lunes, 16 de enero de 2012

Mein Kapital, sociedad alienada de individuos vencidos por la producción

Tranvía Teatro, Teatre Tantarantana y Teatro del Astillero firman un proyecto conjunto comprometido con el presente


Sábado 14 de enero de 2012. Sala Cuarta Pared. Madrid

Cartel de la obra de teatro Mein Kapital
Cartel de la obra de teatro Mein Kapital
Nacemos en el mundo que nos toca. Crecemos para luego vivir en el lugar de nuestras incapacidades, ése que no hemos sido capaces de cambiar, el que aceptamos como mal menor. Vemos sus tripas, lo feo y sucio que es, el daño que nos hace y aún así lo asumimos vencidos sin remedio. Vivimos en el mundo que ha construido el capitalismo sobre nuestra indiferencia, un espacio en el que los productos generados por el ser humano dominan al propio individuo que los produce, un lugar para el dinero que destroza a las personas. «Explotar» es el verbo que describe nuestro tiempo, «esperanza» era un sustantivo perdido.

El capital lo ensucia todo y el consumismo, ese afán desenfrenado por acumular, comprar y consumir bienes y servicios que en realidad no necesitamos, se convierte en la única cara de la «felicidad». La satisfacción personal se compra con dinero, inmersos como estamos en un sistema económico por encima del ser humano, que deviene y toma el control político de la sociedad. Es el estatus social quien nos somete. Conseguir ese prestigio social es un tema de riqueza, de competencia rigurosa y sangrienta por adquirir lo último, lo más nuevo, lo que resulta chic... No importa comprometer los recursos naturales, no importa su distribución, ni dejar abandonados por el camino los ideales, solo la acumulación, nuestro ego por encima de cualquier equilibrio y a los demás, debajo, aplaudiendo.

No hay divergencia, no hay crítica en los medios, a esta política neoliberal que impera y destruye. Las voces que nos avisan son acalladas sistemáticamente, siendo tratadas como si provinieran de locos o estúpidos. El pensamiento único es nuestra derrota porque hay alternativa y es el tiempo de aplicarla.

Del Tranvía Teatro, Teatre Tantarantana y Teatro del Astillero, de su trabajo colectivo, de un encargo a autores comprometidos con nuestro siglo, surge un texto con deseo de despertarnos, escrito para hacernos pensar. Mein Kapital es una obra compuesta por ocho piezas de distintos autores. A todos ellos se les encargó una escena inspirándose en El Capital de Carlos Marx. El resultado transciende sobre el escenario, llamando la atención. No se trata de anécdotas banales, sino de un teatro que desnuda la esencia del ser humano, la piltrafa en la que el sistema lo ha convertido.

Teresa Urroz, Alfonso Pablos y Ana García en una escena de Mein Kapital
Teresa Urroz, Alfonso Pablos y Ana García en una escena de Mein Kapital
No hay piedad posible: el mundo que conocemos solo puede ir camino de la destrucción. Se acaba el estado del bienestar y el trabajo, el mercado manda, Occidente está en crisis, la productividad se hace ley para que el poder pueda continuar la explotación, se ridiculizan las ideologías pues solo el capitalismo se presenta como solución... y el mundo se termina haciendo inhabitable para las personas. Cada autor va desgranando en Mein Kapital las relaciones que establece el poder, mostrando como el ser humano se va diluyendo vencido y deshumanizado, sin capacidad de reacción. Luis Miguel González Cruz funciona como hilo conductor con un curso de selección y preparación ideológica para quienes tendrán la suerte de huir de esta catástrofe y habitar Marte, la posibilidad de una generación sin prejuicios que haya aprendido de los errores del pasado. Inmaculada Alvear nos habla de cómo nos sometemos, adaptamos y asumimos lo inadmisible, de qué forma nos dejamos vencer al relegar nuestros principios y entrar en la rueda de las modas, de cómo abandonamos nuestra esencia y nos quedamos sin voz, sin ejemplos para los que vengan detrás. Francesc Cerro‐Ferran nos muestra dos hombres abandonados que perviven enfrentando sus dudas ideológicas, buscando resolver las contradicciones desde los cimientos de sus principios y con el deseo de emprender, armados con un tuba y la fuerza de sus convicciones, la batalla final, dialéctica y física, contra el capitalismo. Marta Buchaca tira de ironía para contarnos el regreso por la puerta de atrás de los hijos al hogar de los padres; vuelven ahora que se han quedado sin trabajo y esta fragilidad permite el abuso de los progenitores, carcomidos ya por el consumismo. Raúl Hernández Garrido nos narra un mundo extinguido en el que el ser humano desapareció sin saberlo cuando dejó de hacerse preguntas sentado en un sofá y consumiendo telebasura. Helena Tornero nos habla de que un trabajo es una suerte inmensa y que por tanto debemos subyugar nuestra vida al trabajo; lo importante ya no es vivir, sino trabajar para vivir. Daniel Martos nos angustia descubriendo que el capitalismo lo cambia todo, incluso el núcleo familiar, que ya no es esa burbuja de seguridad frente a los problemas del mundo. Albert Tola, por su parte, nos describe a una periodista a la que le queda un último instante de lucidez, que se enfrenta en su último artículo arremetiendo contra la sociedad de consumo e inmolándose a la vez por quedarle dos cosas: capacidad de expresión y conciencia.

Si los textos hacen reflexionar, el buen trabajo de Teresa Urroz, Laia Martí, Daniel Martos, Alfonso Pablo y Ana García, sus cinco intérpretes, consigue desmigar cada uno de los personajes y dotarlos de la intensidad necesaria para hacer tambalear la línea de flotación del espectador con el objeto de que se haga preguntas, de que indague, de que compare su mundo con el espejo del escenario. Un trabajo complicado, de muchos cambios de vestuario, de meterse en unas cuantas pieles diferentes, de dar paso a un sin fin de géneros, de tomar perspectiva y dejarse el alma en una historia profunda.

Mein Kapital es una obra necesaria, que agita la conciencia y que va más allá del vacío entretenimiento. Es una obra para nuestras conciencias.

A modo de pequeño anecdotario: Mein Kapital es una obra por encargo. Tres compañías -Tranvía Teatro (Zaragoza), Teatre Tantarantana (Barcelona) y Teatro del Astillero (Madrid) se ponen de acuerdo y encargan a ocho de sus autores escribir una pieza teatral corta teniendo como inspiración El Capital de Carlos Marx. Es así como Inmaculada Alvear, Marta Buchaca, Francesc Cerro‐Ferran, Raúl Hernández Garrido, Daniel Martos, Albert Tola, Helena Tornero y Luis Miguel González Cruz construyen una obra colectiva.

Después, el mismo espíritu, lleva a las tres compañías a sumar esfuerzos y personas para poner en escena Mein Kapital de una forma compartida. Se elige Zaragoza para los ensayos, como una respuesta natural y lógica. Allí se cierra la obra.

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