Continuidad de los parques es una divertida obra de Jaime Pujol que dirige Sergio Peris-Mencheta
Martes 8 de abril de 2014. Naves del español. Matadero. Madrid
Cartel de la obra de teatro Continuidad de los parques
¿Por qué? Porque lo corriente se mezcla con lo extraordinario.
Continuidad de los parques son ocho historias, con más de veinte personajes, que pasan en uno de esos parques, frente a un banco, en lo que podría ser un día cualquiera que sin embargo atravesase las cuatro estaciones de un año. Lo dicho, lo excepcional convertido en cotidiano. Se juega con las palabras y con las situaciones, rozando el engaño, los malos entendidos a los que dan pie pequeños equívocos y alguna que otra trampa inocente. Descubrimos que nos equivocamos al mirar porque lo hacemos desde un punto de vista determinado, conducidos por nuestra educación, porque esperamos que ocurra lo habitual y nos conformamos con una mirada parcial, la que obtenemos de un vistazo. Y esa es la dulce sorpresa de la obra, que aquí caben muchos más elementos. Sí, son historias distorsionadas, contadas desde la mirada de los personajes, con su punto de vista que a veces roza la locura o lo insensato. Las cosas no son iguales contempladas desde el exterior que viviéndolas desde el interior de su protagonista. Cuando enfocamos las dos miradas tenemos una visión de la realidad extraña, a otra velocidad.
Continuidad de los parques está llena de humanidad y de aciertos. Tal vez el mayor de todos sea que no le falta sentido del humor. Se trata de reírse, de ser feliz por un rato contemplando lo que podría ser nuestra vida o no, en lo que nos parecemos a los demás y en aquello que nos diferenciamos, buscando complicidades y antagonismos, viendo como lo individual solo tiene sentido si se utiliza para construir lo colectivo, comprendiendo que necesitamos del otro para ser nosotros mismos. La obra sirve para encontrar la proximidad entre las personas por muy distantes que nos encontremos. Su secreto es que nos enseña a mirar con otros ojos porque siempre hay otro camino que también es posible y que nos hace más abiertos, más creativos y más libres.
Fele Martínez y Gorka Otxoa en una escena de la obra
Continuidad de los parques
Continuidad de los parques
Si el texto es excelente, la dirección de Sergio Peris-Mencheta lo mejora aún más. Suyo es el ritmo endiablado, el aire que se respira, la melancolía y esos momentos en que el tiempo se detiene en el parque para que tomemos una instantánea. Lo ha medido todo, solo así puede existir la frescura y la agilidad con la que se desarrolla.
La tercera de las patas de este banco son las notables actuaciones del cuarteto principal compuesto por los actores Roberto Álvarez, Fele Martínez, Luis Zahera y Gorka Otxoa. Les toca dejarse la piel, cambiar y descambiar de registro para tocarnos con sus dedos dentro. Lo hacen a la perfección subiendo y bajando escalas, intensificando y aflojando, dramatizando, ridiculizando o simplemente dejándose llevar por el personaje travieso con el que se cruzan para mostrarnos hasta el alma que lleva. Les ayudan Xabier Murúa y Marta Solaz. Esta última nos recibió al llegar con una sonrisa dulce. Haciendo el trabajo de acomodadora nos va sentando, estableciendo las primeras complicidades entre el público. No es su única labor en la función, es la maestra de ceremonias, corre, canta y se encarga del «loop electrónico» que acompaña y separa cada una de las piezas.
El cuento más breve de Julio Cortázar se titula también «Continuidad de los parques», pero nada tiene que ver con esta obra de teatro. Ese es quizá el juego; prejuzgamos, nos dejamos llevar por un titular y nos abandonamos a lo habitual. Nos negamos a leer el contenido porque creemos que nos basta con el extracto de una frase. Nos equivocamos de nuevo. La sorpresa es fruto del ingenio, del pensamiento construido con trabajo, que mantiene el disparate dentro de la línea que marca lo que aún resulta verosímil. No debemos bajar la guardia, debemos estar siempre atentos.
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