jueves, 4 de marzo de 2010

Rehabilitar un Corazón rebelde

La historia de un decadente cantante de música country


Cartel de la película Corazón rebelde
Cartel de la película Corazón rebelde
La película Corazón Rebelde va de un cantante de country en horas bajas al que apodan Bad Blake (Malote Blake) y que interpreta Jeff Bridges. Es una road movie al uso, donde la geografía de tugurios destartalados en los que va actuando se puede comparar con el declive del propio Blake.

El largometraje está cargado de tópicos desde su inicio en el que se nos presenta una antihéroe roído por los estragos de la bebida. Llega la chica (Maggie Gyllenhaal) que consigue mirar a la persona que hay detrás del artista y él comienza a intentar salir del pozo. Motivos para huir de esa vida destrozada no le faltan, así que inicia una lucha suave, un camino de redención, buscando ser un hombre divertido y atento para ella. Toma algunas decisiones valientes, parece aceptar sus limitaciones sobreponiéndose a ellas, se humaniza en los sentimientos y consigue vivir unos días dulces que le permiten incluso volver a componer. Es un atisbo de felicidad que se nubla por su incapacidad para resolver el principal problema, la irresponsabilidad de considerar la botella como única solución.

Bad Blake funciona como un espejo de los idolatrados héroes del country, lanzado a la carretera, preso de un malvivir, al que sólo le quedan unos centavos de calderilla en los bolsillos, imprevisible perdedor de todas sus batallas contra los más oscuros instintos. Tan duro como terco, pero un romántico empedernido si escarbas. Lo más ridículo que se puede llegar a ser y sin embargo dotado de una capacidad especial para saber narrar tiernas historias de perdedores como él. Alguien que se pone a prueba cuando ya todo se presupone perdido. Ya lo dije, cargada de tópicos.

Jeff Bridges y Maggie Gyllenhaal en una escena la película Corazón rebelde
Jeff Bridges y Maggie Gyllenhaal en una escena la película Corazón rebelde
Si algo está bien en la película es que el espectador no sentirá en ningún momento compasión hacia Blake. El personaje se ha construido a sí mismo y carga sobre sus espaldas el modo de vida que ha elegido con cada una de sus decisiones.

Basado en la novela de Thomas Cobb del mismo título, este largometraje es el primero que dirige Scott Cooper, quien ha trabajado en el mundo del cine como actor, escritor y productor. Hablando de sus intenciones sobre la película dice que «lo que de verdad deseaba captar era la mezcla de humor y de patetismo de la vida de Bad, e inyectarle algo de ligereza. Bad es un perro viejo que no sabe si le quedan nuevos trucos, un hombre que siempre pasará por picos y valles, pero su historia se dirige, a pesar de todo, hacia la redención».

Sin Bad Blake la película no existe y sin Jeff Bridges no hay Blake. Sin duda el actor ofrece el soporte perfecto en una interpretación memorable que le ha valido la nominación al Oscar cómo mejor actor y le ha convertido en el principal favorito para llevárselo. Sin él, la película se hundiría, o al menos perdería todo el interés. Cuenta con dos actores de lujo para dos de los secundarios: Colin Farrell interpretando a un discípulo de Blake atrapado por un éxito que le sirve de contrapunto para ver el otro extremo con el que tampoco se identificaría y Robert Duvall que da vida al dueño del bar que más frecuenta Blake. Su papel es una especie de notario moral de la realidad. Maggie Gyllenhaal cierra el elenco con un personaje que se convierte en el motor de cambio para Blake, la impulsora con la que vive un corto amor que no tiene futuro. Gyllenhaal ha conseguido con esta interpretación una nominación a los Oscar como actriz de reparto.

La última nominación a los Oscar de la película es para Ryan Bingham que interpreta la canción The weary kind. El cantante country también tiene un pequeño papel en la película, es el líder de la primera banda que acompaña a Blake.

Si algo más destaca en la película aparte de Jeff Bridges es la música. La elaboraron T Bone Burnett y Stephen Bruton, este último falleció de cáncer en mayo de 2009, en la parte final de la producción. Básicamente el repertorio del que dotan a Blake son la citada The weary kind que es la nueva canción que está escribiendo como compendio a lo aprendido y sus tres éxitos anteriores: I Don’t Know, Hold On You y Fallin’ & Flyin. Sin duda el repertorio supone una sincronización perfecta con el personaje y no se entienden el uno sin lo otro. Las canciones, al igual que la interpretación, representan la forma de vida y esa espiral decadente que recorre el protagonista. La voz en los directos la pone el propio Bridges, mientras que de la de Tommy Sweet (Colin Farrell) se encarga Ryan Bingham.

A modo de pequeño anecdotario: Una de las pasiones de Jeff Bridges es la fotografía. Sus fotos se han publicado en varias revistas, como Premiere and Aperture, así como en otras publicaciones por todo el mundo. También ha montado exposiciones de sus trabajos en galerías en Nueva York, Los Angeles, Londres y San Diego. Con su trabajo ha publicado libros que aunque no se prepararon para la venta al público si que han sido muy apreciados por los coleccionistas. En el otoño de 2003, PowerHouse Books publicó Pictures: Photographs By Jeff Bridges cuyos ingresos de venta el actor ha donado a la fundación Motion Picture & Television Fund, una organización sin ánimo de lucro que ofrece cuidados caritativos y apoya a los trabajadores de la industria del cine.

No es su única pasión, hace varios años, Bridges cumplió otro de sus sueños y este sí que tiene que ver con la película. Ramp Records, una compañía de discos de Santa Bárbara, editó su primer álbum Be Here Soon.

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