. También ha vuelto a Polonia para hacer esta película por la misma continuidad. Con ello cierra un círculo. Abandonó el país de adolescente, ha vivido en muchos lugares, pero nunca ha dejado de sentirse polaco. Dice que es un buen país para rodar porque está atravesando una situación problemática. Señala que es peligroso hablar de ciertos temas y eso le gusta. Es un país dividido en el que no existe consenso. Todas estas características son positivas porque el entorno afecta a la hora de crear una obra artística. No ha perseguido crear polémica porque es ruido al margen, algo a lo que la película transciende. Pero al final se ha creado polémica en su país porque Ida se ha instrumentalizado y simplificado como si fuera una pelota con la que jugar un partido de fútbol. Se la ha tachado de antisemita y antipolaca, pero la película no es ninguna de estas dos cosas, son las ideas de otros hablando, se supone, que desde su opinión de la vida.

Sección oficial. Ilo Ilo. Anthony Chen

Cartel de la película Ilo Ilo
Cartel de la película Ilo Ilo
Ilo Ilo es el debut cinematográfico de Anthony Chen. Se trata de una película muy correcta que logra llegar a las raíces escondidas que pudren las relaciones familiares. Los Lim tienen un hijo problemático que son incapaces de dominar. Son una familia acomodada de Singapur con criada nueva que viene de Filipinas. Ese choque cultural es determinante en la película, pues sirve al director para cuestionar el modelo educativo de Singapur basado en la disciplina. Chen nos muestra en su película que ese modelo no es eficaz y solo sirve para crear jóvenes rectos pero insensibles. Lo que falta es el afecto y la película nos descubre que es un factor indispensable.

Que los hijos no conectan con los padres es algo generacional, pero también un signo de nuestras sociedades. El modelo de trabajo, que también cuestiona la película, no deja tiempo y antepone la vida laboral a la crianza de los hijos. Se entregan horas y vida a la empresa y ésta no responde de una forma simétrica, como descubre el padre cuando entra en juego la crisis financiera. Él es una buena persona, un tanto cobarde como bien refleja su estampa en calzoncillos.

Es la presencia de la criada filipina en la casa la que desata las tensiones. Ella, con una mirada diferente y culturalmente distinta, encuentra el camino correcto y consigue que los Lim vayan siendo una verdadera familia. El estilo de vida que retrata la película hace aguas por sus cuatro costados pues supone una ausencia de lo emocional. Esa es la verdadera denuncia de Ilo Ilo.

Rellumes. El verano de los peces voladores. Marcela Said

Gregory Cohen durante el encuentro con el público
Gregory Cohen durante el encuentro con el público
El verano de los peces voladores es una película compleja. Llega de Chile y es el primer largometraje de ficción de Marcela Said, directora que cuenta con una gran experiencia dentro del cine documental. Said ha preferido sugerir a mostrar, por eso no se ve directamente la violencia, aunque la sentimos. Detestables resultan los dueños de la tierra, prepotentes y con la idea fija de que sólo se puede hacer lo que ellos mandan, independientemente que esté dentro de la ley o fuera de ella. Están llenos de manías estúpidas, de necesidades inventadas. Son sarcásticos, porque tiempo para bromear solo pueden tenerlo los ricos. Manejan el país en sus manos.

La cámara siempre llega tarde, con los temas comenzados, como si abriese una puerta a una habitación donde hay gente conversando para que seamos testigos. Pero no va más allá. El verano de los peces voladores se queda en una película contemplativa, demasiado simbólica y que permite tantas interpretaciones como personas la han visto. El mensaje se queda subterráneo. Empieza y acaba en cualquier momento sin que nada haya cambiado.

A pesar de que hoy se celebran elecciones en su país que seguramente hagan volar también peces allí, el actor Gregory Cohen se ha venido a presentar la película al FICXixón. Dice que siempre había hecho papeles extremos, de personajes exacerbados, pero esta vez interpreta a un poderoso. Le atrae en los seres humanos el delirio ponderado que todos llevamos dentro y que nos convierte en psicópatas en potencia. Son los personajes que dan más miedo. Éste poderoso es un personaje conflictivo que no le fue cómodo de interpretar por ser tan laberíntico.

Cohen explica que la película se sumerge en la perversión de las personas y en las del propio paisaje. Explica que hay referencias sugeridas al denominado conflicto mapuche que se da en su país. Con este tema hay una sensación de derrota y fracaso muy grande. Es un asunto que no se ha solucionado. «Los chilenos tenemos vergüenza de nuestros orígenes mapuches» añade. Lo que está haciendo la sociedad chilena para proteger a los mapuches es darle una pequeña capa de puro asistencialismo.

sábado, 16 de noviembre de 2013

Carmelo Gómez: «El mecenazgo es un bote de humo»

El público del FicXixón ovaciona al checo Jiri Menzel por su The Don Juans.

Sábado 16 de noviembre de 2013. Festival Internacional de Cine de Gijón

Cartel de la película Henri
Cartel de la película Henri
El segundo día del Festival Internacional de Cine de Gijón se despierta diferente a como acabó anoche. Llueve suave y hace sol a la vez, una sensación que resulta agradable y que hace que no importe que el agua te moje. Así es Asturias.

Leyendo el programa de este año, me ha llamado la atención el hecho que para los desempleados se destinan todos los días cincuenta entradas gratuitas para cada pase de la Sección Oficial que se realiza en el Teatro Jovellanos. Es una preocupación que demuestra sensibilidad por una de nuestras mayores lacras.

Sección oficial. Henri. Yolande Moreau

Yolande Moreau construye su largometraje con un lenguaje propio, visual y directo, a través de mimbres que son metáforas cotidianas, como la de esas palomas que no saben volver a casa, o la de quedarse dormido en un vertedero porque ha llegado a la cima de su propio abandono… Después, lo llena de música igual de simbólica, a la que además le saca un rendimiento estupendo. Por si fuera poco su estructura está muy bien construida. Henri es una película con alma que gira en torno a dos personajes. El primero es Henri, un hombre adulto y bastante bebedor. La segunda una mariposa blanca, es decir una muchacha con cierta discapacidad mental. Un símil tan afortunado como poético, pues en la naturaleza las mariposas blancas nos resultan diferentes, más tristes, porque sus alas no tienen color y por eso mismo dejan de resultarnos bellas. De Henri vemos su hastío, como si hubiera ya pasado mucho tiempo desde que perdió las ganas de vivir. Rosette, «la mariposa», es la curiosidad personificada, esa búsqueda incansable de las experiencias que le faltan por vivir. Cada uno de estos dos personajes está en un polo opuesto. Y sin embargo, encajan hasta el punto de que su relación sostiene la película. Henri narra la transformación de estos dos personajes.

Me inquieta dónde se quedó la vida de Henri, quizá en las fotos de sus paredes, el los trofeos que debió ganar cuando fue un ciclista joven. O quizá en un amor gastado. Lo cierto es que no siente responsabilidades y es incapaz de romper la inercia. Bebe y olvida porque delante de su vida no encuentra nada que le guste. ¿Qué ve ella en él? La materialización de una simple idealización de un estado desconocido para ella pero anhelado desde esa curiosidad que siente.

Quizá la única debilidad de la película venga de no difuminar la diferencia entre amar o querer cuidar de alguien, pareciendo que ambos asuntos sean la misma cosa. Sin embargo no son dos conceptos iguales, ni siquiera sinónimos. Cuidar a otra persona significa asumir responsabilidades y le sirve a Henri para encontrar ese motivo perdido para volver a desear vivir «porque la noche sin ti ha sido ya demasiado larga» como dice la pegadiza canción que idealiza el personaje de Rosette.

Otro aspecto destacable que sorprende es la capacidad para hacer dudar al espectador sobre si estamos en la actualidad o en otro tiempo anterior. Nuestro pasado se parece tanto a nuestro presente que ya resulta indistinguible. Y eso resulta inquietante, pues estamos yendo hacia atrás.

Carmelo Gómez, premio Nacional de Cinematografía Nacho Martínez

Carmelo Gómez en el FICXixón
Carmelo Gómez en el FICXixón
Dice Nacho Carballo que el premio Nacional de Cinematografía Nacho Martínez que entrega el FICXixón se otorga por los valores humanos, a la buena gente del cine que se ha preocupado de los demás. Que a alguien se lo den, dice mucho de esa persona. Cuenta Carmelo Gómez que hay mucha gente buena, más de la creemos, por eso las guerras no se ganan desde la maldad. Explica que conoció a Nacho Martínez, el actor asturiano que da nombre al premio, durante el rodaje de El viaje a ninguna parte. Por entonces, el leonés, estaba estudiando arte dramático. Aquella película, como una paradoja válida para el presente, habla del cambio en el teatro cuando llegó el cine como una nueva forma de expresión. Fue necesario adaptarse. Ahora ocurre lo mismo. Echa la culpa a que seguimos sin contar lo esencial, esas cosas que dejamos escondidas en el baúl sin sacarlas de allí. El estado de reposo no es el estado natural del ser humano, por eso tenemos el corazón, un órgano eréctil que bombea y nos hace movernos. Savia nueva son todos esos chavales que vienen con ganas de contar historias, pero que aún no tienen medios.

El actor explica que hacer de malo te ayuda a conocer como son los malvados, también al que hay dentro de cada uno. Gómez reconoce que no le gusta hablar de sí mismo. El cine ha hecho crecer su imaginario de forma exponencial. Este oficio le ha llevado a sitios a los que de otra forma no hubiera podido, a vivir experiencias tan importantes que te sacan más allá de lo cotidiano. Se acuerda de Sarajevo, por ejemplo. Para ser un buen actor hay que olvidar la idea conservadora de estar protegido. Prefiere que los demás se acerquen y le hagan un poco de daño. Reconoce que todos los días pasa miedo. El cine le ha dado esta visión de la vida. Entendió a su padre con El rey Lear y no cuando estaba cerca de él. Las metáforas le han enseñado mucho. En su profesión se vive todo el día viajando, sin orden social, y te desequilibras. Para sobrevivir hay que llevar una vida muy austera. Además ha descubierto que el hombre no puede vivir solo. Carmelo Gómez dice que ha pensado dejar su profesión. Si sientes que ya no eres necesario te puedes ir, tienes que irte, insiste. Le gustaría dedicarse a la docencia, aunque también le atrae el campo.

Sobre el mecenazgo dice que se fía de lo que dice su amigo Gerardo Herrero, que sabe mucho del tema: «Es un bote de humo». Del cine no se recupera el dinero. Los gobiernos, éste y el anterior, lo saben. Primero legislaron para que la financiación quedara en mano de las televisiones y éstas les han dejado fuera. Explica que el cine está como el pez sin agua. Las películas se hacen con dinero porque la realidad hay que pagarla. El mecenazgo no puede funcionar nunca porque el inversor quiere recuperar el dinero que pone. Ahí entra el entretenimiento, todo el cine que se hace ahora quiere tener esa etiqueta. Reconoce que prefiere oír de hablar de cine como arte. El arte tiene una poética que coloca a las personas frente a la vida, las ayuda a mirarse como si estuvieran ante un espejo, permite que se desarrollen viendo reflejado su propio yo. Pero se ha puesto de moda lo otro, convertirlo en un producto comercial, y con ello se pierde su rango de identidad. El cine debe ser una apuesta social. Tenemos que crear un buen humus a través de la cultura. Añade que la política también es cultura, pero los políticos tienen que cambiar porque están equivocados, algo que ya saben. El estado del bienestar es esto. Tenemos que centrar el tiro porque por ahí va la solución. Recuperar es muy sencillo, todo lo que se ha ganado no se pierde. Nadie nos va a quitar Novecento, está ahí. Cita a Ortega y Gasset «no se puede mirar al futuro sin la mirada al pasado». Como todos lo sabemos se va a arreglar.

La vida que lleva ha superado cualquiera de sus sueños, así que es difícil decir «éste seré, este no seré». No ha dejado de hacer teatro porque no puede vivir sin el contacto del público, bromea con que a lo mejor tiene que ver con el ego. Luego afirma que el actor no aparece, se «transparece», es decir que el personaje pasa a través de quien lo interpreta. Esa sensación se la da más el teatro que una cámara donde no dejas de olvidar las marcas, los consejos de iluminación… El teatro es un estado de libertad total, no dices lo que el espectador tiene que ver en la obra sino que el público se sienta para ver lo que quiere ver en ella, en realidado lo que necesita ver en ese momento. El realismo atroz de una verdad cliché que vive el cine actual le agota, porque solo se ve lo que nos está contando el director. El estado poético del que hablaba antes llega cuando se transciende de la anécdota y el teatro pretende llegar a la luz desde la oscuridad.

Cuando le preguntan por el papel que le queda por hacer responde que los personajes vienen o sino no se pueden interpretar. No le quedan energías, pero sí rabia. Se acuerda de algo pendiente, pero hay que ser joven para hacerlo. Habla de Coriolano, un personaje de Shakespeare. Cuando en España vivíamos una época con la «mejor democracia», Carmelo Gómez se decía que había sido todo muy rápido, en veinte años, que aquí había algo que no olía bien. Lo primero era conseguir el voto y luego ya se hará lo que se quiera. Una vez ganada la voluntad del pueblo, se verá si se puede cumplir lo prometido. Todo esto lo contó Shakespeare antes de que se inventara la democracia que hoy conocemos. También le gustaría hacer de Manuel Girón Bazán, un maquis leonés de Ponferrada al que la guerra le pilló del lado de los rojos y al terminar le esperaban en el pueblo para matarle. No le quedó otra que tirarse al monte.

Con respecto a esa moda estadounidense de hacer películas sobre presidentes le preguntan a qué presidente español le gustaría interpretar. Dice que elegir uno sería una respuesta mercantilista. Ha pasado poco tiempo y están todos muy cerca. Señala que cuando un actor habla de política le están poniendo de un lado del río o del otro. A partir de ahí ya resulta sospechoso para un 50%. Lo cierto es que no tenemos libertad. Para interpretar dice que le parece más interesante la historia de los políticos que vivieron la Transición para conocer el trasfondo, o un rey de España que mostrase todos sus hilos, o a Botín porque ese sí que sabe lo que ha pasado, el resto es una pandilla de «matados». Los de atrás, los que mandan de verdad, esos son los peligrosos. A esos canallas hay que llevarlos a los escenarios para que veamos como son.

Rellumes. The Don Juans. Jiri Menzel

Jiri Menzel presentando su película
Jiri Menzel presentando su película
La mayor ovación de lo que va de festival sonó al terminar la película de Jiri Menzel. The Don Juans. Dice el director que las comedias hay que verlas con público, y que unos se rían con otros. La gente debe salir del cine alegrándose de la vida, queriendo vivirla. Ya hay demasiadas películas deprimentes. Las que él hace son claras y sencillas. Su trabajo consiste en levantar la moral.

Hay mucha ópera en la película, en realidad dos visiones sobre el concepto de ópera. El director defiende en la cinta la música sobre la escenografía, algo que en el mundo modernos ha terminado siendo al revés. Explica que no le gusta que los cantantes representen, prefiere escuchar la ópera por la radio, pues no necesita imaginarla. No quiere ver cantantes que se torturan o cómo los directores desarrollan su ingenio para buscar algo nuevo.

Menzel es un hombre simpático, muy jovial, al que le gusta usar su ingenio. Ya tiene muchos años a sus espaldas, así que puede banalizar lo que quiera porque esa comedia dulce y sencilla esconde muchos niveles, algo que solo está al alcance de los grandes maestros. A poco que se rasque el entretenimiento que la envuelve, el espectador se encuentra una crítica mordaz a nuestras sociedades -pluralizo porque transcurre en su República Checa pero parece que esté hablando de Alcorcón y Eurovegas- donde lo económico se ha situado por encima de las propias personas. La voluntad sustituye la labor del Estado, el valor de la Cultura se pierde y lo profesional se vuelve amateur para poder mantener la pasión que se sienten por un oficio.

Tampoco deja en pie el menor de los convencionalismos. No los admite y tira contra ellos. Nuca pasa lo que debe, y lo que ocurre es siempre mejor como por si por fin hubiera triunfado la alternativa utópica. Sin duda quiere abrirnos los ojos con unos personajes diferentes que nos atraen sin remedio porque viven con pasión todo lo que les rodea. Quizá sea la seducción del cine, o quizá un trabajo esforzado por entregar solo la esencia.