Dentro del teatro cabe todo como el aviso cumplido de un suicidio. Éste es el caso de «4.48 psicosis», obra de la británica Sarah Kane que se representa estos días en el teatro Fernán Gómez.
La obra se asienta en la interpretación de la actriz argentina Leonor Manso que da vida a los monólogos de una esquizofrénica previos a su suicidio fijado para las 4:48, hora en el que los fármacos suministrados por la noche dejarán de hacerle efecto. Leonor, mientras pierde la mirada en un punto fijo a la vez que nos habla, sabe jugar magistralemente con una falta de movimiento total desde los hombros hacia abajo, quietud desesperante que nos señala que se trata de pensamientos, que nos dice que no le quedan fuerzas para vivir. Juega a veces con dos voces, creando una segundo personaje imaginario con el que dialogar para acentuar su enfermedad, hablando una de frente y la que interroga de perfil. También destacan las luces, que nos indican un cambio de texto, que nos despiertan, que nos golpean. Con las variaciones de iluminación, la actriz gira la cara y proyecta su sombra para que podamos descansar de mirarla, para que nos asustemos menos y escuchemos a su sombra.
Es un texto muy duro, difícil de seguir de continuo, por lo que se hacen necesarias las repeticiones naturales de frases obsesivas y la necesidad de romper el ritmo para devolver al espectador a la historia, como ocurre con un par de efectos visuales o el recitado del historial clínico de la paciente. La actriz recibe aplausos al final y se descarga con lágrimas mientras va saliendo del personaje, ya que emocionalmente supone un esfuerzo supremo su interpretación y gran fortaleza.
A veces, durante la obra, he tenido la sensación que estar fuera del teatro, en un recital poético, incapaz de seguir todo el texto. A esto se une la extremada dureza y el fuerte impacto emocional. Una obra que desde aquí desaconsejo.
Nota: Sarah Kane al terminar de escribir «4.48 psicosis» intentó quitarse la vida, pero la encuentran a tiempo y la llevan al hospital. Tres días después y en el mismo hospital consigue ahorcarse con los cordones de sus zapatos. Tenía 29 años.
viernes, 6 de febrero de 2009
4.48 psicosis
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