Alejandro M. Gallo nos describe en Asesinato de un troskista el oficio de investigar
Portada de la novela Asesinato de un trotskista
Es una novela negra, donde Gallo nos introduce en los entresijos del oficio de investigar. El periodista Héctor Montoya es herido en Basora. Durante su estancia en un hospital de Madrid, es tentado para escribir sobre el asesinato de Víctor Leroux, algo que ocurrió muchos años atrás, cuando él empezaba sus prácticas de policía local. Con este arranque, va tramando el autor una historia valiente que le sirve para denunciar todo aquello que va viendo y no es justo.
Héctor es joven e inexperto, pero con ganas de aprender y su maestro va a ser Simón Martín, un jefe de policía con un pasado político y un presente tenaz. En mi opinión dos personajes que pueden ser dos alter ego del propio autor. El uno tiene la fuerza del impulso que nos lleva paso a paso hacia la meta; el otro la mirada completa que surge de una reflexión pausada, esa mirada que indaga y se pregunta constantemente hasta dar con la clave perfecta. Simón es un viejo amigo del padre de Héctor, de las épocas difíciles en la minas del Bierzo, compañeros de actividad sindical clandestina, de izquierdas, de compromiso y de lucha. La tercera pata de aquellos tiempos era Leroux, el que ahora ha aparecido asesinado.
Héctor aprende de Simón los métodos de investigación, y algo más: la necesidad de cuestionarse cada indicio. Se debe buscar una explicación clara que resuelva todas las anomalías que el caso presenta. Pero hay que estar despiertos, porque siempre vamos a tener tendencia a interpretar las pruebas según nuestras propias creencias. Resolver un caso es encontrar todas las piezas del rompecabezas y colocarlas en su sitio.
Alejandro M. Gallo durante la Semana Negra de Gijón 2009 (foto: Toni Gutiérrez)
Como vara de medir, como ejemplo de conducta, nos habla de los S.I.R., personas que se comportan como Subjetividades de Imposible Reducción. Gallo lo explica mejor en su novela: «Personas que han sacrificado su vida y la de los suyos para mejorar la condición del resto de la humanidad. Gente que nunca se dejó atrapar por el discurso del poder». «Los que luchan siempre a través de los siglos contra todo tipo de injusticia». «Un S.I.R. quiere un mundo más justo, dedica su vida entera a ella y su actuación nunca se aleja de la realidad, lucha por lo posible y a veces por lo que los demás ven imposible». Son estos pasajes los que llaman a reflexionar entre la influencia de lo individual para mover lo colectivo en aras de una causa justa.
Es ésta una novela llena de lealtad, un deber con los vencidos y un camino señalado para los que vienen detrás.
A modo de pequeño anecdotario: Alejandro M. Gallo fue finalista del premio internacional Umbriel de novela negra con Asesinato de un trotskista. Sin embargo, al estar publicada en una editorial pequeña no tuvo gran difusión en su momento. El autor lleva bastante tiempo negociando con la editorial Madu para que le permita poder sacar una nueva edición de ésta su primera novela, ya que la tirada anterior se agotó hace mucho tiempo y resulta imposible de encontrar en las librerías.
3 comentarios:
Me encantó la venganza final que se toma el periodista.
Parece interesante, me la apunto en el montón para cuando... ¿me jubile? ;-)
Seguro que encuentras tiempo antes.
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