El hotel está resultando cómodo, la cama es dura, la habitación espaciosa y el baño grande. Salimos a las calles de Zaragoza y sin caminar mucho entramos en la cafetería Las Glorias, donde acompañamos el café de unas ricas tostadas de pan con tomate natural.
La mañana queremos utilizarla para realizar una ruta por el casco antiguo a través de sus plazas, así que nos encaminamos directamente a la plaza del Pilar, pero nos encontramos con que está preparada para unos actos militares y decidimos empezar por el final. Sopla un viento fresco que nos hace ir buscando el sol. La plaza del Mercado Central alberga un bonito mercado cubierto de tres calles y bastante alargado. Se observa mucha actividad en los puestos que se encuentran abundantemente surtidos. La siguiente es la plaza del Justicia donde destaca la fuente de la Samaritana que antes había estado ubicada frente a la catedral de San Salvador. Llegamos a la plaza de San Felipe, en mi opinión la más bonita. En ella se respira cierto aire de tradición en sus edificios y comercios como es el caso del Horno de San Sebastián. Aquí estuvo ubicada la llamada Torre Nueva de principios del siglo XVI que fue demolida por el ayuntamiento en 1892 por su inclinación y alegando su estado de ruina. La plaza de Ariño es amplia y presenta unos enormes bancos muy propicios para tomar el sol.
Son las doce y algo, así que es un buen momento para tomar un café y hacer balance de lo visto. Cerca se encuentra la plaza de José Sinués en la que se sitúa la parte trasera del teatro Principal y por la que hemos cruzado varias veces, así que decidimos ir a la plaza de San Pedro Nolasco, muy próxima al museo del Teatro de Caesaraugusta. En la misma plaza se encuentra la taberna La Nicolasa, un buen sitio para tomar un vino y pedir la tapa de la casa llamada «nicolasa». El sitio es muy agradable, con decoración de fotografías antiguas destaca su enorme portón que te permite estar como dentro y fuera a la vez.
Caminamos hasta la plaza de San Bruno y nos detenemos un instante en el arco del Deán antes de llegar a la plaza de la Seo con la que terminamos la ruta.
Cuatro son las denominaciones de origen de los vinos de esta zona: Somontano, Campo de Borja, Calatayud y Cariñena. En todas ellas se encuentra la uva «garnacha» como una de las más importantes. Si ayer me incliné por el más conocido, el de Somontano, hoy voy a elegir los de Campo de Borja; me ha resultar un poco más difícil, pues no todos los bares lo tienen. Lo pido en el Marpy, una taberna decorada con fotografías taurinas, y lo acompañamos de varias tapas de fritos («croqueta», «bola de espinacas» y «bola de patata»).
La siguiente parada es un clásico, en el sentido estricto de la palabra, pues su fundación corresponde al año 1870. Se trata de las Bodegas Almau. Se trata de un sitio bullicioso por el que pasa toda la capital. No se ven tapas demasiado elaborados, es más una apuesta por lo básico. Elegimos tapas de «tortilla», «queso de cabra», «bola de bacalao» y «bola de beicon y queso».
Para terminar la mañana elegimos Casa Pascualillo. Una de sus especialidades son las «cigalas de la huerta con gambas» que son unos deliciosos ajetes a la plancha con gambas. Las pedimos y cómo es buena hora para comer añadimos unos «talentos del pintor» -sesos rebozados-, «torrezno» de Soria y «carrillera».
Para la tarde elegimos ver en el cine «Gran Torino». Lo ponen en los Palafox que quedan a unos cinco minutos del hotel. Tienen 11 salas y una cartelera sensata que permite sobrevivir a las películas durante más de una semana. En las taquillas se forma una cola ordenada que se va moviendo con mucha rapidez.
En Los Vitorinos pedimos su tapa más premiada «jamón con boletus y foie». Al probarla se comprenden y comparten sus merecidos galardones. El local resulta una taberna pequeña que mantiene ese encanto de los sitios que, a pesar del gentío, te permiten conservar tu intimidad.
Para cenar más tranquilos elegimos una mesa en Casa Dominó, un local con un servicio rápido y atento. Presentan gran variedad en quesos así que pedimos «costrini» y también sabíamos que tenían fama sus montaditos, de los que tienen una variedad muy amplia. Elegimos dos de los más famosos «jamón batido» y «longaniza batida».
viernes, 15 de mayo de 2009
Zaragoza. Un día laborable
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